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Hola, me llamo Mariel, tengo 27me voy a describir un poco:
Soy morena, delgada, tetas pequeñas pero bonitas, trasero pequeño pero bien formado y firme
Si no quieren leer todo el demás rollo y solo lo caliente, deslicen hasta donde está la “línea”)
Les contaré de la vez que me reencontré con un hombre que siempre había sido el objeto de mis fantasías:
Todo fue hace dos años, cuando tenía 25… Hubo un reencuentro de ex alumnos de preparatoria… No pensaba ir pero después de pensarlo unos días, decidí hacerlo, sobre todo porque esperaba que se presentará Abraham, le compañero que siempre fue mí “crush” y con el que solía fantasear a menudo.
Al llegar al lugar, lo encontré, tenía años de verlo y parecía aún más guapo que antes, era incluso más alto, se veía fuerte y muy masculino.
Conviví con todos pero presté atención a Abraham, quien también parecía verme mucho en la reunión, le pedí su nuevo número y así fue como lo invité a mí departamento para la próxima semana.
Le pasé la dirección y le dije que fuera a tomar algo conmigo y a comer, a lo que el accedió.
Ese día me levanté temprano, fui al súper a comprar cervezas, cosas para la comida y un conjunto de lencería nuevo.
En casa me vestí con una falda negra que llegaba a la altura de mis muslos y con una blusa de tirantes, el llegó muy puntual a la cita.
Después de comer, comenzamos a beber y a ver algún programa en la TV sentados en el sillón, habíamos tomado unas cuantas cervezas, no tantas para estar ebrios pero si las suficientes como para que le confesara que desde hace años me encantaba.
Así que le bajé el volumen al televisor, lo mire fijamente y le dije: Déjame hacer algo que siempre he deseado
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Me subí a sus piernas quedando de frente a el y lo besé con mucha pasión, mis brazos fueron a sus hombros y su pelvis quedó justo debajo de mí, por lo que al moverme, podía sentir su gran pene y sus manos en mí cadera.
(Yo “sabía” que era grande porque una compañera de la preparatoria se lo habia tirado y nos contó que la tenía de buen tamaño)
Me miró con unos ojos llendo de lujuria y entonces el me besó, había conseguido lo que quería.
Me quitó la blusa muy rápido y miró el pequeño bra rosa que había comprado especialmente para ese día y para él.
Me apartó de él y se levantó y entonces me dijo: dónde está tu cuarto? Lo tomé de la mano y lo llevé hasta mí cuarto, entre primero y el detrás de mí.
Después de entrar me acorraló en la pared y con esa voz ronca que tanto amaba, me dijo “Si quieres primero te hago el amor y luego me dejas cogerte a mí manera”
A mí no me va el rollo romántico ni suave, me gusta el sexo rudo, y caliente, ese que te deja dolorida.
Así que se lo dije “No, quiero que me folles bien y duro, maltratame”
Solo decir eso, me aventó a la cama y bajó de un solo tirón la falda y de paso rompió la tanga que traía puesta.
Susurró a mí oído “Así que eres una perra que le gusta el sexo duro como a las putas”
Esas palabras me gustaban, y le respondí “Si papi, soy tu puta y puedes hacerme lo que quieras”
Quitó el bra y quedé completamente desnuda para él, despues, se quitó el pantalón, la camisa y quedó en boxers.
Me vió y se rió y dijo “Eres tan pequeña que espero que aguantes la cogidota que te voy a meter”
Yo lo miraba, tenía unos brazos fuertes, una espalda hancha y se le veía un buen paquete
Me jalo al borde de la cama y abrió mis piernas de golpe, dio pequeños besos a mí vagina y luego comenzó a hacerme el oral más maravilloso que me habían hecho en la vida. Su lengua hábil recorría mí hendidura, mordisqueaba un poco mis labios y jugueteaba mí clítoris haciendome gemir mucho y cerrar a veces las piernas, cosa que no le gustaba y me daba palmadas en los muslos para que estuviera quieta, y eso solo me mojaba más.
Seguía trabajando con la lengua y entonces de golpe metió dos de sus largos dedos, que entraban fácil porque estaba muy mojada, los comenzó a meter y sacar cada vez más rápido hasta que se volvió frenético y los metía tan rápido que no tardé en llegar al orgasmo, gemi tan fuerte de lo maravilloso que había sido, que casi puedo asegurar nos escucharon mis vecinos.
“Mí puta gime muy bonito, verdad Mariel?”
“Si, pero solo porque sabes cómo hacerme llegar”
Ahora era mí turno de hacerle un oral… Me bajé de la cama aún con las piernas un poco templorosas y me arrodillé frente a él, pude ver qué ya la tenía bien dura y que en efecto era grande y venosa. Bajé su boxer y entonces comencé a lamerla, no me cabia toda pero trataba de tomar lo más que pudiera en mí boca, lamía la cabeza, sus bolas y con mí lengua la recorría toda.
