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Categoría: Maduras

Pornococinero/a

Ahora cuarentones, Rosa, Fran, Pepe y Diego son amigos desde el colegio. Una de esas amistades que cuesta romperse, a pesar de las vueltas de la vida.



Aunque ahora se ven menos, siempre buscan momentos para estar juntos cuando las obligaciones de los cuarenta años lo permiten. Ahora todo es distinto, unos se han casado, otros viven con su pareja o divorciados, qué más da, son buenos amigos.



Esta historia comienza en una comida, un encuentro que trataban de repetir con frecuencia.



-          ¿Qué os parece todo? Dijo Fran satisfecho.



-          Esta muy bueno. Rosa fue la única en responder.



-          ¿Quién? ¿La comida o yo? Pregunto Fran envalentonado por los efectos de los dos litros de cerveza que llRosaba su cuerpo.



-          Los dos, por supuesto.



-          Tampoco creas que te has lucido, solo es una barbacoa, le falta originalidad. Replico con cierta envidia Pepe.



-          La próxima vez, cocinare en pelotas, así será original, no te jode el comentario.



-          ¡Eso, eso! de porno-cocinero, dijo Diego mientras apuraba su cuarto vaso de vino.



-          Si, porno cocinero, pero yo hare la comida. Dijo su mujer.



-          Entonces porno-cocinera. Mejor.



-          Hablando de cocina, ¿Sabes a quien conocí la semana pasada?



-          ¿A quien?



-          A Jose Andrés



-          ¿El chef? No me lo creo, dijo Paqui



-          Coincidí con él en una reunión en Madrid.



-          Es mentira



-          Que si mujer. Créetelo



-          Pues podrías presentárnoslo



-          ¿A cambio de qué?



-          Te invitamos a comer.



-          Acepto.



-          Que poco pides, le dijo Rosa, pide algo mas, es su chef favorito.



-          Tienes razón, acepto la comida pero hacéis de porno-cocineros



Todo quedo en una broma. Pero dos semanas después, Diego le presento a Jose Andrés. Paqui y Fran no podían creer tener una conversación con uno de sus más admirados gastrónomos. 



Aquel mismo día Diego les recordó, en tono guasón, su acuerdo: les tocaba organizar una comida y hacer de porno-cocineros. Pero no lo tomaron en serio.  También los llamo Rosa para saber cómo fue la cita con el chef:



-          ¿Qué tal con Jose Andrés?



-          Ha sido buenísimo.



-          Diego se ha portado. Le debo una.



-          Me alegro, sabía que os iba a gustar.



-          Me ha firmado todos sus libros.



-          Ahora lo que tienes que hacer es invitarnos a comer y prepararnos unos de sus platos.



-          Cuando queráis.



-          Además acuérdate que tienes que pagar la porno-apuesta, ja,ja, ja.



-          Si, seguro. Ja, ja,ja



-          Ciao



-          Adiós



Estos comentarios les hicieron pensar y después de darle algunas vueltas a la idea y plantearse lo que podían ofrecer,  decidieron preparar a sus amigos una sorpresa, basada en la apuesta perdida del porno cocinero.



Una vez vencidos los miedos iníciales, optaron por la idea de estar medio desnudos cocinando y después hacerles una especie de sainete en plan porno. Se organizaron, sobre todo colocando a sus hijos con los abuelos para ese día. Compraron ropa erótica y  convocaron a los amigos para comer ese mismo  sábado. Todo estaba bien preparado.



Rosa y su actual novio, Roberto, el tercero en seis años, aceptaron la invitación, también Diego que se divorcio hace un par de años y disponía de tiempo, pero Pepe puso excusa  para no acudir. Algo que agrado a Paqui, pues Pepe era de los amigos de su marido el que me menos le gustaba, le parecía un hipócrita, con una parte exterior muy ética pero algo falso.



