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Primer encuentro con sumisa A

Ella tiene casi los 40 años y es casada, por lo que omitiré cualquier nombre, con un cuerpo pequeño y solo muy pocos kilos extras, normal como cualquier persona, lo más importante para mí es que cumplan las condiciones para agradarme. Nos contactamos por medio de una página de internet y así es como empezamos a vernos.



Con lo que habíamos hablo antes de vernos, sabía que disfrutaba de exhibirse, aunque en ese momento no lo reconocía ella misma, así que se me ocurrió ordenarle que fuera lo más atrevida posible, de una forma que se sintiera cómoda.



Nos vimos a la salida del metro Jamaica, al verla, la saludé, iba con una falda una falda plegada que le llegaba arriba de medio muslo una blusa de manga corta pegada y escotada, así como tacones no muy altos, pero lo suficiente para agradarme. Mientras caminábamos rumbo al hotel, escuchaba como varios hombres le gritaban, así como muchos se le quedaban mirando.



Al llegar entrar al hotel y ella ya se sentía como una puta con lo poco que había pasado (eso lo comento ella después) pagué la habitación, la deje subir las escaleras delante de mí, cuando entramos a la habitación inmediato le dije, “ahora ya sabes que hacer puta”, de inmediato se fue a un rincón, se desnudó y se hinco en lo que me preparaba.



Le ordene acercarse en 4 patas como perra, al llegar le coloque el collar y la correa, me levante para caminar por la habitación con ella jalándola de la correa, después de algunas vueltas me detuve y me agache para agarrar su vagina, la cual estaba rasurada como también le había ordenado y ya estaba mojada.



Entonces la levante jalándola del cabello, la puse delante de mi enfrente del espejo y en ese momento le jale el cabello, para que levantara la vista, le dije al oído “mírate cómo te ves como perra con correa puta, estas aquí para que haga de ti lo que desee” ella solo asintió. Me senté en la cama y le dije “ven aquí puta”, la puse en mis piernas y la nalgueé hasta dejar su culo rojo, gritaba en cada nalgada y claro que yo disfrutaba de esos gritos.



Cuando decidí que era suficiente le ordene empinarse apoyándose en la cama, le abrí las piernas, le dije “levanta bien ese culo, puta, que ahora tendrás por lo que has venido”, entonces agarrándole las nalgas rojas, empecé a penetrarla en esa posición durante algunos minutos, mientras ella gemía en cada embestida le daba de nalgadas a su culo rojo.



Después deje de penetrarla, jalándola del cabello la lleve hasta la ventana, abrí las cortinas, hice que apoyara las manos contra el cristal y en esa posición la volví a penetrar, mientras le decía “ahora ya todos verán lo puta que eres”, mientras lo hacia ella solo continuaba gimiendo.



Para los que conocen la ciudad, sabrán que por congreso de la unión pasa el metro elevado, con la suerte de que nos dieron una habitación con ventana a dicha avenida, así que hubo varios que se sorprendieron con el espectáculo.



Decidí que era suficiente y la puse en cuatro, la lleve a la cama y le ordene acostarse, abrir las piernas y volví a penetrarla, abría sus piernas las ponía en mis hombros mientras no dejaba de decirle lo que iba a ser de ahora en adelante para mí, solo mi puta, en ese momento fue cuando me dijo que estaba a punto de terminar, así que le dije “termina puta”, la seguí penetrando hasta que termino.



Cuando termino, la deje ahí un momento en lo que fui por unas esposas de tela, mientras aún estaba acostada se las coloque en las muñecas y en los tobillos, después le ordene poner en 4 patas a la orilla de la cama, espose cada uno de sus tobillos con sus muñecas y estando en esa posición volví a penetrarla.



Agarre fuerte sus nalgas mientras empujaba con fuerza, el escucharla gemir más fuerte me provocaba hacerlo con más fuerza, además de que disfrutaba ver sus nalgas aun rojas por las nalgadas, además de que también disfrutaba de verla esposada sin posibilidad de moverse.



Continuaba penetrándola cuando me dijo que iba a venirse otra vez, le di una nalgada mientras le decía “así que disfrutas tanto ser mi puta, por esta vez puedes venirte otra vez perra” cuando termine de decirlo termino de nuevo.



Después de que termino le quite las esposas, la baje al suelo y mientras estaba hincada le dije “chúpame la verga perra” así lo hizo por un rato, hasta que sentí que estaba a punto de terminar así que antes de hacerlo la saqué de su boca y termine en su cara.



Así terminamos, nos bañamos juntos mientras hablábamos, salimos de la habitación y la lleve hasta el metro donde nos despedimos.



Ahora está en planes el segundo encuentro y han cambiado sus deseos, ahora no quiere ser mi sumisa, quiere ser mi esclava, sabiendo todo lo que eso significara en el futuro.



Espero que este relato sea de su agrado, como lo fue para mí experimentarlo, como en el anterior relato, cualquier duda o comentario.


Datos del Relato
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