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“Ninguna mujer es fea por donde mea,”dice un dicho machista, y debe ser verdad para los hombres, a mí físico me remito…, no soy muy agraciada en mi rostro, pero mi cuerpo no es nada desagradable, más bien tiene unos cuantos polvos, todo ello unido a mis carencias afectivas, se crea en mi ser una coctel explosivo. Hola, esta es la primera vez que le cuento a alguna persona sobre mi particular gusto, por lo que les pido no me critiquen, me llamo Adoración y pueden llamarme… Dora si gustan. Bien todo comenzó hace unos meses atrás cuando me ubiqué en un pequeño pueblo de Palencia para trabajar como empleada pública en un proyecto del ministerio de agricultura sobre avicultura. Mis funciones laborales solo se limitan a recoger información y proveerla, en la supervisión en una granja de aves de nivel dos, o sea, gallinas criadas en suelo. Así que al mudarme al pequeño pueblo donde trabajo, alquilé con opción a compra una pequeña finca dedicada a la cría de pollos, la cual con la ayuda de la delegación de Castilla León y mis estudios de Grado Superior en Ganadería y Asistencia Sanitaria Animal, fui echando para adelante.
Aunque ya no soy una nena de 15 años, pensando en mi talla pequeña de 1’58 de altura, mi cuerpo está bien formado de manera proporcional. Las personas que no me conocen me considerarían mucho más joven de lo que en realidad soy. De no ser por mi cara que en realidad es algo fea, tendría a los hombres haciendo cola en mi puerta…, tan poco agradecido es mi rostro que yo misma bromeo sobre lo curioso del mismo, por lo que no me extrañaba que mis amigos me apodasen “La cebollita” en el instituto. Os preguntaréis la razón…, y es bien sencilla la respuesta es… cuando los chicos salían conmigo al llegar el momento de meter mano, me subían la falda hasta que esta me tapaba la cara y uno de ellos comentó que parecía una cebolla. En otras ocasiones simplemente me ponían las bragas en la cara cuando me follaban, y de ahí en adelante todos se referían a mí como la cebollita. En algunas ocasiones me llegaban a follar dos y tres, sin mucha delicadeza me penetraban a pelo y se corrían dentro de mi sin mayor contemplación por mi fertilidad… nunca me preñaron. Si no fuera por lo mucho que me gusta follar, hace tiempo que los hubiera mandado largo a todos a esos machotes que me metían mano, y que después arreciaban con sus pollas hasta correrse en mi coño, o simplemente se aprovechaban de una chica facilona…, lo hubiera mandado a todos al carajo, y no es precisamente la isla que se encuentra al sureste de África, pero debo reconocer que soy bastante puta, aunque me gusté más pensar lo hembra que la naturaleza me ha hecho.
De vez en cuando viajo a la capital de España para rendir cuentas de mis informes y aparte de eso aprovecho para divertirme a todo trapo por la gran ciudad completamente desinhibida con mis amigos o como decía la abuela los mari-novios… los cuales te sacan de copas, a pasear, cenar y luego vamos a bailar para finalizar ya sea en la cama de sus apartamentos o en la de algún hotel u hostal al uso para recibir unos buenos y severos pollazos que me calmen por unos días la quemazón que a menudo tengo entre la piernas. Desde luego no lo hago con todos a la vez, en ocasiones salgo con uno el viernes, y con otro el sábado y si me encuentro muy motivada hasta el domingo lo aprovecho para salir con otro de ellos o mejor decir entrar y salir…. Como puedes observar soy bastante promiscua y me encanta alternar con varios, la monogamia no está hecha para mí. Como es de imaginar me hincho a follar con dos o tres machos hasta dejarlos secos, y consecuentemente el coño acaba tan irritado y dilatado el domingo, que me puede entrar una vega de caballo sin lastimarme. Poco me importa porque en realidad es una vez al mes y vale la pena el sacrificio… El resto del tiempo me dedico a cuidar de mis pollos, estudiarlos y cuidarlos ese es mi trabajo…, trabajar y salir a pasear una que otra vez. ¡¿Se dirán por qué no me busco un hombre en el pueblo?! la razón es muy sencilla.
