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Categoría: Incestos

Recuerdos de mi niñez

             Os voy a contar como fue mi despertar sexual, quizás similar al de otras muchas niñas, por lo que ya de mayor me fueron contando varias amigas con las que compartía confidencias.

             Muchas niñas tienen bonitos recuerdos de cuando compartían cama con sus padres desde muy pequeñas, y en mi caso no fue de distinta forma, ya que pronto me acostumbre a dormir muchas veces en la cama con mis padres.

Cuando ya tuve una cierta edad, mi madre creyó conveniente que ya tenía que dormir sola, y me enviaba a mi habitación, a la que yo me iba de muy mala gana. Por eso muchas veces, en mitad de la noche, yo volvía a su habitación y me metía con ellos en la cama, poniéndome del lado de mi padre para que mi madre no se diera cuenta y otras veces mi madre cuando notaba que estaba en la cama, ya cansada de echarme de allí, me acababa dejando dormir con ellos.

Mi padre solía dormir desnudo o con la ropa interior solamente, y yo al estar en medio de los dos, notaba plenamente el contacto con su cuerpo, y muchas veces acaba dormida abrazada a el.

            El caso es que no recuerdo cuando fue la primera vez, si fui yo la que inicie esto que les voy a contar o fue mi padre el que lo provocó, pero los recuerdos que tengo es que yo notaba su pene erecto y se lo agarraba con la mano acariciando su miembro y  sus testículos, algo que me tenía fascinada, notando como palpitaba en mi mano como si fuera un pajarito de los que a veces él ponía en mi mano del nido que teníamos en el patio.

           En otras ocasiones, me despertaba a media noche y mi mano inconscientemente  siempre iba a parar al mismo sitio y me encontraba su pene muy pequeño, pero era solo ponerlo en mi mano y notar como empezaba a crecer y ponerse duro, hasta que no cabía en mi mano y con mis dedos no llegaba a abarcar todo su grosor.

 Creo que para mi, en aquel momento, eso era el juguete más interesante que podía tener, y acabo convirtiéndose en mi favorito, era como algo mágico todo lo que sentía al estar en contacto con eso que me resultaba tan desconocido para mi, el calor que sentía en mi cuerpo, los nervios, la excitación que cada vez iba a mas. Muchas veces, de tanto jugar con él, al cabo de un momento, notaba como se mojaba mi mano, yo no sabía porque, pero luego aprendí que ese líquido caliente y pegajoso salía de su pene cuando yo se lo tocaba.

Esta situación se prolongaba durante muchas noches empezando yo y otras él se ponía a acariciarme y cuando sus dedos llegaban a mi vagina, no podía evitar lanzar unos gemidos, que hacían que mi padre me tapara la boca, para que no se despertara mi madre que dormía al lado. Entonces él me ponía en su lado de la cama para molestarla lo menos posible con nuestros movimientos. Sus dedos frotándome la rajita me llevaban a una sensación prácticamente de desmayo, que hacían que me quedara profundamente dormida y cuando me despertaba por la mañana notaba que tenía las bragas mojadas y mi cuerpo manchado y como pegajoso.

           En alguna de estas ocasiones, creo que mi madre llegó a despertarse y medio en sueños, me decía que me fuera a mi cama y que no me moviera tanto, que no la dejaba dormir. Me asustaba un poco el que pudiera enterarse, porque en el fondo, yo sentía que lo que hacíamos a ella la iba a enfadar, pero cuando empezaba a escuchar sus ronquidos, mi padre me colocaba encima de él y con suaves movimientos me movía para rozarse su pene con mi vaginita, que cada vez se iba poniendo más mojada hasta que yo sentía tanta calentura que temblaba todo mi cuerpo y mis gemidos se hacían tan fuertes que mi padre me ponía la almohada en la boca para no que no se  oyesen mis gritos.

