~~A pesar del grave problema intenté que no afectara a mi vida sentimental. Por supuesto evité acostarme con mi marido, al tener algunos pequeños desgarros en el ano y ligeros cardenales en los senos los cuales tuve que esconderlos de sus manos, pero que debido al enorme tamaño de mis senos resultó tarea compleja, pues los hace muy apetecibles para él.
Pasados los días festivos en la ciudad y sin tener la visita de Izan o de su padre, sopesé lo acontecido. Me centré en las amenazas que me hizo Ramón (el padre del muchacho), sobre sacar a la luz la ayuda que recibí al sacarme la carrera. Le di vueltas a las pruebas que podría tener Ramón en mi contra y llegué a la conclusión de que no volverían a forzarme ninguna vez. Me costó mucho tomar aquella decisión, pero antepuse mi moral y, porqué no decirlo, mi cuerpo, a mi trabajo. Decidí no acostarme con su hijo ni con nadie por el solo hecho de mantener mi empleo.
El día en que volví a dar clase después de las vacaciones me surgieron los temores, no deseaba ver a aquel chico por nada del mundo y tuve la suerte de que no apareció aquella mañana, supongo que estaría de resaca.
Al terminar la mañana me fui pronto a casa y preparé una romántica comida con mi marido Juan. Por una vez que no estaba trabajando me apetecía disfrutar de su compañía. Me comentó que me había notado rara últimamente, pero no fue a mas la conversación. Pasadas unas horas se marchó a trabajar y me quedé descansando en el sofá.
Me despertó el timbre de la puerta, en seguida me vino a la mente los despistes de mi marido a la hora de llevarse las llaves por lo que abrí sin asomarme a la mirilla. Me dio una terrible impresión comprobar que era Izan y dos jóvenes mas, que pasaron dentro sin pedir permiso.
Estaba acojonada y con un nudo en la garganta les pregunté que hacían allí, a lo que uno de ellos me contestó que les habían contado que: una mujer muy guapa con las tetas grandes se dejaba dar por el culo . Este comentario supuso un batacazo en mi autoestima que me condujo a no poder contestarle pasado un tiempo. Izan me presentó a sus dos amiguitos de clase. Los tres eran unos auténticos críos de unos 16 años, con rasgos agitanados salvo Izan. El mas bajito se llamaba Cristian, moreno de pelo corto y con un pendiente, y al mas alto le llamaban toro , era muy moreno con melena rizada.
Reaccioné una vez pasado el pitorreo de las presentaciones y grité que se marcharan, pero Izan se llevó el dedo índice a la boca y me ordenó callar. Sacó de su chaqueta un VHS y se fue directo al video. Tuve que poner el regalito que me trajeron y al encenderlo comprobé que estaba perdida pues me vi follando con Izan. El cerdo consiguió grabar lo que pasó aquella tarde y definitivamente me tenían pillada por completo. Me quedé perpleja y casi en estado de shock, mientras los muchachos se reían entre ellos haciendo comentarios sobre la cinta como si de una reunión de adolescentes cachondos se tratara.
Izan me dijo que había varias copias del video pululando por ahí y se acercó para colocarme sus manos encima y sobarme las tetas. Me deslizó el pijama que llevaba mientras me susurró que me tendía que portar muy bien si las quería recuperar. Prosiguió quitándome la parte de arriba para dejarme en ropa interior. Los otros dos muchachos hicieron lo mismo y finalmente se desnudó Izan. Uno de los gitanos me quitó las braguitas y el sostén, quedando así mis pechos al aire. Los dos chicos nuevos quedaron impresionados al verme, exclamando y haciendo todo tipo de comentarios y barbaridades sobre lo buena que estaba y el tamaño de mis tetas.
Cuando los muchachos se quitaron el calzoncillo aluciné al ver la polla de uno de los gitanos. Fue la del toro y comprobé el porqué de su sobrenombre. Era enorme, de más de 25 cm, la mas grande que había visto en mi vida, como la de un actor porno pero por desgracia allí mismo. Cristian e Izan también iban bien servidos en este aspecto, al menos me lo parecía a mi, pues al no tener ningún deseo sexual todo se me hacía grande y cuesta arriba. Los tres críos superaban con creces el tamaño de mi marido.
El gitano mas bajito estaba impactado con mis senos y me obligó a que le practicara una paja cubana, es decir, tuve que masturbarlo con mis tetas. Me acerqué a él y me arrodillé cubriendo su duro pene con ellas, que al ser tan grandes apenas dejaban ver el falo del chico. El amiguito de Izan gemía de placer mientras bamboleaba mis tetas sobre su pollón, por lo que no tardó en correrse al tiempo que daba grititos por la eyaculación.
Después le tocó el turno al toro que me hizo tragar su descomunal verga. Empecé por comerme el capullo, pero temía ir a mas ya que no me cabía ni en la mano. El se cabreó y me agarró fuerte de la cabeza para penetrarme la boca. Yo sólo podía abrirla lo máximo posible para evitar el dolor y el joven se dedicó a follarme la boca que superaba de largo el tope de mi garganta. Para mi desgracia aquel crío además de la gigantesca polla también tenía aguante, aunque finalmente se corrió en mis labios. Intenté escupir el semen lo cual no le sentó nada bien al gitano, que me amenazo con no dejar pasar ni una mas.
