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Al volver, a mi antiguo barrio, me encontré completamente solo; sin embargo, eso no me afectó lo más mínimo, y lo único que sentía, a todas horas, eran ganas de follar.
El nuevo piso estaba recién arreglado y resultaba muy confortable, pero claro, después de instalarme, tenía demasiado tiempo libre. Quizá fuera eso.
Poco a poco me animé y di alguna vuelta por los garitos mas concurridos del barrio, a ver si me encontraba con alguien conocido. Pero, no conocía a nadie.
Después de treinta y tantos años de no venir por aquí, era lo mas normal; además, quizás no supe reconocer a nadie, o, simplemente, los que ya estamos cerca de los sesenta no vamos por esos sitios.
De alguna manera acepte mi soledad y empecé a moverme según marcaban mis necesidades.
Pero, hace dos semanas, cuando volvía de hacer algunas compras, saliendo del metro, lo vi. No había duda, seguía prácticamente igual; tanto solo había ganado en corpulencia, pero seguía tan guapo como antes y con un cuerpazo soberbio.
Tuve que acelerar el paso, o se me escapaba. Inicié una pequeña carrera hacia él, hasta que me puse a la par, y le pedí fuego.
- ¡Coño, Jose! ¿que pasa?… ¡joder!... ¡desde que no nos vemos! ¿donde te metes?
- ¡Toño!, no sabes la ilusión que me hace encontrarte en el barrio. Parece que se ha ido todo el mundo.
- ¡La verdad es que sí!. Aunque, yo, desde que me casé no me muevo mucho por aquí.
- ¿Te casaste?
- ¡Si!... con aquella colombiana que conocimos en el concierto de Weather Report. ¿te acuerdas?...
… bueno, empezamos a contarnos cosas mientras avanzábamos por la calle; era lo mas normal, y yo también tuve que hablarle de mi...
Como mi casa está muy cerca del metro le invité a subir para tomar algo y continuar con la charla; no, sin antes preguntarle, si tenía tiempo. Tuve suerte, porque justo ese día, empezaban sus vacaciones.
Subió conmigo a casa y empezamos a beber cerveza.
Desde que me lo presentaron, ya hace bastante tiempo, ese tío me ponía muy burro y ahora sentía unas ganas locas de hincarle el diente, estaba mucho más bueno que antes.
Siempre fue muy tímido y, aunque es muy liberal, le gusta guardar las apariencias.
Empecé a mirarle como lo hacía antes; y se sonreía mirándome a los ojos fijamente
- ¿Todavía me deseas?
- No sé. Creo que más aún; y me acerqué a él un poco mas. Me encantas, tío. Que pena que estés casado.
Se levantó y empezó a dar pequeños pasos; como si se hubiera puesto nervioso.
Pensé que había metido la pata .
-Bueno, ya sabes que soy muy vergonzoso. Pero, tu y yo somos viejos amigos, y yo siempre te he dejado que lo pases bien conmigo. No veo porqué eso tiene que cambiar... ¡aunque ahora tengo más experiencia! ¡eh!
Y se echó a reir.
Entonces le eché mano y le toqué el rabo.
- Me gustas mas cuando te pones esos pantalones de lino que tanto te gusta usar en verano.
Siempre me había gustado tocarle el culo y entre las piernas por encima de los pantalones. Sentir que abusaba de él; tan tímido y tan buenorro.
Así que, lo hice. Empecé a tocarle el culo y a cogerle el rabo…
- ¡Ahh, cabrón! …
Le bajé la cremallera de la bragueta y le metí la mano para agarrársela bien y sentir el calor de ese culo tan rico.
- Chúpame el culo Jose ¡porfa!
Si. Le encantaba que le chuparan el culo. Yo me había dado grandes atracones chupándoselo y dejándoselo chorreando.
Me parecía un sueño. Estábamos en mi casa. Toño y yo, como antes; y estaba apunto de empezar a comerme ese culo, tan rico.
