Cuñada quiere sexo continuación:

Recuerdo a los lectores que esta es la continuación del relato anterior de, de cómo comenzó esta relación con mi cuñadita Dolores, una preciosura de, que me está bancando este período de carencia sexual por el embarazo y parto de Marta, mi esposa. En este tiempo tomó como propia la noble tarea de atenderme y dejarse iniciar en las artes del amor.

Suspendí el relato la tarde previa a la primera relación sexual total, la entrega de su virginidad, para lo cual estuvo preparándose y buscando el momento propicio.

Volvimos de la clínica, la madre de Marta quedó con ella, Dolores quedaba a dormir en casa. Después de dormir al niño, cenamos y brindamos con champán a la luz de las velas, luciendo lencería color rosa, obsequio para tan magna ocasión.

Halagó su condición de mujer, transitando las mieles de la iniciación idealizada. Totalmente entregada en cuerpo y alma, colmadas sus expectativas respondía a las atenciones que la descolocaron gratamente.

En el dormitorio, testigo silente de la entrega, brindis de burbujas, besos profundos cargados de pasión, volcán en erupción a punto de quemarnos en su lava. La visión de su cuerpo perdiendo los pétalos, dejando la Dolores en flor, con todo al descubierto, lista para amar y ser amada.

La recorrí toda, besando, redescubriendo cada parte de su cuerpo. Las tetas chupadas con fruición, saltando de una cúpula a la otra, de una frutilla a la otra hasta que pidió acción en otra parte.

- Papito, no aguanto más, abajo por favor!

Obediente, asistí a las partes que reclamaban atención, profusión de jugos. Boca y lengua silencian la “boca inferior” de Dolores. Paleteada entre los labios vaginales, saboreando el jugo del deseo.

Estaba lista para dejarse, invadir en su intimidad. De espaldas, almohada bajo los glúteos, abrió los labios librando de vello el acceso al miembro que posaba la cabeza entre ellos.

Dejarla sentir el contacto, moverlo por toda la abertura, urge acción, me atrae, metiendo la cabeza en la argolla. Resiste al primer embate, en el segundo nos apretamos y vencemos empujando ambos, entro en ella, la cabeza del miembro desgarra la virginidad. Entro en la mujer.

Gime, grita, al momento del ingreso, pausa y beso para acallarla. Sin soltar los labios, la entro todo, hasta el fondo, abre el grosor del choto la estrechez de la virgen.

Libres los labios, no hay gritos, sí quejidos, asiste en los movimientos que siguen a la penetración, moviendo con ímpetu. Tomada de los hombros, ella cierra las manos sobre mis brazos aprieta para amortiguar el dolor de la penetración cuando el movimiento se hace más enérgico.

Regulo el vaivén en la conchita, dando tiempo a “sus tiempos”, que pueda gozar. Cambiamos, ella arriba, el pitón de carne enterrado hasta las bolas, empalada, cabalgando, entrando y saliendo, el ritmo varía según lo que siente. El “galope” y la fricción sobre el clítoris la hacen gozar, perdida en estas sensaciones se aproxima sin notarlo a la culminación del primer acto como protagonista.

En su mejor representación, se inclina a saludar y recibe el regalo de un sorpresivo orgasmo, sorpresivo y violento, sin poder articular palabra, ojos desorbitados y el rostro una mueca. Gritó:

- Estoy, estoy, estoy... llegué, llegué...!

El despertar de una mujer nueva, descubierta para el sexo y por el sexo, “abierta” a nuevas experiencias, su sexo continúa latiendo en acabada explosiva.

La desmonté del empalamiento, escurrió algo de sangre nueva, ofrendada en aras del amor. Nos limpiamos y otra penetración, entró más fácil, acompañó en el bombeo, disfrutaba.

La tranquilicé avisando que le acabaría en la boca, replicó:

- No, por favor te quiero adentro. – Siguió: – No hay drama, por eso elegí este tiempo, te quiero sentir dentro mío. Por favor!

