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Categoría: Confesiones

¡Se follaron a mi madre en una boda!

La relación con mi madre cada vez se hacía más y más estrecha conforme iba creciendo.



Cumplido mis 18 empezaba a embarnecer y no parecía de mi edad me veía mucho mayor.



Siendo hijo único quería ser el hombre de la casa en todo sentido y también quería hembra.



Y en esa época; hubo una boda de unos parientes y pues, obviamente, aquella ocasión mi madre estaba vestida muy sexy y para la ocasión. En ese entonces traía el pelo a los hombros y de color negro y muy rizado, pero se lo había al alaciado y recogido con peinado de salón todo elegante mostrando su cuello y nuca.



Llevaba un vestido de color negro de Ante o terciopelo muy rico al tacto y de abertura lateral, mostrando pierna cada que se movía o cruzaba la pierna y medias grises de color humo y zapatillas de tiritas Color negro con unos moños atrás muy coquetos. En verdad que se veía súper sexy y deseable.



¡Y con más que verse guapa la palabra era que se veía como una auténtica zorra! De lujo. ¡Demasiado sensual y sexy! 



Como una mujer que más que quererse ver bien, creo más bien andaba en busca de una aventura ¡y tener sexo!



Y así fue, ya que mis sospechas se harían verdaderas.



Aquella ocasión estábamos en otro estado por ser la boda lejos. Nos otorgaron una habitación compartida en un hotel con una misma cama.



Y ya después les relatare lo que sucedió después de la boda. Pero me centrare en lo que sucedió antes. Estábamos en una especie de salón en un tipo hacienda o Rancho muy grande.



Al pasar de las horas y las copas empezaron a hacer estragos en ella y en mí también.



¡Veía como se la comían con los ojos algunos invitados si no es que todos los hombres del salón! Yo entré al baño e Incluso escuché decir a dos sujetos. Que buena está la vieja del vestido negro. Y el otro dijo ¿cuál de todas? El otro dijo: pues la del vestido negro de terciopelo.



Y yo estaba meando y me entró coraje y celos terribles, pero ya estaba bien tomado también, más que enojarme, me excitó y divirtieron esos comentarios mórbidos al escuchar la plática de dos borrachos. Me quedé escuchando, ellos no me veían ya que estaba en un baño cerrado. ¡Si se ve que es bien puta! ¡Esas de la capital se ve que son bien putas! ¡Mmm se ve bien deliciosas esas piernas! ¡Si! dijo el otro, ¡Me la Jalaría aquí mismo! ¡Jaja Con que ganas me la tiraría! La voy a sacar a bailar y la voy a calentar bien apretadito y verás si no afloja. 



Me la cojo antes de que se regrese.



Y se salieron y me quedé ahí sólo con mi alma y esas palabras en mi mente. ¡Si tenían razón! 



Mi madre tiene fama de ser facillona y ya sabía lo que esa noche pasaría.



Después de todo ya la había visto coger muchas veces y una más no me sorprendería.



Así que salí detrás de ellos y se sentaron en su respectivos asientos y mesas. Vi cuando la estaban viendo descaradamente y de reojo vi como ella les correspondía con miraditas discretas, pensé que los ignoraría, pero no le molestaban las miradas lascivas hacia su escote desde la mesa de enfrente y vi como ella cruzaba la pierna y se le abría el vestido y me calentó.



Se ponía la mano encima y se acariciaba insinuante Y provocativamente, al mismo tiempo que chupaba más que fumar un cigarro en forma insinuante se alisaba la media de arriba a abajo discretamente y efectivamente esperaría a que empezara la música y a mi madre le encanta bailar no importa el ritmo. A ella le da igual incluso bailar con desconocidos.



Así que uno de los borrachos se animó y la sacó a bailar y se la llevó a la pista aprovechando que estaba la famosa víbora de la mar.



Cada vez se le pegaba más y más y la tenía agarrada de la cintura el tipo y en cada vuelta podía ver como sus manos se "Resbalaban" maliciosamente y rozaban sus senos y sus nalgas. Y con tanta gente y barullo nadie se daba cuenta más que yo ahí viendo todo el show. 



Ya se habían ido la mayoría de mis parientes, incluidos los novios y quedamos con puros desconocidos y eso le daría la pauta para descararse con ellos. 



Después empezaron las cumbias y el sujeto seguía sacándola a bailar y entre los dos la sacaban a bailar y se la turnaban y mi madre lo acabó aceptando ya que bailaba unas tras otra con el mismo y a veces con su amigo del tipo. Y en las calmaditas podía ver como se le pegaban descarnadamente. 



