Cuando Diego y Lorena se encontraron … sus corazones palpitaron apresuradamente, por unos instantes se quedaron mirándose y se fundieron en un apasionado y brutal beso, palpando lujuriosamente sus cuerpos e incapaces de creer que estaban el uno frente al otro, deseando deshacerse de sus ropas y morderse hasta despellejarse los labios, en medio de la múltitud apabullante pensaron “aquí no” y se fueron camino del metro.
Durante el transcurso del viaje apenas cruzaron tres palabras, en el fondo ya estaba todo dicho, tan sólo anhelaban dejarse llevar hacia una experiencia claramente sexual, libidinosa y salvaje. Contra más se aferraba ella a él, contonenado sus caderas y sus voluminosos pechos, más deseaba él despojarla del vestido y embestirla brutalmente, allí mismo sin importar los millones de ojos curiosos que los observaban.
Practicamente corrieron hacia casa de Lorena para dejarse por fin llevar por el deseo carnal y el frenesí que los embaucaba y tras cerrar la puerta del apartamento …
Él con ojos lujuriosos se abalanzó sobre ella dejandobien claro desde el principio quien era el dominante de la situación, ella simplemente se dejó llevar ya que aquello en el fondola excitaba más. Se acercó a ella despacio y clavó su sexo duro y virirl en su abdomen, comenzó a mordisquearle el cuello mientras mantenía sus manos presas a su espalda, ella gemía como no lo había hecho antes deseando que la penetrara con aquello que notaba bajo los pantalones, él violentamente la diola vuelta dejándola contra la pared mientras respiraba rítimicamente en su nuca, se quitó la camiseta y empezó a bajar el vestido dejando al descubierto sus pechos tataudos y anillados, él no lo sabía y le sorprendió así que comenzó a jugar con sus pezones tirando suavemente de los aros. Ella en ese momento sólo deseaba darse la vuelta y saborear su duro sexo mientras con una mano intentaba bajarle los pantalones, pero él la mantenía inmóvil contra la pared y su musculado cuerpo, incapaz de cualquier movimiento, como una ánguila se volteó rozando sus erectos pezones contra su torso y jadeante se agachó quedando su cara a la altura de su sexo, que pugnaba por salir, le quitó el resto de la ropa y comenzó a lamer lascivamente su enorme polla mientras le miraba a los ojos, él se aferró a la puerta y se dejó hacer, a ella la situación la excitaba aún más de lo que ya estaba, él clavaba su enorme polla en su garganta y ella gemía con cada embestida.
Él se agachó quedando los dos a la misma altura, cogió con sus manos los pechos de ella y apretó hasta que ésta dejó escapar un jadeo largo y profundo, la tumbó en el suelo y le quitó el resto del vestido dispuesto a perderse entre sus suaves piernas, ella estaba rasurada completamente y el lamió su sexo rosa y húmedo, subió por el ombligo y llegó a sus pechos, mordiendo los pezones acercó su dura polla a su sexo húmedo rozándolo simplemente mientras ella estaba ansiosa por que la penetrara, le cogío por la espalda fuetemente clavando sus uñas en él y le susurró al oído “házmelo ahora”, acto seguido él comenzó a penetrarla lentamente sintiendo como ella se abría más y más arqueando sus piernas en torno a su espalda y apresándole, él iba cada vez más fuerte tanto que ella pensó que la iba a partir en dos sintiendo se iba a correr pronto le decía “sí, sí …” él apretaba más fuerte y ella hundía sus uñas en su espalda y dejó que ella llegara al orgasmo con los ojos en blanco y retorciéndose en el suelo de placer.
Él se puso de pie, ella se acercó a su polla y comenzó a lamerla de nuevo, ya que aquello la excitaba más que cualquier otra cosa, mientras él pasaba sus dedos por sus labios vaginales, metiéndolos y sacándolos, él paró, se levantaron ella cogió su mano y le guió al salón … él la puso a cuatro patas frente al sofá y volvió a penetrarla, esta vez salvajemente, agarrándola de los hombros y tirándola del pelo mientras cacheteaba su culo hasta ponerlo rojo, ella empujaba más fuerte contra él, sentía como sus pechos iban y venían y él los agarraba por detrás, ella notaba su respiración en la espalda excitándose más y diciéndole que se iba correr de nuevo, él embestía más duro sintiendo como todo su cuerpo se erizaba y su sexo se aferraba a su polla palpitando descontroladamente.
Él paró de golpe, la sostuvo en la misma posición y empezó a meter lu lengua en su culo, ella gemía e introdujo un dedo y notó que a ella le gustaba de tal manera que comenzaba a mojarse más, entonces apuntó con su polla y de un certero golpe ¡zas! se la introdujo entera, ella sintió algo de dolor y gritó, pero él parado iba marcando el ritmo, muy lento hasta que noto que su culo se había dilataba hasta el tamaño de su polla, entonces empezó a moverse más rápidamente, tan fuerte que los pechos de ella rebotaban de un lado a otro y el los agarraba fuertemente.
El sudor resbalada por sus cuerpos desnudos haciendo que resbalasen ellos mismos aún dándole más fuerte, a ella le temblaban las piernas pero no podía más y sólo le pedía “más, más …”, él se aferró a su cuerpo y le dijo al oído “me voy a correr”, ella se volteó y dejó que derramara su leche por todo su cuerpo lamiéndoselo lascivamente.
