Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Relato
Ordenar por:
Mas reciente
Menos reciente
Título
Categoría:
Relato
Categoría: Incestos

Realidades del incesto

Esta historia ha pasado realmente, aunque narraré los hechos con nombres y sitios figurados, por evidentes razones de preservar la identidad de ellos.
La familia estaba compuesta del padre, Francisco, de 42 años de edad, de 1,80 m. de alto y complexión fuerte, trabajaba de Ingeniero en una fábrica de un pueblo cercano. La madre, Irene, de 40 años de edad, de 1.75 m. de alta, con buena facha, un cuerpo fenomenal, guapa, trabajaba de administrativa en otra empresa próxima a la que trabajaba su marido. El hijo mayor, Fernando, de 17 años de edad, de 1.82 m. de alto, complexión atlética, estaba estudiando en el Instituto del pueblo en el último curso, pensando que ir el próximo curso a la Universidad. Se parecía en todo al padre, parecía como si fuera un calco de su progenitor, con un carácter abierto y muy alegre, teniendo un gran éxito con sus amigas. Por último la hija menor, Mónica, de 16 años de edad, de 1.76 m. de alta, con un cuerpo fenomenal y unas medidas que ya las quisieran muchas mujeres, muy guapa, divertida y muy amiga de sus amigos, buena estudiante y muy inteligente.
El sábado, después de la festividad de la Virgen patrona del pueblo de Alcorcón de abajo, Doña Irene se levantó algo tarde para su normal despertar, eran las nueve de la mañana, cuando normalmente se levantaba a las siete, pero como no tenía que ir a trabajar, se hizo la remolona en la cama. Se puso la bata para ir a tomarse el café matutino, pero al pasar delante del cuarto de su hijo Fernando, vio que la puerta estaba entreabierta y él no estaba en la cama, ni en su cuarto. Sospechó algo, aunque no era nada en concreto, pero son de esas veces que se te enciende una lucecita en la cabeza, sin saber cual era la razón de ello, pero lo cierto es que abrió sigilosamente la puerta del cuarto de su hija Mónica y con la luz del pasillo, lo que vio se quedó estupefacta, como si la sangre se le helara, estaban dormidos sus dos hijos en la cama de Mónica, sin ropa por la parte superior del cuerpo, ya que el resto de los cuerpos estaban tapados con las sabanas y abrazados los dos. Ante este descubrimiento, se fue inmediatamente a despertar a Francisco, su marido, el cual vino raudo y veloz y lo que su mujer le mostró, no daba crédito a lo que sus ojos vieron.
Sin decirse ninguna palabra, se miraron a los ojos el matrimonio y el padre decidió cerrar sigilosamente la puerta del cuarto de Mónica, yéndose al salón para comentar los hechos, diciendo el padre:
- ¿Tú sabias algo de esto? Porque al parecer esto es un incesto y las consecuencias son muy graves.
- Yo no sabía nada, es la primera vez que lo he visto, pero digo más, nunca he sospechado nada en ninguno de los dos. El problema que se nos viene encima es enorme, pues lo primero que se me viene a la cabeza es separar a los dos, de forma que cada uno viva en un domicilio distinto, aunque ignoro donde se podría ir uno u otro. Están en el Instituto y para finalizar el curso falta un mes aproximadamente, lo que quiero decir, es que no se pueden cambiar a otro Instituto. Aunque les digamos de todo, los castiguemos, etc. eso no nos lleva a ninguna parte, porque los dos estamos trabajando toda la semana y ellos vienen a casa cuando nosotros no estamos y pueden hacer lo que les venga en gana. No veo una solución a este tema a corto plazo, pues para el próximo curso, Fernando se irá a estudiar a la Universidad, o sea, fuera de casa y Mónica se quedaría aquí con nosotros, pero hasta entonces ¿qué hacer?
- En este momento no tenemos ningún familiar que pudiera acoger a alguno de nuestros hijos, cerca de esta casa, ya que tienen que seguir asistiendo al Instituto. Por otra parte, el mal ya está hecho y sin remedio. ¿Qué decir? Podríamos hablarles como personas adultas que somos, porque no debemos olvidar que las relaciones sexuales aparentemente son consentidas y para ello la ley les ampara, quiero decir que aunque a la sociedad le repugne el incesto, no hay ley en España que castigue este tipo de relación sexual consentida. Solo le podemos dar consejos, pero ahí queda todo.
Son nuestros hijos, a los cuales queremos como al que más y aunque no estemos de acuerdo con ese tipo de relación, no podemos pararlas si ellos quieren seguir adelante con ello. Entiendo que lo único que podemos hacer, es hablarles sin tapujos, ni prejuicios. Pero a la vez, al ser menores de edad, están bajo nuestra tutela y no me gustaría ponerlos en la calle, primero porque son nuestros hijos y segundo porque la ley no nos ampara. De forma que debemos pensar, cuando se levanten, que les vamos a decir y que actitudes deben usar, pues nuestro hogar deseo que siga siendo como hasta ahora.
