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Como cada noche despues de haber cenado, me dirigi al cuarto de baño a abrir los grifos para, minutos mas tarde, tomar un relajante baño. El dia habia sido duro, despues de nueve horas de trabajo y aguantar las estupideces de una compañera mientras me tomaba una cerveza, me dirigi a casa.
El cuarto de baño ya estaba caliente debido al vapor del agua. Durante varios minutos, mire mi cuerpo fijamente, observando cada curva, cada detalle de mi ser: el pelo oscuro algo alborotado, unos ojos marrones penetrantes, unos labios finos que no me acababan de gustar; unos pechos jovenes pero a la vez tersos y firmes, pero que a mi me parecian pequeños; la cintura mas ancha de lo que me gustaria y de igual modo las caderas. Aunque aquellas curvas no fueran de mi agrado, ciertamente jamas tube problemas con los hombres, ellos decian que les gustaba.
Un poco ruborizada por este pensamiento, me meti en la bañera, amplia como ninguna (casi parecia un jacuzzi) y cerre los ojos. Todos los dias hacia lo mimso: llegaba del trabajo, cenaba y me daba un baño mientras evaluaba el dia. Sin embargo la noche anterior no pude hacer mi ritual. Con una gota de sudor recorriendo suavemente mi tez, empece a pensar en el dia anterior:
Esa mañana me levante algo mas pronto de lo normal. El resto de la tarde transcurrio normal. Cual seria mi sorpresa que cuando llegue a casa tenia un mensaje en el contestador: era de mi novio, que estaba en la ciudad y que esa noche me invitaba a cenar, luego sugeria una noche de pasion. El unico problema de nuestra relacion es la distancia, el por motivos de trabajo vive fuera de la ciudad y no nos vemos todo lo que desearia. Solamente el tono con el que me dejo el mensaje, hizo excitarme levemente. Asi que fui a prepararme a conciencia. Cuando estube en mi dormitorio, elegi un vestido de noche muy sexy que aun no habia estrenado, un sujetador de encaje acompañaria al vestido.
Decidi no ponerme mas ropa interior, salvo un liguero para sujetar las medias que, horas mas tarde, serian arrancadas de mi piel. No me maquille demasiado, pero lo suficiente para realzar algunas facciones de mi cara. Me dirigi al restaurante que me habia indicado diez minutos tarde de la hora acordada, pero me gustaba hacer impacientar un poco. La cena fue estupenda, tomamos champange y la cena fue subiendo de temperatura. Sus manos empezaron a recorrer disimuladamente mis muslos por debajo del mantel, estaban ya abrasando. Pude notar en su mirada el deseo ardiente de volver a estar conmigo haciendo el amor como hacia meses que no ocurria; deslice mi mano por su cintura, hasta llegar, por encima del pantalon, a la zona de su sexo ya erecto.
Probe a bajar la cremallera y apartarle el calzoncillo un poco para acariciar esa fuente de placer y ver su reaccion, pero antes de lo que me quise dar cuenta, el ya habia descubierto que no tenia braguitas (cosa que le encendio aun mas) y estaba ya masturbandome; yo segui su ejemplo. Cada vez nuestros besos eran mas torridos, cuando de repente aparto su mano del interior de mis muslos, se subio la bragueta, se levanto, me cojio de la mano y me guio hasta el servicio de caballeros. Una vez alli y sin darme tiempo ni a respirar casi, me levanto el alto haciendo que mis piernas rodearan su cuerpo como un cinturon, se desprendio de la ropa que le sobraba y empezo a hacerme el amor de una manera indescriptible casi, habia una fuerza, una pasion, unas ganas nunca vistas en mi novio.
A los pocos minutos estaba gritando de placer, con sus manos en mi culo me subia y bajaba a su antojo, haciendo retrasar cada vez mas mi climax. cuando yo ya suplicaba que me dejara gozar, puso una cara morbosa, y me sento en el lavabo. Arranco mis medias con su boca, la misma suerte tubo el liguero. Me abrio ligeramente de piernas, se arrodillo y con su sabia boca empezo a acariciar mi clitoris con su lengua y sus alrededores. Al poco tiempo, mis suplicas habian tenido su recompensa: habia tenido el orgasmo mas placentero del mundo. Mientras el, veia sonriente como aun temblaba mi cuerpo, me dio uno de los besos mas dulces jamas recibidos y me susurro que me habia echado de menos muchisimo. Me ayudo a incorporarme y nos dirigimos a nuestra mesa. Tomamos el postre y nos fuimos a casa.
Sin quererlo, ya estaba acariciando todo mi cuerpo con una mano (centrandome un poco mas en los pechos, ya duros) y tenia dos dedos introducidos de la otra en mi vagina. Estaba sudando, demasiado excitada por aquellos recuerdos de la noche anterior. Mi cadera empezaba a contonearse y a seguir el ritmo de mis dedos, que ya eran tres. Mis ojos ya estaban en blanco y mi boca gemia. Senti que aquel placer iba a mas, y a mas, y por fin, a los diez minutos, toda la tension acumulada en mi cuerpo se descargo en un fuerte climax.
Sali de la bañera, me seque y puse el pijama, vacie la bañera y me fui a la cama. Buenas noches.
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