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Regularmente las mujeres piensan que todos los hombres, somos iguales, y que la gran mayoría de nosotros tengamos instintos similares no significa que así sea. Partiendo de esa idea siempre he tratado de justificar el relato que a continuación están apunto de leer.
Era una tarde normal de mayo, en el sur del país, mi país (México) las zonas tropicales entregan un clima por demás húmedo y caluroso, que raya en lo absurdo en esas temporadas del año, yo como siempre un chico retraído y con una notoria falta de contacto humano, no siendo particularmente atractivo, pero sí muy "caliente". Temprano empecé a masturbarme, siempre con una culpa irrefrenable que me provocaba saber, que mi madre al ser demasiado religiosa, condenaría la acción con su típica frase, "Te vas a ir al infierno", ahora que lo analizo mejor es probablemente la culpa que mi introspección, ella que no dejaba que escuchara música "mundana" ni fuera al cine, ni a ningún tipo de celebración que incluyera diversión, por considerar que todo lo mundano es una sentencia segura de infierno.
Pero volviendo al tema, esa tarde en particular, las temperaturas rozaban los 40 grados Celsius, (sobra decir que las mujeres en esas condiciones no suelen vestir ropas muy abrigadoras). En los hombres es un efecto raro estar pensando en sexo a 40 grados de temperatura, es un problema muy constante, pero al haber calor se eleva el ritmo cardiaco provocando entre otras cosas, sudor y el más incómodo unas erecciones de campeonato. Como siempre después de la escuela solía encerrarme en mi cuarto de la planta alta y revisar mis revistas (No había internet) xxx, pensando cuando tendría la oportunidad de tirarme a alguna chica. Yo me considero un geek como los milenials llaman, y parte de esa forma de ser, representa tener la mente abierta, pero la boca cerrada, más cuando de mujeres se habla, conocemos poco, sin embargo con algo de conocimiento más que mis colegas sobre el tema, siempre alardeaba de algunas conquistas anteriores en una ciudad donde viví con mi familia anteriormente, pero de eso ya hacía mucho tiempo, y me urgía tirarme una polvo ya...
Solía asesorar siempre a mis primas que no vivían lejos de mi ubicación, nunca con más morbo que ese día acepte la propuesta de una de ellas de hacer la tarea en la comodidad de mi hogar, (ya saben uno siempre tan servicial), ella no tarda ni perezosa llego a mi hogar ataviada con un mini short que parecía cortaba la circulación de sus torneadas y largas piernas. Cabe destacar que la muchacha en cuestión delgada como se veía siempre fue fanática del volleyball, esto provocaba que tuviera un cuerpo más bien menudo, pero muy torneado, analizando su vestimenta estaba cuando al percatarse de mi mirada lasciva (a la que ya se había acostumbrado) golpeo mi hombro para sacarme de mis pensamientos.
- Vas a mirarme a los ojos -dijo
- Lo siento, estaba en otro mundo
- Cuando
- ahora
- Cuando no -Contesto...
- Vas a invitarme a pasar a tu casa?
- Si adelante, no hay nadie... Hay problema con eso
- Para nada (mirada sospechosa)
Extrañamente y para fortuna mía, no había nadie en ese momento en la casa, nunca estaban ausentes todos, así como nunca sabía cuándo habrían de llegar, hice pasar a mi prima, y dirigirla a mi habitación, no sin antes mirar esas caderas cerradas (producto de su adolescencia). Entramos a los dominios de un aspirante mal logrado de geek, con sus revistas de videojuegos y sus bocinas soldadas con estaño y pegadas al ordenador con silicón, así como su grupo de libros de “El señor de los Anillos” y su playera de Frodo desperdigadas por el suelo, me apresure a hacer espacio en la cama, para que se sentara la dama, haciendo hincapié en que como en anteriores ocasiones, siempre llegaba en momentos donde empezaba a hacer la limpieza de mi cuarto (cosa que nuca sucedía), ella riendo al entender esto último solo se limitó a poner sus libros de texto de la secundaria en la repisa de los libros y a abrir sus cuadernos para hacerme las preguntas de clase de biología que venía a hacer.
- Me dejaron estudiar los órganos sexuales, tanto del hombre como de la mujer.