- Ven aquí, que te voy a comer enterito…
Le separé las nalgas y empecé a lamer esa raja como si me fuera la vida en ello...
- ¡Que rico estás, Toño!, ¡que rico estás!
- ¡Ay, como me pones cabrón!... ¡que bien me lo haces!, me decía con voz trémula.
Estuve un buen rato amorrado a esa raja que tanto me gusta….
- ¿Hasta que hora vas a estar Toño?, le pregunté instintivamente. ¿Tienes que pasar por casa?
- Bueno, mi mujer seguro que me llama a las dos…. y siempre lo hace al fijo ¿sabes?... me tiene un poco controlado, la colombiana.
¡joder!... pues, ya son las dos menos veinte… ¡que putada!... tienes que irte ya ¡coño!… con lo bien que lo estamos pasando.
- Y ¿porqué miraste el reloj?
- Es una de mis manías, chico... ¡que cruz!
- Pues vente a comer a casa y seguimos a lo nuestro ¿vale?
¡Joder, que bien!… la solución de Toño me encantó.
Nos pusimos en marcha hacia su casa y llegamos a tiempo de que Toño cogiera el teléfono cuando le llamó su mujer.
- Si, mi vida ya tengo vacaciones… veintidós días… pues, me gustaría arreglar lo que tu ya sabes… creo que tardaré unos cuatro o cinco días, así que, en una semana, más o menos, me tienes allí. ¿que tal se está portando Toñito?… bueno no seas muy dura, estáis de vacaciones...si, ya sé que Clarita te ayuda mucho...¡claro!... bueno, pues he llegado hace ya un buen rato, y estaba con la comida… si, esta tarde la llamo para darle el parte; aunque todavía no sé porque no te la has llevado contigo; por lo menos tendrías compañía adulta.
Bueno, ¡Ciao!... mañana me llamas ¿vale?… ¡Ciao!.. que si mi vida, aquí... he cogido una peli de acción y un documental de naturaleza… un beso, ¡Ciao!.
- ¡Mmm! ¡que rico estás Toño!
Mientras Toño hablaba con su mujer, aproveché para sobarle…
... y cuando terminó, le tenía en calzoncillos, cogido por la cintura, y mordiéndole la polla mientras le paseaba mis manos por ese culazo de infarto.
- ¡Como me pones Jose!, ¡como me pones!
¡De repente! Toño, me agarró la cara, con delicadeza, y me miró profundamente
- hace mucho que no nos vemos Jose, pero yo siempre pude haberme enamorado de tí ¿sabes?. De hecho, me inspiras un sentimiento muy tierno, a la vez que muy guarro, tío. Quiero que me partas el culo. Sí, quiero que seas tu quien me la meta a fondo, de una puta vez; que me han dicho que después de la primera vez, te enganchas a una buena polla hasta la muerte. Me han dicho que es el placer supremo; y yo quiero sentirlo, tío.
- ¡Bueno, Toño!... pero, yo no he desvirgado a nadie nunca, aunque; eso si, veo mucho porno... ¡del mejor!. Podemos intentarlo, si tu quieres. Yo, desde luego, estoy dispuesto a hacerlo con toda la ternura del mundo, aunque, solo sea, para luego no parar de follarte a saco, tío ¡jajaja!
- ¡Jajaja!...eso me gusta. Me encantaría que me follaras a tope, sin ningún problema… follar como locos… todos los días… a todas horas… a saco. Y pasarlo de puta madre...
Solo de oírle me puse supercachondo.
- ¿Tienes crema hidratante?, o, ¿aceite corporal?. Eso nos va a ayudar a abrirte el culo…
Entramos en el baño y encontramos aceite corporal con Aloe Vera.
- Perfecto, le dije; y nos fuimos a su habitación...
- ¿que tienes de comida?
