Por necesidad fui infiel, tuve que aceptar que el viejo raboverde de mi jefe me hiciera suya.
Yo era una mujer felizmente casada, amaba a mi esposo, ambos siempre nos habíamos sido fieles, pero mi vida dio un giro, cuando conocí a Don Avelino, un viejo pervertido y lujurioso que desde que me vio se obsesiono con mi cuerpo, y ante unos problemas económicos que se me presentaron tuve que ceder a su acoso y acceder a que él y yo nos hiciéramos amantes.
Me llamo Mayte tengo 24 años soy casada, mi marido se llama Rogelio, tenemos un niño de 4 años, me considero una chica bonita, tengo ojos negros, nariz recta, boca chiquita, soy de tez blanca, cabello largo un poco quebrado, tengo un cuerpo curvilíneo y la verdad lo que más le gusta de mi cuerpo a mi marido, son mis piernas y mis nalgas.
Tenía un matrimonio feliz, vivíamos bien, pero mi marido se quedó sin trabajo y ahí comenzaron los problemas; una amiga me recomendó irme a cuidar a una señora, que pagaba bien. Acepte, ella me llevo con la señora, quien me especifico el pago y los horarios y yo acepte, pero en eso ella dijo voy a presentarte a mi esposo el, es el que te va a pagar, y así fue como conocí a Don Avelino. Era un viejo como de 60 años, ya canoso, con bigote y barba tenía un aspecto tosco, era dueño de un taller. Me incomodo conocerlo, ya que al verme el viejo inmediatamente comenzó a comerme con los ojos, sentía que me desnudaba con su mirada; el, acepto encantado contratarme, y así, desde ese día Don Avelino se obsesiono conmigo, me deseaba, y me dio el trabajo solo con un fin, conseguir que yo me acostara con él y que nos hiciéramos amantes.
Así, comencé a trabajar, yo iba vestida de enfermera y con el pelo recogido, mi labor era darle sus medicamentos a la señora, ayudarla a levantarse, servirle de compañía, ellos por la situación de la señora dormían en cuartos separados; Don Avelino regresaba a su casa por la tarde, en los primeros días a él, solo le bastaba con espiarme y observarme, no me decía nada, pero era para que yo entrara en confianza y me quedara, sin imaginar sus verdaderas intenciones, él no me quería para cuidar a su esposa, lo único que el viejo depravado quería era estar entre mis piernas.
Un día en un descuido Don Avelino me escucho hablando con mi esposo y supo de mis problemas económicos; así que a sabiendas de esto, el viejo comenzó su acoso hacia mí, empezó diciéndome, ayyy Mayte que bella eres y a pesar de estar vestida así se nota que tienes muy buen cuerpo. Yo, preferí ignorarlo, sin embargo sus insinuaciones aumentaron, me decía como me encanta que trabajes aquí, así puedo llegar del trabajo y echarme un buen taco de ojo aaayyyy Mayte estas como quieres.
Yo llegaba a mi casa perturbada, veía a mi marido y a mi hijo, me sentía avergonzada, desde que me case jamás pensé vivir algo así, creí que en mi matrimonio si habría una infidelidad seria de él, ya que así es como siempre pasa, pero ahora el saber que otro hombre me deseaba, me inquietaba.
Quería renunciar, pero no podía, tuve que continuar ahí, hasta que un día que ya me iba, habiendo dejado a la señora profundamente dormida por el medicamento, nuevamente me encontré a Don Avelino y al verme me dijo aaaayyy desde que te conocí me tienes vuelto loco, Mayte, te deseo. Yo le decía por favor, respéteme, soy casada, respete a su esposa, y el burlonamente me decía, a ella la respeto, pero a ti no, chiquita. Llorando le dije, mañana ya no vuelvo, pero el, a sabiendas de mi situación dijo, si, como no, sé que no puedes renunciar, y ya sin ningún miramiento Don Avelino me aprisiono con los brazos por mi cintura y jalándome hacia él me dijo, no puedo evitarlo y es que en toda mi vida nunca he deseado tanto a una mujer como te deseo a ti Mayte.
