En sus frecuentes igual habituales como acostumbradas paseadas que se dan entre el amante y Yessenia los dos, atrapados repentinamente con una lluvia que los sorprendieron caminando por la ciudad comprando una tarde de sábado, corriendo para no mojarse los dos se resguardan y protejen en un callejón que encuentran de pura casualidad, pensando que escampara de un momento a otro. Por mientras, para no aburrirse ni desesperarse se calientan frotandose ambos, recorriendo libertinaje como absoluta y repetida hasta apasionadamente con todas las intenciones y sobre todo, las ganas que se tienen siempre los dos.

Volteada apoyada en una pared con las dos manos llevando puesto el uniforme con falda azul oscura le levanta la falda al bajarle de un solo tiron las medias con el panti al pegarsele sin despegarse ni un segundo el amante, al sacarse el péne erepto, eyaculante, duro, gigantesco, caliente, sabroso, viril y portentoso para culearla con las dos manos bien puestas en sus muslos y parte de los gluteos dandose un festin y una goloceadera a las despensa como a la santa voluntad con todos los permisos y el poder conferido por la misma Yessenia.

Se desabrocha con todo el saco puesto la blusa al bajarse al estomago el brasier para remeterse con toda la cara del amante contra ella, al besarle y lamerle con todo los gustos los divinos pezones adornados y enmarcantes, de ahí, entusiasmado y emocionando le mama los senos voluminosos y puntiagudos muy parecidos a unos fructiferos como jugosos melones. Divirtiendose y haciendo el sexo como les plazca y les es placentero para ambos, también la masturba cargandola en sus dos piernas dobladas al estar enrosacada con las dos manos entrelazadas alrededor de la nuca de su amante, besandose sin parar completamente los tortolos en el callejon por la ciudad en una tarde que cayo repentinamente la lluvia.

Tocaderas, caricias, manoceadas, frotadas, sobadas, agarraderas, sujetadas, apoyadas, acariciadas finalmente, vernacularmente venideras continuas ampliamente por el buenisimo sexo practicante en la vía publica escondidos en el mismo callejón mientras llueve para mantenerse en calor los dos consoladoramente, con sus cuerpos ardientes y desbordantes de mucha pasión y sensualidad atrayentete adicionalmente, provocante como deleítante hasta coquetamente por la singular Yessenia. Qué se muere ante los encantos que es objeto del amor y el enamoramiento que tiene por más de tres años consecutivos con el que es su mejor amigo hasta compañero en la actualidad en la universidad donde trabajan y se conocieron tanto Yessenia y su amante.