El siguiente relato acaeció hace unos meses, un día que fui a comprar a un gran centro comercial algo de comida. Llegué al parking, aparqué mi coche y cogí un carrito, entré en el supermercado, realicé mi compra y salí hacia mi coche, descargué la compra y finalmente me dirigí a dejar el carrito para recuperar la moneda, estaba en esas cuando una morena, alta, guapa, delgada y atractiva chica vestida con un traje ajustado negro me dijo sonriendo que si yo quería tener sexo con ella, que necesitaba dinero para poder comer, me quedé mirándola de arriba abajo, y le dije que cuanto pedía, en un castellano un poco extraño entendí que me solicitaba treinta euros, le respondí que era mucho dinero, ella me respondió que no podía trabajar por ser extranjera, tras esto le dije que por veinte euros de acuerdo, por más nada, ella se lo pensó y me dijo que veinticinco, le dije que no y me fui hacia mi coche.
Arranqué y pasé a su altura observándola, ella se quedó mirándome también, la saludé con la mano, ella no hizo nada, continué y mirando por el retrovisor trasero vi como levantaba la mano y corría detrás de mí, segundos después paré y esperé a que llegara a mi altura, bajé la ventanilla y me dijo que de acuerdo, se subió a mi lado y arranqué. Una vez dentro me dijo que se llamaba Donia, que era Rumana, que hacía tres meses que estaba en España, ya que en su país la cosa estaba mal, que ella vivía con más gente en un piso, La escuchaba y mientras tanto llegamos a mi casa, paré en la puerta y entonces ella me preguntó que donde estábamos, le dije que en mi casa, la noté un poco asustada por la situación, no debía conocer esa zona, así que le pregunté que si no quería que nos íbamos y que no pasaba nada, no respondió, entonces metí el coche en el garaje y después descargamos la compra y la colocamos en su sitio para relajar la cosa. Tras esto, estábamos algo sudados y le pregunté si quería ducharse, Donia me contestó que sí, entonces la acompañé al baño, le di una toalla y entró cerrando la puerta.
Pasaron unos diez minutos hasta que ella salió del baño, estaba con la toalla enrollada en su cuerpo y su cabello húmedo, con la ropa en la mano, entonces le propuse lavarla y secarla, que en pocos minutos la tendría limpia y seca, Donia accedió y la puse a lavar. Ella se quedó sentada en el sofá, le dije que si quería beber algo, me pidió un vaso de agua, tras dárselo, me senté a su lado y le pregunté por como se encontraba, me dijo que muy bien, que le había sentado maravillosamente la ducha y estaba más relajada, entonces le dije que mientras la ropa estaba lista me iba a duchar, ella asentó con la cabeza y me fui al baño.
Al salir de la ducha y dirigirme al salón, me encontré a Donia tumbada en el sofá adormilada, me acerqué a ella y aproximé mi boca a la suya, besándola suavemente, no se inmutó, después por la toalla que estaba ligeramente entreabierta metí mi mano, acaricié sus muslos, para después lentamente separárselos hasta que pude observar su coñito, estaba cubierto de pelo negro, después continué acariciando sus piernas, sus pies y sus duros muslos, seguí explorando por debajo de la toalla, subiendo por su barriga y hasta llegar a sus pechos, en ese momento y como la toalla estaba sujeta por ahí esta se desató, Donia abrió los ojos, me miró, no dijo nada y volvió a cerrarlos. Una vez abierta la toalla, pude contemplar sus pechos desafiantes ante mí, sus pezones erectos, con una aureola grande, los pechos eran grandes y bien formados, empecé a acariciar sus tetas con suavidad, sus pezones duros, con las dos manos los apretaba.
Momentos después, destapé completamente su cuerpo, quedando desnuda ante mí, entonces ella me volvió a mirar sonriendo y me dijo que estaba cómoda y excitada, me extendió los brazos cogiéndome de la nuca y acercando mi cabeza hacia sus labios me besó son ternura, hundiendo su lengua en mi boca con mucha suavidad, yo le respondí con la misma ternura, nos fundimos en un abrazo muy efusivo, fui acariciando su cuerpo desde sus pechos hasta sus piernas lentamente. Segundos después, ella me despojó de mi albornoz, dejándome desnudo, me dejé caer sobre sus pechos y pude notar sus calidos pezones, me besó con mas fuerza pero esta vez clavando sus uñas en mi espalda, estábamos muy excitados.
A continuación me puse de pie, quedando desnudo frente a ella tocándome el pene, entonces le dije que me apetecía comerme su coñito, segundos después Donia abrió sus piernas lentamente hasta que pude contemplar su rajita, posteriormente, le levanté las piernas colocándolas sobre mis hombros me situé entre sus piernas de rodillas y comencé a darle pequeños besos en las ingles, muslos, ombligo y todo el alrededor de su coñito, notaba su excitación, podía oler su aroma, posteriormente puse mis labios cerca de su vagina y pude ver como se abría cada vez que respiraba, besé la entrada, la cual estaba húmeda, y a continuación pasé mi lengua entre sus labios menores, degusté su sabor, su olor penetraba en mí, hundí mi lengua en su vagina y al rato busqué el clítoris, lamiéndolo, besándolo y lacerándolo levemente, después también le metí un dedo en su vagina notando lo mojada que estaba, metía y sacaba el dedo al mismo tiempo que le lamía el clítoris, sus jugos chorreaban por mi mano, se convulsionaba cada vez más, iba llegando al clímax, hasta que alcanzó el orgasmo, gritó de placer, apretaba sus piernas sobre mi cabeza.