Anteriormente trabajaba en un pueblo muy similar y tenía un par de amigos con los que compartía mis flujos íntimos muy a menudo, hasta que se corrió la voz en el pueblo, que yo era de fácil acceso, a ello ayudaba ser soltera y un poco fea. NO era del todo falso para serles sincera, una cosa lleva a la otra tratándose de hombres, porque si no eres muy agraciada solo te ven como una vagina andante presta a rendir un buen servicio al desahogo de los cojones del semental de turno…, solo eres una hembra con la cual aparearse. En definitiva, en unas semanas mi nombre era sinónimo de PUTA entre las mujeres del pueblo, y entre los hombres también. Con cierta asiduidad llegaban a casa los que decían ser mis amigos, con el cuento de visitarme y tomar unas cervezas, lo que agradecía al estar tan sola y la compañía de humanos me saciaba en parte mi débil ego…, pronto esto se unió a mis promiscuidad corriendo por el pueblo que yo me había acostado con todos ellos y que borracha como me encontraba lo hice con tres a un mismo tiempo. Lo peor de todo es que en solo una ocasión de la multitud de fines de semana que pasaron por casa fue verdad.
Como comprenderán eso no es conveniente que le suceda a una servidora pública. Como funcionaria del estado no me dejaba en buen lugar, pero mi falta de voluntad arrastrada por mi lujuria contenida hizo que eso se repitiera en un par de ocasiones más…follamos tan a saco se llegaban a correr los tres varias veces dentro de mí, con la desinhibición que da la lujuria entre alcohol. El chisme llego hasta los oídos del cascarrabias de mi supervisor, un viejo solterón misógino (que odia a las mujeres) que todavía vive con su madre. Por lo que se me ofreció un traslado al pueblo más retirado que había de Castilla León, y como las cosas no estaban para perder el trabajo de funcionaria con suelto fijo de por vida, me vi obligada a aceptar el cambio. No les voy a mentir diciendo que el sexo casi diario no me hace falta, yo he buscado mis propias alternativas, al principio tan solo me bastaba con pasar mis dedos por mi clítoris durante un rato dos o tres veces al día, luego subí el nivel dándome a la tarea de alquilar y copiar videos porno de internet, y de ahí no pasó mucho tiempo en que comencé a usar los consoladores viendo cómo se follaban a esas afortunadas chicas de las pelis, pero siempre quedaba como que me faltaba algo…, para colmo cuando me encontraba cuidando de los pollos de objeto de estudio, me quedaba esperando que el gallo llegase y montase a una de mis gallinas ponedoras, (aparte mantengo un grupo de gallinas que me proporcionan huevos y carne…, desde luego que tengo más de un gallo.) Verlos disfrutar me hacía desear en más de una ocasión, ser tan puta como una de esas gallinas para ser copulada por un gallo colorado, el mejor macho semental del corral.
Un día me encontraba de visita técnica en asistencia animal en una finca de la zona, cuando vi por primera vez a un rebaño de cabras de raza, el machó lo tenían aparte del grupo con una cabrita joven, realmente era un gran semental y lo tenían listo para recoger su semen, como el dueño del animal consideraba que eso podría ser interesante para mi estudio, aparte de un espectáculo, consideré apropiado aceptar la invitación como profesional. Allí el macho con una envergadura que duplicaba a la cabrita, le enfiló su cipote a la joven montándose a su lomo y en la tercera embestida acertó a clavarle el magnífico falo en su coño, acuchillándoselo sin compasión. La tal vez virgen cabrita se dejó follar sumisa por el cabrón de diferenciada envergadura, atorándole con el gran cipote su estrecho coñito. En un par de minutos la joven damisela quedó inseminada y lista en aquel lugar para una sesión posterior, al menos durante una semana la estaría follando el cabrón a razón de dos polvos diarios hasta asegurar su preñez. Durante el camino de vuelta a mi granja, me quedé con la visión del macho cabrío trepando sobre la cabrita, al tiempo que le zambullía todo el tremendo cipote que la atravesó bestialmente… su penetrante olor a macho cabrío me impregnó notablemente las cavidades nasales grabándose en mi cerebro del mismo modo que se debió grabar a la cabrita.
