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PLAYA ROJA

"Mi novia, mi amigo y yo. Pensamos en unas vacaciones felices"

 

Hola amigos, me llamo Javier y tengo 18 años, mi novia Lisa y mi amigo Alberto son de la misma edad, y desde crios hemos ido siempre al mismo colegio, asi que nuestra amistad viene de muy atrás, vivimos en el mismo barrio y nos vemos a diario, incluso muchas veces salimos los tres juntos. La historia que voy a contaros, ocurrió esta primavera. Los padres de Alberto le habian comprado un coche, y para estrenarlo nos propuso ir a pasar un fin de semana a la playa, asi que emocionados preparamos una tienda de campaña y todo el equipo necesario.

El lugar elegido esta entre Cartagena y Cabo de Palos, un parque natural que se llama Calblanque en la region de Murcia. Alberto que ya lo conocia nos dijo que era una zona privilegiada, con unas playas solitarias y preciosas.

Cuando llegamos, después de cruzar el parque por caminos para vehículos todoterreno, a la vista de las playas nos quedamos maravillados, aquello era lo mas parecido a un paraíso, ni una casa ni signos de civilización por ningun sitio, y la mar acariciando largas franjas de arena dorada.

Bajamos y elegimos un sitio adecuado para montar el campamento lo mas proximo posible al agua, tuvimos que darnos prisa porque ya empezaba a caer la tarde y no queriamos quedar sin luz, y al terminar nos tumbamos en la arena a fumar un cigarrillo y contemplar la maravilla del paisaje. El sol se estaba poniendo y los matices dorados que imponia daban a todo cuanto nos rodeaba un aspecto mágico, tan solo se escuchaba el rumor de las olas, que incansables, terminaban lamiendo la orilla.

Estuvimos extasiados en la contemplación hasta que la penumbra del anochecer nos sorprendio, y empezamos a prepararnos la cena, unos bocadillos que ya traiamos, fruta y unos brikcs de vino. Tambien recogimos alguna leña para encender una hoguera cuando oscureciera del todo.

Cuando terminamos, encendimos el fuego y nos preparamos unos botellones con abundancia de ginebra mientras hablábamos y recordábamos viejas aventuras del cole. Asi nos dio la media noche, la mar estaba en calma chicha y la luna nos obsequiaba con una luz plateada tan intensa que no hacian falta linternas. Habiamos tomado tanto alcohol que los efectos ya eran mas que notorios, sin embargo abrimos otra botella de ginebra y empezamos a dar gritos rompiendo el denso silencio que nos envolvia. Estabamos en plena fase de euforia y mirando al agua, Lisa propuso que nos diéramos un baño y fue ella la primera en quitarse la ropa. Hacia calor, y la quietud del agua, ciertamente invitaban a ello, asi que Alberto y yo no lo pensamos dos veces, nos desnudamos y corrimos tras de Lisa que ya se estaba mojando los pies en la orilla. Se me ocurrio que entre Alberto y yo le hiciéramos, cruzando nuestros brazos la sillita de la reina para que mi novia se sentara y asi los tres entramos corriendo en el agua, hasta que no se como nos caimos y nos dimos un tremendo chapuzon todos revueltos. Mientras jugábamos note que tenia una buena erección, pero no le di importancia hasta que senti la mano de Lisa acariciarme el pene bajo el agua, yo entonces no lo sabia, pero la otra mano de mi novia estaba agarrando tambien el tallo erecto de mi amigo, sin duda sopesando cual le vendría mejor, el caso es que en los juegos no faltaron los roces ni las aguadillas en las que la chica siempre era la victima.

Cuando salimos del agua, seguiamos con los penes en completa erección, pero nadie pareció darle importancia al tema, y yo me dirigi a la tienda para echar otro trago de ginebra directamente de la botella. El silencio ahora se rompia con el interminable y monótono sonido de una chicharra, y cuando me volví para ofrecer la botella a mi amigo, lo vi abrazado a Lisa dándose la lenguay frotándose la pelvis con lascivia.

Me quede boquiabierto y sin saber como reaccionar, vi los hermosos cuerpos mojados que adquirían un brillo plateado por la luz de luna y como el empuje del macho deposito con delicadeza el cuerpo de la mujer en la arena y montado sobre ella iniciaba el ritual del amor.

Yo no salia de mi estupor y seguia sin reaccionar, pero la vision de los cuerpos desnudos en plena batalla de sexo, empezo a ponerme caliente y mi mano corrio presta a masturbarme. Casi a la par que ellos alcanzaban el climax yo empece a correrme y a disparar chorros de semen por la arena. Vi como Alberto desmontaba y venia hacia mi sonriendo. – Dame esa botella macho, que necesito un trago –

Esa noche dormimos los tres juntos, Lisa entre los dos.

Zulú7

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