Llorando y suplicando le dije, por favor Don Avelino, suélteme, déjeme, yo renuncio, pero el ya excitado me respondió, no, tú de aquí ya no te vas ricura, yo logre soltarme de él y corrí a la puerta, pero el ya sin importarle nada me grito, me vale que seas casada, Mayte, tú vas a ser mía.
Me fui de ahí, camine un rato para desahogarme y seguir llorando, ya tranquila llegue a mi casa y solo le dije a Rogelio que un familiar de la señora iba a cuidarla, y ya no me necesitaban, lo mismo le conté a mi amiga; afortunadamente mi marido había comenzado a trabajar y podíamos subsistir sin mi trabajo, pero no contaba con que Don Avelino no iba a dejarme en paz tan fácilmente y el viejo pervertido comenzó a mandarme mensajes lujuriosos a mi celular, me escribía:
• Por la noche, al acostarme, no puedo dejar de masturbarme pensando en ti, es una verdadera tortura, no aguanto mas Mayte quiero estar entre tus piernas
Yo no respondí, pero el viejo continúo acosándome y me envió otro mensaje que decía:
• Me gusta mi cama, pero ahora mismo solo quiero estar en la tuya, que estuviéramos ahí tu yo desnudos, yo, encima de ti, cogiéndote
Apague mi celular, me avergonzaba pensar que alguien más se enterara que un viejo lujurioso me deseaba tanto, pero para mi desgracia Don Avelino siguió con sus mensajes:
• Mayte, quiero tenerte en mi cama, dejar caer mi cuerpo desnudo sobre el tuyo y poseerte.
No me quedo de otra más que responderle, ya Don Avelino, por favor, déjeme, respéteme, soy casada, pero a él eso no le importaba y continúo:
• Ven, quiero tenerte, quiero besarte, Mayte, te quiero para cogerte toda la noche y con mis manos acariciar centímetro a centímetro tu deliciosa piel
Yo respondí, Don Avelino se lo pido por favor, ya no me escriba eso, se lo suplico ya déjeme pero el seguramente muy excitado al saber que yo leía sus mensajes, continúo:
• Nunca, no voy a dejarte en paz, Mayte, no tienes ni la más remota idea de cuánto te deseo, de nada va a servir que te me escondas, que te quede bien claro, Mayte, tu vas a ser mía.
Cambie mi número, y así el viejo dejo de acosarme, pero mi hijo se enfermó, y lo peor, tendría que llevar un tratamiento largo y con medicinas costosas, estábamos desesperados, fue entonces que mi amiga me dijo, que crees, me hablo Don Avelino, tuvo un pequeño accidente y necesita que ahora los cuides a los dos, te ofrece el triple de sueldo, yo entre mi pensé, si claro, solo que él no me quiere para que los cuide, lo único que Don Avelino quiere es estar entre mis piernas.
No me quedo de otra, tuve que regresar, quien me atendió fue su esposa, ella me indico que mi labor sería igual, pero que ahora también tendría que cuidar a su esposo, solo que me indico algo que me paralizo, me dijo, hay algo extra que quiero que hagas Mayte, necesito que ayudes a bañar a mi marido, es que ya han venido otras chicas, pero mi marido las corrió, dice que son muy toscas y muy enojonas, que a quien el quería para que lo ayude a bañarse eras tú Mayte.
