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Reencuentro con el rutero

Rencuentro con el rutero.
Hola, soy la señora del amigo que contó la experiencia con el camionero, allá en la laguna de Junín.

Tengo 32 años, soy rubia, medidas normales, algo tetoncita y caderudita. Fogosa además por lo que hemos podido comprobar bastante calentoncita.
Después de haber tenido esa experiencia semi fallida en Mendoza, por que el marido de mi prima se comporto como un flojo, surgió lo del camionero con su doble cabina. No fue la de Mendoza la primera como contó mi marido sino que habíamos tenido un encuentro de besos y caricias con un matrimonio que conocimos en un boliche, y como quisimos ir por más fue que hable con mi prima, la que si se había encamado en nuestra casa previa intentona en su Mendoza.
Aclarado esto les cuento que, lo de la laguna de Junín fue categóricamente estupendo, por como se dio y por lo bien que la pasamos. Mauricio, el camionero se metió en nuestras fantasías sexuales, ya que lo mencionábamos y yo con solo eso me pongo a mil.

Como habíamos cruzado celulares, esperamos que nos llamara, pero paso cerca de un mes y nada, así que resolvimos llamarlo, pero lamentablemente su celular daba fuera de servicio siempre. Nos frustramos un poco pero no decaímos en nuestro entusiasmo, mas de que estuvo otra vez en casa mi prima, la que dice se va a buscar un chongo si su marido no cambia de actitud.

Para esos días mi esposo busco una alternativa y dio con un muchacho del super, al que lo tienen por super volteador. Lastima que no pudimos arreglar para que viniera cuando estaba mi prima.

El sábado que vino, estábamos llenos de expectativas. Hicimos la previa, repasamos el libreto, y pusimos todo en orden. El chico no era tan desinhibido y pretendía llevarme al cuarto sin que estuviera mi esposo en casa. Nos costo acondicionarlos y convencerlo.

Igualmente la experiencia no estuvo muy buena, ya que mi esposo solo quedaría de voyeur, sentado, mirando.

Todo comenzó con buena onda igual, ofreciéndome yo toda desnuda, mientras el me toqueteaba toda yo lo desnude, y le hice una flor de chupada en su pingota.
Cuando la tuvo dura, me pidió que me pusiera en cuatro. Yo lo aprecie allí todo lampiño o depilado, tan musculoso que me calentó su juventud. Me hubiera gustado que al menos me la hubiera besado un poquito compensando la chupada que yo le había hecho.

Me la metió sin miramientos y yo algo tensa y no tan mojada sufrí aquella intromisión pero el goce me recalentó enseguida.
Comencé a subir de temperatura casi al instante, pero antes de llegar a mi meseta de satisfacciones, el chico se acabó, dio unos pocos brincos y se le bajo la batata.

-Ya esta dijo.
-Ok, espera que te la subo de nuevo. Dije solicita.
-No, ya esta, ya te cogí, estas rebuena che, pero ya me hiciste acabar como loco.

Allí termino la sección. No hubo caso. El muchacho se despidió diciendo que le había gustado, que quería volver y que lo llamáramos cuando quisiéramos.
Quede algo frustrada, me bañe y regrese al dormitorio, donde mi maridito con la mejor de las ondas, quiso explicarme de que había sido un encuentro positivo.
No comparto su opinión, o lo que el quiso tapar, no me gusto quedarme recaliente, menos aun de que mi esposo no participara. Así que ahora se la chupaba a el mientras sus dedos recorrían mi cuerpo jugando hasta ponerme feliz. Quería guerra y lo iba a desafiar.

Justo ahora suena el teléfono? Démoslo, y sigamos con lo nuestro….. espete.
-Puede ser un cliente. Dijo el.

-Ah, si ola, como estas tanto tiempo……si, si………está bien, si. Si tomate un taxi que te esperamos en casa. Chau.

Yo no lo podía creer, porque el que llamaba era Mauricio, el camionero, que estaba en la Capital y venia ya para casa. Que bueno…. Que bueno…abrace a mi marido con furia calenturienta, le pedí que me cogiera un poquito…… que quería recibir a nuestro amigo allí en la cama, lista para darme un festín.
Mi marido paso crema perfumada sobre mi cuerpo, me masturbo, metió sus dedos en mi cuevita y me lubrico el culito…por la dudas, dijo.

Yo contenía la respiración para no irme en orgasmo con solo la excitación de saber lo que podría venir. Y casi me vine cuando llamaron a la puerta, el ring sonoro pareció repiquetear en mi clítoris conmoviendo todo mi ser.

