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Categoría: Maduras

Por una apuesta

Estos hechos sucedieron por una apuesta, en un lugar que existe, con dos personas, dos señoras dignas de respeto y no quiero decir nada mas sobre los lugares y los nombres, para no descubrir a los autores de los hechos, y no poner en peligro los matrimonios de las tres causantes de esta apuesta.



A principios del mes de agosto mi suegra Pilar, me pidió si podía, ir con ella a la casa que acababa de comprar en una aldea, a unos kilómetros de mi ciudad, su marido estaba en el mar, es segundo de maquinas de un pesquero congelador que faena en el océano atlántico, en el sur de África, y ella quería darle una sorpresa, cuando él regresase encontrar una casita en una aldea con todo funcionando.



Yo que soy electricista de una fabrica de coches en el servicio de mantenimiento, que conozco los secretos de las instalaciones eléctricas, y que soy una persona de 40 años, casado en segundas nupcias con una chica de poco mas de 30 años, me ofrecí a colocar los elementos que fueran necesarios para el funcionamiento de la parte eléctrica y el alta de las mismas por la Delegación de Industria.



Mi mujer de nombre ......., no podía ir este fin de semana, pues la empresa en donde trabaja, de la que es socia, decidió abrir el sábado y el domingo, con una horario desde las 10 AM hasta las 20 PM, con lo que ella no podía ir con nosotros, además no tenia vehículo para hacer los 120 kilómetros que nos separan.



En cuanto a ello mi suegra decidió llevar con ella a su mejor amiga, Luisa, una señora de 60 años, mi suegra tiene 62, y el marido de esta señora es interventor de los ferrocarriles RENFE, y estaba de servicio el fin de semana completo.



El viernes a las seis de la tarde salimos de la ciudad, después de parar en un almacén eléctrico, en el cual mi suegra pago el equivalente de mas de 800 €, solo en componentes eléctricos, seguimos camino hasta el primer supermercado, en el que hicieron la compra.



Sobre las 21 horas llegamos a nuestro destino, una casa de piedra, de dos plantas, con 60 metros cuadrados por planta y con un terreno de 400 metros cuadrados, descargamos el vehículo, repase la vieja instalación eléctrica, tome notas para levantar un plano y al día siguiente comenzar a cablear y colocar los enchufes y los interruptores, así como los diferenciales y comprobar el consumo de la misma.



Ellas dos se pusieron a limpiar y a preparar algo para cenar, mientras yo trabajaba en los elementos de mi profesión. En la bodega, el anterior dueño había dejado unas cajas de vino blanco, tipo condado de Arbo, riquísimo, ni que decir tiene que abrí una botella y la bebí sin ningún tipo de problemas.



Durante la cena, en la cocina, cenamos una ensalada y unos trozos de carne de vaca que se había asado sobre unas brasas, a los que mi suegra se le fue la mano y hecho un poco de sal de mas, y todos hicimos uso de las botella de condado que había en la bodega, creo recordar que entre las tres personas debimos de beber unas 5 botellas, el vino todos sabemos que desinhibe la mente y la lengua.



Después de los cafés y de tomar unos cigarrillos comenzamos a hablar, y en donde hay dos mujeres y un solo hombre, la conversación fue antihombre total, según ellas si ellas no existieran los hombres no seriamos nada, si erramos algo era debido a ellas, lo que opinan las mujeres sobre los hombres, pues hoy en día y según ellas con las nuevas tecnologías no servíamos ni para eso, es decir ni para dejarlas preñadas, mi caso era obvio dos matrimonios, y en ninguno había tenido hijos, con la inseminación artificial era mas que suficiente, así siguió esta charla durantes mas de 30 minutos y yo dándola por perdido, empecé a darles la razón, pero ellas se crecían con los motivos y cada vez los hombres erramos culpables de todo, incluso de su propia insatisfacción, pues cuando estaban en el mar, sabe Dios lo que harían en los puertos que desembarcaban, cuando estaban en tierra muchos los dos primeros días, pero después todo el tiempo a dos velas.



Cuando mi paciencia llego a un limite, después de dos copas de licor café y algunas de orujo, les comente que ellas dos no eran enemigas para mí, que yo daba palabra de poder con las dos y que dudaba que ellas después de lo hablado pudieran o dieran acabado conmigo, las rete y les aposté una comida de marisco al día siguiente, si me rendía o se rendían ellas.



