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Categoría: Incestos

Secretos de familia. La tía es mi puta (Parte 2)

Ejercitamos la monogamia flexible, si los pecados de la carne se conservan discretamente dentro de la familia, no son tan pecados. Por sobre todas las cosas somos familia con códigos, “los secretos no prescriben”.



Como había relatado, soy Luis, apenas 18 años, soy el amante de Nené, una apetecible recién llegada a los 40, tercera esposa del tío Roque un septuagenario, convicto y confeso infiel, que ahora transita un período de falta de erección por agudización de una persistente diabetes, a consecuencia de lo cual la tía en cuestión estando necesitada de un hombre que “le diera máquina”, encontró en este joven sobrino la horma de su zapato. Horma lo bastante estrecha para disfrutar a morir del considerable grosor del miembro que soy privilegiado portador.



A partir de esta introducción relaté las dos primeras veces que tuvimos sexo, la primera vez fue cuando ambos nos “perdimos” en medio de una reunión familiar, regada en exceso por mucha bebida, nos acercamos, nos gustamos, nos refugiamos en el cuarto del lavadero, allí mismo sobre la lavadora consumamos el primer polvo, el segundo fingió una torcedura de tobillo para que debiera conducir el auto hasta su casa, en el garaje nos echamos el segundo polvo.



De ahí en más los encuentros fueron como los de los amantes, tan pronto pintaba la oportunidad lo hacíamos donde fuera posible, este cuerpo joven siempre le encuentra sabor a poco el sexo con la tía Nené.



Esta aventura la disfrutamos por igual, pero luego de un tiempo dejó de ser novedad, bueno al menos supuse eso cuando para mi sorpresa la encontré durante un finde en familia, en un aparte, conversando de modo más que afectuoso con el tío Ángel. A la distancia de ese momento me inclino a pensar que me había excedido en juzgarlo, pero es que la bien ganada fama del tío como depredador serial, daba crédito a mis conjeturas de celos.



Tan pronto la tuve cerca le recriminé que estuviera dejándose seducir por Ángel, aunque se empecinó en negarlo, con tanto énfasis que hasta dijo:



- Yo no tengo dueño, soy la esposa de tu tío, pero libre, entiéndelo!



- Pero te reconociste como mi puta!



- Si te pones tan tonto por algo que no entiendes, no eres más que un “pendejo boludo” (niño tonto)...



Pendejo celoso!



Era la primera vez que lo sentía, la inexperiencia me impedía manejarlo, son estados alterados que nos llevan a hacer locuras, bueno pues eso fue lo que motivo lo que sigue…



Un par de días después ya tenía todo armado para darle una lección, quería hacerla sentirse mi puta, pero en todo sentido. Tomé la pic-up (camioneta) de mi padre y pasé por Nené, para ir al hotel donde vamos siempre, pero… en el camino levanté al primo Riky. El acto la tomó por sorpresa, habíamos acordado que la relación de amantes sería en secreto, pero tenía todo fríamente calculado (ja), en pocos minutos llegamos al hotel habitual, la tomé con firmeza de la mano, bajamos y subimos al cuarto.



Tan pronto amagó preguntar, levanté la mano con la evidente intención de cachetearla, el silencio dejó la intencionalidad en amague.



- Yo soy el que manda, harás todo lo que te diga, eres mi puta. Vamos! Dile al primo que cosa eres. (el silencio ameritó la repetición) Vamos, dile al primo que eres!! Dilo o…



- Sí, sí… soy tu puta (con timidez y en voz casi inaudible) Soy tu puta.



- Más fuerte, no te oye!



- SOY TU PUTA, SOY TU PUTA!!!



- Ahora está mejor. Vamos mámamela.



Bajé el pantalón y se la ofrecí, no hizo falta repetirle la orden, con algo de timidez la tomó en su mano. Se inclinó para tenerla más cerca, miró de reojo al primo como para disculparse o algo así y comenzó a lamerla.



- De rodillas, y mama bien, sin dejar de mirar a tu macho!



Woww!! me sentía importante, ejercía el mando, toda esta espléndida hembra me pertenecía, me obedecía sin chistar. Hincada frente de mí, comenzó a mamarme, diría que la calentura le había hecho olvidar que teníamos al primo observando y excitándose.