Tuve que aceptar, entonces ella dijo, pues ahora ve y arregla con él, lo de tu pago, está en su cuarto, esperándote. Fui a verlo, toque su puerta y él dijo pasa Mi Amor, nerviosa entre, el viejo al verme dijo, ayyyy Mayte, con solo mirarte, me excito, me quede pasmada, el, continuo diciendo pues bien Mi Amor, tu trabajo es muy sencillo, solo tienes que bañarme. Si, ya me comento su esposa, respondí y él dijo, comenzamos mañana, Mi Amor, ¡Que Rico¡ pero cuando iba saliendo él dijo, se me olvidaba, tu uniforme para bañarme, yo conteste, pues con mi bata ¿o no? y él dijo, no en esa bolsa está tu uniforme; al abrir dicha bolsa, vi que ahí había puras mini tangas, y le dije no, como piensa que me voy a poner esto, jamás he usado tangas, el respondió, pues esa es la condición para el trabajo si quieres quedarte, tendrás que quedarte solo en tanga para bañarme.
Acepto, Don Avelino, respondí, y el temblando de deseo por mí, dijo, perfecto, Mi Amor, ya quiero que sea mañana ahhh ¡Que Rico¡ Mayte no sabes las ganas que tengo de verte en tanga. Camino a casa fui viendo lo que me había dado Don Avelino, en verdad que el viejo era un depravado, lo que me tenía que poner eras una microtangas, al ponérmelas casi iba a estar desnuda frente a él. Ya en mi casa, veía a mi esposo y a mi hijo, me sentía avergonzada, esa noche, me la pase llorando, pero no había opción, tuve que aceptar que al otro día Don Avelino me viera en tanga.
Al otro día, llegue a trabajar, durante la mañana Don Avelino no me molesto, cuide solo a su esposa, pero ya por la tarde y a sabiendas de a qué hora le daba a su mujer el medicamento que la dejaba profundamente dormida, Don Avelino me llamo y me dijo, por fin Mi Amor, ya quiero que me bañes, así que vete desvistiendo, Mayte, quiero que únicamente te quedes en tanga. Yo no tuve de otra más que hacerle caso, me puse una minitanga negra y una bata de baño, Don Avelino, ya estaba en el cuarto de baño y cuando entre, ¡Oh Sorpresa¡ él ya estaba desnudo junto a la regadera y extasiado hablando temblorosamente me dijo, si ¡Que Rico¡, Mi Amor, vete quitando poco a poco la bata, ahhhh Mayte no sabes que ganas tengo de verte en tanga ahhhh.
Temblando de miedo, fui desabrochándome la bata con mis dedos pulgares poco a poco, Don Avelino me observaba con deseo, mientras yo, me quitaba la bata de baño y la deje en el suelo con dos pasitos sutiles, al mismo tiempo me deshice del chongo que traía y me solté el pelo, y al quedar frente a el únicamente en tanga, el viejo comenzó a masturbarse, y extasiado me decía, ahhh no mames chiquitaaa aaahh te ves hermosa así, con el pelo suelto ¡Que Rico¡, ahhhh Mayte estas bien buena.
Viéndome así solo teniendo puesto ese microbikini, el viejo se masturbaba con más frenesí me mostro excitando su pene totalmente rígido y me dijo ven acá chiquita, mira lo que tengo para ti, yo totalmente sorprendida le dije ahhhh lo tienes bien grande le dije, y el sonriendo dijo, si desde que te conocí, mi verga espera con ansias poder estar entre tus piernas.
El viejo continuo con ese arduo trabajo de menearse la erección de abajo hacia arriba, y para mi sorpresa, él me dijo, ya sé que necesitas dinero, y yo puedo darte todo el que quieras, pero con una condición, yo le dije que cual y el contesto, que me dejes hacerte mía.
Noo Don Deme eso no por favooor, le suplique, pero el, ya totalmente fuera de sí, se abalanzo sobre mí, yo trataba de ponerle un poco de resistencia, diciendo no Don Deme por favooor no, no quieroooo yo amo a mi esposo no puedo hacerle esto dejemeee por favoroor pero el viejo totalmente fuera de si dijo, hmmmhhh ni los sueñes ricura ahhhhh voy a hacerte miaaa ahhhhh desde que te vi por primera vez te desee sabes cuantas noches me la he pasado masturbándome pensando en ti, eres mi sueño erótico Mayte así que prepárate ricura ahhhhh te voy a devoraaaar ahhhhhh.