            Ya llevábamos unos cuantos días haciendo eso, y yo lo buscaba cada noche en la que me metía en su cama a la hora que fuera, esperando a que se durmiera mi madre, o si fuera de las veces en que ella me dejaba allí ya por cansancio. En una de esas ocasiones recuerdo que yo me había quedado en el lado de mi madre, estando ella en el medio de la cama y después de un rato en que parecía que ella estaba dormida, sentí la mano de mi padre como me acariciaba pasando la mano por encima de ella, y yo me puse muy nerviosa con mucho miedo de que ella se despertara y se diera cuenta, pero no podía evitar seguir gozando de sus dedos frotándome por toda la rajita, y yo creo que hasta empecé a gemir. De pronto sentí que mi madre se movía y me asusté bastante, pero ella me cogió con los brazos y me puso en el medio de la cama, dándose ella la vuelta para seguir durmiendo y dejándome ya totalmente a disposición de mi padre sin que la molestáramos.

En ese momento, me quedé más tranquila, al ver que ella seguía durmiendo y yo ya podía agarrársela a mi padre sin ningún impedimento para darnos gusto mutuamente una noche más.

Una mañana de domingo, nos despertamos nuevamente durmiendo en la misma cama. Mi madre se levantó y nos dijo que nos quedáramos un poco más; mientras ella hacía los desayunos.

Era verano y yo había pasado mucho calor esa noche a pesar de haber dormido casi desnuda, y me notaba sudorosa y con las manos y el cuerpo manchado de esa sustancia blanquecina con la que me despertaba muchos días. Le dije a mi padre que me iba a duchar, pero él me dijo que me quedara un poco más, y me abrazó para retenerme allí. El también estaba sudando a pesar de estar desnudo y al estar en contacto nuestros cuerpos, ya empecé a notar como se le ponía dura y una vez más empezamos con nuestros juegos, él me pedía que le diera besos, me metía la lengua en la boca y nuevamente empezaba a excitarme y no podía evitar frotarme con su cuerpo notando su pene entre mis piernas y siguiendo el juego de otras veces me ponía encima de él moviéndome, pero esta vez con el sudor de los la sensación era aún más placentera y prácticamente su pene parecía querer entrar en mi vagina, como nunca lo había sentido antes.

 A él lo noté más excitado que otras veces también y sujetaba mis caderas para no perder el contacto, la presión era cada vez más fuerte y yo ya abría las piernas totalmente para sentirlo más hasta que en un momento determinado, se acabo introduciendo un poco, escapándoseme un grito y al instante, la mano de mi padre me tapó la boca con miedo de que me hubiera oído mi madre. Era la primera vez que había conseguido penetrándome y yo seguí moviéndome con su pene dentro de mí, sintiendo un placer como nunca había tenido. Entre el sudor y los líquidos que salían de mi vagina, la sábana estaba toda mojada y ya había tenido mi orgasmo cuando él la sacó para  correrse encima de mi barriga y ya con nuestros cuerpos separados acabamos agotados bañados en sudor.

Mi madre entró en la habitación para avisarnos de que ya estaba listo el desayuno, diciéndonos que vaya calor que había hecho esta noche, que mira como estábamos sudando, que fuéramos a la ducha y a desayunar.

            Otras noches, ya antes de dormirnos, mi madre me decía que me pusiera yo en el medio o si estaba al lado de mi padre, no me decía nada.

 Cuando me fui haciendo más mayor, empecé a pensar que mi madre estaba enterada de todo y que había estado consintiéndolo, no se porque razón, si era porque ella no quería tener sexo con mi padre y estando yo allí, a ella la dejaba en paz y no la molestaba, o si era por algún pacto que habían hecho entre ellos, el caso es que me lo pregunté muchas veces en mi vida, sin que nunca haya llegado a enterarme de lo que pasó en realidad, aunque en una ocasión escuche una conversación que creo que me sacó todas las dudas, aunque nunca me atreví a peguntarle a mi madre directamente sobre ello y fue la siguiente:.

Mi madre estaba en la cocina hablando con una vecina y al pasar me dio curiosidad por la conversación que estaban teniendo y me quedé en el pasillo escuchando como la vecina la preguntaba a mi madre: 

 .- ¿Qué tal te va ahora que el médico te quitó el sexo por una temporada? 

 .- Bueno, me voy aguantando, la verdad es que con las molestias que tengo, no me apetece nada. 

