Está visitándola un sábado por la mañana; que disfrutan de un sábado libre de la faena administrativa universitaria tanto el amigo como Pris. Está vistiéndose Pris, en su recamara al tener semiabierta la puerta que da al pasillo que colinda con la sala comedor, de pura casualidad de reojo está viendo que hace el amigo en ese instante; en persona como en vivo y a todo color tiene en sus manos como cubriéndole toda su cara una de las faldas azules oscura que forma parte del conjunto con el saco del mismo color que es el uniforme de administrativa universitaria; en que se pasa oliéndoselo por todas partes de la misma adicionalmente rozárselo propiamente contra toda la boca, al lamérselo por detrás, justamente en el mero centro del mismo cierre abajo del botón.
Cae sorprendida muda y en silencio, sin que este se de cuenta, que anda viéndolo en vivo y a todo color con las manos en la masa, a más no poder por la mismísima y curiosísima Pris; la extiende y la pone en toda la alfombra de la misma sala al ponerse en cuatro como perro, al bajarse el zipper del jeans el amigo que se saca la pinga enorme como dura también gigantesca, además súper inflada como gruesa inclusive sabrosa.
Se masturba al instante dispara muchos tiros de polvo espesos muy concentrados y blancos para joder, que caen y pringan también ensucian por doquier, toda la parte trasera de la falda desde el mismo botón avanzando por el área del culo, concluyendo posteriormente, en la parte inferior de la misma falda azul oscura. De ahí, queda resuelta la respuesta a la pregunta que siempre se pregona como hace silenciosamente en sus pensamientos Pris; porque notaba esas leves manchas blancas adicionalmente ese olorcito en las faldas azules oscuras de sus uniformes luego de lavarlas como plancharlas.
Este termina se limpia y vuelve a meterse dentro del jeans la pinga; satisfecho como muy consumado también consentido, igualmente deleitado especialmente deseado hasta complacido de la paja, que experimento y deja secar su rastro sexual en toda la falda azul oscura del uniforme, al volver a colgarla del perchero donde la vio y la tomo el amigo. Entonces, sale de la recamara Pris. Cómo no hubiera pasado nada, le convida e invita a un refrigerio, sonriéndole al sentarse junto a el en el sillón de la sala, mirándose conversan de varios temas hasta dejarse halagar por el amigo por el atuendo que luce como viste hasta exhibe ante su presencia en la misma sala comedor de la casa de Pris; que anda sola ese sábado al tener a su esposo fuera del país, por cuestiones de trabajo idénticamente a sus hijos, en la casa de su madre por el interior aprovechando las vacaciones de verano.