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Categoría: Confesiones

Se canso de los fracasos amorosos

Se canso de los fracasos amorosos, Geraldine decidió dejar atrás el tener una relación seria y disfrutar al máximo su sexualidad.



Geraldine es una chica con un cuerpo que todos los hombres desean, tiene una pequeña cintura y unas caderas muy llamativas que hacían que todos voltearan a mirar su perfecta cola cuando pasaba. Sus pechos no son muy grandes pero sus ojos verdes y su perfecta sonrisa roban la atención que sus pechos no.



 



Cansada de los fracasos amorosos, decidió que a sus 23 años ya era hora de dejar de lado el pensamiento de una relación seria y disfrutar de su sexualidad. Ya estaba cansada de masturbarse sola, sentía deseos de tener una noche de sexo y placer sin compromiso, como las que disfrutaban sus amigas, necesitaba contacto con un hombre que sacara su lado más perverso.



 



Geraldine no se consideraba de las chicas que se va con cualquier tipo en un boliche, así que probó con una página de chats que vio en un anuncio mientras navegaba en internet.



 



Cuando comenzó a crear su perfil, recordó que ahí nadie la conocía, así que podía hacer y decir lo que quisiera. Se sacó fotos sensuales para mandarselas a cualquier hombre que la calentara, tratando de demostrar ese calor que sentía por dentro, allí podía ser la putita que todo hombre quiere en la cama o al menos así quería sentirse, para sacar esa calentura acumulada, no había estado con nadie desde que cortó con su novio hacía dos años.



 



Aunque primero no fue sencillo, empezó con solo unos chats donde ella se tocaba al saber que al otro lado había un hombre, que aun sin conocerse la estaba haciendo calentar con solo imaginar las cosas que él le decía, la hacía sentirse deseada.



 



Esa noche se fue a la cama ansiosa, sintiéndose una nueva persona y eso la excitaba, saber que estaba dispuesta a entregarse a cualquier hombre con tal de disfrutar.



 



El solo pensarlo hizo que antes de dormir no pudiera evitar masturbarse y tener un orgasmo como hacía mucho no recordaba, un orgasmo que la llevó a caer inmediatamente en un profundo y placentero sueño aun estando toda desnuda, con su vagina húmeda del placer que esos pensamientos le habían provocado.



 



Al despertar estaba sorprendida porque se encontraba completamente desnuda, al principio se sintió extraña y reía por la situación e inmediatamente después se sintió relajada, se dio cuenta que lo que esa noche había hecho le había gustado, y mucho. Así que, como la noche anterior al llegar a su cuarto ya caída la noche, entró sin dudar otra vez a esa pagina, esa pagina donde la sexualidad de ella fluía como en ningún otro lugar. Comenzaron a correr los días y tocar su cuerpo ya era algo que se había vuelto parte de su rutina, siempre empezaba con sus senos, le encantaba sentir lo duro que se ponían los pezones con cada cosa que escribía o le escribían esos hombres desconocidos, la hacían morderse los labios de placer, así acabar una y otra vez cada noche.



 



Una tarde en la que tenía el día libre de su trabajo, se sentía más excitada de lo que solía estar y entró a la página en un horario diferente. La página estaba prácticamente desierta, nadie daba con el perfil que ella buscaba, a fin de cuentas era un día laborable. Casi se da por vencida, hasta que le llegó un chat de un chico, comenzó con una charla vaga donde se preguntaron la edad, los nombres reales, donde vivían y cómo eran físicamente. Él le respondió todo sin problemas, se llamaba Juan, tenía 22 años, y resulta que vivían en la misma ciudad, dato que ella pasó por alto al principio, ya que nunca sospechó lo que ocurriría luego.



 



Se describió como un chico alto de unos 1.85 mts, delgado, pelo negro, ojos color marrón. A Geraldine la charla la había comenzado aburrir un poco, pero de pronto el tono de la conversación comenzó a subir demasiado rápido, se notaba que los dos estaban excitados y necesitaban descargar todas esas ganas de sexo y al menos allí las podían saciar a través de una pantalla. Comenzaron tocándose cada parte de su cuerpo, sin decir nada el uno al otro hasta que el le pregunto:



 



-que tenes puesto?



 



-una remera de tirantes y una tanga negra…



 



-ufff… yo estoy desnudo, desde que vi tu perfil que tengo la pija dura y no puedo dejar de tocarme, si te tuviera acá te estaría sacando esa tanga con los dientes…



 



El sentirse tan deseada volvió a encender su la calentura.



 



-mmmm… eso me encantaría…



 



-cuando te saque la tanga, quiero oler esa vagina y pasar la lengua por sus pliegues para saborearla, mientras meto mis manos por debajo de tu remera y acaricio tus tetas.



