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Categoría: Incestos

¡Qué tiro por la culata!

Desde niñitos, desde que nacimos mejor dicho, ya que somos mellizos mi hermana y yo ("el burro por último"), con Lorna -que así se llama mi hermana-, nos llevamos de maravillas.



Compinches siempre, y siempre los dos juntos para todos lados. Fuimos creciendo en un clima de permanente manera de competir entre nosotros por ver cuál tenía más inteligencia... rapidez... astucia...  prácticamente siempre, íbamos como idénticamente iguales en todo.



Nuestra edad adolescente nos llegó con sus cambios y nuevas cosas, y yo...comencé una especie de estacionamiento donde me fui como frenando en las cuestiones del saber y mi capacidad para aprender, y comencé a quedar relegado ante Lorna, que, contrariamente a mí, comenzó a acrecentar sus potenciales y a demostrar sobre mí, una superioridad verdaderamente arrolladora, aplastante y total.



Para colmo, mi cuerpo como que se estacionó en una delgadez y estatura poco agraciada, mientras que Lorna...comenzó una imparable carrera desarrollado su cuerpo con una exuberantísima hermosura además de gordura que la mostraba gorda sí pero no con una gordura desproporcionada sino una gordura verdaderamente hermosa, embobando a un pueblo con su figura que comenzaba a ser el comentario de todo el mundo. Yo: celoso como nadie lo había así sido!!!



Debo decir que aunque mi figurita masculina no se había desarrollado con exuberancia de inmensidad, sí había adquirido esa especie de encanto o no sé cómo se llama, donde los ojos femeninos suelen posarse con detención evidentemente disfrutante.



Además, una fogosísima virilidad erótica, bullía dentro de mí, como un infiernito que enloquecía mi esmirriado cuerpecito.



Ah! ¡Y otra cosa!!! -y vaya cosa!: si bien mi cuerpo no se había muy agraciadamente desarrollado, mis huevos y mi chorizo, lo habían hecho por él. ¡Tremendos huevones y tremendo chorizón me colgaban entre las piernitas!!!



Y así, en ese contexto como dijeran los literatos, escritores o qué se yo, andaba yo calentándome como un burro por mi hermosa hermana, mientras ella gozaba como cochina disfrutando esa continua superioridad así avasallante sobre mí en todo, superándome a cada semana, día, hora, minuto...así en lo que fuera, sin yo poder evitar esa gordísima diferencia insalvable que se había generado entre ella y yo, con su superioridad manifestándose en lo que fuera. Seguíamos sí tan compinches y unidos como siempre, pero esa "cosa", había comenzado a ser una "cosa" que me estaba comenzando a "carcomer" tornándoseme eso en cierta "calentura" que quería yo evitar que me sucediera, pero... cada día...  ¡CRECÍA MÁS!



Lorna, ¡lo captó!



Cuando yo noté que Lorna lo había captado, nació en mí una esperanza consistente en que tal vez se apiadase ella de mí abandonando sus mofas hacia mis continuas derrotas ante ella y todas esas cosas que me estaban alimentando esa "calentura" que en mí era crecientemente infernal, y supuse que así, Lorna me ayudaría a escapar de esa "cosa" de así sentirme por mi propia hermana.



Inmenso fue mi error, al así haber eso pensado: Lorna, comenzó a intensificar todo cuanto pudo esa "cosa" de "calentarme" a más no poder, y yo me vi atrapado en una verdadera "caza" por parte de Lorna queriendo llevarme a esos estados de calentura sexual atroz, para divertirse conmigo viéndome como un bicho caliente por ella.



