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Les contaré una anécdota más con la nalgona y rica contadora Sara, de ella ya les hablé en otras ocasiones, de cómo me la he dado hasta en la bodega de la empresa y de lo rico que coge. Hoy contaré una ocasión más.
Era mayo y esto de la cuarentena por la pandemia nos tenía en jaque, dejé de verme con muchas mujeres por esa razón, así que solo me limitaba a chatear eróticamente con ellas, una de las principales era Sara, que según ella decía que extrañaba nuestros encuentros en la bodega de la empresa, lo cual admito que yo también.
Los chats eran muy calientes, nos mandábamos videos masturbándonos, fotos desnudas, ella era más aventada ya que lo hacía mientras su cónyuge dormía o estaba en otra cosa, creo que el hecho de saber que él estaba ahí la ponía más caliente.
S: Que rica verga, ¡no sabes como la extraño!
L: ¡Y yo extraño tu delicioso coño!
Una tarde recibí un mensaje de ella, un mensaje entré caliente y de desesperación.
S: Estoy sola, por favor ven, ¡necesito tu hombría!
Al leer este mensaje una adrenalina me cimbro mi cuerpo, le conteste que me mandara la ubicación, así que tome mi cubre bocas y me dirigí hasta su casa.
Ella como vivía con su pareja, ambos vivían cerca de Zaragoza, por esas calles medio feas, la casa era pequeña de un piso y estaba en medio de una tienda y un lote baldío, toque la puerta y ella salió abrirme, se veía bien en su short de licra mostrando sus ricas piernas y marcando su delicioso par de nalgas, era la primera vez que la veía así y admito que desde ese momento mi verga empezó a endurecerse.
Sin nada que decir, ella se abrazó a mi cuello y me beso apasionadamente, su lengua quería comerse la mía, no me importo que la pandemia estuviera a tope, ambos nos besábamos apasionadamente.
Entramos a su habitación, mis manos tocaban sus duras nalgas una y otra vez, luego rosaban su coño que ya se sentía húmedo, subían para acariciar sus pequeñas tetas y finalmente terminar acariciando su boca, Sara estaba súper caliente.
S: ¡Dios, no sabes cuánto necesito esto!
L: Que buena te ves, ¡uhm!! ¿Y tu marido?
S: No está, no te preocupes por él, ¡no nos estorbara!
Me comenzó a quitar la ropa, parecía desesperada, me recorría con su lengua lo cual me al puso durísima, de mi cuello a mi pelvis, bajo mi trusa y se detuvo a lamer mis entrepiernas y a lamerme mi tronco.
Me acostó en su cama y se desnudó mostrando su rica vagina con un poco de vello el cual se veía muy antojable, Sara se agacho y empezó a comerse mi verga, lo hacía con desenfreno, al succionaba, lamia con fuerza y mordía, que rico trabajo, de verdad estaba ansiosa de pito.
L: ¡Ah!!! ¡Qué rico mamas!!
S: ¡Ya quería comer una buena verga!!
L: ¿Qué? ¿La cuarentena te está afectando?
S: Como no tienes idea, ¡no es lo mismo con el!
Ella continuaba mamándome la verga y jalándomela con fuerza, la ponía en sus tetas y trataba de hacerme una “rusa” pero lo que más me mataba era la forma en cómo se tragaba mi verga a tal grado que comenzó a hacerme venir.
L: ¡Dios, uhm!!
S: ¡Si, dame tu leche, uhm!
Sara se tragó mi semen, se embarro toda la cara y saboreó hasta la última gota de mi cálido esperma, después de eso acomodó su vagina en mi cara y me la dio a comer.
Ella estaba sentada arriba de mi cara moviéndose en círculos mientras mi lengua entraba y salía de su húmeda vagina, sus gemidos me excitaban más, le acariciaba sus grandes nalgas y las apretaba para empujarla más a mi boca.
