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RICA TARDE DE INTERCAMBIO

"Esta experiencia quiso narrarla mi esposa. Después de aquella tarde en que nos disfrutamos habíamos decidido, sin haberlo platicado, enfocarnos a la música y no hubo mas encuentros. Hasta el pasado fin de semana.".

 

Nuestro amigo guitarrista se ha casado con una morenita de 25 años -el tiene 31, mi marido 40 y yo 39- y hemos formado una muy buena amistad junto a nuestro otro compañero bajista, quien también ya tiene novia, convirtiéndonos en una pequeña familia que nos cuidamos y procuramos mucho.

Después de aquella tarde en que nos disfrutamos habíamos decidido, sin haberlo platicado, enfocarnos a la música y no hubo mas encuentros, ni siquiera pláticas o insinuaciones al respecto. Con la llegada de su esposa al grupo, menos aún.

El pasado fin de semana, decidimos juntarnos a comer y ver películas en casa de ellos. La invitación se la hicimos a varias parejas mas, sin embargo, solo nosotros cuatro nos reunimos, la comida transcurrió sin ninguna novedad, solo charla, risas, anécdotas, canciones; a media tarde pasamos a la sala y los cuatro nos sentamos en el mismo sofá prestos a ver las películas que habíamos descargado y rentado. No teníamos prisa pues era sábado, así que nos pusimos cómodos, acercamos la mesa con botanas, nos quitamos los zapatos y estábamos pasando un rato muy agradable hasta que mi marido, sin darse cuenta y conforme a nuestra costumbre, paso su brazo por mis hombros y comenzó a acariciarme una teta por sobre la blusa; yo un poco apenada le tomé la mano para detenerlo. No quise voltear hacia nuestros amigos para no saber si se habían dado cuenta. Poco después, al soltarle la mano, mi marido comenzó nuevamente a acariciarme el mismo seno, poco a poco acomodó el brazo de manera que su dedo medio rozaba la zona de mi pezón que hizo que olvidara donde estábamos y solo disfrutaba la sensación de cosquilleo y la erección de mi pezón.

En un ligero lapso de cordura, miré de reojo a mis amigos y nuevamente detuve la mano de mi esposo, él bajó su brazo por mi espalda, me dio un apretón en la nalga y metió su mano en la bolsa delantera de mi pantalón que lo acercaba a mi zona íntima. Al querer detener las intenciones de mi marido, toqué la pierna de mi amiga, quien vestía un vestido casual a la rodilla el cual sentada le quedaba a medio muslo. Me extrañó que no me dijera nada y al mirarla ella estaba fundida en un largo beso con su esposo quien la tenía tomada de ambos pechos y ella le acariciaba el paquete por sobre el pantalón, supongo que aprovechando que ya había comenzado a oscurecer. Esto me calentó muchísimo por lo que apreté la mano de mi marido y con la otra mano su miembro que ya comenzaba a endurecerse.

Me sentía muy nerviosa, tocaba a mi esposo de manera intermitente ya que no estaba segura que quisiera ser vista. Aunque años atrás habíamos tenido un intercambio y algunos tríos, ya había pasado mucho tiempo y me sentía como si fuera la primera vez, solo que no contaba con que mi amiga era quien ahora me acariciaba la pierna, por sobre el pantalón recorría mi muslo de la rodilla hasta mi zona vaginal sin tocarla aún. Esto terminó de prenderme y correspondí las caricias con la ventaja que podía tocar su piel de manera directa. Ella al sentirme me miró y se acercó para besarme de manera muy cachonda, atónita respondí de manera torpe; como pude bajé el zipper del pantalón de mi marido y le saque el miembro para tomarlo sin límites y con fuerza como me gusta. Mi marido me tomó ambas tetas, las acarició, la apretó, las rodeaba, las jalaba como sabe que me gusta, en el éxtasis miré que nuestro amigo hacía lo mismo con su esposa, nos acercamos tanto ella y yo que las manos de nuestros maridos se tocaban durante el magreo de nuestros pechos que optaron por permitir que cada quien tocara los senos de sus esposas, fue maravilloso sentir la mano de mi marido en un pecho, la de mi amigo en la otra, la mano de mi amiga en mis piernas y nalgas, una de mis manos en la húmeda vagina de mi amiga y la otra en el tronco duro de mi marido.

Mi esposo acomedido, me desabrochó la blusa y me bajó las copas del sostén, dejando mis tetas (les recuerdo 34C) totalmente accesibles a los tres. Ella se agachó para besarme un seno, esa posición permitió a mi marido tomar un pecho de ella por dentro del vestido, mientras que su esposo y yo seguíamos acariciando la cuquita de nuestra anfitriona. Yo aproveché para buscar el miembro de nuestro amigo que aun nadie le había hecho caso.