El día señalado,  Rosa y Roberto llegaron los primeros, sobre la una, Paqui les dio la bienvenida  con una sonrisa, un delantal y un escueto sostén que  apenas cubría los pezones. Realmente era un atuendo  muy pornográfico.



-          Joder, si que empezamos bien, dijo Roberto dando un salto hacia atrás.



-          Vaya, vaya, increíble, os habéis atrevido. ¡Qué pasada!  Añadió Rosa.



Si la vestimenta era en si erotica, se acentuaba y la convertía en pornográfica dadas las dimensiones del busto de Paqui, más bien grande;  un par de melones exuberantes, un cuerpo de mujer madura con medidas 115-72-100 que conservaban todavía un gran encanto



-          Vaya tetazas.



-          Que bestia eres, pues tetas. Aunque, si que son grandes, si. añadió Rosa.



-          ¿Se puede tocar? Pregunto incrédulo Roberto al ver esos tan enormes ejemplares frente a él.



-          Tranquilo, guapo, lo paró su novia. Sera si ella quiere, ¡y si yo te dejo!



-          Pasar, Fran está en la cocina, terminando de preparar la comida.



-          Si vamos, quiero ver cómo va.



Siguieron a Paqui por el pasillo observando su parte trasera, un gran culo, con tanga, envuelto por  redondos y abultados glúteos. Rosa sonrió y señalo  el enorme pompis de su anfitriona, mientras le susurraba a Roberto en el oído: - ¿Has visto cuanta celulitis? Y qué gordo es.



-          ¿Decías algo? Replico Paqui al oír el murmullo



-          Nada, cosas nuestras.



Entraron a la cocina y Fran estaba de espaldas también en tanga y delantal.



-          Hola



-          Sois la leche. Me encanta.



-          No querías porno cocinero, pues aquí lo tienes, ja,ja,ja.



Rosa estaba turbada, no podía evitar buscar la entrepierna, tapada por el delantal, una calambre de emoción recorrió su estomago. Fran siempre le había parecido un tío muy atractivo. Le dio un par de besos y le pellizco el trasero.  



Mientras su novio encantado con la situación se tomaba una cerveza,  ensimismado en el ir y venir de su anfitriona  bamboleando los globos.  Al pasar a su lado, tomo la decisión de tocarle el pompis  para ver su reacción. Paqui le sonrió, consintiendo el toqueteo, Roberto ante la permisividad,  continuo  sobándole  el culo recorriéndolo  en toda su extensión, ella le dio un aperitivo. Le gusto que la sobaran, se sintió protagonista, se estremeció al notar unas manos extrañas y le permitió regodearse en sus nalgas. Roberto miro a Fran que cocinaba sin decir nada,  fue entonces cuando acabo pellizcándole las nalgas de ella con ambas manos, ante la mirada tolerante del marido; la jornada prometía.



De pronto, Rosa, sin decir nada, se separo para llamar por teléfono:



-          Diego, ¿Dónde estás?



-          Aparcando



-          Ven corriendo.



-          ¿Qué pasa?



-          Hay sesión de porno-cocinero



-          ¿Qué dices?



-          Si quieres verle las tetas a Paqui, ven enseguida.



-          No me tomes el pelo.



-          Que si ¿No tenias tantas ganas de verle las tetas? Pues está en toples cocinando. Y son enormes. Vas a quedarte helado.



-          Como sea una broma me las tienes que enseñar tú.



-          Vale, yo te las enseño si no es como digo.



-          Pero ¿Están desnudos los dos?



-          No, van con tanga y delantal. Por cierto ya verás que culazo que tiene.



-          Se dejara meter mano, digo yo.



-          No lo sé, inténtalo.



-          Ya he aparcado, tardo dos minutos.



Después llamo a  Pepe.



-          Hola. ¿Por qué no has venido? ¿Dónde estás?



-          Tengo que ir a comer a casa de mis padres.