Ya en casa me relajé del duro día. En la graja tengo un gran perros sato, o sea que no es de raza, es un macho grande y fuerte, de unos 35 kg, observé su capuchón peludo que aloja su virilidad y he de reconocer que me atrae su tamaño y el par de huevos que se gasta el gachón, poseen unos testículos como una pelota de tenis más o menos… más grandes que algunos de mis amantes, pero tan solo pensar que un perro me lo meta me da nauseas, será porque siempre he pensado en las enfermedades que pueden transmitir y todo eso. Además creía que si le doy la oportunidad a ese perro mío, no se van a querer salir de la casa por las noches, al ver de manera diferente a su ama. Ser la perra amante de un animal sin raciocinio me pone muy nerviosa…, imagínense que alguien me visitase un día y el condenado perro se la pasa metiendo sus narices entre mis piernas. No estoy dispuesta a pasar una vergüenza como esa en mi vida. Además he escuchado muchas historias de tipas que terminan en el hospital por que el perro las trancó con su bulbo. ¡No creo estar tan desesperada como para eso…! Continuaba pasando mis largas noches con los consoladores que compré para distraerme, y de día me dedicaba a mi trabajo y a la cría y estudio de los condenados pollos, hasta que llegó la feria agrícola de la región, a la cual asistí tanto en mi función de servidora pública y como criadora de aves de corral. Me divertí como nunca, bebí comí y follé a saco…, me jodieron un buen número de veces un par de hombres con los que tenía confianza, dado que al estar casados mantendría la confidencialidad. Por allí siempre había rumores y cotilleos, en esta ocasión para completar mi felicidad me enteré de un gran escándalo que sucedió en la central. A mi supervisor lo agarraron con las manos en la masa, o mejor dicho con un nabo dentro de su culo. Lo sorprendieron con un empleado de la limpieza que estaba sembrando el ano de mi supervisor con un buen nabo, según me dijeron solicitó su retiro y desde esa fecha no se le ha visto ni el pelo ¡Esa noticia me hizo muy feliz! Mientras me encontraba en la feria gané una rifa, realmente me hizo mucha ilusión, fue el primer y único premio ganado en mi vida.
Era un bello poni de raza “APALUSO”, macho de apenas tres años y medio, de los 20 a 25 años que suelen vivir, por tanto era un adolescente justo en la edad en el inicio de poder criar, así ya se podía usar como semental me comentaron y recomendaron. En honor a mi antiguo supervisor lo llamé Carlos Juan, pero desde que me lo dieron le digo C. J. Me lo llevé a mi finca y lo alimenté con heno de primera que me vendían en el corral de la cría de cabras, luego me enteré que era de la raza Nubia que es como decir una pura sangre. El poni como les dije, lo criaba haciéndolo mi mascota, como al su edad tenía una altura de 1’2 metros de alzada, poco mayor que el macho cabrío que desfloró a la pobre cabrita… lo comencé a llamar en la intimidad “Mi Cabrón.” Durante el los primeros meses de su vida en la granja lo traté casi como a un perro faldero, me acompañaba a todos los lugares de la finca, y lo contento que se puso la primera vez y todas las demás que lo llevé a la finca de las cabras donde tenían un par de ponis, burros y algunas yeguas. Al ser dos hembras los ponis de esa finca se alegraron de que el mío fuera macho, y así poder usarlo como semental. Lo único malo de todo eso era que yo me quedaba sola como si me faltase algo en esos días de monta, ya que durante el proceso, C.J. debía estar en convivencia con las hembras, como parte del negocio de la comida gratis que yo tenía con los dueños de esa finca. Como ya les dije crie a C. J. como si fuese un perrito faldero lo bañaba y secaba por lo menos una vez a la semana, lo cepillaba, y lo cuidaba mucho siempre estuve pendiente a matarle los parásitos y todas las cosas que uno debe hacerle a sus animales con regularidad, falsa modestia mi animales domésticos lucían en salud y limpieza impoluta.
