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Categoría: Maduras

Se Vende... 02

Llegó el día en el que había quedado para volver a enseñar la vivienda a Antonio y Marta, y la verdad me llevé toda la mañana un poco nervioso. Tanto fue así que a eso de las 12 de la mañana tuve que entrar en el servicio para aliviar mi calentura.



Las 16:30, así que cogí el coche y me dirigí al apartamento donde habíamos quedado, iba nervioso, y mas acalorado de la cuenta, buena cuenta de ello lo daba el aire acondicionado de mi coche, que iba a tope. 



Llegué a menos cinco y aparqué.



Me coloqué a la entrada de la vivienda y esperé, más de 40 minutos, pero no aparecía nadie, hasta que decidí irme. Ya me dirigía hacia mi coche cuando alguien me llamo. Era Marta, que se dirigía a mi entre corriendo y andando, moviendo de forma hipnotica sus tetas arriba y abajo, a derecha e izquierda, cosa que yo no podia dejar de mirar.



Se paro ante mi y me dió dos besos, húmedos y jadeantes, pidiendome perdón por el retraso. Disculpó a su marido, que por un compromiso empresarial no había podido asistir a la visita.



Empezamos a hablar y le comenté que cómo es que quería volver a visitar la vivienda, y me dijo que había visto algo que le había gustado bastante. Estuvimos hablando un rato en la puerta, ya que nos daba un poco de sombra, y se estaba realmente bien con la brisa que corría, sobre todo yo, que me fijé que, no se si por la brisa o por nuestra conversación, los pezones de Marta se habían empezado a poner como dos piedras.



Abrí la vivienda y entramos, y detrás de mí, Marta cerró la puerta. No quiero curiosos, me dijo, a lo que yo asentí.



Pues bien, empecé de nuevo a guiarla por la casa, que ella ya conocía, y ella me seguía, más pendiente de mi conversación que de la vivienda en sí, hasta que llegamos a la cocina. Esta se componía de dos encimeras enfrentadas una en cada pared, dejando un hueco en medio de algo más de un metro.



Marta entró en la cocina, y con la claridad que entraba por la ventana del fondo pude apreciar en toda su magnitud, el pedazo de mujer que tenía ante mí. Una diosa de cincuenta años, sin nada que envidiarle a ninguna jovencita. Dos piernas fuertes, torneadas y bronceadas por el sol, tapadas por una falda de gasa beige que le llegaba hasta la mitad de los muslos, y arriba una camiseta ceñida de tirantes, del mismo color, que embutían las dos tetas mas grandes y mas redondas que había visto en mi vida, su melena morena y ondulada completaba la escena que tenía ante mi. 



Entré tras de ella a la cocina, ella se apoyó en una encimera, y yo me apoyé en la de enfrente y empezamos a charlar. Ella clavaba sus ojos en los mios y alguna que otra vez se mordia el labio inferior. Yo le miraba las tetas, y las piernas, hasta que subí la mirada y la descubrí mirando mi bulto, que ya había empezado a crecer debido a la calor del momento. 



No me lo pensé y me levante de la encimera y di un paso al frente, quedando a solo unos centimetros de ella, que me miraba con sus ojos verdes, entre temor y lujuria, hasta que me lancé y nos besamos. No fué un beso normal, fué como si quisieramos follarnos la boca del otro con nuestra lengua, fué lujuria, deseo y calor, mucho calor.



Acariciabamos nuestros cuerpos, ella el mío y yo el suyo por encima de la ropa, que poco a poco íbamos apartando. Le di la vuelta y la puse de espaldas a mi, para acariciarle por detras sus dos pechos, enormes, casi ni me cabían en la mano, los apretaba, pellizcaba y eso a Marta le gustaba, ya que sus gemidos ahogados, no paraban de salir de sus labios.



Baje mis manos hasta sus piernas y por debajo de su falda busqué su tanga, hasta que lo encontré y lo bajé. Estaba totalmente empapada. Mis dedos empezaron a jugar con su clítoris y a entrar de vez en cuando en su coño, que de tan mojado que estaba, aceptaba sin problemas un segundo dedo.



En esa postura, ella de pie, con la camiseta por encima de sus tetas, sin bragas y lo por detras, le estuve haciendo una paja, hasta que se corrió, soltando un grito que, de haber sido otra época del año, hubiera oido toda la urbanización.



Entonces se dió la vuelta y me dijo que le tocaba a ella. Se puso de rodillas, bajó mi pantalón y dejo al descubierto mi polla. No tardo en acariciarla y en metersela entera en la boca, mamando y chupando el glande con una maestria y sabiduría, solo al alcance de las más putas. Estuvo así un rato, que me pareció que estaba flotando. Yo no quería correrme tan pronto y le pedí que parara, la acomode en la encimera y abrí sus piernas, metí mi cabeza y estuve chupandole el coño por un buen rato. Le metia un dedo y chupaba su clitoris, luego me la follaba con la lengua, hasta que me dijo que no aguantaba más, que queria que me la follara.



Me levanté, la agarré de sus piernas y la atraje hacia mí. Puse mi polla en la entrada de su coño, y de un golpe seco, entró. Fué una sensación indescriptible. Nunca habia metido mi polla en un coño tan caliente y tan húmedo. Fue impresionante. Estuve bombeando suave un rato, alternando con sacudidas más fuertes, que la volvían loca, ella me decía que no parase, y así estuve un rato, follandome a la Señora Marta, mi clienta, y en ese momento mi puta.



Paré y de di la vuelta. Ella apoyó sus manos en la encimera y empecé a follarmela desde atrás. Sus tetas rebotaban y yo me excitaba más y más. Le dije que estaba a punto de correrme y ella se sacó mi polla se arrodillo y se la metió entera en la boca. Me la empezó a mamar como una loca, yo ya no podía más, hasta que me corrí, como nu me había corrido en la vida, y ella sin sacarse mi miembro de la boca, seguía mamando y tragando todo lo que yo le daba.



Cuando ya no hubo más que tragarse, y ya mi polla empezó a decaer, se la sacó de la boca, se puso de pié y me besó.



Sin mediar palabra nos vestimos, cerramos todo y salimos de la casa.



Ella me dió una carpeta, y me dijo que nos volveríamos a ver, muy pronto. Se montó en su coche y se fué.



Yo un poco contrariado, me monté en mi coche y abri la carpeta. En ella había dos sobres. En uno habían 6.000 € y un contrato de reserva compraventa de la vivienda, la señal.



Abrí el otro sobre y había una nota con una dirección de un Hotel, una fecha. Lo firmaba Marta, y ponía "por tus servicios" en el sobre también estaba la tarjeta llave de una habitación de hotel y 3.000 €. 



Continuará...


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