-          Pues te pierdes una buena



-          Ya me imagino, todos borrachos antes de empezar a comer. Como si lo estuviera viendo.



-          Eso vendrá después. Están cocinando desnudos.



-          ¿Fran y Paqui?  ¡Desnudos! ¿Por qué?



-          Por lo de la apuesta que les hizo Diego el otro día.



-          No me lo creo.



-          Pues ven y veras.



-          Voy en cuanto acabe de comer.



No había colgado Rosa el teléfono cuando  sonó el timbre.



-          Sera Diego. Ves a abrirle,  dijo Rosa dirigiéndose a Paqui.



-          Se va a quedar muerto.  Ya verás. Protégete. Le aviso su marido. Siempre ha estado obsesionado con tus tetas.



Paqui no podía ocultar su nerviosismo al cruzar el pasillo hacia la puerta, el resto la seguían,  expectantes ante la reacción que tendría  Diego al ver los grandes pechos de las que había tenido fijación desde que su gran amigo Fran, la conoció.



-          ¡Joder! ¡Joder! ¡Joder! Exclamo con cara sorprendida. ¡GRANDIOSO!



Lanzo sus manos para tocarlas y Paqui se las cubrió con los brazos.



-          ¿Qué? ¿Hemos cumplido o no? Le dijo su amigo Fran.



-          Joder, de puta madre ¿Qué has hecho de comer? Comento mientras miraba las tetas de Paqui y hacia el gesto de morderlas.



-          Idiota. Hay preparado aperitivo



-          Eso, eso, aperitivo. Melón con jamón, dijo palmeándole el culo



La pareja fue a la cocina a terminar sus quehaceres y los otros tres quedaron en el salón comentando la situación.



-          Te gusta ¿verdad?



-          Vaya tetas. Porque me he cortado, pero me tiraría a modéraselas.



-          Pero esta rellenita, le has visto la celulitis.



-          Estas celosa.



-          Yo, que va,  respondió Rosa



-          Pero si estas mucho mejor que ella, mujer.



-          Si pero ella tiene más tetas y no estás manzanas, dijo subiéndose los pechos.



-          A mí siempre me han gustado más las manzanas que los melones.



-          Pues a mí no. Me gustan la tetas gordas y grandes, pero Rosa tiene razón esta rellenita de más. Lo mejor sería una combinación de las dos. Tu cuerpo y sus tetas.



-          Pues a mí me gusta como esta. Con esas tetitas tan bonitas.



-          No esperaba menos de ti, pero no digas que no te apetecería una cubana con las de ella.



-          Si quieres la verdad, llevo pensándolo desde que entre.



-          Y Fran ¿Qué? Te conozco y, …



-          Dios como me pone verlo solo con el delantal. Es súper porno.  Se la comería entera delante de su mujer, seguro que ella no se lo haría igual.



-          Pero que bestia eres. Le dijo su novio.



-          Tiene razón, no creo que Paqui se la chupe a Fran. Ja, ja, ja.



Fran se acerco con una bandeja de canapés y unas cervezas. Entre risas y conversaciones subidas de tono que caldeaban el ambiente terminaron de preparar la comida



-          Ya está todo listo, ya puedo quitarme el delantal. Dijo Fran mientras mostraba un tanga muy apretado que marcaba un gran paquete



-          ¡Vaya paquetón! exclamo Rosa



-          Son todo algodones, replico uno de ellos, ja, ja, ja.



Para completar la escena pornográfica apareció Paqui también sin el delantal mostrando su tanga de hilo con transparencia en el pubis.



-          Sí que lo habéis pensado bien. Que bonita la braguita dijo Rosa un tanto molesta por la transparencia.



-          Joder, yo no sé si voy a poder comer estando vosotros asi.



