Otro día en la vida de Samantha, luego de un día de clases en la preparatoria, llegar a la terminal de la ruta que la llevaría de regreso a casa y esperar, esperar hasta la siguiente salida. Sentada en la banca se distraía viendo los autobuses que llegaban, y en especial a un conductor que se distinguía entre los demás; alto, moreno, pelo negro y rebelde, frente ancha, espaldas amplias y caderas estrechas, arremangada la camisa dejando ver sus fuertes brazos y manos grandes y bien formadas, ojos negros, tan negros como el azabache y de pestañas y cejas pobladas, nariz recta y labios carnosos y de un color rosa moreno que delineaban una boca firme. Cómo no mirarlo y cómo tratar de evitar la atracción tan fuerte que ejercía en Sammy, su juvenil cuerpo reaccionaba ante su presencia, su sangre era adrenalina pura como un tropel de caballos salvajes en desbandada. Con un esfuerzo, casi sobre humano desvió la mirada de aquel ejemplar masculino fingiendo que miraba al vendedor que le ofrecía una paleta de hielo.
Más tarde al subir distraída al autobús, casi se va de espaldas por el respingo que dio al notar que el conductor del autobús de su ruta, era nada más ni nada menos que el chofer que la turbaba; trató de guardar la compostura y tendió la mano para pagar su pasaje y su sangre se agolpó en su cerebro, cuando aquel chofer al tomar las monedas atrapó su mano como si su acción fuera accidental, y lo hubiera sido si no se hubieran encontrado sus miradas y se hubiera establecido una comunicación íntima, secreta, que sólo la química podría explicar.
Fueron sólo unos instantes, pero que a ambos los dejó turbados, sin acatar qué hacer, posiblemente todo, pero no en ese lugar y menos habiendo varias personas esperando su turno para ascender al transporte. Por fin, él soltó su mano y ella accedió a los asientos de los pasajeros. Durante el trayecto Sammy era consciente de las fuertes miradas que el conductor a intervalos le lanzaba a través del espejo retrovisor, y aquellas actitudes de atrevimiento cuando con los dientes superiores mordía su labio inferior de forma sutil pero eficaz en las sensaciones de Sammy, quien sin poder evitarlo se sentía desnuda ante tal asedio. Su mente era un caos, pues no se consideraba atractiva, no al menos para aquel ejemplar. Cómo serlo, era una joven de apenas 17 años, delgada, virgen aún, su busto bien formado y duro, su cintura estrecha, sus piernas bien formadas y delgadas, ojos grandes y amielados, eran bonitos pero no excepcionales aunque sus miradas eran muy expresivas, nariz pequeña y labios rosita y carnosos, su cuello delgado pero no muy largo...en fin, se consideraba poca cosa ante aquel hombre; reflexionando esto se obligó a ignorar el asedio y pasar por alto el suceso.
Mas los días siguientes cambiarían su historia, ya que fueron evidentes que los hechos eran a propósito...encontrarse como por casualidad en la terminal, ser ese autobús el que la llevara de regreso a casa y luego también ser el mismo autobús el que la trajera a la escuela, ramos de flores que llegaban a su casa con letras de canciones o poemas firmados por un admirador anónimo y que en Sammy no era difícil imaginar de quién eran. A esto hubo qué agregarse ya las primeras palabras entre ambos: los saludos, la cordialidad de un interés simulado en el bienestar de ambos, así fue por casi tres meses, hasta que Angel aprovechó la soledad un día que Sammy fue la única pasajera en el transporte y al pagarle jaló su mano y la atrapó entre sus brazos y le robó un beso brusco, fuerte y cargado de deseo obligando a Sammy a abrir sus labios para que él metiera su lengua y de forma furtiva e insolente probara el interior dulce de su boca . Sammy no pudo separarse porque los fuertes brazos de Angel la tenían pegada a su cuerpo, tanto que era imposible no sentir la duraza del miembro sexual de Angel en su vientre, esta sensación enervaba los sentidos y Sammy sentía arder su entraña y una necesidad imperiosa entre sus piernas que la hizo flaquear, quedar al punto de desmayo y de querer más cercanía con aquel hombre que la hacía perder los sentidos. Al soltarla, trastabilló y pudo haber caído si Angel no hubiera estado sosteniéndola suavemente entre sus brazos, mirándola fijamente como esperando una reacción de esa mujer, que a los ojos de Angel era sumamente deseable, esa chiquilla que le hacía tener sueños húmedos, y que ese día le resultó imposible negarse al deseo de besarla de disfrutar de esos labios que tantas y tantas veces al mirarla por el retrovisor despertaron sus ímpetus sexuales y que más de una vez le resultó incómodo soportar la estreches de sus pantalones en sus genitales. Mas no hubo ninguna reacción, sólo una mirada de sorpresa en aquellos ojos que le devolvían su reflejo excitado.
No se lo dijeron, ninguno fue capaz de confesarse mutuamente la atracción que sentían, pero no importó...sus cuerpos decían todo, la química que había entre ambos gritaba ensordecedoramente la necesidad que urgía se satisfagara. A partir de entonces, sin que se dijeran Angel la supo suya, ella se rebelaba débilmente ante la posibilidad de pertenecerle y era lógico, él con algunos años mayor que ella y ella en cambio, ya tenía un noviazgo oficial; así que era mejor no soñar con un hombre que por su apariencia y edad, lo más seguro era que ya tuviera si no una esposa, sí alguna mujer que fuera dueña de su tiempo y sus caricias. Estuvo bien el beso, tomado a la fuerza pero hasta ahí...eso se dijo Sammy infinidad de veces, e infinidad de veces, por las noches una y otra vez aquél hombre siguió robándole besos y torturando las ganas femeninas que dejaban una caliente humedad en las pantaletas y un rubor carmesí en las mejillas de la jovencita.
Como en todo, no faltan las envidias y los comentarios insidiosos de la gente, y esta química entre los dos no fue la excepción. Compañeros choferes de Angel pronto llevaban y traían noticias de a dónde y con quién estaba Sammy; no era en desconocimiento de ellos el domicilio de Sammy ni los trayectos que tenía en su vida, así que Angel siempre sabía a dónde dirigirse cuando quería verla, que siendo honestos, para él ya era a todo instante el deseo de verla y buscar la ocasión de tenerla, simulando que eran encuentros propiciados por la casualidad. Sammy en cambio trataba de seguir con su vida normal, respetar la relación con su novio y dejar fuera de su vida aquel hombre que turbaba sus sueños.
Angel se sentía seguro de aquella mujer, creía que de alguna forma entre ambos había una relación irrompible, que no era necesario pedirle nada...que aceptara alguna relación que la comprometiera con él; así que cuando le dijeron que la vieron frente a su casa con el novio, rompió en celos y arrebatos violentos que a los mismos compañeros les fue imposible calmarlo así que cuando se alejó de ellos, todos temieron que ocurriera una desgracia...
Continuará...