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Nuevamente mí compañera como amiga de Recursos Humanos llevando su automovil personalmente al taller para que le reparan el motor que hace un ruido espantoso, además le arreglen la fuga de gasolina, conversando con el mecanico detallandole todos los percanse que le ha producido el desperfecto del automovil.
Mientras le habla, el mecanico le da una mirada de inspección como picarona por parte suya de cabeza a pies notando que viste faldas entalladas sin media; le solicita espere en mi oficina que esta muy sofocada y molesta, contestandole ella gracias por su cortesía y atención caballerosa a mi problematica automotriz. Entrando se sienta a leer una revista que la distrae, cruzando sus piernas viendose modelando sus múslos como glúteos de mujer excepcional, bellesísma y sumamente culta; transcurren más de cinco horas, esta aburrida como completamente harta de leer la revista, en eso se le ocurre jugar con su célular, entrando el mecanico en ese preciso momento informandole que le falta unos pocos detalles de afinamiento del mismo motor, que esta arreglando la fuga del tanque de gasolina, diciendole la amiga que se daba cuenda de la mirada de lujuria que me dio hace rato al conversar con usted señor mecanico afuera, me encanta que me pongan atención a mí cuerpo de divina como juvenil mujer, quiero que me bese con suavidad y sentirmr sus manos con dulzura recorrer desde mi cuello hasta mis pies.
El mecanico quedo sin pronunciar una sola palabra por varios minutos, sentandose al lado izquierdo junto muslo a muslo de la amiga, observandola con una sonrisa sincera de ojo a jo, quitandose la gorra por cortesía y sujetandole el célular; dejandolo sobre el revistero, aproximandose con sus labios masculinos, besandole su cuello colocandole su mano en su espalda, contestandole la amiga colocandole su brazo en la espalda del mecanico. Recostandose los dos apasionados con frenesí inmediatamente en el sillon de la oficina del mecanico.
Pasaron todo el día qie le avisan que quedo terminado el trabajo de mecanica de su automovil; se acomoda la falda entallada, el sueter blusa hasta el saco guardando en su cartera su lentes y célular. Pagandole al mecanico y de ese día la amiga lleva el automovil a su acostumbrado revisión como mantenimiento mensual, atendiendose de la misma forma con el mismo tiempo transcurrido con el maduro y enamoradísimo mecanico automotriz. Gozando plenamente sus caricias, besos al cuello, sus brazos en su espalda por supuesto en el sillón de la oficina del mismo mecanico automotriz.
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