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Categoría: Orgías

Recibo el año entre orgías

Recuerdo que estaba en medio de la pista de baile con estos dos chicos, Ronal y Alex, haciendo un trío de besos siendo casi la media noche. Ronal estaba delante de mí dándome morreos intensos mientras tenía una de sus manos en una de mis nalgas y la otra en mi cintura. Alex se encontraba atrás mío besándome el cuello y mordisqueando un poco mi oreja, una de sus manos la tenía en mi coño ya humedecido y la otra en uno de mis pechos. La gente no nos podía ver por la enorme aglomeración en la pista de baile, estábamos tan apegados que nadie se daba cuenta del sándwich sexual que ocurría.

La gente contaba diez segundos antes de que sea año nuevo, en ese momento, Alex me agarra de la mano y me jala entre la multitud para llevarme al baño, cojo de la mano a Ronal quien nos empieza a seguir con una sonrisa en su rostro. Alex se abre camino entre la gente ebria que gritaba cada segundo, entusiasmados por otro año, para alguna otra oportunidad, para mí solo un año más.

Y justo después de gritar el número uno, se escucha el estruendoso sonido de la frase “FELIZ AÑO NUEVO” mientras alzan sus copas y sale confeti del techo del local. La gente se abrasaba y alzaba sus copas brindando por otro año, unos aprovechaban besar a sus parejas mientras que otros solo cantaban y bailan. Yo entraba besuqueándome con Alex a los baños de la disco sin soltar a Ronal.

Dentro de los baños no hay luces coloridas, solo un foco que bota una luz blanca parpadeante. Eso es suficiente para verle la cara de ebrios a mis amigos, de la universidad pero diferente facultad, que me llevaban al habitáculo del inodoro entre manoseos. Eh de admitir que a estas alturas estaba demasiado ebria como para que me importe con quien cogiera, solo quería hacerlo, y estos chicos me agarraron en mi momento más cachondo.

Mientras entrábamos de golpe al habitáculo, Alex se siente en el inodoro con la tapa abajo mientras que Ronal entra a lo última y cierra la puerta. Yo me quedo entre ellos dos, en eso, doy la vuelta para mirar a Ronal y comenzar a besarlo mientras Alex comienza a tocarme las piernas y alzarme el vestido, dejando ver mi enrome trasero con una tanga que apenas tapa algo. Pude sentir como Alex abría mi trasero para ver mi rajita, yo le ayudaba alzándolo un poco, pero eso hizo que Alex pudiera bajar la tanga con más libertad.

Mientras besaba a Ronal pude escuchar a Alex bajándose los pantalones con rapidez, con desesperación, yo disfruté eso, hasta se me hizo tierno. Vuelvo a sentir las manos de Alex pero esta vez sobre mi cintura, queriendo bajar mi trasero. Yo dejo de besar a Ronal y giro mi mirada para ver a Alex sentado queriendo penetrarme ya y digo “tan rápido lo quieres jaja” a lo que responde con “ya quiero estar dentro preciosa” con una enorme sonrisa en su rostro. Regreso a ver a Ronal quien me dice “has caso linda” y pasa su mano por mi rostro lentamente.

Yo asentí y dejé que Alex baja mi culo hacia su pene moreno. Él abrió sus piernas y puso su pene recto con la mano, apuntando a mi coño mientras yo me agachaba, él escupió en su mano y luego humedeció mi vagina mientras decía “creo que este coño ya está mojado” y pasaba a penetrarme lentamente, casi resbalando dentro de mí. Yo estaba muy cachonda y ya bien mojadita desde que me envistieron en la pista de baile. Cuando comenzó con el mete saca lentamente, Ronal empezó a desabrocharse el pantalón para sacar su pene. Cuando lo hizo, bajó su bóxer rápidamente, haciendo que salga rebotando y se vea muy venoso, tan solo verlo frente a mi me entraron unas enormes ganas de chuparlo.

Empecé a chupar la verga de Ronal a la par que Alex aumentaba el mete saca. Escuchaba como mis nalgas sonaban por las lentas pero bruscas embestidas que Alex me daba. Ronal me coge del pele y hace que me trague toda su verga blanca, manchándola de labial rojo.