-          Si quieres me visto le dijo ella



-          Que va, si estas muy bien, ponme otra cerveza, pero que este muy fría



La comida resulto llena de incertidumbre,  erotismo puro, dentro de cada uno surgía una conversación, una duda. Aunque todo era una broma, era inevitable que la tensión sexual aumentara, la calida conversación apoyada en temas sexuales, el vino, la confianza, la amistad entre ellos.



Rosa estaba encantada con la situación, era un momento excitante, le apetecia que no estuviera su novio para poder soltarse con Fran y saldar una asignatura pendiente.



A Diego le volvían loco las tetas de Paqui, parecían que querían escapar del sujetador que  las oprimía, no podía hacer otra cosa que mirarlas e imaginarlas entre sus manos, esperaba tener su oportunidad.



Roberto, el novio de Rosa, era un poco el más ajeno, casi como un espectador. Estaba maravillado al ver a una jamona como Paqui casi en pelotas y tan permisiva con él. Volvería a intentar meterle mano.   Pensaba  que su novia acabaría cachonda y después se la iba a estar tirando toda la noche.



Fran una vez supero el arranque inicial, disfrutaba de la comida, esperando con ansiedad lo que venia después. Le ponía que sus amigos los vieran desnudos y le gusto ver como otras manos sobaban a su mujer.



Quizá la más nerviosa era Paqui, que no paraba de beber,  tenía que desinhibirse para hacer lo que tenían previsto. Estaba caliente, envuelta por el momento, le apetecía mostrarse, que la observaran, que se fijaran en ella, que la tocaran, estaba dispuesta.



Mientras, Pepe y su mujer, una guapísima rumana diez años más joven que él, comían en casa de sus padres a toda velocidad. Pepe estaba inquieto, desosó de verle las boobies a Paqui,  sabía que eran enormes y se había masturbado más de una vez pensando en ellas. A su mujer también le apetecía ver a los amigos de su marido en tal situación, tan picante.



Tras comer a toda velocidad llegaron a la reunión mientras ponían los cafés.



-          ¿Dónde están esos porno-cocineros?



-          Que pasa. Dijo Fran recibiéndolos en tanga.



-          Tu no ¿Y tu mujer?



-          Como que el no, mira que paquete, ja, ja, ja. Dijo su mujer.



-          Pero si vas con el sujetador. ¡Quítatelo!



-          Ya se lo he dicho yo, pero no quiere, agrego Diego



-          Tranquilo  ¿Queréis café?



Fran trajo la bandeja de café, mientras el resto se acomodaban en el sofá, tomando una actitud de público



-          ¡Ese culo!, exclamo Rosa cuando él se inclino a dejar las tazas.



-          ¿Quién quiere una copa?



Varios reclamaron sus cubatas. Y ansiosos esperaban, imaginando la siguiente acción de sus anfitriones, ¿a que se atreverían? Recorría en el ambiente un halo de misterio que desinhibía la libido. Los hombres deseaban ver  gigantes senos de Paqui y tener la opción de tocarlos, se preguntaban si se daría la ocasión, si lo permitirían. Diego no tenía inconveniente, si la veía en toples iba a asaltarla. Para el resto era distinto, Pepe estaba loco por agarrar las ubres, aunque estuviera su mujer delante, pero tendría que ofrecérselo Paqui, por su parte, Roberto esperaba su momento, tenía que ver clara la oportunidad, ahora se conformaba con volver a verla desnuda. 



-          ¿Qué crees que van a hacer?



-          No van a  hacer nada.



-          ¿No irán a follar delante de todos?



-          Estaría bien, sería un buena actuación. Ja, ja, ja.



-          Lo que harán será un striptease. Ya verás.



-          A ver si acaba esto en orgia.



-          Eso sí sería bueno. Dijo Diego tocándose la bragueta.



Pero nada cambio, Fran volvió con el tanga puesto y Paqui en ropa interior.



-          Digo yo que nos enseñaras las tetas por lo menos.



-          No, que hagan un striptease integral, intervino Rosa.