Prolijeé la suave sabana con la que cubría mi completa desnudez.
Al instante de ver a Mauri, mi alegría fue expresiva, demostrando mi emoción, viéndolo allí en mi alcoba parado, tan grandote como lo recordaba, vestido como vaquero americano, jean, camisa a cuadritos, ancho cinturón negro y bello como yo lo tenia en mis recuerdos cuando fantaseábamos con el. Su cabellera prolijamente natural, sus blanquísimos dientes y una sonrisa que inspiraba confianza y calentura. Tenerlo allí parado a los pie de nuestra cama, era una provocación.

Me arrodille tapándome un poquito, para ir a abrazarlo. Al hacerlo deje caer la sabana, para que mi cuerpo desnudo quedara a su vista, comenzando a besarlo al mismo tiempo que lo desnudaba.

Con una de sus grandes manos recorrió mi espalda, del cuello a la entrepierna. La otra acaricio mis senos, pellizco mis pezones, una y otra vez como repitiendo una coreografía de mis sentidos.

-Mauri, te extrañaba tanto, que no podía hacer el amor sin recordarte un poco.
-Yami, yo los extrañe y buscaba en cada vuelta del camino.

Fue sin duda una suerte que el nos llamara, porque nosotros no podíamos comunicarnos con el, su mujer le había tirado el celular, al enterarse de la aventura que tuvo.

Baje su pantalón y el hizo el resto. Me enfrente a su chorizo ya semi parado y comencé a saborearlo en toda su inmensidad. Tomaba sus bolas con una mano y levantaba hacia arriba para mandarme la cabezota bien adentro de mi garganta. Le hacia tirabuzón con la lengua para ponerlo tan caliente como yo.

Vicktor, estaba al costado de la cama, observando y disfrutando. Le acerque mi cuerpo para que me diera unas chupeteaditas en la vulva ya abierta y caliente.
Gire como perrita que busca acomodarse para echarse, para comenzar ahora a chupar la polla de mi marido, ofreciendo en grupa mis intimidades para que el ya desnudo Mauricio me besara la espalda, la cintura, las nalgas el culo y mi cueva llena de mieles ardientes.

Era evidente que no podía aguantar mas ese enorme placer sin que surgieran mis explosivos grititos al momento que me brotaba la leche caliente desde mis entrañas.

Goce por unos instantes mas la lengua de Mauricio, y esta vez volví a girar para que fuera mi marido el que me la metiera primero. Sin dejar de explotar en seguidilla, recibí el falo de mi esposo bien dentro de mi cuquita en fuego. Volví a chuparme el vergon de Mauricio, esta vez acostándolo en la cama. Tenerlo allí era magnifico y provocaba que no bajara la intensidad de mi placer.

-Vicktor, viéndote coger a tu mujercita, pienso en que cuando te traiga la mía, la vas a hacer gozar de lo lindo. Porque después que se enojo, fue cambiando de actitud, a tal punto que ahora sabe de que vine para ver si era posible un encuentro.
-Si Mauricio, cuando me la traigas la vamos a coger a las dos.

Me sacudí intensamente con la falo de mi esposo bien adentro. Aquello de traer a la mujer de Mauricio, también me recalentaba. Me saque de un solo empellón a la pota de Vicktor, dejándosela humeante y a punto de caramelo.

Mientras el se la pajeaba ahora, yo monte a Mauricio, al borde mismo de los pies de la cama, lo que permitía a este afirmarse en el piso para darme empellones desde abajo.

Que manera de gozar, porfi…… y era tal mi calentura que mire a mi esposo, pidiéndole que fuera ahora por detrás. Mi culito estaba a punto, y se lo ofrecí con cariño.
Me aferre a los brazos de Mauricio, resistiendo el repetir de enviones que me daba Vicktor para metérmela por detrás.

-Como chilla tu mujercita Vicktor.
-Es que goza la tuya y le esta entrando la mía.

Quise decir que me provocaba temor aquello, pero no quería dejar de hacerlo, quería decirles que fueran despacio pero no me salían palabras, solo gemidos, suspiros y gritos de un goce descomunal. Cuando las sentí bien adentro a ambas, seguí chillando, llorando de placer, sostenida por los brazos de Mauricio y tomada desde atrás por mi Vicktor.

Perdí noción del tiempo, no sabiendo si me estaba acabando, meando o yendo a mares de jugos. Ellos dicen haberse acabado dos veces sin sacarla siquiera. Lo único que estoy segura, de que nunca había estado en tal estado de placer tan emputecida.

De pronto me vi, acostada en la cama, franqueada a ambos lado por dos hombres maravillosos, que me acariciaban mi debilitado cuerpo.

-¡Que feliz me han hecho muchachos!
-Que putita que eres Yamila.
-No quisiera que me dejaran de lado, nunca.