-No sabía que fueras tan puta Andrea – me dijo Ronal entre risas

-Ronal te dije que me cogería este culito algún día – dice Alex riendo y dándome nalgazos

A medida que me cogían se ponían más bruscos conmigo, Ronal jalándome del pelo y Alex haciendo que le de sentones rápidos. “Mueve puta, no pares” decía Alex. En una se esas, Ronal hunde su verga en mi boca y hace que me de una arcada, justo después la saca de colpe para ver que tan babosa dejé su verga, en eso, me lanza una cachetada y me agarra del mentón haciendo que abra la boca y saque la lengua, “la quiero más babosa” dijo y me metió su verga a la boca.

Yo gemía y gemía de placer de lo rico que la estaba pasando, me gustaba ser la sumida, sentirme indefensa e impotente ante mis amigos. Mientras me penetraba, le alzaba el culo a Alex para que viera como su verga entraba en mi coño, lo cual hizo que se excitara más y jalara de mi vestido a la par que él empujaba su verga para que entrara más. Ronal sin quedarse atrás, bajó mi escote y sacó mis enormes pechos por arriba del vestido para empezar a tocarlos.

Me encantó que Ronal sobara en círculos mis pezones ya duritos por los excitada que estaba, chupándose los dedos y pasándolos por estos. Los apretaba y estiraba, me encantaba, gemía más duro cuando lo hacía.

-Me voy a venir dentro Andrea – dijo Alex apresurando las embestidas y casi gritando. Yo le di sentones más fuertes para que lo hiciera y me deje toda su leche dentro, lo cual hizo después de un par de segundo. Sentí como me llenaba de su leche, cuatro veces fueron las corridas que se dio dentro de mi coño, cada una era una delicia para mí.

-Sal de ahí huevón, es mi turno – dijo Ronal mientras hacía que Alex quitara su verga de mi coño, haciendo que caigan gotitas de semen de este. Alex se paró mientras que Ronal tomaba su lugar en el inodoro.

-¿no quieres que te la limpie? – le pregunté a Alex toda cachonda viendo mi pene, aun erecto, lleno de semen. El dijo “tú sabes lo que quiero chica” haciendo que me meta su verga en mi boca, succionando el menen en él. Ronal vio mi coño lleno del semen de Alex, creo que eso lo calentó pues no perdió el tiempo en penetrarme.

Después haber limpiado la verga de Alex, hace que me incline hacia atrás, poniendo todo mi peso en Ronal, para poder meter su verga entre mis enormes tetas. Alex comienza a mover su pelvis una vez su verga está entre mis pechos, “escupe puta” me dice Alex para lubricar su verga y hacer que resbale. Me calienta ver como ellos me hacen suya, abusando de mi sumisión.

-Oe Ronal, ¿qué tal si te la coges volteada para poder cogérmela por atrás? – le propone Alex a Ronal

-Dale, quiero mirar a esta zorrita cuando la cojo – le dice Ronal – voltéate puta, quiero chupar esos melones – me dice. Yo hice caso a todo lo que me dijeron, me paré y me voltee mirando a Ronal sentado y dejando mi culo para Alex. Abrí mis piernas para sentarme en la verga de Ronal mientras que este comenzaba a morder mis pezones llenos del semen y baba, Alex sin quedarse atrás, se agachó un poco y alzó un poco mi culo para poder ver mi ano. Lo empezó a humedecer con su pene que estaba con mi baba, y sin avisar, comenzó a empujar su verga, intentando que entre en mi culo.

Me dolió mucho sentir su verga entrando, nunca antes había tenido un anal, pero estaba demasiado borracha para pensar en eso, mi morbo solo me dejaba llevar cual sumisa cachonda. Una vez la metió por completo, comenzó con la embestida, primero lento, y a medida que mi culo se iba abriendo, más rápido me hacía el mete saca.

Dos vergas dentro de mí, en el baño de hombres, ebria y sin saber como acabará la noche. Sentía como Ronal jugueteaba con mis pechos y se venía numerosas veces en mi coño, al igual que Alex en mi culito. Apostaría mucho dinero a que alguien pudo escuchar mis gemidos estruendoso. No se que se escuchaba más, la música de la disco y yo y mis quejas.

