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SAM/
—Gracias, Carly—Le sonrío.
Ella apoya su cabeza en la almohada otra ves y se pierde en sus pensamientos. Me pregunto que habrá soñado, por que repetía una y otra ves mi nombre. Eso me hace ilusiones… desde hace tiempo me he dado cuenta que Carly me gusta, me da pena admitirlo pero es la verdad. Ella me gusta, pero no se lo digo por que si no me corresponde nuestra amistad ya no va a poder ser la misma, quizá ni siquiera seamos amigas…
—¿Me escuchas Sam?
—¿Qué?
—¿Qué hora es?—Pregunta dándose vuelta y apoyándose en su lado derecho para mirarme.
—Ah… Son las cinco de la tarde.
—¿Qué quieres que hagamos mientras esperamos la cena?
—No lo se, lo que tu quieras.
—Yo solo quiero volver a dormir, pero no quiero que tu te aburras—Dice bostezando.
—Mejor duerme, Carly. Te ves muy cansada.
—No, quiero que… que…—Es interrumpida por otro bostezo.
Yo me acerque a la orilla de su cama y me senté. Comencé a acariciarle el cabello, mientras ella me mira extrañada por lo que hago, pero me sonríe.
—Me alegra de que seas así conmigo. Siempre reservas todo tu cariño y bondad para mi…—Aparta mi mano y se incorpora en la cama—Ojala los demás te vieran como yo te veo: una chica bella y amable.
Me abraza y apoya su cabeza en mi hombro, mientras yo me ruborizaba. Luego de unos minutos abrazadas me suelta y se acuesta de nuevo.
—¿Por qué no eres así con todos?—Pregunta mientras me tiraba de la mano para que me recostara junto a ella.
—Por que no se lo merecen…—Me acosté a su lado un tanto nerviosa.
—Ah, pues si eso piensas…
Se quedo callada por unos minutos y luego volteo a verme. Nos quedamos largo rato viéndonos a los ojos, hasta que yo dije:
—Carly…—Pose mi mano sobre su mejilla derecha; quizá fue mi imaginación pero creí ver que se sonrojaba—…Carly… tengo hambre…
Ella río entre dientes y dijo:
—No tienes remedio, Sam. Siempre piensas en comida.
—Yo no pienso solo en comida, también pienso en los postres—Dije causando que se riera—¡Deja de reírte Carlota!
—¡No me llames así! ¡Sabes que odio que me digas así!—Exclamo incorporándose y tomando una almohada para arrojármela.
—¡Carlota, Carlota, Carlota!... ¡Oye, que asco… hiciste que se me metieran plumas en la boca!—Me había golpeado con la almohada que tenia una costura abierta y por ella salieron plumas que entraron a mi boca.
—¡Ay, por favor Sam! ¡Una ves te quisiste comer a un pobre pollito! ¡Te lo metiste a la boca y casi se muere ahogado, y en ningún momento te quejaste por las plumas que te quedaron en…! ¡NO, SAM!—Había tomado otra almohada y se la hubiera estampado en medio de la cara si no hubiera agachado la cabeza.
La almohada que había arrojado fue directo al estante y lo golpeo haciendo que lo poco que había se cayera al suelo.
—¡Sam, son cosas importantes! —Grito mientras salía corriendo a levantar sus pertenencias—Toma.
Me dio una piedra lisa, un cuaderno, una rosa artificial y un collar que se me hacia familiar. Yo lo apoye todo en su cama y empecé a mirar. La piedra tenia algo escrito que decía “I LOVE YOU”; la rosa era la que le había regalado el ñoño en su cumpleaños; el collar se lo había regalado yo y decía “Amigas por siempre”; y el cuaderno no sabia que tenia en su interior. Lo abrí y empecé a leer poemas cursis y empalagosos que al principio me parecieron asquerosos, pero al leer unos cuantos más se me fue el asco y me parecieron lindos, lo que era muy extraño tratándose de mí.
—¿Qué es esto?—Voltee a ver y mire lo que Carly traía en las manos—¿Qué rayos hace una docena de costillitas dentro de mi almohada?
—¿Costillas? Ah, si… Yo las escondí allí para que Spencer no se las acabara; creo que cuando empezó el año…
—Por eso olía a basura y estaba tan dura, tenía una docena de costillitas metida adentro y se estaban pudriendo. ¡¿QUE ESTAS HACIENDO CON ESO?!—Soltó su preciada almohada y me arrebato el cuaderno de las manos—Sam algún día me vas a hartar y te tirare por mi ventana.
—Si, lo que digas Carlota… Me voy a comer…—Salí de la habitación antes de que me tirara otra ves la almohada—¡Lindos poemas!
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*Después de cenar*
—Vamos a dormir ya, tengo sueño—Dijo Carls que estaba sentada a un lado de mi en el sofá.
—Pero a estas horas dan las mejores películas de terror, donde hay asesinatos, mutilaciones, tripas, sesos, zombies... y creo que también estará ese loco con la sierra eléctrica, eso me encanta. Las partes de las personas esparcidas por todos lados y degollados, y…—Dije eufórica imaginándome la película.
