Las cortinas estaban abiertas al mundo y se habían quedado cerca de la ventana, desnudos, apenas había velas a pesar de la la oscuridad de la habitación.

-Quiero desgarrar con furia erótica la tormenta que hay en mis entrañas-. Le habia dicho

-Hazlo, y mientras lo hace derríteme con tu mirada asesina-. Contestó Ken cediendo a su petición, medio divertido por sus antojos traviesos, medio excitado por la posibilidad de ser observado por algún tercer espectador

Sin esperar, Takeru se había arrodillado ante él y miraba fijamente su entrepierna. Ken estaba seguro de por qué se mantuvo tan estático, pero ese apetito que leyó en sus ojos fue suficiente para dar el ímpetu su deseo de... hay que creer que eso era precisamente lo que ella esperaba, el sexo estaba a sólo unos centímetros del rostro de Takeru, colocó suavemente los labios. Pensó en un simple beso, pero no se detuvo, con la concentración se aplicó para penetrar el miembro de Ken en su boca, en su garganta, de una sola vez

Ken Estaba tan sorprendido de ver lo fácil que se tragó su pene... ese calor de excitación que ahora los envolvió por completo.

-Me tiembla el corazón, deberías saberlo-. Contestó, extasiado por lo que acababa de vivir.

Y entonces Takeru se retiró, como el mar que libera un rompeolas, sus húmedos labios lanzaron olas de dulces besos que se deslizaron por la punta... con su lengua, el sabor salado de su placer... dejando su saliva resbalando por aquel miembro que temblaba de pasión deseoso de que todo volviera a repetirse

Y despues de tres intensos segundos en los que todo se hizo inerte y sólo el latido del corazón de ambos era lo unico que tenía vida en esos cuerpos, todo volvió a suceder haciendo del momento un momento, irrumpiendo con fuerza, mordiendo el deseo, abriendo aún mas las ganas para intentar calmar el deseo, con besos de fuego, con su aliento sobre su sexo mojado.