… fueron hacia la habitación, se tumbaron en la cama desnudos contemplándose el uno al otro, él dibujaba con sus dedos la curva de su sinuosa cadera y ella le acariciaba el abdomen y el pecho pasando sus dedos de arriba a abajo, sin decir nada se fundieron en un apasionado beso acercándose más y más, él jugueteaba con su dedos entre sus cabellos y ella le agarraba fuerte del cuello besándole salvajemente, él acarició sus pechos y ella dejaba escapar gemidos de placer ¡ahh! jugaban el uno con el otro, lanzándose besos furtivos, mordiéndose los labios y despellejándoselos, mirándose fijamente y sabiendo lo que pensaban.
Se colocó encima de ella sujetándole los brazos por encima de la cabeza y comenzó a lamer sus pezones erectos, ella gemía más profundamente cuando notaba como sus labios se acercaban a su piel, se retorcía bajo su atlético cuerpo y jadeaba, su respiración entrecortada se hacía más sonora a medida que él se acercaba a su pezón, le gustaba ver su cara loca de deseo, mientras él con una mano masturbándola con las piernas entrelazadas a su cintura, sujetándola con una fuerza increíble y dominándola poderosamente, ella eufórica y excitada al máximo placer sexual, seguía sin parar de mamar sus pezones y ella no podía parar de jadear.
Ella se abalanzó sobre él dejándole tumbado sujetándole los brazos, comenzó a morderle la oreja, bajando por su cuello, su pecho, lamió su abdomen mientas le echaba miradaa llenas de deseo, llegó a su duro sexo y comenzó a chuparlo instintivamente, él la sujetaba la cabeza apartando el pelo para poder ver como sus rosados y carnosos labios lamían su sexo, ella le miraba y él podía ver el deseo en sus ojos. Se colocó a horcajadas encima de él presionando ambos sexos, él notaba su sexo húmedo y palpitante y deseaba penetrarla. Ella acercó sus pechos a su cara y él los lamió jugando con sus pezones mientras ella gemía, excitándose más y frotando su sexo contra el suyo, entonces él cogió sus caderas y la penetró, ella gritó y él rápido tapó su boca y empezó a moverse más rápidamente, ella le lamió los dedos que estaban aún en su boca, se agachó le besó y empezó a cabalgarle más fuertemente mientras le decía ¡oh sí, me corro! él la volteó, separó sus piernas y lamió su vibrante y húmedo sexo, ella seguía gimiendo sin parar, subió de su sexo a sus pechos y la penetró más fuertemente que antes, ella volvió a gritar y él empujó más duro, se aferró a él con sus piernas torno a su cintura, él la abrazó y la penetró más profunda y lentamente sintiendo como ella gemía cada vez que su polla entraba y salía y volvía a entrar, sus gemidos eran cada vez más profundos como sus embestidas, más fuertes, más impulsivas …
La noche se abría paso y ya no había luz en la habitación, sólo se podían distinguir sus dos sombras sudorosas y jadeantes en la penumbra, lanzándose uno sobre el otro y besándose salvajemente. Encendieron una lámpara y él la colocó a cuatro patas frente al espejo de la cama, le hizo subir las caderas, las agarró y mordió sus glúteos, ella gimió y contoneó las caderas buscando su dura polla y le miró a través del espejo con el pelo alborotado, las mejillas sonrosadas y los ojos suplicantes “no me hagas esperar”, él acercó su glande a su rajita rosada y húmeda mientras ella gemía desesperada por sentir su polla dentro, él la hacía esperar sabiendo que a ella en el fondo le gustaba aunque le pidiera que se lo hiciera ya, él al mismo tiempo rozaba su sexo contra el de ella viendo como le pedía con sus ojos suplicantes que la follara y le dijo “por favor Diego” y él cogió sus caderas y la penetró, apretándole bien duro y viendo por el espejo como sus pechos chocaban entre sí a cada embestida, como ella se agarraba con las uñas a las sábanas y le decía “no pares”.
Notó como vibraba su sexo y gemía desmesuradamente “me voy a correr otra vez” y él comenzó a empujar más fuerte agarrándose a sus hombros, hasta que sintió como ella tenía espasmos abdominales y le temblaban las piernas.
La colocó de lado en la cama y se puso detrás de ella en forma de cucharas, la mordío en el cuello suavemente, levantó su pierna y la penetró con fuerza, ella se agarró a la almohada mientras la follaba salvajemente, respirando en su nuca y ella gimiendo como una loca, giró un poco el torso y se besaron suavemente mientras él marcaba el ritmo, le dijo al oído “¿me puedo correr?”, ella le besó y le respondió “sí”, él empezó a empujar más fuerte, se aferró a sus pechos y se corrió mientras ella sentía su leche caliente dentro de su sexo.
Se fundieron en un largo beso entrelazando sus lenguas, ella le cogió de la barbilla y pasó su lengua por sus labios, le beso lentamente y lamió sus labios de nuevo, él hábil cogió su lengua entre sus dientes suavemente y la apretó contra él dándose en un beso más profundo. Ella le miró, se acercó y le dijo “Diego, me pones a mil”, él la agarró más fuerte y se quedaron abrazados en cucharas dándose tiernos besos, acariciándose y así se sumieron en el más profundo sueño.