- Llegaste al lugar adecuado, justo a mi también me dejaron exponer el tema, (mentira).
- Ya veo -Me dijo- por eso tienes tu material de investigación escondido bajo ese sofá? -Pregunto...
- No -dije- eso no es mío, es algo que dejo un amigo olvidado el otro día.
- Seguramente.
Es evidente que las cosas no estaban saliendo como yo pensaba, nunca a pesar de ser tan hermosa, había pensado en revelar mi naturaleza erótica a MI PRIMA, nunca, pero ese día llego en el momento cuando estaba a punto de recetarme una dosis de mi droga favorita (La masturbación), y entre mis pantalones tenia también una erección retrasada por este incidente.
- Si ya note que debajo de ese pantalón tuyo hay rastros de que no es tuya la revista -Dijo sarcásticamente.
Apenado voltee la silla hacia el ordenador y abrí mi enciclopedia de Encarta (la Wikipedia de aquella época). Y teclee en el cuadro de búsqueda órgano reproductor femenino, un artículo detallado con fotos científicas y recuadros estadísticos de enfermedades de transmisión sexual, cabe destacar que esas épocas la apertura sexual era nula en Latinoamérica y condenaba el sexo haciendo énfasis en sus consecuencias.
-Yo más bien quiero estudiar de primera mano el tema – Dijo..
No me gusta hacia dónde va esto -Pensé.
-Además puedo ayudarte con ese pequeño problema que tiene entre las piernas. Es un trato ganar, ganar si lo piensas.
Esta niña y sus proposiciones.
-No hagas promesas de las que después te puedas arrepentir -respondí.
Y en ese momento desabrocho los primeros dos botones de su blusa, mostrando unos pechos apretujados por un braziere deportivo, que dejaban expuesto un 25% de una aureola que debía ser de por lo menos 3" (lo que le pasa a uno por la cabeza).
-Si te sientes incomodo puedo mostrarte lo mío también –dijo.
Lo que yo no sabía y que luego me conto, es que al igual que yo, ella también sufría de los efectos del calor veraniego, y que al haber tenido una relación sexual anteriormente, había desarrollado un apetito voraz por el sexo.
Yo entendiendo el resultado de esa charla, me plantee salir por la puerta y buscar el baño mas próximo, bajar mi calentura con un puñeta y un duchazo frio, pero me dio vergüenza que viera la erección descomunal que aun cuando ya tenía una antes de verla, ahora era muchísimo más evidente e incluso hasta dolorosa. Paralizado y sin saber qué hacer, ni decir, quede con mi mirada perdida en sus pechos. Ella tomo la iniciativa y con un alarde de orgullo se sentó en mi regazo frente a mí y con un tono burlón me dijo:
-Puedes tocar si quieres, ya que si eso te hace salir del estado catatónico en que estas, bien por mí. -Avergonzado debía estar por contar estas cosas.
En ese momento el instinto se apodero de mi persona, y dejando pensamientos aparte, termine de quitar esa blusa y hundí mi cara entre esos pechos, que a pesar de los sudados que se encontraban, tenían una fragancia que haría la envidia de cualquier empresa creadora de fragancias europea, bese esos pechos mientras en la cara de mi prima había una cara de satisfacción, por lo sencillo que le había resultado, hacer que su servidor reaccionara a sus provocaciones. Con una fuerza descomunal, logre despegarme de sus pechos para hacerle una pregunta más:
-Estas segura -Dije.
En ese momento y con ira desatada, se levantó e hizo algo que no esperaba (yo pensé que lo pensaría mejor y se iría corriendo, incluso llegue a pensar que un tortazo podría recibir), con la boca abierta me quede, al ver que se quitó el short, y sin nada de ropa interior, vi por primera vez su monte de venus, perfectamente depilado, y solo con su braziere deportivo puesto me contesto.
-No puedo estar más segura.
