Más que un cuento, (porque no lo es) y en vistas de que en esta página todos dicen de todo, cuentan, relatan, mienten y desmienten... por eso es quiero una confesión.
Llevo unos diez años de vida matrimonial, en principio todo era normal, llegó el tiempo en que nada me apetecía, y todo me molestaba, mis demandas sexuales son demasiado exigentes para la capacidad de dar de mi marido y en este caso, creo que yo he tenido parte de la culpa, por no intentar introducirlo en mi mundo, en fin, como sucede casi siempre, él termina muy pronto y yo apenas comienzo.
Cuando yo comienzo y el termina, todo se queda a medias (como es de suponer), para ello me he creado un mecanismo de autodefensa, o me tendría que pasar la vida saltando de cama en cama, de hombre en hombre, hasta terminar con mi moral y degradarle la de mi esposo. Dicho así, hasta simulo conformidad, y lo cierto es que no soy conforme, por ello acudí a un método muy contemporáneo. El consolador, (vibrador, aparatito, simulador, desconsolador... o como queráis llamarle)
Al fin he llegado al tema en cuestión.
Ahora soy promiscua tecnológica. Cuando estreno uno nuevo, es mi fiesta privada, quizás un día. Otras veces, no me llega a satisfacer ni un instante sin dejar de pensar en otro modelo, otro tamaño u otro color y con cada uno de ellos, me invento una cara, un aliento, un cuerpo, y un estilo diferente de hacer el sexo. Ya he tenido muchas, demasiadas experiencias y no me siento conforme.
Necesito algo que no acabo de definir. Quizás; un hombre.
sinceramente si te tuviera cerca yo quisiera ser tu consolador, ya que ando por el momento solo con la manuela,ni modo no??, asi son las cosas, haber si me escribes