ES POR AMOR “Quisiera escribir algo muy lindo pero salen estas palabras asustadas…” Encontré un amigo Me veía y no lo comprendía, yo, la estúpida muchacha que tenía miedo al encuentro de las carnes estaba allí en la cama de un hombre que ni siquiera conocía, en qué estaba pensando, quizás en muchas cosas, quizás en nada. Sentía el agua caer en el baño y aún no me explicaba por qué lo había hecho, por qué terminaba mi espera de esa loca forma, trataba de darme mil respuestas pero yo la sabía y no la aceptaba, estaba tratando de luchar contra mí misma, quería arrancarme del alma un recuerdo que se aferraba a ella cada vez con más fuerzas. El agua dejó de caer y vi un muchacho asomarse con una sonrisa juvenil en el rostro. Yo permanecía tendida boca abajo en la cama, tapada hasta la nariz, con una pena tremenda por lo que había pasado. Ahora sí podía mirar bien al muchacho, la noche antes no había tenido tiempo para verlo, estaba como loca y creo que fui yo quien empezó a quitarle las ropas. Lo acaricié y lo besé, él trató de detenerme porque estaba borracha pero yo seguí. Sentí que algo comenzaba a ponerse duro debajo de sus pantalones, y después fui yo quien no pudo detenerlo y sin darme cuenta, me vi de pronto con aquella cosa enorme tratando de encontrar un lugar dónde meterse, y lo logró! Yo gritaba de dolor y él me acariciaba con ternura pero más excitado aún con mis gestos de sufrimiento. Se divertía en gran manera al descubrir mis ansias de que pusiera fin a su gran acto. Fue un infierno pero en el fondo, más allá del dolor que sentía me embargaba el inmenso placer de ser explorada, acariciada, de sentirme mujer, de descubrir algo nuevo. Me está mirando, se aproxima, yo me cubro más, él me pide un espacio y se sienta en la cama y ahí se queda sonriendo. -La pasé magnífico ¿y tú? -¿y me lo preguntas…? Se ríe y me deposita un beso en la boca. -¿Por qué estás tan tapada? ¿Acaso tienes pena ahora? ¿Te arrepientes? -No, solo que no me gusta que me vean desnuda. -Pero anoche te vi tienes un cuerpo bellísimo ¡cómo para comérselo! te acaricié completa y tú… -Anoche yo…yo no pensaba. Entonces fue cuando se nubló su sonrisa y me miró con una seriedad deprimente. -¿Qué piensas hacer? Lo miré interrogándolo. -¿Qué crees de lo nuestro? -Nada- salieron mis palabras- fue solo una noche, yo necesitaba creatividad, calor, movimiento y tú alguien que te matara el deseo- no me daba cuenta de lo que decía, el levantó su mano- no pasará nada cotidiano, yo no quiero nada serio, ya sufrí demasiado. -No creí que fueras así- me miró decepcionado- antes no lo eras, has cambiado mucho, haces unos días te vi de lejos y me gustaste, pero lo que de verdad me hipnotizó fueron tus ojos y esa mirada de niña que ignora la falsedad y la mentira- yo bajé los ojos ante sus palabras- ¿qué te han hecho? no quiero saberlo. Me gustó lo que pasó entre nosotros y no quiero que termine, quiero ser tu aventura y tu amigo, quiero saber que pasa por tu mente. -Necesito mucha ayuda- le dije y poniendo mi cabeza en su hombro empecé a llorar ¿por qué la vida es tan dura en cuestiones de amor?