Ahora era el turno de Izan. Me ordenó ir a mi dormitorio lo que me sentó fatal. Una vez allí se tumbo en mi cama, delante de las fotos de mi marido y me obligó a que le mamase la polla. Tenía bien aprendida la lección de la vez pasada cuando me agarró de la cabeza, por lo que me la tragué enterita y sin rechistar, y le enseñé lo que era una buena mamada. Cuando el crío estaba cerca de llegar sacó el pene de mi boca y colocándome boca arriba en la cama, se puso encima para metérmela en el coño. Me daba temor pensar que no tomaba la píldora y le supliqué que se pusiera un condón, pero Izan y sus amigos se lo tomaron a cachondeo no haciéndome ningún caso. En teoría no estaba ovulando pero pensaba en lo peor.
Por supuesto no estaba nada excitada pero su verga sí, parecía una roca y al estar muy mojada de la felación entró a la primera. Empezó a follarme con suaves sacudidas pues ya hacía rato que quería correrse, pero poco a poco cambió el ritmo y la fuerza de las penetraciones que me hacían daño. Ninguno de los chicos tenía el más mínimo cuidado, eran unos salvajes y me lo demostraban en cada movimiento. Izan me estaba follando el coño cuando de repente el cabrón se corrió dentro de mi vagina. Le dije de todo porque había riesgo de embarazo, pero me replicó que así le daba mas morbo.
Los tres críos una vez que se habían corrido todos se pusieron de pie, yo también lo hice recibiendo como respuesta un empujón que me devolvió a la cama, ya que según ellos: quedaba lo mejor :
Me explicaron la maquiavélica idea de hacer un sandwich y para ello el elegido para romperme el culo iba a ser el que la tenía mas grande, es decir, el toro . Tenía sensación de miedo y asco, pero debido a la situación ya todo me daba igual. Al no disponer de lubricante le mamé la polla al gitano que me iba a encular, procurando dejarle el máximo de saliva posible.
Tras la mamada el toro se echó en la cama boca arriba y a mi me pusieron a horcajadas dándole la espalda. Me temblaban las piernas y me senté sobre el inicio de su enorme polla justo a la entrada de mi ano. Poco a poco me dejé caer sobre ella mientras apretaba los dientes por el dolor. La polla entraba con dificultad, era grandísima para mi estrecho culo que iba a reventar. El dolor era intensísimo cuando parecía haber llegado hasta el fondo, pero comprobé que solo me la había metido hasta la mitad. El gitano saco la verga y volvió a hincármela con violencia, así hasta dilatarme tanto el culo que consiguió clavarme su inmensa verga hasta los mismísimos cojones.
Estaba siendo enculada por un descomunal tronco, cuando el otro gitano completó el sándwich echándose encima mía y metiéndome la polla por mi rajita. Empezaron a follarme a su antojo. El que me sodomizaba me empuja para arriba con sus fuertes embestidas, mientras que el otro me empujaba para abajo y ayudaba de esta forma a su amigo a insertarme por completo su mástil en el culo. Izan no se quedó atrás y girándome la cabeza acercó su potente verga a mis labios, no teniendo otro remedio que comérmela también. Los muchachos parecían estar sometidos en una espiral de placer mientras me humillaban, debido a los gestos y fuertes gemidos que producían al bombearme. La triple penetración se me hizo dolorosísima e interminable. La delgadez de los chicos que parecían estar hechos de pura fibra contrastaba con mis voluptuosos pechos.
Siguieron reventándome por todos mis agujeritos, aquellos que hasta ahora sólo habían sido propiedad de mi marido, aunque por supuesto nunca había tenido sexo anal con él. Tras varios minutos de duros mete saca en mi ano, vagina y boca, Izan se corrió y me tragué hasta la última gota de su leche. Casi a la vez se corrió dentro de mi coño uno de los gitanos, ante el estupor que tenía a quedarme embarazada de unos criajos, mientras que el gitano que me sodomizaba se quedó follandome un rato más. Estaba totalmente reventada y el toro me saco la verga del culo pues le costaba correrse. Me manejaba como si fuera una muñeca y me colocó a cuatro patas, para acto seguido, penetrarme el ano otra vez, con una facilidad increíble pues me había dilatado por completo. Gire la cabeza y me vi reflejada en el espejo, donde observé como ese gitano que en el fondo era un niño, me agarraba los muslos con sus manazas para dar mas fuerza a sus horribles embestidas que me destrozaban el culo. Pasados muchos minutos que me parecieron horas e incluso días, el joven se abalanzó sobre mí estrujándome los tetones en el momento en que con constantes sacudidas se corría dentro del culo. Finalmente sacó la verga ante el asombro de sus amigos, que al ver el hueco que me había dejado en el ano empezaron a hacer comentarios. Izan no se lo quiso perder y metió una de sus manos que entró dentro de mi recto por completo.
Los jóvenes se vistieron deprisa y con una sonrisa de oreja a oreja se fueron, no sin antes recordarme lo a gusto que se lo habían pasado con mi cuerpo y corriéndose dentro de mi.