Estaba estudiando una maestría en la U católica de Chile, becado como premio por la tesis que había hecho previo a graduarme en Economía en Guatemala. Ya habían transcurrido dos meses de estar en ese país, y compartía un apartamento con un Colombiano y un uruguayo. Un domingo me llamó el uruguayo para preguntarme si podía elaborar un ceviche como el que había hecho hacía unos días, y que él pasaría a comprar los filetes de pescado, camarones y las otras cosas que yo le indicara que utilizaría, y que iba a llevar a su novia y dos amigas más. Las chicas eran guapas, y dos semanas después ya salía con una de ellas de nombra Rosalía, oriunda de Valparaíso, era encantadora y al besarla no quería separarme de ella, ejercía una atracción fantástica sobre mí, era delgada de culo parado y de tetas medinas duras, era imposible evitar que la verga se me parara, a lo cual ella se daba cuenta. un mes después de los primeros examenes de semestre, le llamó para decirme que sus compañeras se habían ido a sus casas y que ella lo haría dos días después, pero esas dos noches no quería estar sola en el apartamneto y quería que la acompañara, después de cenar vimos televisión y luego puso música y bailamos un rato entre besos y apapachos, la note excitada y me dijo que tenía mucha curiosidad de ver mi verga ya que sentía siempre un bulto muy grande, el asunto es que en cuestión de segundos, estábamos completamente desnudos, ella jugueteaba con mis 8 pulga de verga gruesa, estaba extasiada, y yo lamía su concha peluda, fuimos a la cama y empezé a rozarla con la cabeza del pene en su raja, debido a la humedad la punta deslizo en su entrada, y cuando empujé ¡sorpresa!, era virgen, gimió, me tomo de las nalgas y me apretó hacia ella, yo empujé y su himen se rompió dejando libre el paso a mi grueso miembro, que lentamente se deslizó al fondo, agarramos ritmo, ella después del dolor y ardor empezó a sentir placer, gimiendo y sollozando se movió mas rápido, la topé y sentí más humedad en ella me abrazo y sus piernas prensaron mi cintura y se vino en un hermoso orgasmo, y casi instantanemente de desbordé dentro de ella con varios chorros de leche caliente y espesa, lentamente la fuí retirando quedando en su sábana el vestigio de sus líquidos, mi semen y su sangre.