- ¿me escucharás, conversarás conmigo? En mi casa apenas mis padres si tienen tiempo para saludarme, no tengo amigas, no creo que existan y no puedo enamorarme. -Yo te ayudaré- y me dio otro beso. Segundo encuentro En nuestro segundo encuentro le conté acerca de mi vida, mis aspiraciones y fantasías. Él me regaló una flor y me gustó por eso le dije que no lo hiciera más. -Vamos a mi casa, hoy mis padres no están. Y eso hicimos. Me dio un beso apasionado cómo los que siempre guardaba para mí y me dijo: -¿Si tienes un amigo sentirías pena con él? -No -Entonces quítate la ropa y hablemos de ti. -Pero tienes que mirarme como amigo- le sonreí. Y empecé a quitarme la ropa. Él no miró con deseos al contrario y debo confesar que me hubiese gustado más sentir su mirada penetrante. -¿Por qué no crees en las amigas? -Es una larga historia y tengo frío, ven abrázame y te cuento. Sus fuertes brazos rodearon mi cuerpo, yo le daba la espalda, y su boca rozaba mi oído. -Yo vivía enamorada de un muchacho, es muy lindo y tenía una amiga a quien se lo contaba todo y entonces ella se hizo novia de él, yo no podía creerlo pero la seguí tratando porque nadie es dueño de la vida de nadie. Ellos terminan y unos meses después mi amiga me dice que si me gustaría ser novia de él, me quedé sorprendida pero yo era una niña y claro que acepté. Así fue como me hice novia de este chico que me hacía temblar con sus caricias, sus besos y sus palabras. ¿Ves esa cajita? Está repleta de cartas que me regalaba pero ahora tengo la duda de si eran para mí o para mi amiga pues un día los cogí enredado en la cama de ella, y sabes lo que dijo:”es que tú me tienes loco y no ye quieres acostar conmigo”. Mi amiga salió embarazada y tuvieron que casarse. Si lo veo pasar ahora cambio de calle. Así perdí el amor de mi vida porque yo sé que no me volveré a enamorar. Mira que contradicción, no me acosté con el hombre que me gustaba y lo hice con un desconocido… -Si te hizo eso porque no estaba con él- me viró hacia él- también lo hubiera hecho aunque le hubieras entregado tu vida y quizás en el fondo tú lo sabías, así que no te culpes. -Pero sus cartas…son hermosas. -Son solo palabras que puede dictarle el cerebro pero no su corazón. La carta es la forma más fácil y ruin que tiene el hombre de engañar a una mujer. Me gustaría haberte conocido en otro tiempo cuando no tuvieses herido el corazón, eres tan joven, hubiese querido ser el dueño de aquella mirada de niña que me fascinó, te hubiera hecho tan feliz. Y ese desgraciado que no supo cuidar lo que tenía, que rompió tantos sueños e ilusiones… Me abrazó más fuerte y por primera vez me sentí protegida después de mucho tiempo. Una semana después me enteré de que mi antiguo novio se había mudado, alguien le había dado una buena paliza intimidándolo. Él me juró que no había sido pero yo vi demasiada alegría en sus ojos. Compromiso Los días pasan y él con ellos, lo veo de lejos y apenas lo saludo, él me sonríe y yo oculto el rostro. Solo de noche somos tal para cual, le cuento mis problemas, me da algunos consejos y al final terminamos empapados de sudor. Así han quedado las cosas, así las hemos programado. Yo salgo y doy un paseo por el parque hasta que él aparece, a veces me está esperando. Era tarde, ya hacía rato que caminaba sin encontrarlo, y decidí irme. Había avanzado unos pasos hacia la calle que daba a mi casa cuando siento unos pasos apurados. -Espera! Era é, no sé por qué pero la idea de irme sin haberlo visto me hizo recordar viejas lágrimas que derramaron mis ojos. Le sonreí. -Pensé que ya no vendrías. -Tuve un compromiso pero no podía faltarle a mi querida amiga. ¿Por qué me dolió tanto aquella palabra? Yo misma había querido que fuese así. -¿Qué clase de compromiso?