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Recién había terminado de comer. Quería bañarme pero mi hermana mayor me cagó el baño para depilarse y pintarse. Todavía cree que con lo fea que es con sus 30 años arruinados por la merca y su paso por los puteros puede conseguir novio. No es que sea mala con ella. Es que Lorena nunca respetó nada ni a nadie, y le dio muchos dolores de cabeza a la mami.
No sabía cómo matar el tiempo. No podía poner cumbia porque mi hermana Mayra, la que le sigue a Lorena, renegaba para hacer que su hijo se duerma.
Esa es otra que siempre se rascó la argolla.
Tampoco podía ver tele porque nos cortaron el cable.
En las casas de la villa los cuartos están separados por cortinas. La nuestra tenía 3 piezas y una cocina comedor, además de un baño precario y un pequeño patio.
Yo dormía con mis hermanas y mi sobrinito. La otra pieza era de mis viejos y en la que quedaba dormían Lucas y Joel, que tienen 21 y 20.
Luquitas ese día estaba trabajando en la construcción, y Joel dormía la siesta. El hijo de puta no fue al colegio por no estudiar!
El viejo laburaba, o le metía los cuernos a la mami. No eran chismes de don Pedro nada más. Lorena, Lucas y yo lo vimos con una gorda tetona que, se ve que se la chupa bien y con facilidad, porque no tiene ni dientes la negra.
No sé por qué, pero en medio del embole que tenía me aplasté en un almohadón en el piso y dejé que la mente viaje sola. Encima no tenía ni un churro!
Pensé en el guacho del quiosco que me calienta hace una bocha, en Joel durmiendo en la siesta en calzones, en la gorda garchando con mi viejo, y en un montón de porquerías. Creo que por eso, y sumado a que estaba sola me metí una mano debajo de la bombacha y me colé dos dedos.
Cuando sentí que me empezaba a mojar y que las piernas se me abrían solas, me paré de golpe a levantar la mesa, lavé un par de platos, pensé en los fasos que siempre tiene mi hermano y me convencí de ir a despertarlo para que me fíe uno aunque sea. Pero antes volví a colarme los dedos.
No entendía por qué estaba tan caliente, pero sentía que la concha se me prendía fuego. Pensé que era el calor, o que necesitaba bañarme urgente, ya que no lo hacía desde el lunes, y ya era jueves.
Entré a la pieza de Joel, y verle la pija parada bajo su calzoncillo me puso peor. Lo llamé, le sacudí un brazo, le corrí una pierna y nada.
No lo resistí y le toqué la verga.
Le bajé un poco el calzón y se la olí.
Me alejé de su cama y me toqué la concha.
Acerqué mi boca a su glande colorado y le pasé la lengua, cagada en las patas pero alzada hasta las manos. Envolví su tronco firme con mi mano y subí un poquito para luego bajarlo, oler su pija de nuevo y lamerla, esta vez ya sin importarme si se despertaba.
Me la metí en la boca, gemí cuando la tuve casi toda adentro y, entonces sentí sus manos en mi cabeza.
¡chupala Cami, cómo te gusta mamarla nena, en el cole sos re petera vos no?!, lo oí decirme, cuando mi lengua no lo respetaba.
Lamía sus huevos, lo llenaba de mi saliva, me pegaba con su chota en la cara, se la pajeaba, volvía a tragarla y daba saltitos con mi boca y mis manos sobre esa pija maravillosa que se tensaba cada vez más.
¡mostrame las tetas putita, ahora, y pasate la verga por las tetas!, dijo, y me saqué la remera manchada de detergente que traía.
Pero antes de hacerle caso absoluto le puse las gomas en la cara para que me las chupe y manosee. Me hacía gemir como a una trola, porque además el turro me frotaba la concha sobre el pantalón, el que intentaba bajarme, mientras lograba que mis pezones se endurezcan como dos almendras.
A lo mejor por eso cayó Mayra para cagarnos a pedo.
¡Qué mierda hacen boludos, y no grites vos tarada que recién pude hacer que…
Pero no pudo continuar hablando.
Yo misma vi cómo le agarró la pija a Joel para pajearlo mientras él no paraba de comerme las tetas.
¡Así que los nenes andan alzados… dale, bajale el pantalón y pajeala!, dijo, antes de chuparle la pija con tanto ruido que, no pude evitar que Joel me dejara en bombacha.
Mayra me agarró de un brazo y empujó mi cabeza sobre la verga de mi hermano para que yo se la chupe, y como ella traía un mini short le dio sus tetas para que se las devorara.
No podía creer que mi hermana me lo hubiese servido en bandeja, y menos que, a la vez que mi boca se nutría de todo el presemen de esa terrible poronga, ella se le sentara en la cara, medio suspendida y agarradita del respaldo de la cama para que él la pajee con suma facilidad, ya que su pantaloncito estaba rajado adelante, y jamás usa bombacha.
No tardó en lamerle la conchita, y yo tampoco en sentarme en su pija. Yo no era virgen, pero costó que me entrara, porque sus 20 centímetros no cabían por completo, por más que me chorreara flujo hasta por el culo. Era muy ancha y su glande se hinchaba más, supongo que por el sabor de la tuna de mi hermana.
Enseguida empecé a subir y bajar con mis piernas cada vez más livianas para sentirla toda, mientras Mayra me pedía que le pegue en el culo, y Joel se llenaba la barba con los jugos de ella, que gemía acalorada diciendo:
¡cogela negro, dale verga chiquito, llenala de leche, y comeme la concha hermanito!