En ese momento la empuje a la cama, y con alarde de fuerza, revente los tirantes de su braziere, e hice pedazos una copa del mismo, quedando completamente desnuda ante mí con ese cuerpo glorioso de adolescente llegando a la madurez, no espere tanto para tomar, en mi boca esas aureolas descomunalmente grandes y hacer míos esos pechos, con alarde de valentía, baje mi mano derecha para sentir el interior de esa vagina que para ese entonces ya estaba mojada. Sin saber si en algún momento nos interrumpiría alguien de mis papas o hermanos, me apresure a bajarme el pantalón, con una velocidad digna de corredor de 100 metros, saque mi pene que para esto ya no resistía el cautiverio, después de mucho tiempo, iba a sentir la calidez de una vagina, dirigí mi miembro a la entrada de su cueva, y de un solo empujón que le hizo pegar un grito, que acalle con mi mano posteriormente, y al oído le dije.
-No grites que nos pueden llegar a oír, y esto se acabaría, y viene lo mejor.
Asintió con una cara de comprensión, y me enfoque en bombear cada vez más fuerte, con aire de animal fuera de sí, penetrando y sacando, y volviendo a penetrar, estrujando esos pechos salvajemente, enfocando toda mi energía en las envestidas que seguían sucediendo, a veces sin tiempo a que ella las recibiera, fue algo que quizás ella no esperaba, por pensar que al ser un desadaptado social, no tendría el brío varonil de un hombre-animal.
Lo que ella no sabía, es que al tener bastante experiencia anterior y no haber tenido sexo en mucho tiempo, había unas ganas impresionantes de follar todo lo que se me pusiera enfrente, al no saber qué hacer por la sorpresa que se llevó, esa cara de orgullo paso a ser de incredulidad, y como si de un proceso se tratase, repetía los gestos de asombro y de gozo, de gozo y de asombro, con cada embestida de mi miembro. Pasados los 5 minutos voltee ese cuerpo con pasmosa facilidad, y obligue a mi presa a colocarse en 4 patas, y seguí con la embestida, esta vez con mi mano derecha en su cola de caballo y mi mano izquierda sujetando de manera poco ortodoxa su seno izquierdo, y al ser el agarre más firme, mis envestidas fueron siendo de una fuerza nunca antes sentida por la chica que como reacción involuntaria, empezó a mover esas caderas, símbolo de que lo estaba gozando de lo lindo. Era de esperarse que con lo caliente que estaba la muchacha, lograra un orgasmo de 30 segundos, que fue seguido por su mano deteniendo la envestida, impaciente yo, seguía bombeando y haciendo prolongar el goce, que me hacía sentir el saber que había logrado mi cometido de hacer sentir bien a la chica, y ser la mejor versión del amante que puedo ser.
Sin percibir el sonido de la puerta principal de mi hogar abriéndose, envestí como nunca antes ese pedazo de hembra, que gozaba su segundo orgasmo al momento que sentí la venida del esperma, un ruido de pasos alerto la llegada de alguien a mi puerta, pero al ser precavido y poner seguro a esta última, logre un minuto para reaccionar, y esconder a la que ya notaba cansada prima, bajo la cama, y en un alarde de súper poder, subirme los pantalones y agacharme a hacer el cuanto de que estaba en una rutina de lagartijas, cuando la llave abrió el cerrojo, se notó la obviedad de la situación, pero sin pruebas contundentes de que alguien estuviese ahí, y con cara de sospecha mi hermano menor, me dijo:
-Dice mama que la ayudes con las compras.
-Deja que me dé un baño, no ves que estaba haciendo ejercicio.
-Mi mama quiere que bajes ya.
Y en ese momento se volteo y grito una serie de acusaciones que fueron respondidas con unas groserías impropias de mi madre, y que esencia le pedían que obligase de ser posible por la fuerza a bajarme de mi cuarto y ayudarla.
- yo voy –dije.
Mi hermano al ver cumplida su misión dio paso rápido hacia la planta baja, no sin antes fruncir el ceño, y por lo que para él era peste producto del ejercicio, pero que todos sabemos ya es el olor inconfundible del sexo, haciendo señas a mi amante/prima que no hiciera ruido y que iba a abrir la ventana del balcón para que pudiera con cuidado saltar a las otras casas, y quien sabe cómo salir de mi habitación, lo más pronto posible. También le dije en voz baja:
-Esto no ha terminado.
Con una mirada entre lujuria y miedo en su rostro reflejaba lo sorprendida que estaba de la situación y como se dio.
Continuará.
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