Mi nombre es Jesús, soy de México, tengo 26 años y el relato que van a leer sucedió hace 4 años.

Una tarde de verano me encontraba con un amigo tomando una copa, charlábamos de futbol, le iba a enseñar una imagen de futbol y abrí la galería de mi celular, lamentablemente estaban unas fotos de mi novia, hoy en día mi ex, ella es chaparrita, morena, súper tetona, unas tetas de 36D, morenas con una aureola grande. Mi amigo observó por accidente las fotos donde se veía mi novia con una toalla de baño, a medias tetas, se le salía toda la aureola, él se quedó pasmado, me preguntó de inmediato que quién era ella, le respondí que mi novia, no dudó en decirme estaba riquísima, que le encantaría ver esas tetas en vivo. Yo solo reí.

Toda la noche insistió en lo mismo, hasta que le dije que si quería eso, solo le permitiría ver, y así planeamos que cuando ella y yo cogiéramos, lo iba a llevar a escondidas.

Días después, fui a casa de mi novia. Le dije que llevaba a un amigo y ella estuvo de acuerdo.

Comenzamos a beber. Ya estábamos algo tomados y eran las 2:00 am y llovía. Le dije a mi novia que ya nos íbamos, lo cual a ella no le pareció y me dijo que me quedara y que mi amigo se quedara en la sala. Y así fue nos fuimos al cuarto y mi amigo se quedo en la sala.

Mi novia solo duerme con una playera de tirantes y en bóxer.

Yo fui a la sala a ponerme de acuerdo con mi amigo para que se diera el show de su vida.

Cuando regresé al cuarto, dejé la puerta medio abierta y mi novia no se dio cuenta. Empecé a tocarla y no tardo en calentarse, vi que mi amigo ya estaba en la puerta observando para lo cual le saqué la playera a mi novia, quedando sus inmensas tetas afuera para que mi amigo se deleitara con esos enormes pechos.

Estábamos cogiendo, ella sobre mí, y le dije que si le excitaría mas si mi amigo se diera cuenta de lo que estábamos haciendo. Grande fue mi sorpresa cuando me respondió que sí, que le mostraría sus tetas. Le dije que él estaba afuera, mirándola. Se me quedó mirando y me preguntó que si hablaba en serio. Le respondí que sí. Le hicimos pasar y no tardó en sacar el celular y fotografiarnos.

Fue una experiencia riquísima que recomiendo.

Terminamos y, como si nada hubiera pasado, él se fue a dormir y nosotros caímos rendidos.

Al día siguiente nadie hablo de nada. Días después mi amigo me pasó las fotos.