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Sara (así la llamaremos) fue novia de mi primo desde críos, nos conocíamos desde la EGB y siempre tuvimos esa relación amor-odio en la que cada vez que nos veíamos terminábamos discutiendo, pero siempre volvíamos a por más.
Sabíamos que había algo entre nosotros porque en el colegio, instituto, universidad, nos buscábamos con cualquier excusa, principalmente por mi primo, para vernos y darnos caña, empezando por bromas, pero como tenemos el mismo carácter fuerte, nunca nos poníamos de acuerdo por nada, pero ahí seguíamos, dándonos caña.
Yo nunca había intentado nunca con ella, por respeto hacía mi primo, al que tengo gran cariño y por eso, para mí. Sara era intocable, pero eso no quitaba que siempre, aparte de discutir, aprovechaba cualquier ocasión, salidas en pandilla, reuniones familiares para mirarla ese cuerpo de infarto que tiene, sobre todo ese culito, que siempre llevaba con vaqueros muy apretaditos y con esas piernas largas se la marcaba la V invertida y hacía que se me pusiera dura cada vez que la veía, como esas tetitas pequeñas, pero muy resultonas e intentaba verlas siempre que se agachaba o iba con algún botón de más desabrochado.
Sara, aparte de lo que ya he dicho, tiene unos ojos negros oscuros y profundos, que resalta siempre con un contorno de ojos y cuando nuestras miradas se cruzan, siento que me penetra con esa profundidad de su mirada, tiene una boca grande, tipo Julia Roberts con una gran sonrisa y era la inspiración de muchas de mis pajas pensando en lo bien que tiene que entrar mi polla en esa boca y volverme loco con esos labios y esa lengua, mamadas que yo sabía qué hacía de maravilla porque mi primo y yo tenemos mucha confianza y nos contábamos muchas cosas del sexo que teníamos con nuestras novias.
Con el tiempo se casaron y ya desestimé cualquier posibilidad de tener algo con ella, si de novios era vudú, ya de casada era un sueño, ya era familia mía y con la familia ya se sabe, cosas de bragueta y familia no son compatibles.
Al poco entró a trabajar en la misma empresa en la que yo trabajo y eso de coincidir todos los días era un suplicio, el verla con uniforme, con esa minifaldita y camisa ajustada tipo azafata de congresos hacía que aprovechara cualquier ocasión para estar cerca de ella.... la relación era cordial, guardábamos las distancias, pero se podía cortar el aire con un cuchillo cuando estábamos cerca, ya no discutíamos por cualquier tontería, también el tiempo cambia eso, somos adultos y la vida se ve de otra manera, pero de eso a intentar algo, nooo.
Así fue pasando el tiempo, unos 3 años aproximadamente y nuestra relación era ya de buenos amigos, solíamos tomar café juntos en la cafetería del trabajo y poco a poco nos íbamos contando cosas cada vez más personales el uno del otro, pero sin llegar a hablar nunca de sexo, yo no quería sacar el tema, por si la jodía y me mandaba a Parla a mamarla.
De un tiempo a esta parte la empecé a ver más triste, preocupada la preguntaba que la ocurría, pero no quería hablar de tema, por lo que lo intenté con mi primo a ver si le sacaba algo.
Este me dijo que las cosas no iban bien en su matrimonio que no era lo que esperaban de una vida en común y estaban pensando en la posibilidad de darse un tiempo y si no se arreglaba la cosa separarse.
Yo por un lado me disgusté por ello, cualquier separación no es buena y me dio pena por mi primo y por ella, pero por otro me salía mi lado pendejo y mi mente me decía, ahora si ella se queda libre… ya sabes… ataca.
Al final, el tiempo que se dieron no arregló nada y firmaron los papeles por lo que su separación era ya un hecho.
