Hoy quiero compartir con ustedes esta historia que por inverosímil, rara, extraña, y difícil que les parezca es totalmente real y verídica y me sucedió hace solamente unos días atrás. Tengo el merito o el don de saber llevarme bien con todos los que me rodean, sobre todo si se trata de mujeres, he estudiado bastante su forma de ser y comportarse, buscar en cada una de ellas sus defectos, cualidades, valores y puntos débiles. Resultó que una chica con la cual mantengo muy buenas relaciones de amistad, pero nunca sin haber llegado a nada con ella, ni tan siquiera haberle insinuado algo, a pesar de lo mucho que como mujer me gusta. Es una trigueña con 27 años recién cumplidos, estatura aproximada de 172 cms, bastante esbelta, con una figura muy bien cuidada por los ejercicios físicos que diariamente realiza y una cara que resultaría la envidia de cualquier mujer. Su largo pelo negro como azabache es lo que mas llama la atención a quienes la observan, es simplemente una muñeca hecha mujer. Otra de las características que mas llama la atención al verla son sus abundantes vellos en las piernas, que a pesar de que se los afeita a diario con mucho cuidado y delicadeza, cuando se le sube un poco la falda puede observarse los cerquillos que se forman en sus piernas, dándole un aspecto mas sexy y femenino. El día que les hacia referencia era precisamente su cumpleaños, como un gesto normal y de delicadeza llegué hasta su departamento para felicitarla obsequiándole una flor y una tarjeta hecha para la ocasión. La cara de alegría que llevaba rápidamente se me transformó, al ver aquella hermosa cara note que dos finas lágrimas corrían por sus mejillas. Al preguntarle por qué lloraba en un día como hoy que debía ser solo de felicidad para ella, me respondió que yo era la única persona que se había recordado de su cumpleaños, que ni siquiera su familia se había acordado de la fecha. Traté por todos los medios y formas a mi alcance de hacerle cambiar el pensamiento, pero lo único que lograba era que sus lagrimas fuesen mas abundantes. Ante esta situación le pedí que pasara por mi oficina para que se lavara un poco la cara y se volviera a maquillar, ya que este día para ella debía ser muy especial. Estando ya en mi despacho y habiendo transcurrido un tiempo considerable que casi se me había olvidado aquella situación, mi secretaria me avisa por el inter que Tamara solicitaba verme. Acomodando un poco los papeles que tenia sobre el escritorio la hice pasar y di instrucciones de que no nos molestaran. Le indique donde estaba el baño y paso a este para tratar de restablecer un poco su maquillaje y aspecto. Como la oportunidad me pareció propicia preparé dos copas con coñac, ya que aquello merecía un brindis. Al salir Tamara del baño su cara era otra totalmente, se notaba mas fresca y mas radiante que minutos antes, rápidamente me adelanté hacia ella y le ofrecí la copa para el brindis, con brillo en sus ojos por la alegría de aquel momento alzamos nuestras copas y brindamos por su felicidad y que momentos como estos tuviésemos la posibilidad de compartir durante muchos años. Nos sentamos cómodamente en el sofá y charlamos sobre varios temas, nos hicimos cuentos, anécdotas y vi como poco a poco mis esfuerzos fueron obteniendo frutos, ya que la tristeza de momentos antes había desaparecido totalmente. La secretaria me recuerda que a las once tengo citadas dos personas y faltaban cinco minutos, le doy instrucciones para que las vaya atendiendo mientras me coloco el traje nuevamente y convenzo a Tamara de que espere mi regreso para continuar platicando y que después la invitaría a almorzar en el restaurante mas cercano. Le indique donde guardaba el coñac y que si le apetecía podía servirse cuanto quisiese. Aceptó mi propuesta y rápidamente me trasladé al salón contiguo para la entrevista concertada. Traté de ser lo mas breve posible con los visitantes, pero al menos tardó una hora aquella reunión. Entré a la oficina por otra puerta que me da acceso directo al salón y cuando vi lo que sucedía quede casi sin respiración. Tamara se encontraba cómodamente recostada en el sofá mirando la televisión con su copa llena de coñac, pero la sorpresa no era por eso, sino que en la tele estaba viendo una película porno, que al parecer se me había quedado puesta en la reproductora de vídeo. Al percatarse de mi cara no pudo contener su risa. Me adelante rápidamente para detener la cinta, pero sujetándome por el pantalón me impidió hacerlo, me tomo del brazo y me indico me sentara junto a ella para continuar viendo la película. Como medida de precaución puse los cerrojos a las dos puertas de acceso a la oficina, y me puse cómodo junto a ella después de haber servido mi copa y rellenado la de ella, que al juzgar por lo que quedaba en la botella se había bebido unas cuantas. Sus grandes ojos negros brillaban a la vez que se iban enrojeciendo, clara señal de que los tragos venían surtiendo sus efectos. Sentado cómodamente junto a ella continuamos viendo la película, que no niego estaba muy interesante y me excitaba bastante. Abandonada en el sofá y muy atenta a lo que observaba me percaté que en reiteradas oportunidades abría y cerraba sus piernas y pasaba sus manos entre ellas, estaba totalmente abstraída con la película. A la mente me vino una idea bastante osada y decidí acometerla ante tales circunstancias; primero pasé mi mano por su