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Categoría: Sadomaso

SALA DEL PLACER

"Rosa sabe como castigar a los machitos y a los que presumen de polla."

 

Los ruidos se escuchaban por toda la habitación, la dominatrix Rosa estaba enculando con su dildo a un machito disfrazado de sirvienta. Tenía su pequeña virilidad al aire y jadeaba cada vez que su ama le metía su polla de plástico.

 

-Si...ama...por favor...deme más...si...oh-dejaba escapar mientras recibía todo aquel grosor en su cavidad anal.

 

La mujer miraba el teléfono móvil, resultaba aburrido si lo disfrutaba, no tenía nada de emoción. Sin duda, su espíritu ya estaba quebrado. Finalmente el hombrecillo expulsó un par de chorros de semen a la vez que daba un gran gemido de placer.

 

Le dio un azote y lo dejo allí tirado encima de la cama para que se recuperase. Suspiro molesta, resultaba todo muy aburrido.

 

-Disculpe señora-una de sus sirvientas entró.

 

-¿Qué ocurre?.

 

-Hemos encontrado a un intruso-eso le alegró.

 

-Vayamos a ver pues-dijo esbozando una sonrisa.

 

Salieron de la habitación y fueron hasta otra de las salas de aquel enorme recinto. Allí encontraron al sujeto en cuestión, sujeto por dos fuertes mujeres que no le dejaban escapar. El hombre era de estatura media, vestido con ropa de calle y con cara de pocos amigos.

 

-¡Soltadme putas!-gritaba enojado.

 

Rosa con una orden hizo que lo soltasen. Él se ajusto la ropa y luego miro a la mujer.

 

-¿Qué hacias espiando?.

 

-Ver a las mujeres, pensaba que eraís más guapas pero no soís más que un puñado de putas feas-contesto con arrogancia.

 

Aquel comentario le molesto mucho, le hablo mal no solo a ella, sino a sus preciosas sirvientas.

 

-Te doy una oportunidad de que pidas disculpas-dijo ella seria.

 

-¡Ja!, ¿os ha ofendido la verdad?-pregunto con una sonrisa egocéntrica.

 

-¿Entonces nos vas a pedir perdón?.

 

-¡Chupamela!-dijo agarrando su paquete-¡todas suplicaríais por mi rabo!.

 

Entonces se agarró el cinturón y se lo quito, se desabrochó los botones del vaquero y se lo bajo, luego hizo lo mismo con los calzoncillos dejando una gran polla a la vista de las mujeres. Algunas sirvientas se habían acercado así que eso aumento su ego, exponer su gran hombría delante de tantas mujeres.

 

-¿Qué te parece?-se la casco hasta tenerla muy dura aumentando unos centímetros su tamaño.

 

-Chicas, llevenlo a la sala del placer.

 

Las mujeres lo tomaron y aunque se resistió, no pudo hacer nada para evitarlo. Así, desnudo de cintura para abajo ya que le quitaron la ropa, fue llevado hasta el lugar y amarrado de pie para evitar que se pudiera mover. Rosa llevaba aún consigo su dildo. Se acerco hasta su espalda y la acaricio, de arriba hasta el culo. Luego paso su mano en la polla de este para acariciar la glande dejando escapar un pequeño gemido de este.

 

-¡Sueltame y verás como te rompo el culo cacho perra!-bramó.

 

-Shh, no digas nada.

 

Ella acercó el dildo hasta su ano, al notarlo, trato de cerrarlo para evitar ser penetrado pero Rosa logró meterla antes de que pudiera hacerlo. Él grito al sentirse violado, con cada sacudida, su polla se alzaba y bajaba como un muelle. Era algo muy gracioso de ver.

 

-Te gusta por lo que veo.

 

-No, eso no es verdad-sus piernas temblaban.

 

-Traed al esclavo-dijo ella ya cachonda y quitándose su parte superior dejando sus pechos al aire. Rosa estaba excitada, con los pezones duros los restrego en la espalda de este.

 

El esclavo de antes se presento desnudo. A ella le basto una simple señal para que hiciera lo que ella quería. Se colocó delante del joven y se arrodilló.

 

-¿Qué mierda va a hacer?-pregunto a regañadientes.

 

Él agarro la enorme polla y se la metió en la boca comenzando a succionar ante la incredulidad de este.

 

-¡Quitatela de la boca!, ¡no me gustan los hombres!-pero su cuerpo se empezaba a sacudir ya que la mamada era espectacular.

 

-Sabe usar muy bien su boca, le he tenido que enseñar durante horas y horas-dijo Rosa con una sonrisa al oído de este.

 

Durante lo siguientes minutos, el joven fue enculado mientras recibía aquella mamada. Rosa notó por su respiración que estaba a punto de explotar.

 

-Para de chupar perro-ordeno.

 

Él lo hizo justo cuando estaba a punto de correrse, al igual que ella que saco su dildo de su culo. El hombre quería haber eyaculado, la sentía en la punta, unas gotas de presemen caían manchando el suelo.

 

-Puedes retirarte-dijo.

 

Ahora quedaban ella y él a solas, Rosa miraba su cuerpo de arriba a abajo. Se detuvo a observar sus huevos, sin duda eran como su polla, bastante grandes. Se quedo pensativa durante al menos unos dos minutos mientras este agonizaba por no poder eyacular.

 

-Ya lo he decidido-dijo con una sonrisa.

 

-¿El qué?.

 

-Chicas, entrad-unas tres sirvientas completamente desnudas entraron, sus cuerpos eran espectaculares y sus rostros parecían los de un ángel.

 

Ellas se empezaron a besuquear y acariciar sus bellos cuerpos ante la mirada del joven. Este sentía su corazón latir a cien por hora, necesitaba empotrar aquellos hermosos culos, esas nalgas que se sacudían de un lado para otro.

 

-Bueno, es hora de acabar ya con esto-sacó unas tijeras de uno de sus bolsillos y lo colocó en la base de su enorme polla.

 

-¡Espera!, ¿qué haces?, ¡no puedes hacer eso!-grita asustado aún con el rabo duro.

 

-Yo creo que sí puedo.

 

Apretó las tijeras cortando el enorme rabo del joven que se sacudió durante unos segundos de dolor. Luego arrojó el miembro sangrante a la chicas quienes comenzaron a pelearse por el, era una disputa igualada.

 

-Al final tenías razón, se pelean por tenerla jeje-luego se puso delante suya ante su cara de horror de ver su hombría cortada-ah y una cosa...¡bienvenido al infierno eunuco!-le dio un gran puntapié que le dio de lleno en los huevos.

 

Este no pudo con semejante dolor y perdió el conocimiento. Rosa volvió a ir a terminar unas cosas mientras dejaba que las chicas se ocupasen de él.

 

Mientras tanto en la Tierra, unos policias examinan el cuerpo de un muerto.

 

-Al parecer lo han atropellado-dijo la mujer policia.

 

-Si, es una lastima porque tiene una buena polla-dijo examinando el paquete que sobresalía en su entrepierna.

 

-En fin, tapemos el cuerpo y esperemos a la ambulancia.

Datos del Relato
  • Categoría: Sadomaso
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