Durante un tiempo no la quise entrar y me hice el distante, se la veía demasiado triste para que yo intentara algo e intente alejarme de ella por lo que llegaba incluso a cambiar turnos en el trabajo para no coincidir con ella, pero el tiempo fue pasando y en una de las ocasiones que coincidíamos y yo estaba en la cafetería desayunando, ella vino a sentarse conmigo y me dijo enfadada...
Sara: ¿qué te pasa conmigo?
Yo: ¿a mí?, nada, ¿por qué?
Sara: te crees que no me he dado cuenta de que desde que me separé no me haces ni caso.
Yo: no es eso Sara, pero como te veía tan triste, pensaba que no querías hablar con nadie.
Sara: sí, puedes tener razón, pero no pasa nada por habérmelo preguntado, ya somos mayorcitos y para decirte que quiero estar sola ya lo puedo decir yo...
Yo: bueno, no te enfades, lo pensé así, para mí es violento por un lado mi primo y por otro tú que nos llevemos tan bien como nos llevábamos antes de que te separaras, ya sabes cómo es la gente y les puede sentar mal.
Sara: vamos a ver, estás llevando el tema hacía donde no es, como si estuviéramos liados y no así , pero aunque así fuera yo ahora estoy soltera y puedo hacer con mi vida lo que me dé la gana, valoro tu amistad, nos llevamos muy bien, aunque no siempre fue así y quiero seguir manteniendo esta amistad porque contigo me he reído mucho y me quiero seguir riendo, que por otro lado me vendrá muy bien, contigo se puede hablar y a mí me gusta hablar, así que ya sabes, no se te ocurra pasar de mí o te acordarás.
Y levantándose de la mesa me dio un beso en la mejilla y se fue.
Joderrr, me dejó clavado mirándola ese movimiento de cadera según se iba alejando.
A los dos o tres días me mandó un mensaje diciéndome que estaba de vacaciones y que en el trabajo no nos íbamos a ver, así que a ver si teníamos un rato para tomarnos un café y charlar un rato, la dije que hoy no podía, pero que mañana libraba y que podíamos quedar en la cafetería donde solíamos ir casi siempre con amigos, dándome un OK.
Llegué puntual y me pedí un café para esperarla, a los 20 min. llegó y al verme se acercó sonriéndome dándome dos besos en las mejillas, cosa que yo aproveché para al inclinarse ella y levantarme yo, mirar por el escote de la camiseta holgada que traía y verla esos pechitos tan ricos, venía con un sujetador negro, estrechito, pero de esos que te aumentan una talla y te hacen buen canalillo, unos vaqueros blancos, muy ajustados y unos zapatos con tacones que la resaltaban la figura, el pelo largo, suelto, sus ojos marcados como suele pintarse y los labios con un rojo intenso.
Se sentó y pedimos otro café para mí y un té para ella. La cafetería es tranquila a esas horas, podemos hablar sin tener que alzar la voz y nos empezamos a dar un repaso de los últimos acontecimientos, comentándome que se había alquilado un apartamento pequeñito por el centro, ya que mi primo la había comprado su parte del piso para quedarse él a vivir en él.
Yo por un lado la escuchaba, pero por otro la miraba, esa sonrisa, esa mirada y me estaba volviendo loco pensando en lo que me gustaría saltar hacía ella, besarla y hacerla 1000 cosas más, haciendo esfuerzos por contenerme.
La tarde siguió con normalidad tocando solo el tema del sexo de manera ocasional, entre bromas, comentarios típicos de que ahora me he quedado a vestir trajes, ya no me acuerdo del último que eché.
Decidimos dar por acabado el café y retirarnos y al señalarme donde vivía exactamente y pillarme de camino a mi casa (me hubiera dado igual que fuera en la otra punta de la ciudad), la acompañaría como buen caballero, así aprovecharía para poder verla un rato más ese culito que me sacaba de quicio.
Llegamos al portal y nos dimos dos besos, acercando yo mis labios todo lo posible a los suyos, siendo ese medio piquito tan morboso que se dan amigos por accidente.
Sara: bueno, niño, hay que quedar otro rato para otro café.