- Estoy de acuerdo contigo, como siempre. Pienso que debemos de tener una charla cariñosa, pero a la vez diciéndoles lo que nosotros pensamos sobre eso y como padres que somos intentaremos ayudarles y ellos tienen que seguir las reglas que les impongamos ahora. Hay que recordarles, que son menores de edad y nos deben un respeto y cumplir unas obligaciones. Lamento que las cosas las hayan hecho de esta manera, me hubiera gustado que se hubieran respetado los dos y entregarse al sexo opuesto, dentro del matrimonio con las personas que ellos elijan.
- Tienes razón, pero las cosas son como desgraciadamente las hemos visto y no como nos hubiera gustado que fueran. Cuando se levanten hablaremos. ¡Menuda se nos ha venido encima! Veremos que explicación nos dan.
Después de la charla entre Francisco e Irene, desayunaron en la cocina como de costumbre, café con leche y molletes de pan tostado con aceite y miel o mermelada. Estando terminando ellos, llegó Mónica muy alegre dándole un cariñoso beso cada uno. Al rato llegó Fernando que hizo otro tanto y empezaron a desayunar.
Los padres una vez terminado el desayuno les dijeron que cuando terminaran, querían hablar algunas cosas con ellos y se fueron al salón a esperar que terminaran sus hijos.
Una vez todos en el salón, dijo Irene:
- Esta mañana me he llevado una gran sorpresa, pues al levantarme para ir a desayunar, vi que la puerta del cuarto de Fernando estaba entreabierta y miré adentro, no encontrando a nadie. Luego abrí la puerta del cuarto de Mónica y vi que estabais los dos dormidos, abrazados y desnudos dentro de la cama.
¿podéis explicarme eso?
- Dijo Mónica con una expresión de espanto y poniéndose roja como un tomate maduro – Hace cosa de una semana tuvimos Fernando y yo, la primera relación sexual consentida y desde ese día estamos acostándonos. Sé que nos vais a echar una bronca, que si los perjuicios morales y éticos, a la vez que religiosos, etc. pero la realidad es que nos amamos y deseamos seguir haciéndolo.
- Vosotros sois nuestros padres a los que queremos con todo nuestro ser y somos capaces de dar la vida por vosotros. Pero eso es una cosa y otra es el amor que le profeso a Mónica. Estos últimos días han sido los más felices de mi vida, no solamente por sexo, que también forma parte de ello, sino por sentir el amor de Mónica por mí, lo cual es en este momento lo más importante de mi vida. Quiero vivir con Mónica y haría todo lo que fuera posible para recibir el cariño de ella.
Aparte de eso, como somos personas con la cabeza sobre los pies, o sea, que sabemos lo que hemos hecho y no nos arrepentimos, sino todo lo contrario, lo alabamos, nuestro amor es solo conocido por los cuatro que estamos en esta sala y nadie más, ninguno de nuestros familiares y amigos saben nada de esto y queremos que así siga siendo, de esta forma no os causaremos ningún mal a nadie. Nuestro amor es verdadero, no es sexo de un día o de una semana, ¡no! Será por mucho tiempo.- dijo Fernando.
- Mónica supongo que querrás evitar un embarazo ¿no es así? – dijo Irene
- Por ahora no deseamos tener ningún bebé, aunque no lo descartamos para el futuro. Por ello, me estoy tomando unas píldoras anticonceptivas que me las recetaron en el Centro de Planificación Familiar y hasta ahora no he tenido problemas.- dijo Mónica
- ¿Cómo pensáis que vamos a funcionar en casa a partir de ahora? – dijo Francisco
- Pues con la mayor naturalidad del mundo, no hay que hacer ningún cambio a excepción de que deseo dormir desde ahora con Mónica. – dijo Fernando
- Por la educación que habéis recibido de vuestra madre y mía, en ningún momento os hemos dicho que hagáis “eso” y somos opuestos a ello, aunque las leyes de España no lo castigan y a partir de los 13 años, podéis tener relaciones sexuales consentidas. Entendemos que es antinatural y nos hubiera gustado que os hubierais guardado tener esas relaciones hasta después del matrimonio, con la persona que hubieseis elegido, porque no podéis casaros, según las leyes de España. – dijo Francisco
- Eso ya lo sabemos.- dijo Fernando
- Tanto vuestra madre como yo, no por esto, va a cambiar nuestro cariño por vosotros, aunque repito no nos gusta esta situación. Vais a tener que tener mucho cuidado y las cosas no se os van a poner nada fáciles. Debéis tener una voluntad fuera de lo normal, porque pueden ocurriros cosas que sin daros cuenta os salgan como una señal de afecto o cariño en público y entonces pueden pasaros cosas que ni siquiera imagináis.
A partir de ahora, vais a tener que andar un camino que no va ser de pétalos de rosa, sino de piedras y bien grandes. Nosotros seguiremos como hasta ahora y deseo que vuestros estudios sean ahora mejor que antes, si ello se puede. – dijo Francisco
- Deseo pediros una necesidad, ya que vais a permitir que podamos dormir juntos y es que me compréis una cama de matrimonio. Si algunos de nuestros amigos pregunta cuando venga a casa que por qué tengo una cama así en mi cuarto, le diré que la otra ya había que cambiarla porque se había roto y que con vistas al futuro, el día que me case, pueda venir a dormir a la casa de mis amados padres. – dijo Mónica