Mientras forzaba la cabeza para que la pija le entrara toda en la boca, hacía señas al primo para que se desnudar y se la metiera mientras me chupaba la verga.



Cuando sintió las manos de Riky tomándose de sus caderas y bajándole la bombacha, entendió casi todo, amagó con resistirse saliéndose, sujeté con fuerza de sus axilas impidiéndole salirse, solo aflojé algo la presión cuando el primo pudo entrarle la pija dentro.



Para cuando se la mandó todita dentro ya había asumido el papel de ser una puta al servicio de su macho.



Pasada la prueba de fuego, todo se hizo más sencillo, los tres desnuditos nos tendimos en la cama, mientras ella me mama el primo la hace delirar comiéndole la conchita, sus gemidos placenteros se ahogan en la pija que traga. Alternamos la postura del placer, voy a chupársela mientras se engulle la del primo.



En poco tiempo el cuerpo de Nené fue invadido por manos y bocas, mamamos, lamimos y chupamos en toda la superficie de su cuerpo, la hicimos delirar y retorcerse por que le escondemos el momento de orgasmo hasta ponerla en un estado de excitación lindante con la irritación. El tío (su esposo) me había enseñado que a la mujer se la controla y hace disfrutar de un modo increíble haciéndonos dueños de su orgasmo, haciendo lo que pocos hombres hacen, prolongar y demorar el juego previo hasta límites que no pueda tolerar, y es precisamente en ese momento cuando la soltamos, cuando la dejamos volar libremente en alas de ese orgasmo que por haberlo deseado tanto sentirá que ha llegado al séptimo cielo, que ha entrado en el paraíso. La prolongación controlada del juego previo hará que la cogida sea un acto que no olvidará fácilmente.



Nos alternamos mamándola y cogiéndola, por turnos nos alternamos para hacerla llegar a ese orgasmo deseado. Le cedí al primo el honor de ser el primero en acabar dentro del sexo de Nené, luego de dos orgasmos continuados de ella, el primo se vino dentro de su conchita.



Cambiamos ahora ella recogía con su boca los restos de la corrida del primo, mientras el semen vertido asoma entre los labios vaginales, voy como a ocupar el lugar. Aún rebosante de semen pudo sentir la alternancia una pija algo más larga pero más delgada dejo lugar a una bastante más grosa.



Bombeo en un recinto lubricado en exceso, los gemidos de Nené se ahogan en la verga del primo.



Sentir que le ocupan sus dos bocas, la ponen a mil, exultante de calentura, la bruta penetración pronto la llevan a convulsionar, apretarme la verga con sus labios, como latidos vibrantes. Sacó la verga de su boca para poder respirar, gemido profundo, cara apoyada sobre el vientre del primo, otro gemido que se le atraganta nuevamente.



- Ahhhh, ahhhh, me están matando… ufffffff…



- Toma, toma!!!



Empujé fuerte, a fondo, tan brusco que el “ahhh” era gemido deliciosamente doloroso. Me vacié dentro de la tía hasta el último estertor de mi calentura.



Permaneció arrodillada, mientras la vagina soltaba las flatulencias propias para expulsar el aire inyectado por la presión del bombeo continuado. En esa postura es todo un espectáculo ver como las leches que sus hombres, ofrendada en generosa calentura, se van escurriendo, regando de blanco las sábanas de la cama.



Se dejó estar de espaldas, entre sus dos machos, tocándose la cuca para sentir entre sus dedos la textura de nuestro semen.



El relax duró lo que un chocolate al sol del mediodía, pronto comenzamos a rapiñar sus caricias, mamarle las tetotas. Me ahorcajé sobre su pecho para ponerle la pija y me la pajee entre sus tetas, el primo le pone la verga en la boca.



Las pijas prontamente están dispuestas para un segundo round, ella está más que dispuesta a recibir una segunda vuelta de lechazos.



Una módica sesión de “69” bastó para ponernos al mil por ciento, esta vez el primo se tendió para que ella se lo montara, que pudiera demostrarle sus aptitudes de amazona, montando en pelo. Evoluciona y se mueve con experiencia dando un calentón sin precedentes.