- ¡Ah, pues!, tenemos que prepararnos un arroz tres delicias que tengo en el frigo y unos filetitos de pollo, que ya estarán descongelados, ¡supongo!...
- ¿Te parece si comemos primero, y después, nos echamos una buena siesta?
Toño me miró, con cierto enojo, pero aceptó sumisamente mi propuesta.
- Vale, tu mandas.
Se fue a la cocina, y mientras, yo, salí a la farmacia para prepararlo todo. Compré un par de enemas y alguna que otra cosa mas; para poder disfrutar de ese culo durante toda la tarde. Cuando regresé, me lo encontré en calzoncillos, a punto de darle caña a la plancha para hacer los filetes de pollo. El arroz lo tenía reposando en un wok.
- ¡Mmmm, que bien huele!… y que rico te ves, cabrón
Le pase la mano por el culo, mientras terminaba con los filetes
- ¡A ver esas manos!, que luego van al pan ¡jajajaja!
Y nos echamos a reir
- ¡Es que no puedo mirarte, sin tocar Toño! ¡de verdad!
- Eso me gusta... me pone mucho. Esa cara de vicio que se te pone cuando me miras, me calienta a tope.
- ¡Uff!... no voy a parar de follarte en toda la tarde...
- ¡Que rico!… y me plantó un besazo que casi me ahoga.
Al terminar de comer nos echamos la siesta y nos quedamos dormidos un ratito; era inevitable. La excitación nos había producido cansancio y después de comer nos venció el sopor. Pero, nos despertamos muy activos y después de embadurnarle a fondo con el aceite corporal, me dediqué a meterle los dedos por el culo durante un buen rato. Ese culazo me tenía loco… ¡como me gustaba meterle los dedos!
Poco a poco el esfinter de Toño se dilataba, y decidí que ya era hora de meterle otra cosa. Me lubriqué bien la polla y empecé a metérsela lentamente, con mucho cuidado…
- Avisame si te duele mucho ¿vale?…
- No, por ahora no me duele Jose, sigue así…
Poco a poco fui empujando, hasta que sentí que Toño empezaba a contraerse, aunque aguantaba el dolor sin decir nada; así que, no quise prolongar la situación y terminé de metérsela de una vez
- ¡Ayyy!... ahora si, Jose… el culo me arde
Empecé a bombear con rapidez, sin hacer caso de lo que me decía Toño. Porque sabía que así se le pasaría antes el dolor y empezaría a disfrutar del rabo. Y, efectivamente, no hubo no ni una sola queja más; enseguida empezó a pedir más.
- ¡Guau! que rico, dale fuerte Jose, dale fuerte… ¡Aghhh! que rico
- ¿Ya te gusta guarra?… te lo voy a reventar…
Me embalé y le dí por todos los lados, primero boca abajo, hasta caer sobre él, muerto de cansancio, luego me esperé un ratito, para descansar, y le levanté las piernas para enchufársela de nuevo hasta el fondo… y, al rato, lo puse de lado y continué con un frenético bombeo… y así, sin parar de follármelo lo tuve toda la puta tarde. Follando como locos toda la puta tarde.
Tuve que quedarme con él toda la noche porque no queríamos separarnos.
Antes de quedarnos dormidos, me dijo que, al día siguiente, tendríamos que levantarnos pronto, porque estaba con el papeleo de la plusvalía del piso y estaba citado en el Ayuntamiento a las 9h. de la mañana. Pero, luego, tendría que pasarse por casa de su suegra, porque había quedado en ir a comer con ella, y así de paso, también, recoger unas cosillas que había preparado para Toñin y Clarita…
… en fin, que quedamos en “wassapear”, por la tarde, para ver como estaba la situación y, si acaso, irme a dormir a su casa; porque, eso sí, quería que siguiéramos follando a tope…
Por la mañana, todavía pude follármelo una vez más... mientras nos duchábamos.
Luego, nos despedimos...
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