- dije tomándole el brazo. -Ah, es secreto… -¿Conmigo? Vamos…no seas malo- le dije suplicante. Me miró a los ojos. -Amoroso- y el brillo de los míos desapareció, traté de hablar y las palabras se hicieron un nudo en mi garganta, traté de sonreír y se quedó solo en una mueca. Después de eso no hablé más pero me encantó cómo lo hicimos esa noche porque lo puse todo, logré mi primer orgasmo. Pensé en él, en mí y fue maravilloso, él tan solo me miraba y reía, pero yo veía la tristeza en su rostro. -Estás linda hoy Le sonreí. -¿nos vamos? Así terminó la noche, no me daba cuenta por qué se me habían quitado los deseos de hablar. -¿Vas a dejar de ser mi amigo? -No -Entonces ¿vas a traicionarle? -No, voy a dejar de ser tu amante. Es que no te das cuenta que nos hemos enredado en un camino que no tiene futuro. -No, era feliz, no me había dado cuenta…Le di la espalda y entré a mi casa. La despedida No venía contento cómo siempre, al contrario, traía la cabeza gacha. -Esta será nuestra última noche juntos. Me había dicho. -Bueno vamos a celebrarlo en grande. Vamos a terminar de conocernos. Llegamos, nos metimos a la cama pero no sabíamos cómo empezar porque ninguno quería terminar. -Hoy cumplimos seis meses. -Si Me tomó las manos y empezó a besarlas con una furia y pasión como nunca lo había hecho. No tuvimos sexo él no quiso. Me dormí y cuando desperté él me observaba. -Siempre serás mi ángel guardián, no te olvides de mí. Me dijo -Nunca podré olvidarte, tú has sido algo raro para mí. Bueno al menos cuéntame una vez más tus preocupaciones. -Las únicas preocupaciones que ha tenido en estos últimos seis meses has sido tú. -¿Yo?-y solo ahora me di cuenta de la verdadera tristeza que abrigaban sus ojos azules. -Sí, tú has sido mi único problema, mi única preocupación, a tu lado me he sentido idiota, siempre en una espera absurda de pensar si me quieres, que algún día me querrás, tratando de descubrirte en un gesto fugaz una beta de amor y tú siempre fría e indiferente. Siempre escuchando tus lamentos e hiriéndome con tus rechazos. Pero no te preocupes y ha acabado, quita esa cara, sonríeme, no te sientas culpable, nunca me diste esperanzas, ya he encontrado a alguien que me quiere. -Por favor… -Calla. Me dio la espalda, mis ojos se nublaron y solo distinguí delante de mí una figura borrosa que se alejaba. -Espera-se volvió- quédate por favor. -No puedo. -¿Por qué? -Porque si te veo un momento más, no respondo de mis actos, no tendría valor para irme. -Entonces no te vayas. -Alguien me espera, adiós. Y se fue, yo quedé sola, y solo entonces me di cuenta de todo: yo lo amaba, había logrado al fin arrancar de mi corazón aquel estúpido capricho que un día lo llenara. Es por amor Quizás por costumbre, quizás porque allí me abrigaba el recuerdo de su presencia, noche tras noche volvía al mismo parque, y recostada en un banco soñaba con él, esperaba verlo aparecer pero nunca lo hizo. Este sería mi último paseo, mi última espera por algo inútil, mi última lágrima por él. Ya la frialdad de la noche me envolvía y decidí regresar a mi casa, era más tarde que de costumbre y seguro mis padres se preocuparían. Me había alejado bastante cuando buscando mi pañuelo para secar mis ojos húmedos me doy cuenta de que lo he dejado olvidado sobre el banco y viro sobre mis pasos. Y allí estaba él, agarrando entre sus manos aquel pedazo de tela empapado en lágrimas, y sacando a flote su dolor en sollozos que ahogaban su pecho. Era él que aún me amaba. Me acerqué muy despacio y le dije: -No te voltees por favor solo escúchame, quiero decirte algo que me está matando desde que me dejaste. Él se volteó y se paró frente a mí, yo me desplomé arrodillada en el piso y despojándome de todo mi orgullo le dije: -Perdóname, no sabes cuánto te he llorado, cuánto he esperado que aparecieras para decirte que te amo. Él me tomó en sus brazos. -Sí lo sé, te he visto pero no he tenido valor para acercarme a ti, por eso te pido que seas tú la que me perdone. -Yo te quiero y… -Eso ya lo sé, así que sobran las palabras. Es por amor que estamos aquí ¿no?