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Categoría: Confesiones

Ricardo, una fantasia virtual a una real

Mientras lo esperaba, en la entrada del hotel, mis nervios aumentaban cada vez más. Mi pulso estaba a 1000 por hora, era una sensación rara, hacia mucho tiempo que no la sentía. Tal vez era un buen presentimiento por lo que estaba a punto de descubrir, o quizá el miedo a saber como era él. Seria él lo que yo esperaba, o yo lo que él creía... Mientras el tiempo pasaba, mil cosas se aglutinaban en mi mente, mil ideas que decirle cuando lo viera, pero sabía que eso no pasaría, pues al momento de verlo me trabaría toda, como siempre pasa en mis primeras citas. Me concentré en disminuir la tensión de mi cuerpo y en evitar decir babosadas sin sentido. Poco a poco los minutos fueron pasando y mi ansiedad por conocerlo era más grande. No paso mucho tiempo cuando, de pronto, vi venir a ese hombre que tanto deseaba conocer y abrazar. Él era Ricardo, un chico de Monterrey de 23 años, a cada paso que veía acercándose a mí, lo visualizaba en mi mente detalladamente. Sí, era el, ahí estaba, era alto como de 2 metros, de cuerpo grueso como el de un jugador de fútbol americano, su cabello castaño y sus manos grandes, era hermoso para mi ver. Aún por mi mente no cruzaba ninguna escena de querer cogérmelo. Mientras más se acercaba a mí, vi la sonrisa en su cara un poco tímida, como la mía que se reflejaba en mi rostro. En ese momento agarré mi cabello acomodándomelo de diferentes formas, era parte de mis nervios. De pronto ya estaba frente a mí, no supe que decir, tal como lo había premeditado. Solo lo abrace fuerte y creo que no hizo falta decirle el gusto que me daba tenerlo junto a mí. Le dije: ¿Cómo estas? Y el se rió y me contestó, no mejor que tu... Nos reímos nerviosamente y lo hice caminar hasta mi carro. Después de varias platicas de como le había ido en su viaje, le pregunte si quería dar un paseo por la ciudad para que la conociera, y aceptó. Ahí estábamos los dos, juntos después de tanto planearlo, era nuestra primera cita, y creo fue la mejor que eh tenido. Andando por la ciudad en el carro, el me llevaba tomada de mi mano y con sus dedos acariciaba mi muñeca, era fascínate estar juntos y hablar de cosas que de momento no tenían sentido, pero era mucha la alegría que nos hacia estar juntos. Después de unas vueltas me dirigí a mi departamento, llegamos y nos dirigimos a la sala, nos sentamos y le ofrecí un vaso con refresco, los dos fumábamos mientras hablábamos de cosas suyas y de su trabajo, después de unos minutos ya estábamos tirados sobre la alfombra, reclinados sobre la mesa de centro. No paso mucho tiempo cuando mis ansias locas por besar esos labios carnosos y rozados me dominaron, nos acercamos y lo besé con tanta ternura como si sus labios fueran a quebrarse, acaricie su cabello y lo enredaba entre mis dedos y uñas. Él solo me seguía al compás del beso y sus manos acariciaban mi espalda y mi cabello, era tan hermoso como jugaba con mi cabello, era algo que le fascinaba, pienso que lo excitaba. Después de un largo beso de unos 10 minutos entre pausas, ya mi agitación era muy fuerte, sabía que el seguir así nos llevaría a pasar a otro nivel. Mientras pausábamos entre los besos, yo acariciaba su cabello y le decía que estaba feliz, no sé si fueron más de 10 veces que dije eso. Fui feliz desde el principio que lo vi, era obvio, mi felicidad en mi rostro me delataba. Después de estar conversando y mirándonos como dos personas se miran con deseo, nos besamos de nuevo. Ese beso fue mucho más intenso, su cuerpo empezaba acercarse al mío y yo igual lo acercaba al de él en medio de sus piernas, sin saber en que momento me acomode entre ellas, el me empezó a besar el cuello, yo me retorcía hacia atrás, lo estaba disfrutando mucho. No miento en decir que mi concha ya estaba más que húmeda, mojada. Después, poco a