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Categoría: Confesiones

RELAJÉ A MI VECINA EN EL TAXI

Desde que me mudé allí siempre me he sentido atraído por mi vecina Isa.

No es muy alta, a ojo le hecho 1,60 o 1,65 de estatura.

Siempre con una sonrisa en la boca que le hacen brillar más sus labios carnosos y sus ojos oscuros que resaltan con su pelo rizado de color castaño claro, pero lo mismo lo lleva teñido, me gustaría salir de dudas viéndole su vello púbico, pero eso solo es fantasía (por ahora) JEJEJE. 

Tiene un culito como a mí me gustan, gordito, redondo y muy bien puesto, con unas tetas pequeñas pero muy tocables.

Me las imagino colgadas de su cuerpo como unas peras de boxeo cuando la ponen a 4 patas, cuando me masturbo con mis juguetes de apoyo a la “infantería” JEJEJE.

Ella sale a correr casi todas las noches, la veo desde mi ventana del salón mientras estoy cenando después de mi jornada como taxista.

Sale con unas mallas deportivas que la dejan al descubierto sus pantorrillas perfiladas por el deporte y que le marcan con toda exactitud su culito.

De vez en cuando lleva puesto un top que le marcan sus tetas, subiéndolas hasta casi sus hombros pareciéndose más grandes, perfectas para hacerse una paja con ellas.

Yo acostumbro después de cenar bajar a la calle para estirar las piernas dándome una vuelta por el barrio.

Una de esas noches la vi llegar, era muy pronto para ella.

A ver que me cuenta... pensé.

Siempre había coincidido con ella en el portal de la comunidad y todo hay que decirlo, las conversaciones que tenemos son bastantes amenas y ya habíamos cogido cierta confianza e incluso la comenté que me había comprado un taxi nuevo.

Se paro al verme y todavía jadeando por el esfuerzo nos pusimos a charlar y al poco me preguntó que cuando le iba a enseñar mi taxi nuevo.

Sin titubear le dije “ahora mismo, lo tengo en el garaje” JAJAJA.

Bajamos al garaje charlando, pero en el ascensor ya me empecé a sentir excitado por el aroma a sudor que ella desprendía a causa del deporte. Nunca me había ocurrido eso, pero entre el top, las mallas y su olor corporal era inevitable.

Mi plaza de garaje está arrinconada, le llega poca luz y solo tiene otra plaza junto a la mía por lo que es muy discreta para estos casos, si se diera la oportunidad JEJEJE.

Abrí el taxi y se sentó en mi asiento y empezó a jugar con sus manos acariciando el volante y la palanca del cambio de marchas mientras seguía hablando, es entonces cuando me di cuenta que sus intenciones eran otras que simplemente verme el taxi, pero no quería precipitarme, no sea que solo fueran imaginaciones mías.

Estaba bastante exaltada, se levantó rápidamente del asiento dejando la huella del sudor de la rajita de su culo en el asiento de piel del coche. 

Como me gustaría meter mi cara en esa rajita sudorienta... fantaseé.

Seguimos charlando de temas nada serios, pero ya con sonrisas de complicidad, hasta que me confesó que había adelantado su hora de llegada por que se había puesto algo nerviosa durante su entrenamiento.

Nerviosa dice... si lo que está es excitadísima... pensé.

Seguimos hablando y ya descaradamente le dije “el asiento de atrás está pidiendo a gritos un estreno a lo grande”.

Se me acercó sin contemplaciones y nos besamos, me dejé inundar con su lengua en mi boca mientras la tocaba el culo con una mano metiéndole mis dedos entre sus cachas sudorientas mientras con la otra mano le masajeaba su teta con el pezón grande y duro incluido JAJAJA.

Ella se lanzó caprichosamente a manosearme mi polla y mis huevos, metiéndome la mano por dentro del pantalón de chándal que llevaba puesto.

Estaba cachondísima... lo noté por la forma en que me sobaba la polla y como me la masturbaba fuertemente.

La paré, no quería correrme sin penetrarla y la llevé a la parte de atrás del taxi sin que ella pusiera resistencia. 

Me bajé el pantalón, le pasé la mano por encima de sus mallas sobre su coño caliente y mojado, a la vez que abría sus piernas más y más.

Estaba sentada como si fuera una clienta en un día cualquiera, me puse de rodillas sobre el asiento con la polla frente a su boca “me vuelve loca tener una polla tan cerca de mi boca” exclamó, y se la metí sin contemplaciones, me agarró el culo fuertemente empujándolo hacia su boca hasta donde ya no podía más y empecé a follarme su boca.

No podía mover la cabeza, solo abría sus ojos para mirarme.

No quiero correrme en su boca, ¡quiero penetrarla!

Le saqué mi polla de la boca, la levanté del asiento y ocupé su lugar, pero ahora ella me daba la espalda y no precisamente porque estuviera enfadada JAJAJA.

Le bajé las mallas y empecé a manosear su culo todavía con las bragas puestas, se las bajé del tirón y le recorrí con mis dedos desde su coño empapado hasta su ano contraído.

Le metí 2 dedos por su vagina mocosa... la estaba encantando, solo se la escuchaba decir “ahhggg, ahhggg.....”

Seguí acariciando su vagina con mis dedos sacándolos de vez en cuando para estimularle el clítoris presionándolo con movimientos circulares.

“Métemela yaaaa...” me recriminó.

Cerró sus piernas y le metí mi polla muy lentamente, noté como su coño absorbía mi polla abrazándola como en una despedida en una terminal del aeropuerto, eso nos gustó más a los 2.

Se sentó encima de mí y empezó a hacer movimientos circulares con sus caderas mientras notaba como mi polla rozaba todas las partes de su vagina, y el poco vello de su coño se iba mezclando con el mío.

De repente empezó a follarme muy fuerte, me quedé sorprendido, ¡menudo cambio de ritmo! Era lo que ella necesitaba para llegar al orgasmo, sentí como le daban espasmos su vagina mientras retorcía todo su cuerpo.

Se seguía moviendo suavemente mientras se recuperaba del orgasmo. Eso me daba aire para recrearme con su culo.

Ya no iba a aguantar mucho más, le saqué la polla empapada de sus flujos y empecé a masturbarme apuntando a su culo.

Mientras me corría seguía masturbándome fuerte, deseoso de sacarme todo el semen y arrojárselo sobre su culo.

Ella solo decía con voz sensual “Asíííí, échalo todo....”

Cuando me recuperé cogí sus bragas que las tenía a mano y limpié el semen que la inundaba el culo.

Esas bragas estaban ya para tirar.

Se sentó junto a mí, sin decirnos nada. Solo se escuchaban los últimos resoplos ufff, ufff... que nos quedaban.

Sin dudarlo se puso las bragas impregnadas de mi semen mientras me decía que “este polvo era lo que necesitaba esta noche”.

A la vez que se recogía el pelo con una coleta me comentó que mejor cogiéramos el ascensor por separado para no levantar sospechas, le dije que no hacía falta ya que iba a quedarme en el taxi ventilándolo por el olor a sexo que hemos dejado y limpiando los asientos.

La próxima vez que follemos (si la hay) me recrearé más con su cuerpo, merece la pena.
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