-          ¿Crees que estos se lo merecen? Le dijo Fran a Paqui agarrándola de la cintura y mirándola a los ojos



-          Yo creo que sí, vamos a darles marcha. Y lo besó profundamente rozando con suavidad su lengua.



Se quito el sujetador muy despacio y lo lanzo sobre la cara de Diego, se tapo con los brazos, dando suspense a la situación, Fran la apretó contra el sin dejar de besarla,  acaricio su espalda hasta llegar a las redondas nalgas recorriéndolas en su inmensidad con ambas manos.



Sin dejar de besarse  rozaban sus cuerpos, hasta llegar a los sexos, ella bajo el tanga y descubrió su gran verga, el, subió la mano a los pechos y los palpo con suavidad.



La tensión continuaba, todavía no le veían las tetas. Fran la volvió de espaldas a él, para restregar la polla entre los glúteos, por fin todos pudieron ver las pechugas, estaban colgantes descubierto y eran realmente enormes.



Diego miraba ensimismado, Roberto sonreía pensando en la ridiculez del acto, Pepe no perdía de vista las tetazas y tocaba los muslos a su joven mujer, la cual parecía asunte de todo; por un momento los invitados se quedaron mudos. Solo el sonido de los besos se rompió con el comentario de Rosa:



-          Vaya polla más grande.



-          Para grandes, las tetas. Intervino su novio.



Todos el grupo sabia que Paqui tenía un pecho grande, eso era innegable, pues la habían visto muchas veces en bikini o con camisetas ajustadas. A Diego le encantaba presenciar los senos tan redondos, colgando como cantaros, tan solo a unos metros de él, no pudo mas, se lRosanto se acerco a la pareja y comenzó a sobar los melones, ella no puso inconveniente, es mas se los ofreció.



-          Te gustan ¿verdad?



-          Me encantan



-          Follame



-          Yo, dijo Diego



-          No, el, refiriéndose a su marido, tu ya tienes bastante con tocármelas.



-          Déjame que toque yo también, pidió permiso Pep previa mirada de aprobación de su mujer.



-          Espera que las chupe. Mmm están buenísimas. Cuanta teta.



-          Pepe las chupa mejor. increpo su mujer ante la mofa del resto.



-          Te dejo la parte de arriba y yo inspecciono la trasera despacho Diego al tiempo que magreaba el culazo.



Los mirones habían pasado a ser protagonistas, Diego y Pepe la sobaban por todo el cuerpo, chupándole y jugando con los pezones, moviéndole las mamas de un lado a otro, agarrándolas en pinza con sus manazas, amasándolas,  haciéndolas botar.



Fran se había apartado dejándolos con su mujer, le ponía que le metieran mano.



-           Pepe ¿nos podemos ir ya, por favor? Tú ya has acabado con la tetona, ¿no? Le dijo su mujer. Que aunque había accedido, no le parecía bien que hubiera magreado a Paqui con tanto empeño.



-          Si, nosotros nos vamos.



-          Muy bueno, de verdad, me ha encantado, muy original. Pero me estoy poniendo muy caliente.



-          Os vais a follar, seguro.



-          Pues claro, ¿Qué crees?



-          Ciao



-          Diego, no te pases con ella. Le increpo Rosa molesta por la atención que le prestaban sus amigos a Paqui.



-          Son maravillosas. Decía mientras las magreaba con fuerza y las volvía a chupar.



-          ¿Tu no quieres tocarlas? Le pregunto Rosa a su novio esperando una respuesta negativa.



-          Estaría bien. Por probar.



-          Pues ves a tocarle las tetas, frunció el ceño con rabia.



Roberto se acerco directo a ella, aparto a Diego y le sopeso las tetas, calculando la masa de cada una.



-          Son grandes.



-          ¿Te gustan? ¿y tú, tienes algo grande? Dijo mientras tocaba su entrepierna y observaba que tenía un bulto duro de la emoción



-          Si, están muy bien.