Alex y Ronal pasaron un buen rato cogiéndome, intercambiando de lugar, haciendo que se las mame, viniéndose dentro de mí, me encantaba estar con ellos y sus vergas babosas, hasta que Alex revió un mensaje inesperado.

Sonó su celular numerosas veces hasta que decidió ver quien era, me sacó su verga de mi boca, ya que a estas alturas habían intercambiado de lugar muchas veces, y se quedó leyendo el mensaje. Ronal seguía haciéndome gemir con los sentones que me obligaba a hacerle, en eso, Alex dice “nos vamos gente” lo cual hace que Ronal pare en seco con las penetradas.

-¿A dónde? – pregunta Ronal desconcertado.

-A seguirla – dice Alex con la sonrisa más morbosa de la noche.

Nos paramos y nos comenzamos a arreglar para salir del baño, no sé cuánto tiempo estuvimos ahí pero si fue un buen rato. Me acomodo el vestido, como puedo pues aun seguía ebria, y salimos del habitáculo, dirigiéndonos a la disco. Empiezo a ver las luces de colores y a escuchar el bullicio de la gente ebria, el olor a alcohol y cigarro vuelve, aun seguía viendo un poco borrosas las cosas gracias al alcohol. Una vez en la disco, veo a toda la gente descontrolada, gritando, cantando, bailando, incluso se puede ver como ay chicas desnudándose en las mesas como si fueran strippers.

Alex y Ronal me tenían de la cintura para que no me fuera, yo estaba bien, quería seguir cogiendo, aun quería tener más orgasmos, pero hubo algo que me hizo cambiar de opinión y fue ver a Alex conversando con un enorme grupo de amigos, unos 9 hombres maso menos. Me soltó y me dejó con Ronal a un lado para irse a hablar con ellos, de lejos veía que se reían y hablaban. Mientras lo hacían, ellos volteaban a verme constantemente, riéndose y mirándome como pervertidos, eso no me gustó en lo absoluto. En eso, veo que Alex les dice algo, y se regresa a donde estábamos Ronal y yo.

-Nos vamos con mi gente – dice Alex entusiasmado.

-¿A dónde? – le pregunto con temor.

-No te preocupes Andrea, la vamos a pasar bien, relájate – dice muy relajado

Mi ebriedad hizo que mil cosas pasaran por mi cabeza en ese momento, me llené de temor e imaginé que todos esos hombres me querían coger, que Alex se aprovechaba de mi ebriedad para ofrecerme a sus amigos.

-Yo no voy con ustedes

-¡¿Cómo que no Andrea?! Ronal va, y tú también, ya le dije a mis amigos

-¡¿Qué mierda crees que soy?! Yo no me largo con ustedes – y en ese momento empujo un poco a Ronal escapando de sus brazos, pero Alex me coge de la muñeca y me jala hacia él, me coge del cuello y dice “que no se te olvide que ocurrió esta noche perra”, luego de intimidarme, lo empujo y grito “suéltame”, logrando que lo haga.

El susto fue tal que me hizo lagrimear un poco, no llorar, pero si botar un par de lágrimas por darme cuenta de lo que hice esa noche. Estaba ebria, así que no pensé las cosas bien. Me dirigí hacia mi grupo de amigos, con los que vine a la disco, entre lagrimeos. Quería ir a casa, me sentía sucia, podía oler el hedor a cogida en mí, por un momento tuve asco de mi mismo. Al llegar a mi mesa, no encontré a nadie mas que a dos de mis amigas, Ivana y Lorena, quienes se habían ligado a dos chicos que no conocía. Se estaban besando y manoseando, veía como el chico se besaba con Ivana a la par que le tocaba los pechos a Lorena, lo mismo hacía el otro.

Cuando grité “¡Lorena!” ella volteó de golpe con una sonrisa en la cara, se sorprendió de verme y caminó hacia mí.

-Pensé que te habías ido Andrea .

-¿En donde están las demás? – pregunto.