Yo: cuando quieras y a ver si me enseñas tu apartamento.
Sara: eso está hecho, mmm, si quieres subir ahora, yo no tengo nada que hacer ¿y tú?
Yo: (haciendo una pausa mental, como que escaneaba mi libreta mental para quedar bien) pues la verdad es que no tengo nada que no pueda esperar y es pronto todavía...
Sara: pues vamos, pero café en casa no tengo, sabes que solo tomo té, pero una copa si te puedo ofrecer.
Yo: mejor, tanto café no es bueno, ja ja, una copa mejor, (como si llega a tener solo agua).
El pensar que iba a estar solo en su casa con ella hizo que un escalofrío recorriera todo mi cuerpo y me pusiera a temblar.
Subimos, entrando en la casa y enseñándomela en 5 minutos, pasando al salón y sirviendo unas copas, retornando la conversación de tonterías varías.
Sara: bueno, ya que estoy en mi casa, voy a aprovechar para cambiarme y ponerme más cómoda, sirve mientras otra copa.
Yo: Ok
A los pocos minutos apareció descalza, con una camiseta de tirantes, tipo playa, muy holgada, se había quitado el sujetador y al sentarse la pude volver a ver esas tetitas tan bonitas, se recogió las piernas frente a mí dejando a la vista los muslos hasta la mitad de ellos, de vez en cuando, al moverse para coger la copa, abría las piernas al estirarse y yo me esforzaba por intentar ver algo más pudiendo en alguna ocasión verla ese tanguita negro que la cubría su tesoro,
Empezó a oscurecer y se levantó para correr las cortinas y al estirar los brazos, poniéndose de puntillas y al trasluz, toda su silueta quedo reflejada, metiéndose la camisa por los cachetes de su culito, mmm, vaya visión más excitante,
No conseguía abrilas del todo por ser unas cortinas altas y me ofrecí a ayudarla, acercándome a ella y poniéndome detrás junté mis manos a las suyas y las terminamos de abrir, vi que al juntar mi pecho con su espalda y apretar un poco mi paquete contra su culito, ella cerró los ojos durante unos segundos, mordiéndose el labio inferior, nos quedamos quietos, callados, sin decir nada, la tensión sexual era demasiada alta por la situación, yo empecé a deslizar mis manos por sus brazos que seguían agarrados a las cortinas pasando mis palmas por los laterales de sus pechos, acariciando sus costados y posándome en sus caderas, empecé a pasar mis labios por su pelo y acercándome a sus oídos, la empecé a susurrar lo guapa que estaba, ,ella echó su cabeza hacía atrás posándola sobre mi hombro y balbuceando.
Sara: mmmm , sabes lo que puede pasar y es una locura.
Yo: mmm, sí, esto se está yendo de las manos.
Sara: ¿y qué vamos a hacer?
Yo: si quieres paramos ahora mismo, por lo que empecé a separar mi cuerpo de ella y apartar mis manos de su cintura dando un paso hacia atrás.
Sara: (se quedó mirándome durante unos segundos, como analizando la situación) Como me dejes así ahora, te mato, cabrón... te crees que no me he dado cuenta de tus miradas de siempre, de tus roces accidentales, de tus miradas a mi culo, a mis tetas, sé que te controlabas por ser la mujer de tu primo y yo por lo mismo, pero siempre me has gustado, cabronazo, hasta me he llegado a imaginar cuando tu primo me follaba que eras tú el que me metías tu polla y te corrías en mi coño, pero esto no puede seguir así, hay que liberar esta tensión de tanto tiempo, quiero que me hagas tuya, que me folles hasta que no puedas más, necesito que me folles, hazme tuya, haz conmigo lo que quieras, pero deja ya de controlarte y de ser un niño bueno, que yo no puedo más, tengo el coño ardiendo y me va a explotar.