poco fue acariciándome mis pechos y todo lo hacia de una forma tan sutil, era perfecto no podía pedirle más al dios de la noche, tenia al hombre indicado. Seguimos besándonos, pero ya mi pecho casi quedaba al descubierto, mi brassier blanco, notaba mis pezones muy parados y duros, deseosos por ser mamado por aquella rica boca. No tarde mucho en quitarle su camiseta, para ver su cuerpo, era bello, blanco y bien formado por el fútbol americano, a través de su pantalón, ya podía ver como su verga estaba muy parada y el con su porte de serio y tímido, no dejaba de acariciarme y besarme. De pronto inicié yo, sí creo que fui yo quien dio la iniciativa, ya no aguantaba mas, quería tenerlo desnudo junto a mí, sentir el olor de su cuerpo, probarlo todo y sentirlo pegado a mi. Empecé bajando su zipper y su pantalón, mientras él me seguía desabrochando mi blusa, poco a poco nos fuimos desnudando. Él me recostó sobre la alfombra y besó mi vientre, yo me retorcía y hacia pequeños ruidos de placer. Me senté un poco para jalarlo hacia a mí y besarlo de nuevo, ya podía sentir su verga bien parada pegada a mí concha, le acariciaba la espalda y eso creo que le gustaba, pues hacia gemidos de placer. Entonces le fui enterrando mis uñas por toda la espalda y eso lo excitaba más. Después lo balanceé a sentarlo y me subí sobre el, aun tirado sobre el piso. Mis tetas quedaban exactamente en su cara y el las besaba con ternura, mientras yo me acercaba a su oído y lamía su oreja mientras le daba gemidos míos, eso lo tenia vuelto loco. Sin más no poder bajé mi mano para buscarle su verga y meterla dentro de mi concha que ya estaba jugosa y caliente por devorarla. La tome con mi mano y la pase por mis labios vaginales para que sintiera esa humedad en la que me bañaba, y en un suspiro dejé meter toda su verga en mi, ahí estaba cabalgándolo y el agarrándome mis nalgas y jalándome hacia él. No deje de moverme en ningún momento, era el cuadro perfecto, mientras me cogía me besaba. Yo estaba más que excitada, mi concha se contraía como no queriendo dejar esa verga, era tan rico sentirlo, estaba muy duro y en esa posición era fácil sentirlo todo dentro de mí. De pronto el me acostó en la alfombra y abrió mis piernas para acostarse en mi y meterme toda su verga de nuevo. Yo solo gemía de placer, era tan rico sentir como me cogía, lo deseaba tanto, que mis gemidos lo decían todo. Después de algunos minutos de estarme metiendo su verga, empecé a decirle: Que rico papito! Me encanta tu verga!!! Házmelo duro!!, dame… dámelo más duro!! Quería que cada centímetro de su verga estuviera dentro de mí. Él solo gemía, yo hablaba para incitarlo más, quería ser cogida por él, más duro y sabroso. En ese momento, los dos nos hicimos saber que nos vendríamos, y ente fuertes gemidos nos corrimos en un rico orgasmo que parecía una melodía. Yo grite tan duro que creo que me oyeron los vecinos, me encantó ver su cara de placer al momento de venirse, eso me excitaba más. Al momento de echar todo ese orgasmo, nos quedamos reposados uno encima del otro, era tan rico, sentir su aliento y sudor junto a mí cuerpo, y la agitación de nuestros cuerpos deseosos por más….. Descansamos y me levanté para tomar agua, regresé y nos besamos por un par de minutos y nos abrazamos, estaba de sobra decir algo. Mientras nos recuperábamos, encendimos un cigarro y quedamos abrazados ahí desnudos. Ya eran casi las 2 de la mañana, pero a mí no me importaba y él tampoco. A pesar de su largo viaje en carretera, él parecía estar feliz por estar juntos y por que habíamos hecho. Después de haber agarrado fuerzas, nos besamos de nuevo, el beso era más un pretexto para ponernos calientes, pues nos encendía tan bien que en un cerrar de ojos ya estábamos dispuestos a cogernos otra vez…. Esta vez ya estábamos en el sillón recostados, sin decir nada me monte sobre él y lo bese todo. Pase mi lengua por su cuello, y