Obediente, acaté la orden, preparada para ver si un segundo orgasmo me acompañaba en la acabada. Apuré la acción, bombeando con fuerza y profundo, es tiempo de la eyaculación, aviso:

- Sentime, sentime, te largo todo!

- Veni, venime! Ya!

Liberé por fin toda la leche contenida, con la fuerza y locura de la primera vez. Bautismo lácteo de la conchita virginal de Dolores. Los movimientos que ayudaban a la expulsión del resto seminal y el calor del mismo contribuyeron a que la niña pudiera tener un orgasmo en simultáneo.

Sentirla acabar era el premio mayor, seguí sacudiéndola, repitió el orgasmo y casi un tercero, en serie, y en serio, rió de alegría auténtica. Nos dormimos, satisfechos, agotados y abrazados.

La mañana me encontró al palo y dispuesto “al mañanero” que tan bien me hace. La desperté frotando el miembro por su raya, pinté toda la abertura de la “canaleta” con el choto al repalo.

Acomodado entre sus piernas, se la mandé en un par de movidas, hasta el fondo, con más ganas. Ella llegó dos o tres veces antes de que me fuera dentro de su conchita, acabé de largar toda la lechita, breve descanso, nos levantamos para higienizar las partes involucradas. Rastros de sangre en sus muslos, por este último polvo, últimos vestigios del himen.

Duchados, llenos de amor y mimos transcurrió la mañana, hasta la hora de salir para la clínica.

Al regreso, “los mieleros” a la cama y a darle y darle al sexo. Regalada, feliz, agradecida, quería mostrar su agradecimiento y no encontró mejor que ofrecerme su cola también virgen.

- De verdad?

- Sí, te la merecés, te amo. Agregó –Despacio, es muy grande para mí, una vez Carlitos lo intentó y suspendimos porque me dolía mucho.

Lubricada con el producto del polvo reciente, se lo hice con un dedo, después con el dedo gordo, después dos en el ano y uno en la conchita. Algo relajada, confiaba en la experiencia y calidad de las cogidas previas, segura, colabora levantando la cola, abre las cachas para que pueda accederle al culito.

Buena lubricación y preparación permiten entrar la cabeza con dificultad, varios empujones dejaron entrar un buen trozo de choto. Con la mano comprobó cuanto le faltaba para entrar del todo, ayudó, empujando juntos y enseguida estuvimos a tope, bien adentro del recto.

En esta culeada, era yo el que perdía la noción por tanto disfrute, la saqué hasta la puertita para envainarla con todo, afondo.

Atendiendo al clítoris de Dolores para no dejarla como espectadora, que ella también tuviera su fiesta cuando le encendiera las luces de colores de mi acabada. El choto enfundado en la tripa rectal le estaba sacando chispas en fenomenal culeada.

- Estoy llegandoooo..., te siento, te sientoooo...

Eran voces lejanas, la eyaculación me alejaba del mundo, viajaba por la galaxia del placer por dejarme ir en leche, en el interior de Dolores.

Cansados y vencidos, nos entregamos a Morfeo.

Al despertar, “el mañanero”, antes de levantarnos, desayuno, mimos, y antes de salir para la clínica un nuevo polvo, había que traer a Marta y esa noche no tendríamos “fiesta”, vuelta a la rutina marital.

Nos seguimos matando, con regularidad, siempre buscando algún lugar o un “telo” (hotel) cualquier lugar era bueno para sacarnos las ganas. Esta relación va casi por los dos meses, nos amamos y tenemos bien en claro dónde estamos y hasta donde podemos llegar sin complicarle la vida a los demás, esta relación es una vía de escape y complemento para ambos.

Estamos juntos en esto por decisión y convicción, sabemos que “esto dura, mientras dure dura” y nos reímos al mencionarlo, mientras esté encendida la llama de pasión esta relación será puro fuego como hasta ahora. Ambos esperamos vernos reproducidos en sus páginas, para ejemplo de otros.

Estamos muy agradecidos, ah, Dolores les envía un besito.

Lobo Feroz