Se miraron los padres a los ojos y dijo Irene:

- Nos parece bien y la compraremos el lunes. Pero quiero deciros que lo más seguro sea que cuando pase el tiempo, cada uno busque a otra media naranja y lo que hoy pensáis amor eterno, se disminuya. Para ese día, deseo que recordéis estas palabras de vuestra madre, que os seguiremos queriendo a los dos hasta el fin de nuestros días y que en cualquier dificultad o problema, aquí tenéis a vuestros padres con los brazos abiertos. – dijo Irene
Inmediatamente Fernando y Mónica se abrazaron a sus padres y empezaron a llorar de alegría.
- Hay otra cosa que no se os debe de olvidar y que son vuestras obligaciones, con vuestra familia, con la Sociedad y con todos. Y esas obligaciones, son estudiar una carrera cada uno, eso quiere decir, que el año que viene, Fernando estará en Madrid y tú aquí y que los fines de semana podréis veros, pero no de otra forma. ¿Estáis de acuerdo? – dijo Francisco
Tanto Fernando como Mónica asintieron en ello.
Los padres salieron del salón y se fueron a su dormitorio y Mónica y Fernando hicieron lo propio al dormitorio de Mónica.
La vida no les sería fácil, pero eran jóvenes y la juventud puede con casi todo. Durante tres años fueron muy felices y a la vez tuvieron muchos problemas, fueron muy discretos y nadie de esto supo nada. Pasado ese tiempo, ya los dos en Madrid viviendo en el mismo piso, como cualquier matrimonio, las cosas fueron bastante bien. Pero un día Mónica empezó a gustarle un hombre y se lo dijo a Fernando y este le dijo que hiciera lo que su corazón le dictaba, que por él no había problema, aunque le dolería una barbaridad y pasaría días muy aciagos, pero como la quería con todo su corazón y deseaba su felicidad por encima de todo, la dejaba en libertad. Cuando terminó Mónica la carrera de Ciencias Empresariales, unos meses después, se casó con Julián. Éste nunca supo de su relación con Fernando y fueron muy felices.
A Fernando le costó mucho trabajo quitarse de su mente a Mónica, porque la quería de verdad, pero el tiempo pone las cosas en su lugar y dos años después de casarse Mónica, Fernando se casó con una compañera de trabajo y fueron felices, pero éste echaba de menos aquellos días que pasaron muy felices en Madrid, cuando él estudiaba la carrera de Ingeniero de Telecomunicaciones.
Autor : Anónimo
Datos del Relato
  • Autor: anónimo
  • Código: 27260
  • Fecha: 30-04-2013
  • Categoría: Incestos
  • Media: 6.36
  • Votos: 25
  • Envios: 0
  • Lecturas: 15306
  • Valoración:
  •  
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.226.187.224

1 comentarios. Página 1 de 1
marcos
invitado-marcos 07-08-2013 20:27:10

no se si esto sea sierto pero si lo fuera habla muy bien de los padres de la pareja hojala uvieran mas personas que pensaran igual que ellos

Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Relatos: 38.525
»Autores Activos: 2.283
»Total Comentarios: 11.907
»Total Votos: 512.107
»Total Envios 21.927
»Total Lecturas 106.079.833