 



-ufff juan no sabes como me estas poniendo, tengo los dedos empapados de tanto tocarme…mmmm, que rico que sabe mi flujo, ojala pudiera lamerlo de tu pija…



 



Continuaron en un chat muy caliente donde la conexión entre ellos se hizo muy notoria, por lo que quedaron para chatear nuevamente.



 



Geraldine ya con unos días de quedar con Juan en el chat para sacarse la calentura juntos, le preguntó sin vergüenza, rozando sus pezones desnudos, como tanto le gustaba:



 



– estoy toda desnuda para vos lindo, ¿que me harias?



 



Él sin dejarse intimidar:



 



-te quiero besar y morder los pezones putita, mientras con mi mano derecha te froto la vagina.



 



Sin pensarlo de manera desafiante donde ya lo único que le importaba era saciar su placer, después de decirse un montón de cosas y excitarse en un chat muy caliente Geraldine se dejó llevar por la calentura e impulsivamente le escribió:



 



-¡Me encantas! Si recuerdo bien, vivimos en la misma ciudad, ¿te gustaría encontrarnos en alguna lado?



 



Juan medio dudoso por esa propuesta repentina, y medio intimidado por la personalidad avasallante que Geraldine estaba teniendo:



 



-emmm si me gustaría porque la paso bien y me calentas mucho linda. ¿Donde te parecería encontrarnos?



 



Geraldine no se esperaba esa respuesta, en realidad no podía creer que ella misma había propuesto eso, no quería que fuera a su casa, ni quería ir a la de él, pero se animó a citarlo… todo sea por sus placeres:



 



-No se… te parece encontrarnos en la playa cerca del muelle donde hay un mirador, nos conocemos y vemos que pasa?



 



Terminaron de acordar los últimos detalles, Geraldine se dio la última mirada en el espejo. Tenía puesta una pollera de color negro apenas arriba de la rodilla, que dejaba ver bien sus piernas y una remera blanca con detalles en negro, ceñida al cuerpo que marcaba bien sus pequeña figura, dejando su largo y ondulado cabello suelto. Se sentía y veía muy sexy.



 



Él ya estaba en la playa cuando ella llegó, llevaba puestos unos pantalones cortos de jean, una remera color verde, y peinado como si su pelo hubiese sido revuelto después de bañarse.



 



Lo reconoció enseguida, lo miró al principio con miedo pero al comprobar que sus fotos no mentían, que era tan lindo y sexy como imaginaba, el miedo se convirtió en nervios y excitación.



 



Se acercó con algo de timidez, era la primera vez que se encontraba con alguien de esa manera. Una vez juntos se presentaron y mientras caminaban por la playa se iban preguntando conociendo. El día se empezaba a convertir de a poco en noche en su caminata se alejaron bastante de los lugares más turísticos y mientras miraban la puesta de sol juntos, sin nadie alrededor, la tensión sexual se empezaba a notar al tiempo que se iban terminando los temas de conversación. Uno de los dos debía avanzar y ver qué pasaba con esa tensión.



 



De golpe y para sorpresa de Geraldine, él la beso cortando la frase que estaba por decir, se dejaron llevar, la calentura empezaba a avivarse entonces el intento tocarle los pechos para ver como ella reaccionaba. Geraldine se sorprendió pero le gustaba asi que lo dejó, sintiendo como esas manos hacían que sus pezones estuvieran cada vez más erectos, sentía como su vagina empezaba a humedecerse solo con esas caricias y se le escapó un leve gemido que Juan ahogó con un beso.



 



Geraldine no queria quedarse atras, lo tenia todo para ella y no podía dejar pasar la oportunidad, ninguno de esos pensamientos (que ella tenía sobre estar con alguien solo por sexo) se lo iba a arruinar, con un poco de vergüenza pero animada por la excitación, comenzó a acariciar su muslo hasta llegar de a poco a su entrepierna. Noto como el pija se le endurecía y comenzaba a crecer debajo de sus pantalones, así que le empezó a desabrochar el cinto, le bajó el cierre de su pantalón y se la sacó para afuera. Esa pija era como tanto la había imaginado, saco la putita que llevaba dentro, se mordió el labio inferior mientras lo miraba a los ojos y empezó a chupársela. Primero pasó su lengua por todo el largo de esa pija, desde los huevos hasta la punta saboreando cada centímetro, comenzó a jugar con su lengua en la punta mientras con una mano le acariciaba el torso subiéndole la remera. Poco a poco, comenzó a meterla en su boca, al tiempo que le acariciaba los huevos. Él la agarró de la cabeza para meterla más adentro, nunca le habían hecho eso, pero ese día estaba dispuesta a todo. Eso la excito tanto que no pudo evitar llevar una mano por debajo si pollera y comenzar a acariciarse el clítoris dejando a un lado la fina y húmeda tela de su tanga



 



Juan recostado un poco sobre sus propios brazos sentía como el placer le recorría todo el cuerpo desde su pija hasta su espalda, cerraba los ojos, por dentro sentía que ella se había entregado a él y quería ser su putita. En ese momento le agarro la cara con las dos manos y la beso, llevo esas manos a su cintura y le saco la remera, dejandole el corpiño puesto haciendo que salgan sus tetas por encima, disfrutaba comiendole los pezones, le encantaba sentir esa textura que solo los pezones erectos tienen.