Agarró mí cabello en una mano y me dijo “Así puta, comete mí polla, está dura por ti perra… Que buena mamada me estas dando”
Eso me calentaba, sinceramente que me dijeran palabras sucias, groserías y me tratarán o más bien, me maltrataran, me mojaba mucho.
Seguí mamandosela, hasta que me levanto del piso porque quería cogerme un buen rato antes de correrse.
Me aventó nuevamente a la cama y entonces jugó con mis pechos, eran pequeños pero parecían gustarle, los acariciaba, chupaba y hasta marcaba… Mis pezones eran mordidos y lamidos por el, pellizcados y jugueteados para calentarme más de lo que ya estaba
Cuando estuvo satisfecho de mis tetas, bajó a mí entrada y me dijo “Ahora te voy a coger putita” dio una palmada justo sobre mí coño y entonces la metió de un solo golpe… Grité por el dolor inicial de ser penetrada y más por esa polla grande y gruesa.
“Estás apretadita y bien rica para coger”
Poco a poco se comenzó a mover y cuando comencé a gritar de placer y no de dolor, empezó con las embestidas rápidas, fuertes y más salvajes que me hubieran dado.
La metía rápido, mis piernas sobre sus hombros, una de sus manos apretaba mis tetas y con la otra se sostenía de la cabecera de la cama.
Parecía loco metiendo y sacando, me decía cosas sucias como “Te gusta que te coja así verdad perra”
Yo solo podía pedir una cosa “Follame duro, follame duro, follame duro”
La sentía tan grande y dura que comencé a sentir que ya venía otro orgasmo… Se lo dije y pasó la mano de mis tetas a mí cuello, apretó un poco y me dijo “Si quieres venirte, dime qué eres una zorra”
Metió su dedo pulgar en mí boca y lo lami un poco comió si fuera su pene… No podía hablar mucho, pero le dije lo que quería “Soy una zorra caliente, soy tu zorra, tu perra y tu puta”
Dije eso y entonces me la sacó pero se metió tan duro que sentí como si sus bolas también quisieran entrar y tuve otro orgasmo que me hizo sacar líquidos que escurrian de mis piernas.
Me sorprendia que durará tanto, ya que aún no se corría… Aún me estaba terminando de recuperar de ese orgasmo cuando se empezó a mover de nuevo, un poco lento pero se movía dentro de mí…
“Ponte en 4 como la perra que eres”
Me separé de él y me puse en 4 como quería, antes de volver a meterla me dio unas cuantas nalgadas que dejaron rojas mis nalgas…
La metió con fuerza y sentía como me empujaba violentamente, solo me agarré de la cabecera para no caerme, me tomó de las caderas y me jalaba hacía el, sentía mis glúteos rebotan y sus bolas pegar en mí colo húmedo de tanto que me había corrido antes…
Con una mano jalo de mí pelo y me hizo mirarlo, mordía mí cuello y dejaba marcas como lo había hecho con mis pechos.
Me seguía dando duro, metía y sacaba, metía y sacaba “Te gusta mí polla en tu coño verdad puta”
“Dámela toda, duro porfavor”
Era tan salvaje, tan rudo que seguía dando nalgadas, mordía, jugaba con mis pechos y me jalaba del cabello, la metía y toda esa combinación de cosas calientes me hicieron terminar otra vez…. Yo gritaba porque jamás había sentido orgasmos tan fuertes en mí vida.
“Grita puta, que todos se enteren que te estoy cogiendo duro”
Le pedí un descanso de dos minutos antes de seguir… Corrí a la cocina por una cerveza y al llegar al cuarto le di un trago, lo encontré sentado recargado en la cabecera, le pasé la cerveza y le dio otro trago.
Quise montarlo, así que me subí a él y puse su pene en mí entrada y lo metí de a poco ya que aún la sentía demasiado grande aún después de que me diera dos veces.
La metí y empecé a subir y bajar duramente, con sus manos el jugaba mis pechos y su boca los seguía lamiendo, sus manos en mí cadera me exigían subir y bajar más rápido…. El también gemia, supe que se correría pronto…
Por lo que lo cabalgue lo más rápido que pude, subía y bajaba por su gran pene, hacía círculos con mí cadera y trataba de apretarlo cuando me dijo
“Montas tan rico que me voy a correr”
El quería salir y acabar fuera de mí pero no lo dejé ya que me encanta tener lleno de leche mí coño y seguramente tendría otro orgasmo pronto porque ya no aguantaba mas
Con una última bajada se corrió dentro de mí y sentía sus chorros de leche y mí orgasmo salir de mí
Recibí tanta leche que se empezó a escurrir cuando me levanté y caía por uno de mis muslos
“Siempre sacas tanta leche?”
“Solo cuando me cojo a putas como tú”
Aquí acaba el relato de hoy… Si comentan les contaré más experiencias con el y con otros hombres, gracias por leer
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