Yo estaba atrapada entre la puerta del baño y los brazos del viejo, Don Deme me sujeto de la cintura aprisionando mis brazos; enseguida Don Deme se inclinó un poco para poder alcanzarme la boca y así comenzó a besarme metiéndome su lengua en mi boca de manera lasciva; el viejo lo hacía afanosamente, metía su lengua en mi boca atrapando mi lengua y lograba devorármela a placer.
Su erección era cada vez más grande y comenzó a restregarla entre mis piernas; Don Deme me decía, Mayte estas bien rica mira que caliente me tienes, era per turbante para mi ver como el viejo jadeaba de excitación al tenerme así dominada entre sus brazos, ambos respirábamos agitadamente mientras Don Deme continuaba devorándome la boca a besos.
Don Deme me jalo hacia lo más interior de ese cuarto de baño, para que nadie nos interrumpiera, me recargo sobre la pared, el viejo me tenía a su merced, entre su boca y la pared en un santiamén; y así sin poder contenerse nuevamente comenzó a comerme la boca a besos.
Mientras Don Deme y yo nos besábamos, el viejo, con sus toscas manos comenzó a recorrer mi cuerpo, me acariciaba la espalda, la cadera y sobre todo las piernas; posteriormente con sus dedos candentes, Don Deme comenzó a masturbarme, aun por encima del bikini, yo estire el rostro hacia atrás y eso lo aprovecho el viejo para que con su lengua comenzara a lamerme los senos.
El viejo no paraba de jadear, mientras me devoraba los senos, con lujuria y con deseo, al tiempo que su mano se aferraba en seguirme masturbando, así ya, ambos en pleno trance, nuestros rostros se miraron de frente extasiados y para callar los gemidos comenzamos a besarnos a bocas abiertas con total lascivia, sacando nuestras lenguas, empezamos a mamárnoslas a placer.
Así, de pronto y sin poder explicarlo Don Deme y yo nos encontrábamos restregándonos nuestros cuerpos desnudos y ansiosos, comiéndonos a besos y acariciándonos; el viejo empezó a estrujar su pierna, contra la mía, empujándome quedito pero insistente su macana, cada ve más gruesa, cada vez más grande y tiesa, Mayte, te deseo, Ahhhh que rica estas, mmmhh, , ahhh Mayte de seguro tu marido no sabe satisfacer a una mujer como tu, y yo siempre me he merecido tener una hembra como tú, ahhhh Mayte te voy a devorar mmmmhhh.
Así, mientras sus manos se deslizaban por mis piernas, Don Avelino comenzó a quitarme la tanga lentamente, estirando ese momento que le inspiraba sumo placer, podía escuchar como su respiración empezaba a agitarse, lo mire mordiéndome los labios justo cuando arrojo la tanga al piso; lo sentí hincarse frente a mí, a la altura de mis piernas, Don Avelino me miraba lujurioso con una mirada indecente, sonriendo burlonamente saco su lengua semejando que me lamia, yo en tono de súplica le dije, noooo Don Avelino eso noooo por favoooor, pero el sin ningún miramiento, acerco su boca a mi sexo y clavo su lengua entre mis piernas.
Su lengua maliciosa y experta me daban unos lengüetazos que bastaron para terminar de prenderme; arquee la espalda, dominada por las sensaciones que me provocaba, con una de mis manos me aferre en una de las llaves de la regadera, estrujándola con fuerza; Don Avelino hundía cada vez más su lengua en mi sexo; sin poder contenerme comencé a retorcerme de placer y exhalar gemidos fuertes de ahhhhhhhh, ouuuuuhhhh, ahhhhhhh, mmmhhhh, ambos estiramos nuestras manos, sujetándonoslas mutuamente, entrelazamos los dedos y nos acomodamos, mientras el viejo extasiado, con su lengua me seguía masturbando.