Dando a continuación un salto a mi cuello y metiéndome la lengua hasta el fondo de la garganta, así estuvimos durante unos minutos, besándonos y metiéndonos mano por todo nuestro cuerpo, la quité la camiseta de un tirón dejándola solo con su tanguita, echándome hacía atrás para contemplarla desnuda, era preciosa, bañada por la poca luz que quedaba del exterior.
Se acercó a mi otra vez y de un tirón me bajó los vaqueros y el bóxer, me quitó el polo, empujándome hacía atrás, haciéndome caer en el sofá, se agachó y agarrándome la polla, se la metió de un solo golpe hasta el fondo de su garganta, iniciando la mejor mamada que me han hecho en la historia… mmmmmm… Dios, se me iba la vida con esa mamada, me estaba sacando todo mi ser a través de mi polla.
Yo: Sara… por favor, para… para… vas a conseguir que me corra en un segundo como me la sigas chupando así...
Sacó mi polla de su boca, mirándome como una niña a la que la quitan su caramelo.
Sara: si no puedo seguir chupándotela, entonces, follame.
Poniéndose sobre mí y dejándose caer sobre mi polla, clavándosela hasta el fondo de su coñito.
Sara: ahhhhh, mmm, Diossssss, como necesitaba esto...
Joderrr, eso no era follar, eso era galopar, como saltaba sobre mi miembro, empujando mi cabeza sobre sus pechos para que la comiera las tetas...
Sara: mmmm, sigue así, cabrón, sigueeee, me voy a correr, me voy a correr… mmmm... me corroooo, me corrooooooo… ahhhhh… siiii siiiiiiiiiii.
Se desplomó sobre mi pecho, exhausta, respirando fuertemente, sudando, sin poder articular palabra durante un minuto.
Sara: uffff, joderrr, que rico, delicioso, he liberado 1000 tensiones, gracias, cariño, me has devuelto la vida, besándome con ternura y pasión... Ahora ¿dime que quieres? te mereces cualquier cosa.
Yo: ¿cualquiera?
Sara: si, cualquiera.
Yo: sabes lo que quiero.
Sara: si... ja ja... me lo imagino, espera un momento.
Levantándose y saliendo de mi polla que seguía dura como una roca, se fue y al poco volvió con una crema que esparció un poco sobre su mano y poniéndose a 4 patas sobre el sofá, se esparció sobre su agujerito y a continuación me dijo:
Sara: ya tienes vía libre, hazme otra vez tuya y disfruta de tu premio...
La empecé a restregar mi capullo sobre su ojete y poco a poco fui empujando hasta que me capullo fue entrando en su culito.
Sara: ahhhhh... ufffff, me duele... pero no pares, sigue empujando... cabrón, no pares, ya entra, ya.
Cuando entró mi capullo, el resto de mi polla era tarea fácil, así que de un empujón se la clavé hasta el fondo y empecé un mete-saca, chocando mis huevos con su culito.
Yo: Bufff… uffff… que delicia… que bien entra, que culito tienes, puta… como me aprieta mi polla en él.
Sara: siiii, sigue… ya no me duele, me gusta, me gusta, sigue follándome... sigue, me voy a correr otra vez…me voy a correr… sigue... sigueee… me corrooo.
Yo: yo también, no puedo más… yo también me corro, me corro, te voy a llenar el culo de leche, toma putaaaa, tomaaaaa.
Sara: siiii, échamela toda, la siento, la sientooo, dentro de mí... que calentita, que rico, que ricooooo,
Nos quedamos juntos, no quería sacar mi polla de su culo hasta que se redujera, cuando la saqué, la leche la empezó a salir de su culo escurriendo por su muslo.
Nos sentamos en el sofá, exhaustos, felices, por fin, después de tantos años, pudimos liberar nuestros deseos y cumplirlos… nos miramos y nos echamos a reír, dándonos un largo beso,
Desde entonces nuestros encuentros cada vez son más frecuentes, no sabemos cómo acabará esto, pero esta vida son dos días y hay que aprovecharla.
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