Pero hará cosa de un mes y medio más o menos C. J. comenzó a apestar a lo que era…, las hormonas iniciaron su efecto en el cuerpo de mi pequeño caballito, se había convertido en un macho semental por lo que ese fin de semana tras regresar de la finca de la cría de cabras para cubrir a las hembras ponis, decidí darle un buen baño. Detrás de la casa tengo un área adecuada para ello, un lugar limpio e higiénico con una manguera y piso de cerámica, una especie de tina donde lo metía para no encharcar la entrada trasera de mi casa. Al vivir relativamente retirada de otras personas me puedo dar el lujo de andar medio desnuda en mi patio trasero, ya que no se ve desde la carretera, una vez que tenía todo listo y para no mojar la ropa me la quité quedando únicamente en bragas sin sostén, luego agarré a C. J. y lo comencé a mojar con la manguera, luego me dediqué a pasarle el jabón por todo su cuerpo, primero por su lomo, luego el cuello, las patas delanteras, el pecho y la barriga, cuando comenzaba a enjabonar sus patas traseras vi con asombro como se le iba poniendo dura su verga a mi semental.
Al principio traté de no darle importancia pero ya conocen el dicho "la curiosidad mató al gato" de momento se lo rozaba con mis manos tan solo para ver cómo se ponía, se lo pajeaba solo por ver lo largo que tiene el cipote, y si era acorde a los gordos cojones que posee. Me asustaba de pensar en el destrozo en un coño como el mío y la cantidad de leche que podría insertarme en mi útero…, no me extrañaba nada que fuese un semental tan apreciado por los criadores de cabras de la finca de Don Anselmo. Bueno el caso es que yo misma me metía miedo pensando que pasaría sí yo me dejase montar por C. J., si me arremetiera con tan basta tranca y finalmente me depositara los 100 cm3 de esperma que producen sus flamantes huevos por cada eyaculada, la mitad de lo que me bebo en leche en cada desayuno. Realmente lo que comenzó como una necesidad higiénica, casi un TOC, pasó a ser también un juego de mi parte, tomó otro giro, ya que en un momento en que le di la espalda y me incliné para recoger el cepillo que se encontraba lleno de jabón sentí la lengua de “Mi cabrón” pasando por encima de mis bragas y sobre mi vulva, justo en ese instante sentí como sí una especie de corriente me recorriera todo mi cuerpo…, del tiro me quedé paralizada ya que de por sí yo me encontraba algo excitada con el juego, pero no esperaba que me pasase eso, luego casi de inmediato volvió a pasar su larga lengua por mis entrepiernas suave y lentamente, al voltear mi rostro para verlo me pareció ver una chispa de lascivia en sus ojos. Esa mirada misma la aprecié cuando lo llevaban a aparearse con sus compañeras en la finca. Yo lentamente sin quitarle la mirada de encima me fui incorporando, y una vez que estuve de pie ante él, acercó su boca a mis muslos y con la misma suavidad de antes me volvió a lamer por encima de las bragas, sentí como su aliento caliente daba contra mi piel… en ese momento algo me hizo dejar de pensar en lo que podía pasar y comencé a sentir una voz dentro de mí que me decía hazlo ahora no tienes nada que perder y nadie lo va a saber, la voz era la misma voz mía. Como una autómata me quité las bragas tirándolas suelo, me acerqué a su verga y la comencé a pajear, en nada la tenía con una extensión de más de 50 cm, de cuyos primeros 30 cm estaban libres de prepucio, a lo que hay que añadir un grosor de unos 6 centímetros. Mirado apropiadamente podría ser la polla un hombre bien dotado…
Con jabón le aseé el largo y duro tronco, en especial el glande que parecía una trompa con su salida uretral semejante a un chupón. Lo curioso era que si bien el tramo pegado a su cuerpo era de piel oscura rojiza, de la mitad en adelante era de piel blanca como el nácar y de un grosor aceptable para mi coño, si no apreciabas de quién era ese pollón, podrías pensar que era de uno de mis mejores amantes… Me recosté sobre la mesa de jardín, es una mesa con patas de acero fundido con una plataforma de madera gruesa, capaz de sostener a una bestia de 125 kg de peso como es mi pequeño caballito encima de mí, además de mis 60 kg… Abrí mis piernas, y como si lo hubiese amaestrado, se dirigió directo a mi vulva, su lengua comenzó a lamerme con suavidad, a cada lengüetazo que me daba “Mi cabrón” en mi coño, todo mi cuerpo respondía quebrándose sobre la firme mesa de exterior. Ya me encontraba que no me aguantaba las ganas de ser empalada, pero aun tenía algo de temor… y diría que mucho, sin embargo mayor era mi calentura con la necesidad perentoria de ser follada. Por mi mente pasaban decena de pensamientos… “Es un animal y arremetería contra mi cuerpo con todas las ganas de aparearse con una igual, y todo hay que decirlo, mi coño no es el de una yegua…” Como pude alargué mi mano hasta su pollón y lo palpé con mis dedos se sentía sumamente caliente y vigoroso, suave y muy agradable, pero a pesar de considerar que su tamaño era grande, mejor dicho enorme, me fui poniendo en posición despatarrada lo máximo que pude ofreciéndole todo el chocho abierto para que tuviese el acceso total a mi interior, dejándole mi coño a su total disposición.