-Pues hicieron lo mismo que tú, encontrar a un chico eh irse con él. Nosotros cuatro planeamos irnos a un hotel en un rato, solo estamos calentando las cosas.

Inclino un poco mi cabeza para ver a Ivana por detrás de Lorena. Ella se besaba con los chicos mientras uno de ellos le metía la mano por debajo de la falda y el otro le tocaba los pechos.

-¿Quieres venir? – me preguntó Lorena con una sonrisa.

-Me voy a casa Lorena, estoy cansada.

-Okey linda, nos vemos por la mañana.

Y me dejó para irse a besuquear con el otro chico. Uno pensaría que entre más tiempo pasa el alcohol en tu cuerpo más pierde su efecto, pero este no era el caso, es como si a cada minuto el efecto aumentara.

Caminé hacia la salida dejando a mis amigas atrás, en su cuarteto de besos, tratando de mi mirar con claridad y evitando tropezarme. Con excito llego hacia la puerta del final, sola y sin saber como regresar a casa. No tenía ni idea de la hora que era, pero intuía que ya era demasiado tarde. Y estando en la calle, mira a mi alrededor para buscar algún tipo de taxi para irme, pero solo encuentro gente ebria, gritando y bebiendo alcohol, y gracias a un milagro inesperado, entre la gente y los grupos de alcohólicos, logro ver mi amigo Abel a lo lejos. Gran compañero de facultad, no entiendo como no pude salir con él esa noche.

-¡Abel! – grito para que me preste atención – ¡Abel! – grito otra vez.

Él gira rápidamente para poder visualizar a la borracha que lo llama, e inesperadamente, suelta una sonrisa y abre los brazos para abrazarme, se acerca a mi trotando ya que estábamos un poco lejos, pero me resultó tierno y adorable que hiciera eso.

-¡Andrea! No sabía que vendrías a Wayta a pasar el año nuevo.

-Todo fue inesperado, las chicas planearon todo a última hora, no sabes el gusto que me da verte aquí.

-A mi también… espera… ¿estuviste llorando?

-Necesito ir a casa Abel, me siento mal.

-Está bien, espera para decirle a mi amiga que tiene carro, le pediré el favor.

Y fue donde el chico del carro para pedirle el favor. Yo seguía ebria, y cada vez iba a peor, pero trataba de quedarme quieta esperando la respuesta de Abel. Después de unos minutos Abel regresa.

-Dijo que ya, pero… que le des el dinero que le ibas a pagar al taxi, está un poco escaso de gasolina.

Acepté la propuesta, prefería eso a que irme en un taxi desconocido. Me llevó donde estaba el carro, su amiga ya nos estaba esperando dentro. Abel dijo que se iría conmigo para dejarme en la puerta de mi casa, Dios, amo a este muchacho. Nos subimos en la parte de atrás del carro y su amigo arrancó. Dentro del carro, Alex y yo comenzamos a hablar.

-Dime que te pasó Andrea, te veo mal, y no es por el alcohol.

-Créeme que no estoy en mis cabales para hablar de eso Abel, mañana por la mañana, si recuerdo las cosas, te contaré todo.

-Está bien, pero me preocupes Andrea, quiero que lo sepas.

Ese chico es una dulzura de persona.

El carro avanzó y avanzó, pasando por las calleas más oscuras de la ciudad. No por algo malo, es el camino a mi casa, vivo un poco lejos, digamos en la zona de la clase alta.

-Creo que si la hubieras pasado conmigo esta noche las cosas serían diferentes – me dice Abel mirándome el cabello. Yo volteo la mirada y le doy la mejor de mis sonrisas.

-¿De verdad lo crees?

-Si, sea quien sea el imbécil que te a hecho eso, yo hubiera hecho lo posible para hacer el efecto contrario.

Los ojos de Abel se iluminaban a pesar de la falta de luz, es como si sus palabras fueran el abrigo de mi noche, mi refugio para estar a salvo. Lentamente fui acercándome a su rostro, preparando mis labios, fui cerrando mis ojos al igual que él, entrecruzando nuestras narices e inclinando nuestros rostros para hacerlo más cómodo. Nos besamos, un beso tierno y agradable, delicioso para dos novios, el beso más romántico de la noche.