—Me gustabas mas cuando solo veías programas de cocina—Expreso Carly con cara de horror.
—Cállate, ya va a comenzar, trae algo para comer Carls.
—¿Acaso soy tu sirviente? Levántate tú, yo me iré a dormir—Hizo el ademán de levantarse pero luego se acomodo mas junto a mi—me-ejo… mejor me quedo aquí.
Voltee para ver que cosa asusto a Carly en la penumbra de la sala, vi que el tonto robot de Spencer tenia los ojos rojos iluminados y en la oscuridad podría llegar a asustar a un tonto. No digo que Carly lo sea, solo que es una miedosa.
—Solo es el robot de Spencer, Carly, no seas miedosa.
—¿Miedosa yo? Ay, Sam, que cosas dices… Mira empezó la película.
No había ni pasado 30 minutos de haber empezado la película y ya tenia a Carly chillando de miedo, y la película era una de las mas estúpidas que había visto, de esas que ves al actor protagonista yendo hacia la habitación en donde esta el acecino y dices “no entres allí, no entres allí” y el muy idiota entra.
—Que porquería, mejor me voy a dormir—Apague la TV y vi el reloj en donde indicaban las 1:50.
—¿Qué haces Sam? Estaba apunto de ver si lo mataba o no, ahora me has dejado intrigada—Dijo Carly ofendida y aun asustada.
—Yo te digo que pasa: El muy torpe se tropieza mientras el acecino lo persigue, se arrastra en vez de ponerse de pie y seguir corriendo, el acecino lo alcanza, esta apunto de decapitarlo y grita “muajajajaja, morirás” mientras el del suelo dice “no me mates, ten piedad” luego aparece de la nada otro idiota, se le cuelga al cuello, algo se les cae encima y mueren dejando al protagonista vivito y coleando.
—Las películas de terror no... ¡AAHH!—Grita al escuchar un ruido en la cocina.
Me gire rápidamente y solo vi como caí un cuchillo al suelo, luego vi como una sombra tomaba el cubierto y se acercaba a nosotras. Carly y yo nos abrazamos y gritamos despavoridas.
—¿Quieren un pedacito de mi paste…? ¡AY!—Grito la sombra al caerle el mando de la TV que le había arrojado en la cabeza.
Antes de prender las luces tomo la lámpara de escritorio que había en la mesita.
—¡Spencer, casi nos matas del susto!—Manifiesta Carly.
—Auch, eso me dolió Sam. Yo solo venia a darles un trocito de mi pastel de chocolate—Dice levantando la bandeja que se le había caído al sucio suelo.
—Uh, pastel, yo quiero—Dije levantando la mano con la cual sostenía la lámpara.
—Pero ahora esta todo sucio y… ¿Qué hacen despiertas a esta hora? Pensé que era mas temprano—Dice Spencer sorprendido al ver la hora—Vayan a la cama, ahora.
Las 2 subimos las escaleras sin decir nada mientras Spencer dejaba el cuchillo e iba a su habitación. A los 5 minutos bajo a la cocina.
—Al fin solo tu y yo, pastel—Me acerque a la encimera en donde estaba el pastel algo aplastado y comencé a comer.
—Sam, espero que no estés comiendo el pastel de Spencer—Dijo Carly bajando las escaleras—¡Sam, cochina, deja eso!
Yo voltee y sonreí con el pastel aun en mi boca.
—Cierra la boca, me das asco.
Después de discutir 10 minutos para que dejara el pastel y otros 10 al venir Spencer a unirse a la discusión de que no tenia que comer mi amado pastel, estuve forcejeando con ellos al tratar de arrancarme la charola de pastel de mis manos y se nos fue otros 20 minutos. Cuando a lo último cedí en dejar de comer ya eran las 2:58 y Spencer nos mando a la habitación otra vez.
—Por dios Sam, todo por comer un pastel sucio—Dijo Carly soñolienta tumbándose en su cama.
—Déjame un lugar, Carls—Dije sin hacer caso a lo ultimo.
Carly se movió para la derecha y me metí entre las sabanas. Carly se durmió a los 2 minutos, pero yo me removía en la cama incomoda.
—Maldita sea, no me puedo dormir.
Me levante y empecé a dar vueltas por la habitación hasta que decidí que era mejor dar un paseo nocturno para ver si podía dormir. Baje sin hacer ruido las escaleras y antes de salir del departamento tome prestado 30 dólares que encontré en los pantalones de Spencer.
—Mamá necesita un poco de verde en sus bolsillos—Sali cerrando la puerta en silencio—Vamos a divertirnos un rato con el auto de Pam.
Fui hasta el estacionamiento en el que solía aparcar mi madre y como imagine las llaves del auto estaban adentro. No recuerdo que use para abrir la puerta del vehiculo, creo que era un clip o algo, el caso es que ya estaba conduciendo cacharro por las calles desiertas de Seattle.