cabeza acariciándola y cual no sería mi asombro cuando Tamara cambiando de la posición que tenía recostó su cabeza en mi pecho, ante tal recibimiento continué lentamente acariciando su pelo, vagamente se escuchaban algunos suspiros que dejaba escapar y aumentando mi audacia me acomodé de mejor forma y puse su cabeza sobre mis piernas, se quitó los zapatos y estiró sus piernas en el sofá, aunque no por mucho tiempo, al poco rato de estar en esa posición las recogió y las abrió como buscando que alguna racha de aire la refrescara un poco, como estaba en posición contraria no podía observar nada, solamente sus hermosos vellos en las piernas. A esas alturas ya poco me interesaba la película y trataba con la mayor delicadeza de acometer un ataque a fondo, pero sentía miedo de que todo aquello tan hermoso se fuese acabar de pronto por tomarlo ella como una falta de respeto o atrevimiento de mi parte. Ya se me hacía imposible el disimular la erección que había alcanzado y la que calculo ella se tenía que haber dado de cuenta, pues tenía apoyada su cabeza precisamente sobre mi verga. Me pidió que nuevamente le llenara su copa y sin demorar un segundo cumplí su orden, regresando nuevamente a la posición que teníamos. Sus piernas continuaban abriéndose y cerrándose, cada vez con mayor frecuencia, fue entonces que decidí atacar a fondo sucediese lo que sucediese, pues ya estaba a cien. Comencé suavemente a acariciar sus rodillas y poco a poco su pierna derecha, pero para mayor sorpresa mía no encontré resistencia alguna, sino todo lo contrario, sus piernas dejaron de moverse y quedaron completamente abiertas como esperando que mi mano llegase hasta el fondo, así lo hice, con extrema delicadeza fui corriendo mi mano hasta palpar sus bragas, estaban completamente mojadas, con los dedos traté de apartarla para llegar hasta donde había deseado desde hacía mucho rato y sentí cuando su mano sujetó la mía diciéndome ...--no por favor, estoy toda mojada y eso sería peor--... no sabía en esos momentos si continuar o detener mi ataque, pero recurrí a otra estratagema, le dije que no podía creerlo, que eso no era cierto, que tenía que verlo para creerlo, echándose a reír se sentó en el sofá y subiendo su falda apartó sus bragas mostrándome aquel espléndido coño que más que mojado ya empezaba a chorrear sus flujos, todos sus vellos estaban mojados y presentaban un panorama espléndido, le dije que así no podría salir de allí, con las bragas en esas condiciones y le pedí se las quitase para lavárselas y ponerlas a secar en el baño. Asintió con la cabeza y con un rápido movimiento se las quitó, dejando ante mi vista todo el esplendor de aquella preciosa concha bien mojadita. Le lavé sus braguitas y las puse en el secador de manos para que fuese más rápido... al regresar estaba acostada en el sofá con la falda por encima de la cintura y las piernas completamente abiertas. Me senté junto a ella y sin dar tiempo a que me dijese algo comencé a jugar con su vagina mientras ella continuaba absorta viendo la película, mis dedos acariciaban aquel lindo clítoris y poco a poco, ayudado por sus jugos se fueron introduciendo hasta el fondo haciéndole una lenta paja...sus caderas comenzaron a moverse lentamente hasta alcanzar un ritmo casi desesperado anunciando que un orgasmo estaba ya próximo a producirse, cada vez sus jugos eran mas abundantes y sin poder contenerme saqué mi polla de su encierro, la senté en el sofá y colocándome frente a ella comencé a pasársela muy despacio...--¡no me hagas eso, por favor!--... acaba de metérmela que no aguanto más... presentía que si lo hacía aquello terminaría en pocos segundos, por lo que seguí con mi juego y notaba como Tamara se venía una y otra vez, no pudiendo aguantar mas inicié el ataque final y la senté sobre mi, mi verga con extrema facilidad penetró por aquel coñito lleno de leche y confieso que con unos simples movimientos de sus caderas y al sentir el calor de sus nalgas sobre mis piernas, no dio tiempo siquiera a sacarla para no echársela dentro, mi momento había llegado y de forma muy abundante, Tamara se movía y gemía como una verdadera loca, me halaba los pelos de la cabeza, me apretaba contra ella y se movía de forma lujuriosa, hasta que sentí como sus jugos, junto con los míos corrían por mis pelotas...en gesto inesperado tomó mi cara con sus dos manos y me dio un largo beso en la boca mientras continuaban sus contracciones...en esa posición nos mantuvimos un rato hasta que ella fue quien decidió levantarse para ir al baño a lavarse, la acompañé y lo hicimos juntos, al salir del baño me volvió a dar otro beso y sonriendo me dio las gracias por haberlo proporcionado tan hermoso momento como regalo de cumpleaños... Como le había prometido fuimos a almorzar y al concluir le dije se tomara la tarde libre también como regalo... Desde ese día solamente la he vuelto a ver en su departamento trabajando y nos saludamos como simples amigos del trabajo... fue una linda experiencia donde queda demostrado una vez más que las oportunidades que nos ofrece la vida no podemos desperdiciarlas...
no me he leído tu cuento por una sencilla razón, no sabes no sabes organizar el texto, y se hace muy cansado ver un bloque de texto que no esta separado por una estructura: introduccion, desarollo y desenlace. Pues no cuesta nada estructurar un texto, asi te haces un favor a ti y a los lectores. Gracias.