El riesgo de que me clavase hasta el estómago era previsible, pues mi cuerpo se hallaba en la cota supina de la horizontalidad de su vergazo. De esta manera me así fuertemente para poder liberarme fácilmente huyendo de sus acometidas si no eran de mi agrado. No tuve que esperar mucho tiempo, primero me lamió un par de veces más, mi vulva se encontraba toda húmeda por dentro y por fuera chorreado de mis jugos y de su saliva indistintamente ¡Me hallaba subyugada a tan hermoso semental! En unos segundos lo tenía encaramado sobre mí al tiempo que su larga verga parecía estar adormilada formando una gran curva con el glande mirando al suelo…, y de pronto se irguió espontáneamente de igual forma que un caballero toma su lanza en ristre, poniéndosela erecta en el momento que inicia su cabalgada hacia el oponente en un lance medieval. Me apuntilló dos y tres veces hasta que acertó en mi entrada vaginal, ¡¡Zás!! Me penetró de una sola vez engulléndome más de 15 cm de una atacada abriéndome el coño a modo de martillo pilón. Grité al instante de verme abierta tan brutalmente sin haber dilatado lo suficiente, pero la lubricación y la suavidad de aquel falo facilitó la inserción… aún le quedaban unos cuantos más… Emití un nuevo grito al sentirme partida en dos por el coño, mi Semental se situaba con sus patas traseras a medida de realizar su incursión.
C.J. comenzaba abrirse camino dentro de mi conejo hambriento de carne dura de polla, tras más de un mes sin probar ninguna. Fui sintiendo como me iba penetrando, como iba llegando a lugares inhóspitos donde ninguna verga había llegado, me estaba desvirgando el propio conducto uterino llegando con su capullo al vientre, al cuello de la misma matriz. Yo a esa altura había alcanzado un orgasmo por lo excitada que me encontraba de inicio…, sentir su caliente rabo dentro de mí machacando mis entrañas, el equino elevaba mi ego de febril hembra a lo máximo conocido. Sin embargo durante los cinco minutos que duró el acople con “Mi cabrón,” llegué a creer que me moriría de la dicha. C. J. se comenzó a mover instintivamente de forma magistral apoyado con sus patas traseras en el suelo y las delanteras a cada lado de mi cuerpo sin apoyar su cuerpo en el mío excepto cuando sus empujones enterraban el estoque en mi chumino empotrándome bestialmente por parte de mi potrillo, nunca mejor dicho. Mientras yo me hallaba bajo su aterciopelado cuerpo con mi cara en su pecho y cerca de su hocico, notaba su respiración agitada del esfuerzo y la excitación propia de la cópula. Me uní a él extasiada por el fuerte olor a macho que desprendía su sudado cuerpo, y comencé a menear mis caderas para disfrutarlo al máximo metiéndome no menos que 25 cm de los más de 30 libres de prepucio de su badajo…, no hizo falta huir de sus acometidas, más y más aún las buscaba sumergiéndolo aún más si cabe el mazo que se gastaba mi joven y ágil cabrón. La experiencia que había adquirido con sus hembras en la finca, me sirvieron a mí para darme un placer infinito. ¡Jamás había disfrutado tanto el tener una verga dentro de mi coño! Nunca tuve una tan hermosa ajándome el chocho, pero algo se me pasó al dejarme llevar por mi calentura, y fue no pensar en el chorro de semen que me tenía preparado en sus pelotas, y que sin rémoras pensaba soltar el muy Cabrón dentro de mí. No obstante solo era esperma… un condimento de proteína, vitaminas, agua y elementos espermáticos que jamás me preñarían y poco mal me producirían en mi cuerpo, en mi vagina. Lo peor ya había pasado en la extrema dilatación en su clavada inicial.
