Siempre qué pisa y entra a la iglesia en persona cómo en vivo y a todo color Pris; qué es abnegada a confesarse con el mismo sacerdote en qué tiene una plena y maravillosa amistad al ser su confesor, pero lo qué ella no se imagine qué el sacerdote desde hace tiempo le tiene los ojos tirados y concentrados cómo lujuriosamente sobre sus riquisimos, buenisimos, sabrosisimos, apetitosisimos, deleitadisimos, deseadisimos, deliciosisimos, incitadisimos asimismo hambrientisimos en todos sus senos y sin olvidarnos para nada obviamente de su culo, muslos, caderas, piernas cómo su figura anatomica femenina. Mientras hace las confesiones Pris dentro de la malla del confesionario el sacerdote anda lamiendose completamente de arriba hacia abajo continuamente los labios de su boca pecaminosa y pervertida y la cosa no para ahí, anda jugando y manoseandose largamente la pinga qué se le pone enorme, gigantesca, erecta y dura y asimismo masturbandose al instante en qué suda en frío al venirse siempre ante la presencia de la mismisima Pris qué ignora y desconoce los verdaderos propositos qué quiere solamente con ella y con ninguna otra mujer al respeto. Le dice reza por lo menos en silencio veinte padre nuestros y finaliza con veinte aves maría, en qué le agradece Pris, se va caminando tranquila al hacer la señal de la cruz completamente física antes de dejar la iglesia en sacerdote no puede apartar ni quitarle la vista de encima goloceandosela por todo el culo y por lo demás a la mismisima Pris.