 



Los dos desaforados, Juan se saca la remera la pone en la arena y la acostó dejándola solo con la pollera puesta, por si tenían que vestirse rápido, el baja sus pantalones y ropa interior, se coloca un preservativo.



 



-mmmm… dale Juan, no doy más, métemela, soy tu putita Juan, quiero sentirte adentro mio.



 



A pedido de ella que se lo pedía entre gemidos empezó a penetrarla, le subió la pollera hasta la cintura para dejar su hermosa conchita depilada a la vista, le encantaba ver como su pija entraba cada vez más profundo en esa vagina tan húmeda, Se tiró encima de ella para comerle los pezones, Geraldine gemía y a él le encantaba ver esa cara de placer con la boca entreabierta de tantos suspiros y gemidos. En ese momento saco su pija casi por completo y se la metió bien profundo haciéndola gemir aún más fuerte, para su suerte el sonido de las olas acallaba la pasión.



 



El hecho de poder ser descubiertos los ponía en un punto de excitación extremo, la adrenalina estaba en su punto máximo y el placer que ambos sentían es indescriptible.



 



En un momento ella lo miró con esa cara de putita deseosa recién descubierta:



 



-Quiero estar encima tuyo, montar esa pija que tanto placer me está dando, mmmm Juan, esta putita te quiere hacer gozar igual que ella está gozando…



 



Al ver ese bello rostro diciendo esas palabras, Juan saco su pija agarrando bien fuerte los huevos para no acabar ahí mismo, aún quería seguir disfrutando…



 



Cambiaron de posición y mientras ella se ponía sobre él, Juan no podía dejar de tocarla, pasó sus manos por esos muslos, a los que no les había quitado los ojos de encima desde que la reconoció cerca del muelle. Comenzó a sobarle y apretarle esa perfecta cola muy fuerte hasta que no aguantó más y le dió una nalgada . Geraldine no se lo esperaba y pegó un grito con una mezcla de dolor y placer, que para su sorpresa le encantó, y se abalanzó sobre la boca de Juan besándolo con lujuria. Estaba tan excitada que el flujo de su vagina mojaba el pubisde Juan. Rompió ese beso tirando del labio inferior de él, y agarrándole la pija, comenzó a pasarla entre los pliegues de su vagina hasta ubicarla justo en la entrada, apoyó sus manos sobre el pecho de él y empezó a penetrarse, sintiendo como centímetro a centímetro se iba abriendo paso dentro de ella, mientras más profundo llegaba se mordía los labios y apretaba sus dedos contra Juan, quien comenzaba a sentir un ligero pero excitante dolor por las uñas enterradas en su piel.



 



Cuando sus labios hicieron contacto con el cuerpo de Juan, Geraldine comenzó a mover sus caderas muy despacio sintiendo la dureza de ese pene en las paredes de su vagina. Se movía cada vez más rápido hasta que empezó a subir y bajar por esa pija que tanto placer le estaba dando.



 



Juan en extrema excitación con los ojos medios entreabiertos, porque quería sentir placer pero no quería dejar de ver las tetas de Geraldine, así caliente como estaba le decía:



 



– Ufff , si así putita, como te montas arriba de la pija me encantas segui asi que me encanta!



 



Le agarraba la cintura y acompañaba el movimiento de ella, en un momento la frenó la agarro mas fuerte de la cintura para separarla un poco de encima de él y penetrarla con sus movimientos de cadera hacia arriba cada vez más rápido. Geraldine no se iba a dejar coger, era su momento así que se le sentó bien encima para llevar las riendas del momento. Con las dos manos ya apoyadas en el pecho de él, se movía como una putita y meneaba en círculos sintiendo como toda la verga de él se movía adentro de ella. Juan no daba más y entre gemidos le dijo:



 



-Como me tenes aggggh, en cualquier momento acabo.



 



Geraldine sin, darle un respiro comenzó a moverse más rápido y penetrarse bien profundo, mientra lo miraba se mordía los labios para no gritar de placer. Ambos estaban en su punto máximo y entre la rapidez de su respiración que ya se hacía sentir demasiado, terminaron los dos en un solo gemido de placer.


Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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