De improviso, sin dar signos de la llegada, C.J. comenzó a eyacular un tsunami de leche espesa y blanquecina, ¡¡ La corrida equina es una reacción tan diferente a cuando se va a correr un hombre dentro de ti…!! Fue tal la cantidad de esperma caballar, que me inundó con los dos primeros chorretones toda la cavidad uterina…, con su pollón anclado en las profundidades de mi coño y el ingente volumen de lefa expelida por sus ciclópeos testículos no cupo más. Noté una gran presión con los aldabonazos de lefa, que me debieron anegar hasta las trompas de Falopio y todo el cuello del útero. La parte de engrudo sin acogimiento en mis entrañas comenzó a chorrear por los muslos, me asomé pudiendo ver una leche espesa y blancuzca, semejante a la leche entera y cremosa recién ordeñada, y así era, con la diferencia que era leche de macho, lefa rica en proteínas y minerales producida en las gónadas de un Semental, además de poseer potentes espermatozoides locos por preñar a su yegüita. Me puso perdida de semen y aun quedó bastante dentro de la cavidad vaginal…, estuvo no más de 15 segundos eyaculando su preciado néctar blanco dentro de mí, sin sacar el badajo relinchando de gusto cerca de mi oído donde se hallaba su hocico… ¡Se le veía feliz montando a su nueva hembra! Sobre todo porque mi coñito era sin lugar a dudas más apretado que el de sus yegüitas de la finca, consecuentemente el placer de follarme debía de ser para él más sabroso.
Cuando “Mi cabrón” se me bajó con todo el cuidado, quedé como en un sueño de goce con la vagina dilatada tan abierta como un bebedero de patos y con un gran reguero de semen cálido. Quedó frente a mí expectante, hasta que sentí su cuerpo frente a mi cara, me observaba detenidamente como esperando que yo hiciera algo… miré su badajo corriendo y sentí el impulso de chupársela, le trabajarle ese pollón con mi boca. Posicionada en cuclillas a su lado dejé mi coño divido en dos con toda la bocana expandida, el resultado fue la salida de más semen mientras me hacía con el garrote erguido de mi C.J. Al posar mis labios sobre su glande, su verga se comenzó alargar nuevamente como si antes no hubiese pasado nada, otra vez tenía a “Mi Cabrón” totalmente bruto en cuestión de dos minutos después haberse corrido a gusto dentro de mí. Me pegué como una yegüita y no dejé de chupársela, de mamarme su glande y pajearle el resto de cipote, sin dejar de lado un buen masaje a sus huevos…, los palmeaba y sobaba con mis dedos contundentemente con cierta presión, sintiendo la agradable textura de una maravilla de la naturaleza como son la creadillas rutilantes de estos animales. Así estuve más de diez minutos disfrutando del sabor de su polla, de su leche entre dulzona con ligero sabor a licor de manzana un tanto agrio… Su sabor agridulce de rica verga equina y de su esperma me embelesó. Allí se hallaba “Mi Cabrón” tranquilo recibiendo su mamada…, de nuevo sin advertencia excepto un breve hinchazón del capullo, sentí su semen correr por mi boca en varios chorros a presión de manera concatenada.
