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Categoría: Confesiones

Probándome ropa de mi esposa

Siempre he sido muy sexual y ¡me encantan las mujeres!, quizá este pensamiento fue el inicio de esta experiencia que quiero compartir, algo que tuve muy claro desde temprana edad es que me llamaba mucho la atención el sexo anal, por supuesto que en un principio trataba de convencer a mis novias para metérselas por la colita y me preguntaba… ¿dolerá mucho?... ¿será tan placentero como se ve?... en fin.

Un día quise experimentar conmigo mism@ cuando era adolescente, recuerdo que tomé un desarmador pequeño con el mango del tamaño de un dedo meñique, le unté un poco de crema y poco a poco lo fui metiendo hasta la mitad mientras me masturbaba viéndome con un espejo para ver cómo me entraba… no me dolió (la verdad era delgado y no metí más de unos 4cm) pero el morbo sin duda fue lo que más me excitó.

Muy rara ocasión lo hacía después de esa primera vez, ya que por mis complejos no me lo permitía o me sentía "mal" porque era algo incorrecto. Conforme pasó el tiempo y mi experiencia con las mujeres aumentaba, también lo hacia mi confianza en hacerme cosas que yo mismo hacía con ellas, un salto importante fue cuando empecé a comprar juguetes sexuales, algo que fue un cambio muy radical ya que en plan de novios, era yo quién los guardaba para que no se los fueran a descubrir, empecé a experimentar con ellos poco a poco a solas y fui perdiendo el miedo, aunque seguía sin ser una práctica frecuente... así pasaron los años hasta que decidí ir un poco más allá.

¿Y si me pongo bonita? ¡Por fin me animé a sentirme como una mujercita!, lo cual no fue tan difícil, ya que para ese entonces estaba casado y usé lencería de mi esposa que me quedaba perfecta, elegí medias negras, liguero y una tanga, previamente me depilé toda el área del "bikini", tanto por atrás como adelante y solo una parte de las piernas para no levantar sospechas. Desde el momento que comencé a ponerme las medias me recorrió una sensación de nervios muy excitante, no sé si fue la expectativa de como me vería o lo sensual que ya me sentía mientras me ajustaba el atuendo; terminé de colocarme todo, me levanté y fui al espejo a mirarme… ¡estaba hermosa, parecía una nena!, la tanga alcanzaba a cubrirme mi palito y mis nalgas se veían deliciosas… por supuesto que aproveché para tomarme unas fotos y un par de videos en varias poses, me empinaba, me hacía la tanga a un lado, abría las piernas… simplemente traté de sacarle el mejor provecho a ese momento tan íntimo que por mucho tiempo había estado esperando.

Después de probar varias poses me decidí a sacar un consolador... ¡quería masturbarme como toda una chica! Una de las cosas que envidio de algunos videos porno que veo de transexuales, es que se les pueda parar a discreción; por más que quiero que pase eso mientras me hago la cola no lo consigo, pero eso sí, ¡no impide que termine muy rico! Tomé mi lechita y me la puse en mis nalgas, como si alguien se hubiera venido en mi... ¡fue genial!

Dejaré hasta aquí mi primera historia, me gustaría conocer sus opiniones y saber si les gustó o no, tengo muchas más cosas que contar, pero como buena nena, no hay que dar todo la primera vez ;).
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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