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Resolviéndole un favor a mi compadre

Hola, comienzo por una breve descripción mía: me llamo Eduardo, tengo 29 años, soy un chico delgado con un buen cuerpo y unas nalgas super antojables, mido aprox. 1.67 m, soy de nacionalidad mexicana y actualmente radico en la ciudad de Guadalajara.

Esta historia pasó cuando tenía 25 años; desde la preparatoria mantengo amistad con Ana, esposa de mi "compadre", a él lo conocí cuando se fueron a vivir juntos, a los 23 años. Siempre nos llevamos muy bien y nos poníamos unas buenas borracheras. Cuando ya estábamos tomados, mi compadre siempre me hacía bromitas, ya saben, me tocaba las nalgas, hacía algunos comentarios sexuales, me arrimaba el paquetón, etc - tanto Ana como él sabían sobre mis preferencias sexuales -; pero solo lo veíamos como eso, un juego (aunque yo en esos tiempos, siempre me la jalaba pensando en él). Él es alto, mide aprox 1.85 m, de muy buen cuerpo, ya que juega fútbol y tiene una mirada tan penetrante que podría desnudarte con un simple parpadeo.

Un día me marcó algo borracho, para preguntar si nos podíamos ver para charlar, estaba solo en casa, así que le dije que sí, fui a comprar unas cervezas para echarnos unas bien frías, ya que hacía bastante calor ese día. Cuando llegó, vi a mi compadre cabizbajo, comenzó a decirme que tenía muchos problemas con Ana, que estaban pasando por una crisis muy intensa en todos los aspectos, no supe que decir, solo le di un fuerte abrazo, pero justo comencé a sentir que algo se ponía duro a la altura de mi pelvis, no le hice caso y al apartarme, dios mío, mi compadre la traía tan parada y dura que no pude dejar de verle tremendo paquete. Al notarlo, me dijo que uno de sus problemas era sexual, que hacía tiempo que no se descargaba y empezó a tocarse y sobarse el paquete como todo un macho, justo en ese momento, me olvidé de mi comadre (que era y sigue siendo mi amiga); de la mejor manera que pude, le toqué aquel tremendo trozo de carne caliente y le dije que tenía la solución para uno de sus problemas...

Sin pensarlo 2 veces, me puse de cuclillas, saque su enorme verga de su bermuda y la metí en mi boca, vaya que era grande!!!!!, debía medir unos 22 cm y bastante gruesa, cosa que me asustó de momento, (jamás he tenido una verga tan rica y grande como la de mi compadre en el culo). Comenzó a gemir de placer con cada chupada, con cada lengüetazo, lamía cada centímetro de sus bolas, las sentía congestionadas, llenas de leche, leche que quería exprimirle hasta vaciarlo. Yo ya no podía más, quería sentirlo dentro, quería sentir como me rompía el culo. Lo recosté en el sofá, saqué un poco de lubricante y poco a poco me fui empalando en esa verga tan rica, ohhh dios, que dolor!!!, pero que sabroso se sentía una vez había entrado toda. Comenzamos a gemir, lo escuchaba gozar tanto con cada movimiento de cadera que hacía y con cada entrar y salir de su verga, plock, plock, plock, ese ruido de mis nalgas chocando contra sus muslos era tan excitante, él acariciaba mis nalgas y las tomaba de tal forma que era él quien me empalaba una y otra vez. Me dijo que quería ver como entraba su verga en mi culo, como lo abría una y otra vez, así que nos colocamos de perrito, uffffff que delicia, su verga estimulando mi próstata, su verga entrando y saliendo con unas arremetidas bestiales de macho en celo, ambos empapados de sudor, gimiendo de placer, compadre - me decía - que rico estás, que buena cogida nos estamos dando, quiero descargarme, quiero vaciar toda mi leche caliente en tu culo, me encanta ver como entra y sale mi verga de tu culo, como te lo estoy rompiendo. En ese momento, comenzaron unas arremetidas mucho más rápidas, sentí como se hinchaba su cabeza y como sus gemidos eran aún más intensos, sabía que estaba por venirse, así que me apresure a jalármela, yo traía la verga como un fierro, dura y super caliente; pasaron unos segundos más y comenzó a gritar "me vengo, compadre, me vengo", justo en ese momento yo también comencé a venirme y con las contracciones de mi ano, me aseguré de recibir cada mililitro de su leche. Diablos!!!!! que delicia sentir toda su leche hirviendo en mi culo, que delicia sentir cada espasmo de su verga en mi culo, definitivamente, de las mejores cogidas que he tenido.

Después de esto, nos vestimos, platicamos un poco, pero como era de esperarse, al volvernos a ver, tratábamos de evitarnos, así pasó un buen tiempo, hasta que tuvimos otro encuentro sexual en unas cabañas de descanso en Michoacán. Espero que les haya gustado el relato y hayan tenido una deliciosa erección. Saludos.

Datos del Relato
  • Categoría: Gays
  • Media: 10
  • Votos: 2
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1962
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