Mientras me besaba, llevó su mano hacia mi rosto, hice lo mismo, con la misma lentitud. A medida que el carro avanzaba, lo besos se tornaban más apasionados, incluso se podría decir un poco atrevidos ya que Abel fue bajando lentamente su mano, pasando por mi cuello primero. Eso me estaba calentando, y mucho, tanto que empecé a seguirle el juego tocando su entrepierna con mi otra mano. Abel paró un momento en mi cuello para ver si le seguía el juego, una vez le quedó claro que sí, continuó bajando hasta llegar a uno de mis pechos, comenzó a masajear con lentitud y con suavidad. Yo subí mi mano de su entrepierna a su bulto, hice lo mismo.

Fue tan fugas el momento que empecé a mojarme un poco, sentía que le debía algo a Abel, siempre se portaba dulce conmigo, tenía que agradecerle de alguna manera.

Abel seguía metiendo su lengua en mi boca a la par que comenzaba a tocar mis piernas, llevándolas de arriba abajo, disfrutando de casa centímetro. Sentía como su pene se erectaba dentro de sus pantalones, sentía la cabeza de su pene bien formada, trataba de desabrochar su pantalón con una sola mano, al darse cuenta de eso, no resistió meter su mano entre mis piernas y tocar mi coño humedecido. Al hacerlo, se calentó, me sacó la mano de entre las piernas para poder desabrocharse el pantalón con más facilidad. Se bajó los pantalones junto con el bóxer de un solo tirón, pude ver su pene venoso, era enrome y cabezón, se me antojó mucho, mi coño lo quería.

Cuando se bajó todo, me cogió y me recostó sobre el asiento con suavidad. Quedé echada, lo cual facilito que me abriera de piernas. Mi vestido estaba tan apretado y tan corto que tan solo abrir las piernas hizo que se me subiera, cuando pasó, Abel se quedó mirando y tocando mi coño, disfrutando del momento, jugando con mis labios y pasando su pulgar por mi clítoris. Cuando termino de hacerlo, se puso encima de mí, acomodándose y pasando su verga cabezona por la rajita de mi coño, empapando la puntita para que le fuera más fácil entrar.

Cuando comenzó a meterla, lo hizo con suavidad, mirándome a los ojos, como si se tratara de su novia. Yo me sentía suya en ese momento, como si fuera mi hombre el que me está cogiendo.

-¿Te gusta? – me preguntó cuando empezó con el mete saca lentamente.

-Me encanta – le respondí, seguido de un morreo intenso, alzando su polo para pasar mi mano por su espalda, bajando a tocarle una de sus nalgas, no se porque hice eso, pero lo hice. Él llevó una de sus manos a mis pechos, sacándolos por el escote y tocándolo.

De un momento a otro, comenzó con sus envestidas, se apresuró con el mete saca, me hacía gemir duro a pesar de que no quería hacerlo por su amigo que se encontraba manejando el carro. Su amigo nos miraba por el retrovisor, incluso lo acomodó un poco para ver con más claridad como Abel me cogía. En eso, Abel se para y comienza a cogerme así, dejando ver mis senos moverse con cada penetrada. Creo que eso excitó mucho a su amigo pues, después de un rato ver mis senos rebotar dice “amigo guárdame algo”. Abel se apresuró son las embestidas, haciendo me grite más de placer, haciendo que mi coñito suene por la humedad en él. En eso, inesperadamente, Abel saca su verga de golpe y se corre en mi vestido, tres borbotones.

Fue rico ver a Abel venirse, pero yo quería más, aun no tuve un orgasmo, se vino muy rápido.

-Si si, dale, es tu turno amigo – le dijo Abel a su amigo, eso me dejó atónita, no podía creer lo que Abel estaba haciendo, me estaba compartiendo con su amigo a pesar de estar enamorado de mí.