El novio de Rosa era el cuarto en pasar las manazas por el busto de Paqui, primero cauto, pensando en su novia que lo miraba, pero la abundancia de las ubres entre sus garras, le hizo olvidarse de todo; las masajeo, apretó, zarandeo y golpeo para lascivamente acabar chupándolas,  Paqui estaba excitada, le había puesto más que los anteriores,  le bajo la bragueta, saco el pene y lo empezó a masturbarlo.



-          Tócame el culo me gusta que me toquen el culo.



El acepto sin rechistar,  automáticamente busco sus nalgas, eran grandes y blanditas,  las manipulo despacio, las sobó separándolas, pasando sus dedos entre ellas, las pellizco arañándolas,  mientras seguía lamiendo los sabrosos melones que desprendían un néctar sabroso, mezcla de saliva y perfume. Se lo estaba pasando muy bien, le metía mano a la mujer del amigo de su novia y ella mientras le hacia una paja, no se podía creer como había llegado a esta circunstancia.



Pero su novia no perdía el tiempo y se la estaba mamando a Fran, con tal voracidad que parecía que se la iba a comer entera.



De pronto se oyó un largo suspiro Roberto casi sin darse cuenta noto que su leche salía a borbotones, apretó con fuerza los hermosos glúteos de Paqui y prolongo un gemido de placer.



-          Ja, ja, ja, todos rieron.



-          Yo también quiero, dijo Diego



-          ¿Qué quieres?



-          Imagínatelo



-          Una cubana, ¿verdad?



-          Siiiiiiiii, ¿anda? Enróllate.



-          Vale, ven.



Se arrodillo delante de él, tenía la polla bien preparada para la acción y la metió entre sus tetas, ella la recibió con gusto y apretó su melones para que notara el suave y balndo contacto de las ubres en su tallo.



Cuando Roberto  volvió del aseo vio que la fiesta se había convertido en una pseudo-orgia. Diego metía y sacaba la polla entre los enormes melones de Paqui. Rosa se la chupaba a Fran, algo que ella siempre había pensado hacer, pero por respeto a Paqui nunca se atrevió a proponerle.



-          Qué buena polla tienes, seguro que Paqui no te hace esto



-          Lo estás haciendo de maravilla, joder.



-          Estoy muy cachonda. Follame.



-          Como voy a follarte aquí. No puedo. Se nos está escapando esto de las manos, pero joder como la chupas.



Rosa noto como una mano se colaba bajos su falda buscando su coño mojado; era Roberto que algo celoso no quería quedarse fuera.



-          Por dios, dos hombres a la vez, que gusto.



Poco tardo en correrse Fran en la boca de Rosa que noto el como el caliente liquido le bajaba por la garganta.



-          Vámonos que tenemos cosas que hacer, le dijo a su novio, muy cachonda.



Puedo aseguraros que esa noche hubo continuo el sexo en su cama.



Así que el único invitado que quedo era Diego cabalgando las tetas de la mujer de su amigo.



-          Siempre había soñado con algún día hacer esto. ¿Me dejas que me la  folle?



-          Te vas a follar a tu madre, guapo. Le grito Paqui. Con esto ya tienes bastante. ¿te gusta o no?



-          Magnifico, sigue, oh, oh, que tetas por dios, que tetas.



-          Vamos córrete, le pidió a Diego, mientras movía sus tetas arriba y abajo.



-          Ahí, va, ahí va, ohh, que me voy. Saco la polla entre las tetas y la apunto a su cara, soltándole la leche.



-          Ja, ja, ja, mira como en las pelis porno.



-          Pero que guarro eres, le dijo Paqui enfadada, dame una toalla.



Fue toda una aventura para los amigos. Aquella noche, todos fueron a follar ardientemente con sus parejas, excepto Diego que tuvo que pagar por ello.



De todos estos personajes, adivinas quien es el que escribe este relato.


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