MAMADA DE ENSUEÑO.

Este cuento no es de mi autoría. Le he corregido algunos errores ortográficos y he corregido algo la redacción para que se entendiera mejor. Esto debido a que tuvo buena aceptación y en vista de sus buenas opiniones.

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Una tarde de octubre, que no tenía nda que hacer, se convirtió en la tarde más excitante de mi vida

Primero que nada espero que aprieten lo que estoy haciendo ya que pensé mucho el decidir si lo hacia o no, y bueno como ven, me decidí escribirles este relato erótico.

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Hola mi nombre es Manuel y esta es la historia de la mamada más genial que yo he sentido en toda mi vida sexual.

Todo empezó una tarde de Octubre. Yo estaba en casa ya que ese día decidí no trabajar. Trabajo como taxista por esa la libertad que tengo de trabajar cuando me provoque. Me encontraba en la habitación mirando la televisión y de repente sentí como una corriente eléctica recorriendo mi cuerpo, de esas que te hacen arquear la espalda y estirar todos los músculos del cuerpo. Entonces pensé en masturbarme para quitarme esa ansiedad que tenia en el pene ya que lo tenia como un roble de grande y duro, con la cabeza esponjada, un color rojo ardiente y todo completo me hacia palpitaciones al ritmo del tic-tac del reloj.

Entonces comencé a tocarme la cabeza con saliva, pero luego pensé:

"¿Por qué hago esto si estoy en casa?"

Entonces mi esposa que estaba haciendo unas tareas domesticas, de esas que las mujeres nunca paran de hacer en sus ratos, la interrumpí llamándola desde la habitación. Cuándo llegó me acerqué a ella, la abracé por el cuello y le dije textualmente: "Mami, ¿me lo puedes mamar?, es que tengo unas ganas grandísimas".

Entonces ella sin titubear me miró a los ojos, y afirmó en forma positiva con la cabeza y me dijo: "Okay ahí voy"

Se arrodilló frente a mi y sacó el penecito (como ella le dice a mi miembro). Lo empezó a masturbar primero con una mano y luego con la otra para prepararlo para lo que se le venia encima.

Luego sacó su lengua muy lentamente, le comenzó a pasar la punta de la lengua por la punta de mi cabeza, eso lo hizo repetidamente, y lo hacia de una manera magistral, yo no podía dejar de gemir y jadear; me estaba poniendo la cabeza más grande de lo estaba: y pensar que solo era el principio. Siguió con su lengua jugueteando y la rozaba lentamente por la hendidura de la cabeza, seguidamente me subió el pene y comenzó a lamer de abajo hasta arriba como si tratara de una paleta de helado, lo hacia por todos los lados del pene, ya me podía contener y le puse mis manos sobre su cabeza y le dije que no se le ocurriera detenerse.

Después de una buena acariciada por todo el pene pasó a las bolas, allí succionó las dos de una vez, y teniéndolas dentro de su boca comenzó a mover la lengua para que yo sintiera esa magia que hacía con lengua. Luego se las sacó y comenzó a chupar y mamar una por una. Se metió la cabeza muy suavemente dentro su boca, rozándome lentamente los labios mientras metía la cabeza completa dentro de su boca.

Prosiguió mamando suave y tiernamente con su boca prodigiosa y luego empezó a hacerlo un poco más rápido, velozmente, ya no me podía contener.

Fue cuando se lo sacó de su boca y empezó a hacer algo sensacional: se lo fue introduciendo lentamente hasta comérselo por completo y moverse con todo el pene dentro de su boca (y no es por alardear pero mi pene es de un considerable tamaño). Esto lo hizo repetidamente mientras me tocaba las bolas con una mano. Así siguió hasta empezar a mamar en una forma más acelerada pero no metiéndoselo por completo sino más bien haciendo como hasta la mitad del pene; así lo hacía hasta avanzar un poco más y llegar hasta tres cuartos del pene haciendo repeticiones a buena velocidad, hasta que de repente, de una forma drástica se lo volvió a meter todo, entero. Eso me hizo gritar de lo espectacular y genial que se sintió dentro de todo mi cuerpo y en especial a lo largo de todo mi pene.

Como se percató de lo loco que me estaba poniendo, lo comenzó a tratar con la lengua como si tratará del manjar más rico pudiera existir y de igual manera prosiguió con una mamada en forma tierna y cariñosa para ponerme más explosivo todavía. Se lo sacó, comenzó nuevamente con la cabeza hacerle maravillas con la lengua y sus labios, mientras simultáneamente me masturbaba con sus manos.

De pronto se dejó de caricias y cosas tiernas y se metió el pene en la boca para empezar una mamada como tres minutos seguidos sin ni siquiera sacárselo un instante de la boca, yo no dejaba de mirar lo que estaba haciendo: era un espectáculo excepcional lo que tenia frente a mis ojos. Yo gritaba, jadeaba, gemía, la agarraba duro por el cabello, y fue cuando le dije que ya me venia, que ya iba a acabar. Entonces se lo sacó de la boca, subió su cara y con una mirada de "porn-star" me dijo:

"Dame esa leche pues".

Me comenzó a masturbar, lo puso cerca de su cara y abrió lo boca lo más que pudo. Sentí como en cámara lenta cuando la leche estaba recorriendo mi pene en busca de la salida, y suas!!! Salió todo ese chorro, una parte en boca y otra parte se regó por los alrededores de su boca, y me seguía masturbándome apretándomelo como para escurrirlo.

Se tragó todo lo que tenia en la boca y nuevamente se lo metió para que no se escaparan los pequeños chorritos que salían ya sin fuerza y se lo metió hasta el final, luego se lo sacó y me lo dejo todavía erecto y palpitando.

Con sus dedos se llevó a la boca la leche que tenia alrededor de sus labios. Se chupó los dedos llenos de leche y me dijo: "está riquísima" y yo le dije: "Creo que estuvo más riquísimo para mí".

Les confieso que nunca me había dado una mamada de esas, y que me siento feliz y orgulloso de tener una mujer en casa que me complace de esa manera cuando yo se lo sugiera.

Prepararé un nuevo relato sobre mis experiencias con mi esposa. Espero sus comentarios.

FIN