El chico ni tonto ni perezoso apresuró el carro para estacionarlo en un lugar un tanto oscuro, se bajo y cambió de lugar con Abel, ahora él me cogería y Abel conduciría. Al principio no quería dejar que pase, pero Abel me dejó con muchas ganas de seguir, a parte de que mi ebriedad no me dejaba pensar bien las cosas. El chico rápidamente cerró la puerta para que Abel arranque, bajándose los pantalones mientras veía mi coño palpitar, morboseandose para ponerse erecto. Se puso en la misma posición que Abel, metió su verga y comenzó con el mete saca.

Este chico era más apasionado, más intenso, se movía con ritmo, me encantaba. Se diría que quería coger más con él que con Abel, lo siento Abel, tendrás una enorme verga, pero no te sabes mover.

Siguió moviéndose con rapidez hasta venirse dentro de mí, incluso eso me gustó más que lo que Abel hizo, manchándome el vestido. En eso su amigo dice “Abel te toca”, y este para el carro en un lugar oscuro, ya no tenía idea de donde estábamos. Esta vez el chico ya no volvió a subirse al carro, se quedó fuera encendiendo un cigarro mientras Abel se metía conmigo. Comenzó a cogerme, de manera desesperada como al principio, a pesar de que me hacía doler, me gustaba, al menos me trataba con dulzura. Después de venirse pasó otra vez, él salió y su amigo me volvió a coger, Abel prendió un cigarro mientras que su amigo me cogía.

Me gustaba la verga de los dos, la de Abel era cabezona mientras que la de su amiga era ancha, mas gordita, los besos que me daban me prendían. Su amigo era un poco más joven, pero pareciera tener más experiencia.

Así continuaron con la noche, cogiéndome, intercambiando lugares, fumando. Hubo un momento en que los dos se metieron conmigo, mientras uno me tenía a cuatro patas, el otro hacía que se la chupe.

Cuando los dos estaban en el carro decían cosas como “que rico se mueve” o “zorrita tenían que ser las de Contabilidad” (la facultad en done estoy en la Univerdiad). Después de un par de horas cogiéndome, deciden llevarme a mi casa. Yo me quedo atrás tratando de arreglarme para llegar bien a casa mientras que ellos conversan de lo bien que la pasaron este comienzo de año.

Al llegar a casa, después de un buen tiempo conduciendo, Abel y yo bajamos para poder abrir la puerta de mi casa. Tenía la llave en uno de mis pequeños bolcillos de mi vestido, mientras abro la puerta, escucho como el amigo de Abel se nos viene acercando. Al abrir la puerta, los dos entras conmigo, “bonita casa” dice el amigo de Abel. Luego me suben a mi cuarto que quedaba en el tercer piso, y me dejan en mi cama descansando, pero antes de irse, los dos me cogen por última vez, esta vez en silencio para que nadie despierte. Abel fue el último en cogerme, cuando se paró para acomodarse e irse dice “te hablo en la mañana Andrea” y se marcha, dejándome en la cama toda sucia, cogida, mareada, sin digerir lo que había hecho esa noche.

Lo último que recuerdo fue el sonido del carro arrancando y marchándose. Por la mañana, desperté con el dolor de cabeza más horrible de mi vida. Me metí a la ducha para bañarme y tratar de limpiarme bien para que no parezca que estuve en una orgía anoche. Bajé para desayudar y ver como estaban las cosas. Por suerte nadie en mi casa supo que llegué tarde anoche, ni mi hermana se enteró en donde estuve.

-¿Qué tal tu fiesta anoche? – preguntó papá – no supimos nada de ti durante toda la noche – dijo mientras leía su periódico matutino.

No se que clase de travesura habrían hecho Ronal y Alex esa noche cuando los dejé, pero luego me enteré que una amiga hizo una fiesta privada en su casa que terminó en orgía, menos mal no estuve ahí. Al amigo de Abel nunca lo volví a ver, sin embargo Abel insistía en que teníamos que vernos, obvio yo no quería por la vergüenza. Días después del gran evento, metieron a la cárcel a un colega de la facultad por una amiga que lo denunció por haberla drogado y violado, fue ahí en donde descubrí que en la fiesta de año nuevo me drogaron, por eso me sentía ebria todo el rato. En cuanto a Ivana y Lorena… bueno, esa es otra historia.

Datos del Relato
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