Y al cabo de unos minutos me di cuenta de que me había distraído y se la llevarían a su propia mesa, una mesa que estaba fuera de la luz de la pista y en penumbras, estaba ahí muy amena platicando con ambos y muy descaradamente ella se acercaba más y más a uno y de plano uno se sentó al lado de ella y el otro también. Y no faltaba el roce en la pierna y veía como uno le metía mano por debajo de la mesa y el otro le decía cosas al oído por eso de la música fuerte y la tenía abrazada y ella se agachaba y se le veían los senos casi salir del vestido y entre tanto barullo y ruido no noté que desaparecieron, me entró un presentimiento de que vendría lo que esperaba, y si no sé dónde andaría. ¡Y desapareció! 



Cuando vi a un mesero que estaba cerca de la mesa le pregunté que si se había fijado en donde se habían ido los dos hombres con la mujer y el mesero solo me hizo una señal de coger y que estaban afuera del salón probablemente. ¡Aquí en este o sabe dios donde! ¡Carajo! 



¡Aquí en este pueblo somos bien necios y no aceptamos un no! Y menos de una mujercita.



¡Y si la damita no quiere pues créanme que de todas formas le van a dar lo suyo! 



¡Así que le aseguro que esa damita hoy recibirá una buena dosis de verga!! 



Que acaso ¿la conoce joven? Dijo el mesero preocupado. 



No le diría que era mi madre, pero si le dije que era mi hermana para ver su reacción. Y sólo me dio una palmada en la espalda y me dijo ay joven.



¡Qué descarada! pensé yo. Yo aquí solo y ella se largó sabe dios a donde y con quien ¡y seguro a coger!!



Y salí del salón y en la enorme hacienda no sabía dónde buscar así que me fui a los baños de los empleados que estaban afuera del salón ¡y nada! Ni su rastro ni señales de ella.



¡Tendría que esperar! 



Me entraba la preocupación de que le fuera a pasar algo.



Y ya todos mis parientes se habían marchado y preguntando por ella las amistades que quedaban. Parece que nadie había percibido que se había desaparecido. Habían pasado dos horas ya que se había ido, como a eso de las 11 y ya era la 1de la mañana y yo sin saber de ella. 



Ella regresó sola al salón y venía caminando muy despacio cosa muy sospechosa. Le pregunté que sí estaba bien y me dijo con una sonrisa que sí.



¡Segura! Le dije que me habían dicho que se había ido con dos sujetos y que tenía que decir a eso. Y cínicamente me contestó con ironía que había ido a tomar el aire y fumar y platicar con amigos de la familia y que se le fue el tiempo.



Le dije en tono de reclamo: 



−¡Pues te salí a buscar y no te encontré por ningún lado! 



Bueno, fuimos por más cigarros y fuimos con las amistades que te presenté y me invitaron dar la vuelta para conocer el pueblo. ¿Qué tiene de malo? 



 



−¿chicas? 



(¡Sí claro! ¡Y aquí está tu imbécil que te cree todas tus mentiras!!)



Se ve muy cansada por tanto ajetreó dijo una conocida.



Y ella dijo:



Sí me están matando estas zapatillas ya me las quiero quitar. 



Dijo voy al baño y regresó, se tardó todavía un poco más y no sabía que estaría haciendo.



Y regresó y quejándose de sus zapatillas dijo que ya se las quería quitar ya que le apretaban y la estaban matando los pies, ubiqué que por eso no podía caminar bien.



(Y yo pensé, pero si ya te las quitaste y de seguro con todo y vestido)



Y pareciera que leyera mi mente ya que dijo muy asustada:



¿qué pasa? ¿Por qué me miras los pies así?



Y le dije:



¡no por nada! Se te ven hinchados yo creo es hora de regresar al hotel y darte un masajito especial en esos pies ¿qué te parece?



−¡Pues no es mala idea! Me hace falta uno, hace mucho que no me dan uno dijo ella.



(Pero que cinismo pensé, Seguro te acaban de dar uno especial)



Y le sugerí irnos, pero antes hay que seguir echándonos la última y acabarnos la botella. Y así seguimos tomando y salió a bailar dos veces más, pero yo decidí poner en acción el plan (B)



Y cada vez que venía a la mesa le cargaba más la cuba y se empezó a marear y la llevé al hotel de regreso…



 



Continuará...


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  • Categoría: Confesiones
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