S: ¡Si!! Que rico chupas papi, mas, cómeme, ¡uhm!!
Mi lengua acariciaba mi clítoris, con mis dientes le daba pequeñas mordías, mis dedos empezaron a hacer acto de presencia dentro de su vagina que ya escurría un delicioso jugo sabor salado que era una vitamina para mí.
Sara continuaba cabalgándome la boca, se movía como si tuviera mi verga dentro de ella, ya yo me había tragado varios vellos púbicos, pero continuaba devorándola, fue entonces que la deliciosa madura empezó a correrse en mi boca con un squirt que casi me ahoga.
S: ¡Ah!!! ¡Uhm, si!!
L: ¡Sabes a gloria bebe!
S: ¡Que rico, que rico, uhm!!!
Gozo su orgasmo de forma tal que hasta temblaba y casi ni podía hablar, de todos modos, yo ya la tenía bien parada nuevamente y listo para penetrarla.
Antes de entrar ella volvió a mi pene y lo chupo, lo succiono en repetidas ocasiones, incluso lamio y mordía mis bolas, para después acomodarse en la cama abierta de piernas para su macho.
Subí a la cama y como serpiente escurridiza me cole entre sus piernas y empecé a metérsela despacio, estábamos tan húmedos que mi verga entro fácil, iniciamos con la pose de misionero, yo me movía rápido, con el mete y saca, una y otra vez, mientras Sara cerraba sus ojos por el placer, se mordía los labios y me arañaba la espalda.
S: ¡Si!! ¡Ah, uhm, ah, uf!!
L: ¡Dios, esta calientísima!!!
S: ¡Luis, uhm, que rico, uhm!!
L: ¡Me encantas nena que lastima que no te cumplan bien!
S: No digas eso, ¡uhm!! ¡Mejor métela, uhm!!
Me levanté de la cama y la puse en la orilla levantándole las piernas y empecé a embestirla, tomándola de su cadera la levante un poco y en estilo carretilla mi verga le entraba por completo, ella no hacía más que gemir y jadear al sentirme entrar una y otra vez.
S: ¡Si, uhm, que rico me matas, ah, ah!!
L: ¡Dios!! Que ricas nalgas, uhm, ¡aprietas fenomenal bebe!!
Nos pusimos de pie y la cargue, ella se apoyó de la luna de su cama y yo la cargaba y la dejaba caer con velocidad y fuerza en mi verga, estaba súper excitado.
L: ¡Ah!! Sara, que rico, uhm!!
S: Esto es mejor que estar en la bodega, ¡uhm!!!
Se puso en cuatro, sus nalgas se veían fenomenales sin contar lo rico que se deslizaban nuestros fluidos por sus muslos, ella se empino y se abrió las nalgas, me pido la ensartara rápido, que ya la necesitaba, ¡que puta! Pensé antes de tomarla por su cadera y penetrarla de un solo golpe.
L: Que rico, uhm, ¡mi amor ah!!
S: ¡Sí! ¡Qué rico, cógeme, uhm, cógeme!!
L. Me encanta como me devoras la verga con tu coño, uhm, apuesto que él no te hace ni cosquillas!
S: ¡Por eso te hable, uhm!!!
Mis embestidas estaban a tope, le apretaba las tetas y me empujaba con fuerza, ella movía su cadera en círculos para sentir más rico, levante una pierna y la puse en la cama para que mi verga un le entrara hasta el fondo, la tenía viendo estrellas.
Como me la estaba dando con mucha fuerza, termine por tumbarla en la cama y yo quedar encima d ella y como iguana la penetraba más y más ella gemía y gritaba, yo apretaba sus duras nalgas, apoyándome de sus hombros continuaba empujándome e inyectándola de placer.
L: ¡Ah, que rico nena!!
S: ¡Ah, Luis, uhm, dios mío ah!