La situación se iba tornando cada vez mas cachonda, yo estaba muy caliente y muy mojada, al sacar el miembro de nuestro amigo no logré llegar a él para saborearlo, así que me tuve que conformar con masturbarlo; él acariciaba las piernas y nalgas de su esposa levantándole el vestido accediendo con mayor facilidad a su depilada área íntima. Mi esposo mientras tanto ya me había despojado de la blusa y el sostén y se encontraba desabrochándome el pantalón; en la calentura nuestra joven amiga se sacó de una el vestido y se acomodó en el miembro rígido de su marido ensartándoselo poco a poco mientras yo aun estaba sosteniéndolo, su esposo la acomodó abriéndole las piernas dejando a la vista su vagina empapada en sus jugos que por supuesto, saboreé lamiendo, chupando y mordisqueando su clítoris y de paso lamiendo el tronco y los huevos de nuestro amigo al quedar descubierto de la caliente cuca de ella. Para ello tuve que levantarme del sofá, cosa que mi marido aprovechó para sacarme el pantalón y la tanga de una y pasear su nariz y lengua entre mi anito y mi cuca mojada por mi calentura.

Yo ya estaba mas que lista para ser ensartada por lo que me arrodillé en el sofá con las manos en el respaldo pidiéndole a mi hombre que me lo metiera ya, que lo necesitaba dentro, cosa que hizo de inmediato, de un solo empujón me la metió hasta sentir como chocaban sus huevos en mi vulva. Nuestra amiga al vernos tan cerca aprovechó para tomar los huevos de mi marido, de acariciarlo por las nalgas y sobarme las tetas que me bamboleaban por los empellones de mi esposo quien también aprovechó para volver a magrear las tetas de la morena, que no son grandes como las mías pero son de una mujer de solo 25 años, pero lo mejor de la noche estaba por venir…

Después de un rato de estar siendo embestidas por nuestros hombres, nuestra amiga se levantó, me besó y me dijo: -Se que ya has probado la tranca de mi marido, creo que lo justo es que me dejes probar la de tu marido.

Sin mucho que pudiera decir, me hice a un lado y ella se sentó frente a mi marido, le acarició una vez mas los huevos, los lamió, se los chupó, se los metió por completo a la boca, algo que volvió loco a mi marido que de manera increíble produjo una erección aun mayor a la acostumbrada, que de por sí 18-19 centímetros erecto es sensacional. La escena me produjo una mezcla muy intensa de celos y excitación. No podía dejar de mirar y disfrutar a pesar del ligero coraje que sentía al verlos, esto último fue convirtiéndose en una calentura tan fuerte que me lancé a chupar la polla de mi ya conocido amigo. Lo lamí, chupé, mordisqueé, y él al oído me dijo: -hace mucho que deseaba repetir aquella tarde-, me incorporó e hizo que me recostara boca arriba, me abrió las piernas y colocando la punta de su miembro en la entrada de mi raja que estaba mas que lista para ser penetrada una vez mas. Antes de metermela primero la restregó algunas veces sobre mi clítoris que estaba hinchado de la calentura, estaba urgida de sentirlo dentro que sin darme cuenta le grite que me lo metiera, que lo quería dentro. Él con cara desentendida me tomó de las nalgas, me las apretó como si quisiera desgarrármelas y me penetró con un ímpetu que me hizo gritar de placer, me tomé de sus brazos, pasé una pierna por su cintura y la otra la levanté hasta su hombro para que pudiera tener pleno acceso a mi raja para que me la metiera hasta el fondo, estaba extasiada, cachondísima, plena disfrutando de ese tronco entrando y saliendo de mi, dándome placer hasta que obtuve un orgasmo que hizo que mis piernas se desvanecieran sobre el sillón.

Mientras me recuperaba, logré ver como mi marido daba duros empujones sobre el trasero de la morenita, al igual que a mí, la puso boca arriba juntó y levantó sus piernas y con su panochita cerrada por la posición la volvió a penetrar con rápidos mete-saca que a ella volvieron loca, apretaba sus labios para no gritar y solo dejaba escapar algunos gemidos placenteros. Me le acerqué al oído y le dije que a mi marido le encanta escucharme gritar si así me provoca y que ello lo motiva a darme mas fuerte que es como me gusta. De inmediato dejó que el placer le arrancará suspiros, gemidos, súplicas y gritos pidiendo que le diera mas rápido hasta que obtuvo un orgasmo que le provocó un estallido de jugos vaginales.

Tanta era la calentura que vivíamos que le pedí a mi amiga que me chupara la concha mientras le hacía lo mismo acomodándonos una encima de la otra. Yo estaba sobre ella y le pedí a mi marido que me cogiera, y nuestro amigo, presto se colocó a cogerse a su mujercita también y por momentos nos la sacaban para que se las chupáramos, algo que provocó que ambos machos por fin nos llenaran con su semen caliente que por supuesto ambas limpiamos amablemente a base de besos, mamadas y lengüetazos.

Después de esto, volvimos a nuestras posiciones originales para seguirnos manoseando mientras veíamos el resto de las películas.

No se qué que venga después en nuestra amistad, pero mi esposo me ha asegurado que le excita verme cogiendo con otros y que si es mi deseo seguiremos haciéndolo con ellos o con alguien mas.

Así que esperen mas relatos

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