En un principio lo tomaron a broma y se rieron, pero las cosas poco a poco se fueron encauzando y entre el vino y el licor café, comenzamos a hablar del asunto y se cerro a la apuesta, no sin antes de dar palabra de que todo quedaría en secreto y que al día siguiente estaría prohibido hablar de este tema.



Todo comenzó en una bañera, agua caliente, ducha, esponja y jabón, después de una buena mojadura, y unas buenas enjabonaduras, quede sorprendido al ver a dos personas mayores de 60 años, con cuerpos normales, con senos pequeños, pero redondos y sin casi arrugas, aquí comenzó la especie de orgía, enjabonarnos mutuamente, tocarnos, besarnos, manosearnos, incluso pudo chupar las tetitas de las dos, al tiempo que mi pene era manoseado por ellas y mis dedos tocaban sus vaginas, después de secarnos y ellas se pusieron unas braguitas y unos camisones y yo con un bañador, salimos hacia la sala de estar.



Aquí comencé a abrazarlas y besarlas, mis besos eran de dos en dos, ellas sabia besar mejor que yo, sus besos eran lentos, despacio pero dejaban marca y sensación de placer en mi persona, comencé a lamer las tetitas de Luisa, simplemente a lamerlas al tiempo que mi mano exploraba su entrepierna y comenzaba en entrar con mis dedos en su vagina, mi lengua chupaba, lamía, besaba y mordía aquellos pezones, pequeños, redondos, no muy duros, pero me animaba el sonido que llegaba a mis oídos de satisfacción, los pequeños gemidos de satisfacción, mi suegra parada miraba con asombre lo que estábamos haciendo, le pedí que acariciara mi pene, pero en principio no quiso, fue entonces cuando comencé a chupar sus pechos con ayuda de Luisa, comencé de principio a lamer, primero por encima de la tela del sujetador, des pues de sacarle los pechos del sujetar seguí lamiéndoselos, chapándoselos y mordiéndolos, me ayuda Luisa, pronto comenzó a gemir y a moverse de forma incontrolada, me pidió que apagase la luz y así lo hicimos a oscuras, sobre la alfombra de la sala de estar, cuando mi mano entro entre sus piernas mi suegra comenzó a gemir mas fuerte, con fuerza y a moverse como una posesa, fui bajando mi lengua por su camisón hasta el ombligo, en el cual me pare un rato y después seguí hasta encontrar la cinturilla de su braguita, después seguí bajando hasta el borde inferior del camisón que fui levantando poco a poco y llegar a besar, por encima de su braguita de seda o nailon su chocho, mi lengua recorría la rajita de su chocho, por encima del tejido de la braga, hasta que ella misma la quito y me ofreció aquel agujerito, en el cual se introduje mi lengua como un relámpago y comencé a lamer, a buscar aquel clítoris con mi lengua, hasta colocarlo entre mis dientes y morderlos con extrema suavidad, los gemidos fueron subiendo de tono, de tono, cada vez mas altos, mis manos aguantaban su culo pegando su vagina contra mis labios, para poder seguir trabajando, las mujeres mayores tardan mas en tener un orgasmo, que las jóvenes, pues empleando todos mis trucos tarde cerca de 25 minutos en poner a mi suegra de 62 años fuera de juego, al final soltó una serie de gemidos y de varios movimientos pélvicos y después de un largo gemido, me dijo: -Para no mas, por favor-.



Luisa que había observado todo y que según ellas se había estado acariciando, mientras oía los gemidos de su amiga, me pidió que hiciese con ella lo que quisiese, pero que debía respetar su culo, que por allí nada de nada.



Me metió prácticamente su vagina en mi boca, y vuelta a empezar, introducir la lengua, buscar su clítoris, mordisquearlos muy suavemente y chaparlo, lamerlo, besarlo al tiempo que mis manos palpaban su pechos, redondo y algo bandos, pero una vez que uno esta metido en gastos, sigue adelante, sus gemidos eran mas lentos pero mas profundos que los de mi suegra, sus movimientos eran mas pausados, pero sus palabras eran mas elogiantes: -sigue mi amor, sigue así, mas deprisa, mas lento, mas despacio, mas fuerte, eres maravilloso, en mis sesenta años nunca me hicieron esto-, así durante unos 20 minutos en los que sé corrio, en los que tuvo un orgamos de primera, con gemidos y movientos pélvicos muy fuertes, mi suegra en tanto dormia totalmente desnuda, solo cubierta con un simple camisón.