Ella gemía y mordía las sabanas, movía sus nalgas delicioso al unto d ella no dejarme salir y solo querer sentir mis embestidas, una y otra hasta que Sara comenzó a venirse nuevamente y tener su rico orgasmo.
S: ¡Ah! ¡Qué rico, uhm, que rico!
L: ¡Si, bebe, uhm!!!De quién eres?
S: ¡Tuya, uhm, tuyo papito rico, agh!!!
L: Entonces como eres mía, ponte en cuatro, ¡tomare lo mío!
Sin preguntar nada e invadida por la excitación ella se puso en cuatro, con mis dedos tome sus fluidos y se los embarre en su ano, lubricándola mientras ella aún se retorcía, coloque la cabeza en su entrada y la empecé a penetrar, ella gritaba y movía su cadera, luchando por no ser penetrada, pero ya era tarde, su culo seria mío y no lo podía evitar.
S: ¡Ah!! ¡Dios, despacio!!
L: ¡Eso, mejor goza nena!!
Mi verga ya estaba a la mitad dentro de su ano, fue entonces que empecé a moverme con fuerza, una y otra vez abriéndoselo para mi satisfacción.
Una vez acostumbrado a su rico ano, la metía y secaba fuerza y velocidad, Sara gritaba y mordía su almohada, como su nuevo macho empecé a darle de nalgadas, y jalarle el cabello para hacerla gemir y gritar como la puta que es.
Me senté y ella comenzó a darse sentones de lujo, mi verga más parada aun, entraba en su rico y apretado ano empalándola delicioso, así como nunca la habían cogido antes y como nunca su maridito se la cogería.
S: ¡Que rico, ah!!
L. Toma, uhm, que rico culo, aprieta genial agh!!
S: ¡Me duele, ah, pero me gusta!!!
L: Que puta eres, uhm, cómetela, ¡comete mi verga con tu rico ano!
Ahora me acostaba y ella me cabalgaba de espaldas ensartándose todita mi verga en su ano, sus movimientos de cadera me tenían loco, le acariciaba sus nalgas, le jalaba el cabello, Sara seguía moviéndose cual gusano se tratará.
Mi verga se perdía por completo en su ano, ella se movía salvaje, pasó de ser dominada por mí a dominar y ahora yo estaba jadeando y babeando por el placer de sus movimientos.
L: ¡Muévete nena, uhm!!
S: ¡Mas!! Cógeme, uhm, que rico, ¡que rico me coges!
L: ¿Te gusta bebe?
S: ¡Si!!! Métela, uhm, saca tu semen, uhm!!
L: Pues has que lo saque, muévete, uhm, ¡muévete!!
Ella se movía como licuadora, mis dedos entraron en su vagina y apretaban su clítoris, ambos gritábamos por el rico placer, de pronto no pude resistir más y mi semen empezó a salir sin control, de igual forma ella tenía un orgasmo más.
L: ¡Uhm, Sara toma, uhm!!
S: ¡Si, dámela agh, que rico semen!!
L: Tómalo, toma mi semen, mira cómo te llena tu culo, ¡agh!!
S: ¡Agh, si lo siento uhm, yo también escurro!!
Termino encima de mí, sudada y babeaba además de estar llena de semen por todos lados, nos dimos un beso apasionado mientras reposábamos y recuperábamos fuerzas, ella decía que estaba adolorida pero que estaba satisfecha.
Nos aseamos y perfumo la casa ya que olía a nuestros fluidos y cuerpos, después me acompaño a la puerta y me dijo que nos viéramos una vez que terminara la cuarentena, lo cual yo acepte, quería seguir comiéndome a la madura contadora de mi empresa, pero más me motivaba ser corneador de su pareja.
Fue entonces que mientras me dirigía a mi auto llego el susodicho, quien no se percató de mi presencia y era recibido con un beso y abrazo hipócrita por parte de ella, yo solo reí de ironía y me fui a casa a esperar el día de volver a cogerme a la rica Sara.
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