Don Avelino se encontraba extasiado, lamiendo y gozando mientras hundía por completo su lengua en la parte de adentro de mis piernas; yo mientras tanto me retorcía de placer, apretando mis labios para ahogar un gemido, mmmhhhh, abrí mas los ojos mirando hacia arriba me mordí el labio inferior para ahogar un gemido mas mmmhhhh ahhhhhh, Don Avelino entonces me sujeto las piernas, y asi apoyándose con sus manos y con su rostro masturbándome, el viejo comenzó a contonearme, yo no pude mas y me lleve mi mano directo a mi boca me la apreté en un puño y comencé a mordérmela, para seguir ahogando mis gemidos de placer, ahhhh, aahhhhh.
Don Avelino hundía cada vez su cara en mi entrepierna, ambos nos retorcíamos de placer, así mientras me masturbaba, hizo una pausa para decirme, Mayte por fin estoy cumpliendo mi más grande fantasía erótica, hacerle sexo oral a una mujer, de todas con las que he estado ninguna había aceptado que se lo hiciera, ni mi mujer; pero que bueno que tu si quisiste, Mi Amor, tú la mujer que más he deseado, ahh ¡Que Rico¡ dicho esto, Don Avelino nuevamente se llevó a la boca todo mi clítoris con un chupón largo y continuo masturbándome, yo cerre los ojos y mordiéndome el labio inferior y gimiendo solo alcance a decirle ahhhh Avelino, mmmhhhh Avelinitooo aaahhhh.
De repente Don Avelino se puso de pie, y viéndome a los ojos me estiro su mano y me dijo, ven Mi Amor vámonos a mi cama, necesito hacerte el amor. Yo ya no era dueña de mí, el viejo se había apoderado de mi voluntad, me fui con él a su cuarto, y ya estando ahí, apresurado me arranco de golpe el sostén para quedar completamente desnuda frente a el, y viéndome así, totalmente extasiado me dijo, bien chiquita, ahora súbete a la cama y ponte bien empinadita frente a mí, yo le dije, que para que y el caliente y lujurioso me contesto, Mayte es que quiero mamarte el culo.
Yo dije no Don Avelino, eso no por favor, por ahí no, y el contesto, bueno, piensa en tu hijo él va a salir perjudicado si no aceptas, yo cerrando los ojos de tristeza y exhalando un suspiro fuerte, no me quedo más remedio que aceptarlo, me subí a la cama y me puse bien empinada frente a él, en eso Don Avelino se acercó y comenzó a mamarme el culo, yo abrí los ojos de golpe, sentía su lengua húmeda penetrándome; entonces apoye los codos sobre el colchón y comencé a estrujar la colcha con mis manos en un puño, hasta que no pude más y alcancé una de las almohadas de la cama y comencé a morderla, mientras Don Avelino continuaba mamándome a placer el culo.
Jamás estar en una situación así, yo tan tímida, tan recatada, y verme ahora así, en la cama de otro hombre completamente desnuda, empinada y permitiendo que ese viejo lujurioso me estuviera mamando el culo.
Poco después el viejo no aguanto más se puso de pie y vino hacia mí con sus ojos encendidos, diciéndome me encantan tus piernas, tus senos y tus nalgas, te deseo, ya no aguanto, Mayte, ya quiero cogerte. Don Avelino me tomo por la cadera para recostarme en la cama, pero justo antes de caer sobre las sabanas, giro para quedar encima de mí, yo intente alzarme, pero me tomo por las muñecas y me clavo al colchón con fuerza; sintiendo el peso de su cuerpo sobre el mío, y así estando ya entre mis piernas, Don Avelino comenzó a cogerme.