Ahí Mauricio nos contó que después de haberle confesado a su mujer su aventura, esta se puso furiosa por un tiempo, pero lo perdono y pidió jugar a mas. Primero con juguetitos que tenían, luego le insinuó un perrito, pero esta le dijo que prefería un hombre a un perro.
Que le llevo un equipo Luisiana Lounger. Que es un mueblecito inflable, para que gocen las mujeres, pero que ella al verlo tan decidido le dijo que aceptaría tener intercambios con gente afín. Así es que recupero el número y vino a llamarnos. Eso si, nos pidió que de este nuevo encuentro no dijéramos nada porque se le podía volver en contra otra vez.

Ellos se bañaron y luego yo me levante, me di una ducha caliente y me puse un conjuntito muy livianito y coqueto encima de una pequeña tanguita.

Salimos a cenar a un lindo lugar de puerto Madero. Prolongamos la sobremesa ya que decidimos que Mauri se quedara esa noche en casa. Al otro día, Vicktor lo llevaría temprano hacia donde había dejado su camión.

Mauricio hizo un par de llamadas. Una a su casa para saludar a su mujer y contarle que estaba tomando algo con nosotros, que estábamos de acuerdo en recibirlos en casa, y que estuviera tranquila que la iban a pasar muy bien. Otra llamada fue a un amigo par encargarle un mueblecito Lounger para obsequiármelo.

Mauricio es increíblemente fogoso, porque me miraba con cara de te quiero volver a coger, que me turbaba un poco. Así es que regresamos a nuestra casa con la seguridad que el jaleo sexual estaba asegurado.

No bien entramos Vicktor puso música y ambiento el lugar bajando las luces. Baile un poco con cada uno, pero pronto mi marido me quito la chaquetita, y el diminuto sutién fue a parar al sillón. Me magrearon con habilidad y delicadeza, provocándome una excitación novedosa.

Cuando bailaba con Mauricio, su bulto se ponía tieso, y como el es emprendedor, me pidió que yo pusiera un pie sobre el sillón, para tomarme desde atrás, así me balanceo un poco pero pronto sentí entre mis piernas su polla dura. Su jean callo al piso junto con el calzoncillo, lo que hizo que yo sintiera su desnudez en mi trasero. Levanto mi falda, corrió mi tanguita hacia un lado y así vestida de la mitad para abajo, comenzó a follarme de parada. Así bailando al ritmo de la música, con su pomelo dentro de mi supe de otra novedosa forma de gozar. Se dio maña para comenzar a bajarme la pollerita más la tanga, y pronto quede de medias y de tacos puesto. Al parecer eso puso también a mi marido de buen humor, porque ya estaba desnudo y al palo.

Mauricio me la saco y fue Vicktor el que me abrazo desde adelante, para levantarme en el aire ensartada en su pijon endurecido. Así que con las piernas al aire, se las enrosque en el cuerpo, bien clavada, levantada como koala cariñosa.

-Tómala por atrás Mauricio, ordeno mi marido.
-Me van a romper, dije con mentirosa osadía.
-Veras que te gustara mucho Yamilita, dijo Mauri, al tiempo que apoyaba la punta de su vergon en mi agujerito trasero.

Por suerte era experto y no empujaba mucho, solo mantenía el espacio que yo le iba dejando ganar con mis pequeños movimientos de esfínteres. Así de pronto sentí que me taladraba el culito, lleno de carne, mientras seguía yo colgada de la concha con el palo de mi maridito.

-Que me hacen locos, me quieren volver loca, loca…. Ohm, me corro, me acabo, me voy al mismísimo infierno con esas dos vergas dentro , ahn, ahham.

Ya era cierto que a la tarde en pocas horas me habían cogido tres pijas, que me habían hecho el culito y penetración doble, y otra vez ahora la doble pero colgada de la pija de mi marido.

No podía aguantar y otra vez lloraba de placer, pidiéndoles que me llevaran a la cama y me cogieran hasta morir.

Así lo hicieron y me cogieron con ferocidad de amantes cariñosos y fogosos.
Si me sorprendía la fogosidad de Mauricio, más la de mi marido que lo notaba como nunca, repitiendo una y otra vez, espléndidas cogidas en distintas posiciones.

Ellos se agotaron finalmente y yo quede rendida físicamente, pero finalmente rendida ante la diosa del sexo, mi conchita era la mas feliz de las conchas.
Datos del Relato
  • Autor: Yamila
  • Código: 27068
  • Fecha: 28-03-2013
  • Categoría: Intercambios
  • Media: 5.87
  • Votos: 15
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5164
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