.- Pero me habías dicho que ahora teníais a la niña durmiendo con vosotros todas las noches. ¿No te da pena que tu marido se descargue con ella? 

.- No, porque veo que ella está encantada también, y así yo puedo descansar un poco. La primera vez que mi padre me la puso en la mano, era todavía más pequeña que ella y ya me gustaba. 

.- Pero tu caso fue un poco distinto. 

.- Si, ya te dije, que mi madre tenía muchos hijos ya y para que mi padre no se montara encima de ella, me ponía allí en el medio para darle respeto. 

.- Jajajaja, te usaba de método anticonceptivo. 

.- Pues sí, lo que pasa es que fue peor el remedio que la enfermedad, porque mi padre, al final acabó poniéndose encima de mí, pero suerte que tuve de no quedarme embarazada, aunque la verdad es que él me respetaba y siempre lo echaba fuera. 

.- Y tú madre tan contenta…. 

.- Si, aunque alguna vez la oí decirle a mi padre que no me lo echara dentro, era lo único que le preocupaba, jajaaja. 

.- Bueno, no te creas, que yo tuve que pasar lo mío también. Como me salieron las tetas primero que a mis hermanas, tenía a mi padre todo el día detrás de mi sobándomelas. 

.- ¿Y que quieres? Todas pasamos por eso, ya lo sabes. Mis amigas me contaban lo mismo, y muchas acabaron como yo. 

.- Ya lo sé, ahora el problema lo tengo yo, que mi cría se empeña en seguir durmiendo con su hermano, y ya no tienen edad. 

.- Ya te avisé de que no la dejaras, que le iba a coger gusto y luego para quitarle eso, te iba a costar trabajo. 

.- Es que era muy pequeña y creía que no iba a pasar nada. En fin, no sé que voy a hacer, esperemos que su hermano que ya es mayor, sea un poco responsable y tome medidas. 

.- ¿Y tú marido que dice? 

.- Pues que si hubiera hecho como vosotros, tenerla en nuestra cama, ahora no pasaría esto. 

.- Claro, míralo que listo, así la tenía él. 

.- Es que estos hombres, ya sabes, no se puede con ellos y hay que hacer de todo para tenerlos contentos. 

.- Es que ya no sabe una que hacer. Yo suerte que tuve esta hija, porque en estas circunstancias, seguro que él andaría ya con otras por ahí. 

.- Bueno, es que llegamos a una edad, que ya empiezan a cansarse de nosotras, y las que tenemos el remedio en casa, lo llevamos mejor que otras que no pueden atenderles como quisieran y tienen que ir a buscarlo fuera. 

.- Ya te digo, si el mío llega todas las noches pronto a casa deseando meterse en la cama ya. 

.- Si, es una suerte, porque ya ves lo que dice Luisa, que el suyo no llega hasta las tantas, y que a ver lo que estará haciendo por ahí. 

.- Pues andará por la calle Maldonado, que ya sabes que por la noche se llena de crías que tienen que sacar algo de dinero para que viva la familia. 

.- Si, es una desgracia, al final somos afortunadas y todo. 

Después de estar todo el tiempo escuchando en el pasillo, estaba como paralizada, sorprendida de todo lo que acababa de oír. Acababa de recibir una de las lecciones de la vida que van pasando de madres a hijas. 

Ahora con los años, recuerdo toda esa situación con mucha excitación y no se si serían los orgasmos mas fuertes que he tenido en mi vida, pero si los que más me marcaron y los que me abrieron las puertas de algo tan maravilloso de lo que disfrutar toda la vida.

 

 

Datos del Relato
  • Autor: veronicca
  • Código: 45504
  • Fecha: 10-09-2017
  • Categoría: Incestos
  • Media: 7.67
  • Votos: 18
  • Envios: 1
  • Lecturas: 15416
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Comentarios


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2 comentarios. Página 1 de 1
Gabina
invitado-Gabina 21-09-2017 05:32:20

Terminé mojada imaginando tus aventuras. Espero que pronto las sigas compartiendo. Gracias.

Jess
invitado-Jess 18-09-2017 01:26:34

Wow Veronica k suertudo tu papa

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