Ni que decir tiene que yo estaba empalmado y con la picha más dura que una piedra, se la metí en la boda de Luisa, que al principio no sabia que hacer con ella, solo la besaba, no sabia chaparla, nunca había chupado una polla, después de unas breves explicaciones, Luisa comenzó a chaparme la polla, pues aunque era novata lo hacia bien, también que casi me corro en su boca, no le falto el canto de una moneda para hacerlo, nunca había penetrado a una mujer de 60 años y esta era mi ocasión, me coloque de espaldas al suelo y ella se coloco de rodillas sobre mi pene, con su mano se subió el camisón y coloco su pene en la entrada de su vagina, se fue introduciendo poco o poco, muy despacio, su vagina era seca pero muy caliente, no era humado como en las mujeres jóvenes, poco a poco llegue al final de la misma, introducción completa, mis 17 centímetros estaban dentro de aquella mujer, nos fundimos en una abrazo y nuestras bocas se pegaron, nuestros labios penetraron en nuestras bocas y comenzaros a explorarnos por dentro, besos y mas besos y un abrazo muy fuerte, cuando comenzamos a movernos muy despacio, sus caderas se levantaban y bajaban muy despacio, mi pene recorría el interior de aquel túnel seco y caliente que poco a poco comenzaba a tener humedad. Besos en el cuello, palmaditas en el culo, palabras muy cariñosas en los oídos, esta mujer estaba acostumbrada a hacer el amor de forma tradicional con su marido y sabia consolarlo muy bien, pues poco a poco me fue poniendo a tono, el roce del nailon de su camisón sobre mi cuerpo, el contacto de sus labios, el roce de su lengua sus pechos sobre los míos y los movimientos de sus caderas sobre mi pobre pene, me estaba poniendo a cien, casi no podía resistir el correrme antes de ellas, tuve que cerrar los dientes, hacer fuerza, pensar en cosas desagradables para resistir tanto como ella, al cabo de unos minutos, quizás 10 a mas, comenzó a gemir de nuevo, note que sus dedos se clavaban en mi espalada y llego a clavarme mas de una uña, a cubrir mis labios con los suyos a dar mas rapidez sus movimientos de cadera, apurando cada vez mas, hasta que comenzó a gemir de nuevo y note que había tenido un orgasmo vaginal, me relaje y solté en el interior de su coñito y abundante chorro de semen caliente, que ella noto y después de unos minutos de quietud total y silencio, se salió de encima mía, y me dijo me voy a dormir, no estuvo mal para ser hombre, pero me gusto mas la primera parte que la segunda.



Después de un rato y de dos cigarrillos, me fui a ver como estaba mi suegra, que seguía tumbada en la alfombra de la sala, me coloque encima de ella, abrí sus piernas y le introduje mi pene muy despacio, solo la puntita, la muy zorra se dio la vuelta y se coloco de espaldas, muy fácil para mi separé sus piernas y se la fui introduciendo por la vagina desde atrás, pero solo entraba la mitad, no había mas y comencé a moverme muy despacio, ella mismo coloco un cojín debajo de su barriga y empujaba hacia atrás con fuerza, mi pene debía de rozar su clítoris que muy rápido comenzó a gemir, rápidamente se dio la vuelta y comenzamos a hacer el amor como dios manda, ella era la madre de mi mujer, pero yo estaba caliente y con ganas de follar, y yo en aquel momento solo pensaba en correrme dentro de aquel coño, no respetaba nada, ni siquiera que fuera madre de mi mujer, solo quería follar, no era tan cariñosa como Luisa y tan zalamera, creo que llego a fingir el orgasmos para que yo me corriera y la dejara dormir, pero la fin llego mi orgasmo y volvió a escupir semen en el interior de aquel coño, dormí el resto de la noche.



 



Por la mañana en el desayuno, hablamos de todo, de los planes de futuro de muchas cosas, pero nada de nada de lo que había pasado de noche, por la mañana quise tocarle en el culo de Luisa, y esta muy seria me dijo, e joven que estoy casada y mi marido para el mes esta aquí, no te pases un pelo.



Nunca mas desde entonces hablamos de esto, pero yo gane la apuesta, esta noche hice el amor con las dos



 



Un Yerno contento


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 10
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