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REGINA LA ENFERMERA

Regina era originaria del pueblo donde está la finca de tía Carolina, ella desde muy joven de 14 años tuvo un hijo, y posteriormente quedó embarazada de un médico ya siendo enfermera. Ella tenía más o menos 38 años de edad, cuando sucedió lo que voy a relatarles. En ese entonces yo tenía 12 años, y me habían extirpado las amigdalas, había fallecido la que fué nana de mi tía y de mi madre, y por la operación que me hicieron hacía tres días mi madre no iba a poder asistir al velorio y funeral. Pero llegó Regina ese día, normalmente ella se aparecía por casa cada mes o mes y medio, y se ofreció cuidarme los dos días que mi madre iba a estar ausente. Al día siguiente como a las diez de la mañana me dió un baño de esponja, al estarme anjabonando por el manoseo suave se me empezó a parar el pene, para ese entonces yo aún no eyaculaba, a pesar de que andaba ya por las 5 pulgadas y ya era grueso, al momento de pasar su mano con la esponja enjabonada se topó con el pene erecto, se quedó un poco sorprendida y quitó la toalla, y me dijo: que belleza de cosa tienes, y que al crecer un poco más sería enorme, terminó el baño y me seco con mucha delicadeza, y luego procedió a quitarse la ropa. Regina era morena oscura de pelo y ojos negros y de unos pechos impresionantes, calculo talla 36-B ó más, no caídos, pezones oscuros grandes como uvas. su cintura delgada y unas caderas grandes, nalgas hermosas, piernas gruesa redondas y una ponocha inmensa peluda, me tomó el pene y se lo llevó a la boca, lamiendo suavemente, y se lo fué metiendo en la cavidad de su boca tibia y chupaba suavemente, lamía el tronco por arriba y por abajo y se metía a la boca los testículos con chupadas suaves, así estuvo por un rato y empezé a contorsionarme y terminé con un cosquilleo brutalmente rico. Ella seguía lamiendo el pene estaba durísimo, se sentó sobre mi y empezó a meterselo poco a poco, yo sentía como deslizaba el pene en su concha húmeda y caliente, cabalgaba despacio, para luego acelerar su ritmo, se arquió y gimió fuerte, se vino y de ver su rostro sonriente, con sus ojos cerrados, me volví a venir en un cosquilleo divino.

Pasaron los años, yo ya tenía 17 años, ella tenía 45, seguía siendo una hermosa mujer, un poco más delgada lo que la hacía aún más atractiva de cuando me cogió la primera vez. Ella ya era enfermera de la finca de la tía, para eventualidades con el personal, incluso inyectaba el suero para mordeduras de serpientes, del cual tenía mucha experiencia, por ciertos lugares donde trabajó. Como les decía al inicio ella tuvo dos hijos,el varón que estas alturas tendría 31 años y su hija de unos 26 años. Tanto la hija como la nuera enviudaron, ya que sus respectivos esposos tomados de licor tuvieron una reyerta en una feria del pueblo, uno murió baleado y el otro estando en prisión por el mismo lío fué asesinado en el penal. En una oportunidad fuí a la finca de la tía y en el centro de salud me encontré con Regina, luego me dice que estaba enorme y fornido y muy guapo, y luego sonriendo me dice, que se acordaba cuando me cuidó estando yo enfermo, y yo que de verla con su uniforme blanco corto donde relucían las hermosas piernas morenas, me excité mucho, y le dije que como ya el resto de ayudantes se había marchado, quería que me viera la pija para ver si había crecido. Me dijo que si la quería ver y probar y que como no había tenido la primera vez leche mía que ahora se la diera, pero con una condición, sólo lo ibamos a hacer por esa vez porque ella ya tenía marido. Nos pegamos una mamada estupenda, yo sentía sus líquidos correr por mis labios y ella estaba facisnada del tamaño de mi pene y su grosor, no tardé mucho en llenarle la boca de semen y yo de hacerla jadiar con su orgasmo en mi boca. Luego la recosté en la camilla, y con las piernas bién abiertas, la clavé hasta el fondo, bombiando frenéticamente, luego se vino y la puse de perrito para acabar yo, pero en los mete y saca en una de esas veces quede en la entrada de su ano, se la metí poco a poco, era delicioso, para ella era primera vez anal, pero le gusto, cuando estaba por terminar se me salió y al envestir de nuevo esta vez se fué por la vagina, y al toparla me corrí nuevamente. Esa tarde lo hicimos tres veces, casi oscureciendo la llevé a su casa. Ahí conocí a su hija y a su nuera, la nuera era morena alta de bonito cuerpo, tenía una niña, la nuera tenía como 21 años. El marido de Regina era Jonás el caporal de la finca, menos mal no sospechó nada ya que Regina previendo todo pasó por la casa grande, a recoger una harina y granos básicos que mio tía le había dado, y le dijo al marido que yo amablemente la había llevado con las cosas. Al despedirnos, ella salió a encaminarme y me dijo: por lo que veo les gusto a las chicas. Cógase a la nuera, pero no a mi hija, pero eso ya es cuestión de Ustedes, han estado muy solas y también necesitan de hombre, pero de alguien que siquiera les regale unos zapatos y alguna ropita, recuerdese que son viudas, y aquí en casa pues algo hay. luego les relataré lo de la nuera de Regina.
Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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