Joel jadeaba como si le faltara el aire, chapoteaba enérgico con su lengua en esa fuente rebalsada de fluidos, su pija me taladraba al punto de que sentía que me iba a partir, y me apretaba el culo con fuerza.
Me rompió la bombacha en el momento en que empezó a dejarme su lechita toda adentro en un orgasmo imposible de callar.
Ahí mismo, Mayra me sacó de encima de mi hermano, le lamió la pija y, justo cuando se estaba por sacar el short entra Lucas, todo sucio, transpirado y con cara de cansado, la que cambió de inmediato por unos ojos libidinosos que nunca le había visto.
Lorena gritó algo desde el baño, pero ninguno la escuchó.
Lucas se desvistió, y apenas quedó en calzoncillo me agarró como si mi cuerpo fuera de trapo, me re apoyó su paquete en el culo, me chupó las tetas y me tiró encima de Joel.
Como soy la más guacha no tenía derecho a exigirles nada. Pero me hubiese encantado que Lucas me coja así como estaba, mugriento y con olor a pintura en las manos.
Sin embargo, se sentó en el borde de la cama y Mayra se hincó para expandir su garganta necesitada de pija, para ensalivársela, arrancarle el bóxer y lamerle los huevos con unos soniditos que me descontrolaban.
Yo le fregaba el culo en la cara a Joel, y le pedía paja mientras yo se la apretaba sintiendo cómo le crecía en la palma de mi mano.
Cuando no aguanté más volví a subirme a esa verga hermosa, cuando Lucas ya se la enterraba en la concha a Maura, y nos pedía que entre nosotras nos toquemos las tetas y nos comamos a besos. A ella le daba asco, pero a mí me ponía más loquita.
Después Joel me acostó donde antes estaba él, mientras la cama amenazaba con quebrarse por lo vibrante de la cogida de Lucas y Mayra. Se me subió encima después de darme unos fuertes chotazos en la cara, y tomó las riendas al decidir que lo mejor que podía hacer conmigo era cogerme rapidito, lamiendo mis tetas y diciéndome que era una putita mañosa.
En medio del fragor del garche, no sé cómo fue que Lucas me abría la boca para que le lama los dedos. El tema es que luego los reemplazó por su verga impregnada de los jugos de mi hermana, y mi boquita se lo agradecía con creces. Se la mamaba con una furia que me hacía gemir hasta por los codos, mientras me enteraba que Mayra le chupaba el culo diciendo:
¡dale la leche a la guachita, dale la merienda negro sucio, te gusta cómo tu hermanita te lame el orto, y cómo la roñosa esa te come la verga?!
Entretanto Joel no le daba descanso a mi vagina con más ensartes, penetradas cortitas y con algún que otro dedo infiltrado. Me encantaba saborear la intimidad de mi hermana, y que esa cabecita latiendo emocionada se rebalse de juguitos, cada vez más cerca de inyectarme su lechita!
Pero Mayra me lo quitó cuando mi garganta clamaba por su bendición seminal. Lo tiró en el piso después de pedirme que le muerda una teta, y se le sentó para que Lucas se la meta en el culo.
¡Cómo gritaba con esa poronga la muy trola! Tanto que motivó a que Joel abandone mi cuerpo tembloroso, colmado de su sudor y mis tetas baboseadas para ponerse de pie delante de la boca de Mayra y pedirle que se la chupe con su mejor carita de nene asustado.
¡haceme un pete pendeja, y vos culeala más fuerte guacho!, dijo el pibe, y yo me levanté para pedirle que me pajee con violencia. Quería acabar mientras el culo de Mayra seguía apretando la pija de Lucas, su boca se embelesaba con el pito de mi ex pareja de garche y me escupía por donde quería, y los dedos de ella junto con los de Joel se hundían en mi cola y en mi vagina.
Ese mismo frenesí, la locura de verlos fundirse en piel y cuerpo, de oír tantos chupones, pijazos, los pedos de Mayra, los escupitajos de Joel a sus tetas, las nalgadas de los tres a mi culo y la calentura desbordando mi clítoris, me hacía pedirles más.
¡Dale toda la leche en el orto Lucas, que es una putita, y vos atragantala de leche tarado, pajeame pendeja, y tocate las tetas, abrime el culo con los dedos, pediles la lechona!, les ordenaba mi voz chillona, aguda y agitada.
Pero justo cuando Joel me arrodilló de un solo sopetón para que mi boca entre en contacto directo con su pedazo de verga, entra Lorena, en corpiño y a los gritos.
¡Boluda, tu nene está llorando, y vos empartuzada acá… sos una trola, y vos Camila sos una drogada, y una puta!
Por suerte alcancé a tomarle toda la lechita, y Lucas a darle todo su semen en la boca a Mayra.
En eso estábamos cuando, por culpa del despelote que armó la Lore, entró el viejo y, después de trompearse con los varones, nos dejó el culo morado a mí y a Mayra entre chancletazos, cintazos y cachetadas. Casi nos hace mierda el forro!
Claro que mi vieja ni se metió por intentar calmar al bebé. Además no le creyó ni una palabra a su marido.
Apenas los pibes se rajaron a la calle, yo me fui a bañar, y Mayra se quedó mariconeando en la cama. Cuando vuelvo me la encuentro pajeándose tranquilita oliendo mi bombacha rota. ¡Cómo nos pajeamos esa noche en su camita!
Fin
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