volvía a su boca, poco a poco iba bajando besándole su pecho, me detuve en sus pezones y los mordí un poco, eso lo excitó. Después fui bajando hasta llegar a su abdomen y lo besé mas, él sabia perfectamente hacia donde se dirigía mi boca, y poco a poco fui quedando frente a su verga, hincada frente a él. Ricardo solo agarraba mi cabello juntándomelo todo para poder apreciar como sé la mamaría. Llegué a su verga y lamí su cabeza dándole pequeñas chupaditas, él solo miraba y se mordía su labio. Metí toda su verga en mi boca y volteaba mis ojos hacia su cara para ver como lo disfrutaba, seguí chapándole más y más rico. Jugaba mi lengua dentro de mi boca mientras tenia su pené dentro, mordí varias veces la cabeza de su verga y la metía de un trancazo a mí boca. Mi cabeza empezó a moverse más, y más, lo estaba cogiendo con mi boca, él lo estaba más que disfrutando y yo también. Me encantaba su sabor, me encantaba tener su verga en mi boca, me tenia más que excitada. Mientras más la chupaba, más gemía, podía ver su cara, diciéndome trágate mi verga..... Levante mi cara y le dije: ¿te gusta papito? –sííííí- ¿te gusta cómo te la chupo? –sííííí….así más…. chúpamela más.... cómetela toda...... - No dejaba de chuparla me la estaba tragando toda. Hasta mis anginas estaban muy golpeadas por su verga. Seguí chupándola así rico, muy rico…… De momento empujó mi cara contra su verga, y sentí como un chorro de leche caía dentro de mi boca. Fue cuando le dije: ¡VENTEE PAPITOO! ¡DAMELAAA…DAMEE TODA TU LECHEEE!!!! ¡ASIIII DAMELLAAAAA TODAAA!!!!! ¡VENTEEEEEEE, VENTEEEEE!!!! Y en gemidos el me daba toda su leche en mi boca. Mmmm! era tan delicioso probarlo y comérmelo todo. Era un néctar que nunca había probado, aunque no me crean, quizá porque era de él, de él yo quería todo, lo que fuese, con tal de hacerlo sentir bien. Ya después que se vino todo, tome un poco de agua porque sentí que vomitaba. Él me jaló hacia el y pude sentir su verga aún muy dura. Me besó, sin decir nada me senté en su verga. Huyyy! que rico y me empecé a balancear estaba muy excitada. Parecía leona queriéndome comer esa verga con mi concha, era muy rico. Él empezó a meter mis tetas en su boca como desesperado, las mamaba muy rico y las mordía, con sus manos juntaba mis dos tetas para meterlas en su boca. Era muy excitante tener mis dos tetas comidas, que ricoo! Yo no dejaba de moverme, ni el tampoco, sentí que me vendría y se lo dije. -ME VOY A VENIR PAPITOO! DAME MAS DUROOO! DAMEEEE…. ASI…. DIME QUE ME VENGA! ¡DIMELOO! DIMEELOOOO!!!! -VENTE MI AMORRR!! ¡VENTEEEEEE…..VAMONOSSS JUNTOSSS!!!! ASIII… ASIIIII… ¡VENTEEEEE.. AHHHHH,AAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!! AHHHHHHHHHH AHHHHHHHHHHHHAHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ¡!QUE RICOOOOOOOOOOOOO!! AHHHHHHHHHHHHHHHHHHH HHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!

Ahí estábamos los dos tirados después de haber tenido un orgasmo más. El se encontraba sobre mi pecho, sudado con ese olor a hombre, ese perfume que me tenia toda penetrada en mi cuerpo. Que rico! La verdad que fue delicioso. Aún lo recuerdo y me puedo sentir mojada, pues era el hombre perfecto y ahí lo tuve junto a mí y para mi sola. Ese fue el primer día que pasamos juntos, el primer día de una semana que estuvo conmigo. La pasamos de lo mejor y créanme que los otros 6 días fueron superando al primero. Aún tengo más que contar, eso solo fue el principio, los demás fueron mucho más ricos y más experimentados...

Espera que te platique el segundo día y veras en lo que se convirtió esta cita con mi chico que conocí por Internet y que fue mi sueño hecho realidad...
Datos del Relato
  • Autor: Lizeth Mon
  • Código: 9654
  • Fecha: 21-06-2004
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 6.35
  • Votos: 40
  • Envios: 5
  • Lecturas: 2501
  • Valoración:
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