Pronto Don Avelino y yo nos encontrábamos revolcándonos, nuestros cuerpos desnudos y sudorosos, resbalaban el uno sobre el otro, el viejo me penetraba tal manera que parecía que la vida fuera a acabársele en un momento; Don Avelino gemía como un toro mientras me cogía; estaba desatado, sus manos toscas y callosas acariciaban a placer todo mi cuerpo desnudo; Don Avelino me agarro fuerte por la cintura y comenzó a balancearse, metiéndome y sacándome su pene con un ritmo cadencioso, el tipo gruñía mientras sonreía evidentemente complacido, por estar saciando su lujuria cogiéndome.
Don Avelino se veía en pleno éxtasis por al fin haber logrado estar metido entre mis piernas, el viejo gemía de placer ouuhhhhh, mmmmmh, sus ojos expresaban el fuego y la pasión de alguien urgido de placer, y así continuo acribillándome, dándome cada vez más fuerte; sus manos me atenazaban cada vez con más fuerza a medida que me lo hacía llegar más adentro; de pronto Don Avelino se quedó mirándome de frente y jadeando agitadamente, comenzó a besarme con lascivia, yo me aferre a el abrazándome a su espalda, nuestras bocas húmedas y lujuriosas se empalmaron un buen rato, entrelazando nuestras lenguas mutuamente.
Ya para ese momento Don Avelino y yo, estábamos desatados revolcándonos, parecíamos un par de animales en celo nuestros cuerpos fundidos en uno solo, estaban en pleno éxtasis podían oírse nuestros gemidos de placer ahhhh, mmmhhhh ouhhh, aaahhhh, la cama rechinaba debajo de nosotros, el viejo y yo estábamos, bañados en sudor ambos entrelazamos nuestras piernas como si quisiéramos enredarnos y no volver a separarnos nunca.
Algo animal comenzó a surgir en nuestra unión; el roce de nuestras pieles sudorosas, nuestros gemidos y gruñidos, esa forma en que nuestros cuerpos estaban entrelazados y se hundían cada vez más en un mundo de lujuria y sexo; estábamos trabados, mientras la madera de la cama rechinada de manera excitante cada vez más, no podíamos parar, estábamos desbocados, perdidos entre caricias deliciosas, rodábamos por la cama hasta quedar como atravesados. el edredón se enredaba en nuestras piernas, nos agarramos el uno del otro, sin parar de movernos, sin detener el vaivén libidinoso y candente que nos mantenía unidos, con nuestros cuerpos fundidos en un mismo.
Don Avelino, gruñía y gemía a medida que gozaba estar entre mis piernas; a mí ya para ese momento no me importaba nada, me extasiaba más la forma como sus dedos recorrían mi cuerpo, el viejo me besaba en la boca, me poseía, Tape mi boca para callar mis gemidos de placer, Don Avelino me aprisionaba con su cuerpo para seguir cogiéndome, agarrándome fuertemente de mis brazos y susurrándome: aaaaahh Mayte te estoy haciendo miaaa aaahhh eres mi hembra, me vuelves loco, me encanta cogerte.
Don Avelino Rugía cada vez que clavaba su pene entre mis piernas, yo me apoyaba en el tope de la cama, haciendo crujir el colchón con mis manos, resistiendo sus embates Apreté los puños en la sabana cuando comenzó darme más duro. Con el peso de su cuerpo sobre el mío, el viejo se encendió aún más, Don Avelino me estaba cogiendo como un semental y en un gesto de retorcido placer el viejo comenzó a morderme uno de mis hombros, yo gemí a gritos ahhhhhh me dueleeee ahhhhhhh me dueleeee ahhhh pero el exclamo los sientoooo ahhhh no puedo detenerme y continuo cogiéndome y mordiéndome con más fuerza.
Don Avelino con el ceño fruncido y el pecho enrojecido apretó su cuello y siguió acribillándome, el viejo me penetraba cada vez más duro yo mojada y lista me moje los labios y cerré los ojos; y dándome los embates finales, Don Avelino puse su mano izquierda encima de la mía y las entrelazamos con ganas, nuestros dedos se entrelazaron en un agarre firme, como símbolo de que finalmente el viejo me había hecho suya.