Un día comenzamos a discutir así riéndonos y ella me dijo que me estaba haciendo eso por gusto porque quería capturarme de manera tal que fuese yo su esclavo y juguetito para ella divertirse sexualmente conmigo, y yo estallé en un arranque de orgullo masculino gritándole que jamás caería yo a sus pies de esa manera, gritándoselo no en grito de rabia sino riéndome y demostrándole sí mis restos de orgullo y un no querer caer también de esa manera ante ella, y ella, riéndose todavía más, acercaba su hermoso rostro al mío dibujando la más socarrona y graciosa morisqueta cochinamente erotizante, encendiéndome todavía más en esos estados en los que yo quedaba por ella.... como una hoguera alzándose inmensa pero sólo por dentro mío así quemándose.



-"¡Jamás lograrás eso conmigo, puta!!!" -Le grité riéndome con ella, que reía más aumentando esas morisquetas que me derretían enterito. Y fue, cuando internamente para mí, pensé:



(-"Yo a esta la voy a agarrar y le voy a dar tanta, pero tanta pija, que la esclava después va ser ella, y no yo!") Pensé.



Y así quedando los dos en esa especie de desafío, comenzamos a continuar nuestros aconteceres, actuando ella en consecuencia a lo que me había amenazado hacer conmigo haciéndome caer a sus pies rendido de calentura sexual atroz entregándome como su esclavo para siempre, y yo... tratando de evitarlo, y, ahora también, tratando de urdir algo, para hacerla caer a ella en mis redes, y darle a conocer las virtudes de mis genitalidades para hacerla a ella caer rendida a mí por siempre.



Lorna, comenzó a hacerme ver las estrellas "torturándome" en las más deliciosas torturas "calentándome" sin piedad ninguna. Por gusto y sin disimulos me lo hacía, riéndose en mi cara.



Yo iba quedando atrapado en una especie de volcánica calentura sexual creciente por ella, y ella me acosaba y hasta me decía por lo claro que lo mío no tenía sentido así resistiéndome absurdamente a no entregarme de una vez así rendido a ella para dejarme caer a sus pies para de ella ser su esclavo. ¡Era torturante escucharla cómo me lo decía!



-"No, no, no, noooooo, no y nooooooo!" -Me decía yo desesperadamente mientras veía que no encontraba además, la manera de poder agarrarla para curtirla a pijazos.



Nuestros padres -contrabandistas de alto vuelo ellos-, solían irse de viajes a esos andurriales por qué se yo qué países, estando a veces semanas enteras sin volver cuando salían. Y aquella tarde -me acuerdo como si fuera hoy-, Lorna me estaba acosando de una manera bestial que me estaban quedando los huevos como dos meloncitos de tanta calentura y leche, y mi pija ya me daba hasta miedo verla de tan inmensa, gruesa, dura, y con esos latidos adentro como si el corazón se hubiera mudado para ahí adentro. Y nos dicen así sorpresivamente nuestros padres como solían ellos decirnos de golpe y sin nosotros imaginarlo:



-"¡Nos vamooooos!!! ¡Nos vamos y no volvemos por tres semanas así que pórtense bien y ya saben cómo manejarse, chaaaauuuuuu!!!"



El portazo sonó y al segundo creo, ya el auto arrancó su marcha saliendo ellos a cien por hora de arranque, y Lorna... quedó haciéndome la morisqueta más cochina que jamás me había todavía así tan cochinamente hecho.



Sentí -me acuerdo como si fuera hoy-, como si mis huevos gritaran pidiendo socorro junto con mi pija así a coro, mientras ese deseo de entregarme a Lorna era ya en mí absolutamente insoportable continuaron demorando, y mientras Lorna venía hacia mí brazos en alto bailando y sacándome la lengua sabiendo que yo estaba ya "perdido", mirándola yo ahí quietito y riéndome y llorando, mientras la veía acercarse brazos en alto y viéndole las axilas con los pelitos asomado luego de días sin depilarse, quitándome mi única prenda que ese día era un diminuto shortcito, quedé ante ella ahí desnudito -pura pija y huevos yo-... diciéndole resignado medio llorando y riendo.



 



-"Me ganaste...!" (Continuará)


Datos del Relato
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