—Vamos a ver que tan rápido corre este bebé—Acelere al máximo y casi me estrello contra un contenedor pero lo esquive con experiencia—Estas genial, cacharro. Ahora vamos por mis queridos amiguitos.
Llegue a un bar y aparque en una esquina. Asegure bien las puertas para que nadie entrara y me encamine hacia la entrada del bar.
—¿Que hay? Supongo que aquí venden cigarros—Pregunte al gordo que atendía el bar.
—Claro niña, que no ves que tengo las cajas en la repisa de la pared. ¿Pero no eres muy joven para fumar?—Pregunto viéndome de la cabeza a los pies.
—¿Quien te pregunto, idiota? Solo dame un paquete y préstame un encendedor—Dije bruscamente.
—Son 8,75—Me dio el paquete y el recipiente.
—Si aquí tiene—Le di lo justo y me fui al auto.
Me apoye sobre el vehiculo y encendí un cigarrillo mientras veía pasar a algunos de mis compañeros.
—¿Sam Puckett? No sabia que venias aquí—Me dijo mi ex-novio, que ya ni me acuerdo como se llamaba... creo que era Brian
—¿Por qué motivo te lo diría? Ya vete con tus amigotes—No me apetecía hablar con nadie en estos momentos.
—¿Me das uno?—Pregunto refiriéndose al cigarrillo.
—No, son míos, cómprate los tuyos—Le dije echándole humo en la cara.
—Oh, vamos rubia—Se acerco acorralándome contra el auto.
—Aléjate o te castro—Dije sacando una navaja si que la viera.
—Hace tiempo que no estoy con una chica. ¿Quieres que te desvirgue, preciosa?—Su aliento olía a cerveza.
—Suéltame, hijo de puta—Le metí el cigarro prendido en el ojo.
—¡Ah! Me lastimaste el ojo, maldita perra—Se acerco a mi y trato de golpearme, pero yo lo esquive.
Agachándome para esquivar otro golpe di una vuelta y le clave la navaja en la pantorrilla, esto hizo que se cayera. Yo solo me metí al auto, lo puse en marcha y pise el acelerador, sabia que sus amigotes vendrían a buscarlo y se enfrentarían conmigo. No les tenía miedo, puedo pelear contra sus 5 gorilas, pero no ganaría sin haber recibido alguno que otro golpe y no quería que Carly ni Spencer preguntaran al día siguiente. Deje el auto de mi madre en donde lo había encontrado y fui corriendo a casa de Carls.
—Tengo hambre, terminare el pastel—Dije al entrar al departamento.
—¡¿Quién eres?! ¡Tengo un arma y no tengo miedo de usarla!—Grito alguien en la oscuridad.
—Soy yo Spencer—Dije prendiendo la luz—¿Ibas a protegerte con una aspiradora? Eso usaste la ultima vez que entre aquí, ¿Es que no tienes algo mejor?
—Esta no es la misma aspiradora, es la nueva aspiradora XY300 aspíralo todo y…
—Me voy a comer.
/CARLY
—¿Por qué hay tanto ruido?—Dije adormilada.
Me desperté al escuchar algo romperse estrepitosamente en la sala. Me incorpore en la cama y vi que solo estaba yo, así que supuse que era Sam la que había hecho ese ruido. Baje las escaleras hasta la sala iluminada por las lámparas.
—¿Sam?
—Yo no lo hice—Dijo alejándose de la porcelana rota en el suelo—El plato se cayo solo.
—No importa, Sam. Solo no hagas más ruido, quiero dormir. ¿Por qué no duermes tú también?
—No tengo sueño, pero ¿ya que?
Tire a la basura el plato y subimos a mi habitación. Cuando nos acostamos abrase a Sam como si fuera un osito y sentí olor a cigarro en su ropa, la solté y iba a regañarla pero ella me detuvo.
—No me regañes, ya casi tengo mayoría de edad al igual que tu y puedo fumar.
—Todavía faltan 2 años para que tengas los 18, puedes enfermarte Sam.
—¿Y que?
—Puedes morir por cáncer de pulmón o algo así. Me harías sufrir mucho si mueres por fumar o por la droga…
—Yo no me drogo. ¿Quién te lo dijo? ¿Fue ese idiota de Freddie?—Casi grita mientras se incorporaba en la cama.
—Solo fue un ejemplo Sam, no me digas que en verdad te drogas—Dije tomándola de las manos.
—No Carly, solo quería un motivo para golpear a Freddie—Asegura Sam no muy convincente.
—Prométeme que ya no fumaras ni te drogaras. No quiero que te enfermes o que te lleven a la correccional por encontrarte consumiendo drogas.
—Carly, es difícil dejar eso—Declara.
—Yo te ayudare. Por favor prométemelo.
—Esta bien Carly, te prometo no fumar… ni drogarme—Agrega Sam al ver mi cara—Ya vamos a dormir, no quiero seguir con esto, me saca el apetito.
—No puedo creer que estemos hablando de esto mientras tú piensas en comida.
Continuará...
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