Tras esto, se quedó relajada y temblorosa, yo me quedé mirando como su vagina mojada se dilataba y contraía, acerqué mi boca a la suya y la besé con pasión, presionando mi pene sobre su monte de venus para que notara mi firmeza. Donia no tardó en cogerme el pene con la mano mientras la besaba, suavemente me lo acariciaba de arriba abajo, su mano resbalaba sobre mi verga la cual se encontraba muy mojada, momentos después, me pidió que me levantara, me puse de pie delante de ella y comenzó a acariciar mi polla despacio mientras la miraba, le pregunté si le gustaba, y me respondió que le atraía mucho, le pedí que me la chupara y sin mediar palabra se la metió en la boca lentamente chupándola con avidez mientras me masajeaba los testículos, el momento era sublime, me encontraba en la gloria viendo como la lamía con ternura mientras me miraba a los ojos, estuvo entretenida unos minutos en mi verga hasta que le pedí que parara.
Me fui a la habitación a por un preservativo, ella se levantó y me siguió para después tumbarse boca arriba en la cama, quedándose abierta de piernas delante de mí, acariciándose sus pechos, con una sonrisa preciosa como pidiéndome más, no me hice de rogar y me puse encima de ella, le metí mi polla lentamente, y cuando entró por completo empecé a follármela lentamente, me encantaba, ella disfrutaba, gemía, yo seguía taladrándola, más rápido, penetrándola con furia, con golpes cada vez más bruscos, a Donia le encantaba y me pedía más, así estuvimos durante bastantes minutos.
Al rato, Donia me agarró con fuerza, quedándonos pegados, para después empujarme y quedar sueltos, entonces ella se dio la vuelta en la cama, se puso boca abajo, yo me puse detrás de ella, me tumbé encima suya buscando su culito con mi pene, ella movía su culo, no lo deseaba, así que se la volví a meter por su vagina, con ritmo lento y continuo empecé a darle, para después hacerlo cada vez más rápido, la follaba y ella mientras subía el culo con cada embestida que le propinaba, jadeábamos ambos. Pasados unos minutos, Donia decidió que era el momento de cambiar de aires, me dijo que ahora le tocaba recibir por el culo, me quedé un poco descolocado, pero reaccioné, me levanté diciéndole que se pusiera a cuatro patas, ella se puso, le metí la polla en la vagina, y le fui escupiendo en su culito cerrado, lo masajeaba con mis dedos y a veces con mi polla, hasta que noté que estaba listo, entonces acerqué el glande a su ano, empujé y no entraba, decidí lubricar más aun con mi saliva y después acerqué nuevamente la punta, fui empujando poco a poco y fue entrando hasta que cuando estaba a la mitad, le dolió mucho, inmediatamente la saqué, Donia me dijo que volviera a intentarlo, pasaron unos segundos y repetí la operación, pero pasó lo mismo, entonces ella se dio la vuelta, me tumbó en la cama boca arriba, Donia se acercó a mí, me empezó a dar besos y a comérmela hasta que se sentó encima, empezó a rozarse con mi pene sin llegar a meterla, se movía hacia delante y hacia atrás, yo acariciaba sus pechos, ella siguió hasta que se sentó y se clavó mi polla por el culo hasta la mitad, entonces me dijo que ya estaba, ella misma se la había metido por el culo, la miré y con un movimiento de cadera hacia arriba le metí por completo mi verga, soltó un gemido ahogado, después empezó a moverse arriba y abajo, follándose ella sola.
Cuando se cansó volvimos a la posición del perrito y le metí nuevamente mi polla, después empecé a bombearla, ella se tocaba el coño mientras se la metía, se corrió poco después, seguimos un rato más hasta que ella me dijo que se corría de nuevo, que me corriese yo también, tras esto Donia tuvo otro orgasmo, preludio del mío, me corrí en su culo, para después caerme encima de ella. Al rato me di la vuelta, Donia también, y se lanzó a chuparme la polla para limpiarla de semen, la dejó inmaculada.
Nos quedamos un rato tumbados en la cama abrazados con las piernas entrelazadas, estábamos extenuados, hasta que al rato nos levantamos y fuimos a la ducha, teníamos calor y las gotas de sudor resbalaban por nuestros cuerpos, nos lavamos juntos, frotándonos el uno al otro. Después salí de la ducha para coger su ropa que estaba ya seca, se las di para que se vistiera, mirándola como lo hacía, pude observar que no tenía muchas ganas de marcharse, se vistió y cogiendo el coche la acompañé a su casa, le di cincuenta euros, y ella me miró cogiendo el dinero, después me dijo que lo necesitaba pero que si no fuera por eso no lo aceptaría, ya que había disfrutado mucho. A continuación salió del coche mirándome y sonriendo al mismo tiempo.