Mientras se lo monta le hao señas de que la sujete de las axilas que voy a irle por atrás. Su culito es más que tentador, se lo había pedido varias veces pero posponía la entrega aduciendo que le intimidaba el grosor, dejándolo siempre para otro momento. Este era mi “otro momento” la tenía totalmente expuesta, sujeta por mi compañero, era el ahora o nunca…



Tomé un poco de los restos de leche que le fluían en la penetración, con eso y otro poco de saliva me bastó para apoyársela en el centro del hoyo. Las manos movieron sus nalgas para mover el esfínter y poder presionar en el centro del aro anal.



Intentó zafar, no pudo. Las manos del primo sostenían de sus axilas, las piernas trabadas por la posición de cabalgar, la conchita llena de verga, mi cuerpo cubriendo la retaguardia y volcado sobre su espalda, asido con firmeza de sus caderas le impedían oponer resistencia a ser penetrada por sus dos orificios.



La doble penetración está consumada, entré totalmente en ella, los suspiros se hicieron súplicas, los gemidos lastimeros, los jadeos en dolor por la intensa dilatación del ano.



Enterrado en sus entrañas sentía el roce a través de la piel con la pija que estaba dentro de la concha. La pausa era necesaria para sofrenar la persistente incomodidad del grosor abriendo ese conducto casi virgen, solicito que se relaje, que no me voy a salir pero que la voy a esperar.



Leve movimiento de vaivén para atemperar y calmar el dolor inicial. De a poco vamos retomando el movimiento, tal vez sea como dicen “ante lo inevitable, relájate y goza”. Fue más o menos de ese modo, al poco tiempo estábamos acomodados en la doble penetración, tomando ritmo, acompasados los movimientos de las vergas en simultáneo.



Por la comodidad de la postura crucé primero la línea de llegada.



No pude contener la presión interior, en el momento mágico me brotó un bufido venido del más allá de los tiempos. No era el primer culo que hacía, pero sí de esta calidad y sobre todo en una doble penetración, era el momento supremo, la acabada fue profusa y gemida en toda su extensión.



Entregué todo mi ser en esa corrida suprema, creo que dejé una parte de mi ser con el semen sembrado.



Salí despacio, no quería maltratar el dolorido culito. El semen asoma burbujeando en el anillo, prontamente comienza a escurrirse hasta llegar a la pija del primo que sigue dentro del sexo de Nené.



Mientras le acaricio las tetas, ella eleva la espalma y comienza a recorrer su propio camino de placer, pronto conseguirá ese orgasmo retenido, sus ahogos dieron la bienvenida a un orgasmo no tan gritado pero igualmente grato. Seguía prolongado ese momento tan especial donde nada cuenta más que el placer personal, ahora intensificado por que el primo está acabando dentro de su vagina.



El silencio, la quietud de los cuerpos. Desmonta con cierta dificultad del hombre, queda de costado tocándose el dolorido ano…



Empujo su cabeza sobre la verga de Riky chorreando de jugos y leche. Entiende, obediente se la mama hasta dejarla limpiecita.



Es momento de un cigarrillo y relax, ella se levanta con cierta dificultad, el ajetreo de la tremenda cogida la dejó maltrecha. El agua tibia del bidet amaina el dolor del ano.



Dejamos el hotel, los hombres satisfechos, ella complacida pero bien dolorida, tanto que me pedía no pasara por sitios con el pavimento desparejo pues las vibraciones repercutían en acentuar el dolor, recordándome. – Eres un buen cabrón, me rompiste el culo. Debes sentirte bien contento no?



- Sí, y qué? Te rompí el culo porque eres mi puta. O no!!



- Sí, soy tu puta, soy tu puta!!



- Te lo voy a romper todas las veces que se me antoje…



- Romper… ya no. Y me lo has roto. Sí, soy tu puta.



La dejamos en su casa, la vi caminar lento, disimulando la dificultad de volverse con el culito roto.



Así terminó esta primera vez que le hice el culo a Nené, pero esto tan solo fue el comienzo…



Lobo Feroz


Datos del Relato
  • Categoría: Incestos
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