Sorprendida por la potencia que no esperaba, rebosó mi boca con creces y sin sentir nada de asco me tragué buena parte de lo eyaculado…, la otra fue a parar a mis tetas, abdomen y el suelo, de hecho el piso del patio estaba salpicado de lechazos blanquecinos de toda la lefa rebosante de mi C.J. Después de eso mi cabrón se retiró al pesebre donde acostumbraba dormir, yo estaba por entrar en mi casa cuando me di cuenta que mi perro se encontraba tratando de entrar al patio, así desnuda como me encontraba fui y le abrí la puerta. Moviendo su cola saltó sobre mí como era su costumbre, pero de momento comenzó a olfatearme y dirigió su hocico a mi coño directamente, el cual debería oler mogollón a macho para un olfato canino. Pensaba retirarlo de mi lado, pero sería que estaba como borracha de placer, atolondrada de la dopamina del polvazo y deseando continuar, ahí mismo lo agarré y lo introduje en la salita, me tiré en el sofá abierta de piernas, y mi perro comenzó a lamerme los muslos primero tragándose el semen del Cabrón, y luego se centró en mi coño pasándome su lengua áspera dándome un regusto deleitante una y otra vez dentro de mi vulva, y sobre mí inflamado clítoris. Los pensamientos de temor que tuve en algún momento a realizar el sexo con mi perro desaparecieron en ese momento, por otro lado sé que están bien cuidados con todas sus vacunas y no se mezclan con otros fuera de casa. Dentro de mi cabeza hueca solo escuchaba mi voz diciéndome… ¡¡Atrévete!! Es una verga más parecida a la de un hombre…, y así lo hice pero en esta ocasión no me puse a cuatro patas con era lo lógico si iba a ser su perra, aproveché la altura del tresillo de perfil bajo, perfecto para quedar mi coño a la cota de su verga. Fue sentarme en él y abriéndome completamente despatarrada le permití a Duque que se fuese trepando sobre mí. Desde mi punto de vista vi como su falo tan distinto anatómicamente al de “Mi cabrón”, se iba introduciendo dentro de mí coño… me acuerdo como si fuera ahora mismo, ¡Cómo lo disfrute! Duque es de pelo corto y posee una piel muy suave, así que lo abrace mientras me la metía y sacaba de mi coño a un ritmo frenético, tan distinto a un hombre, tan impetuoso, tan egoísta como generoso en dármelo todo sin contemplaciones.
El pobre debió notar lo dilatada de mi vagina, no obstante unos instantes después de insertármela aún pude sentir como crecía su verga dentro de mí. Al encontrarme sola, tan lejos de mi vecino me asusté algo al principio…en nada se me olvido todo percibiendo los enviones sin paliativos que me daba Duque, unas trancadas que eran para mí de lo más deliciosas. Lo agarraba por la cintura, deslizaba mi mano hasta su trasero y le asía de los huevos tan gordos como una pelota de tenis, moviéndose como locas deseosas de vaciar todo su contenido espermático en el interior de su dueña. No sé cuánto tiempo pasó, pero no sería más de diez minutos follándome a toda máquina, el animal babeaba sobre mis pechos, yo buscaba su hocico para besarlo y morrearme con mi nuevo e impetuoso amante. En eso noté que se paró abotonándome con su bulbo. Me hubiera sido fácil sacar su polla de mi satisfecho chumino, pero queriendo ser una buena perra para él, esperé paciente a que eyaculara todo su semen en mi coño. Las inseminaciones caninas son diferentes a las equinas, si estos sueltan toda la carga en tres o cuatro chorros de leche como lo haría un humano, los perros expelen pequeños chorritos de esperma cada pocos segundos durante un largo rato, algunos pueden durar un cuarto de hora enganchados a su perra. Mi perro no duró tanto por suerte para mí y una vez inseminada su hembra, o sea yo, logró soltarme dejando que su bulbo se deshinchase lo suficiente para no dañarme el coñito. Así como me encontraba me dirigí al aseo y me di un buen baño largo, luego me apliqué por dentro de la vagina un poco crema para uso exclusivamente ginecológico, que se suele usar en caso de infección y me acosté.
Desde ese día lo he hecho tanto con “Mi cabrón” como con mi perro, que también me han dado por el culo unas cuantas veces, y cada vez soy más atrevida…, antes lo hacía tan solo en el patio trasero de mi casa, o dentro de la casa, ahora hay veces que he ordeñado a mi C.J. debajo del castaño que tengo enfrente de la puerta principal o en la entrada a los gallineros. Con Mi cabrón aun no me he atrevido a darle mi culo, pero Duque ya ha pasado por mi coño infinidad de veces, mi culo e incluso las más ricas mamadas en los días de invierno en donde no me apetece desvestirme. Pese a mis dos amantes, no quita en mis visitas a la capital tenga algún afer de follar con algún follamigo. Salgo con ellos de marcha hasta las tantas, sabiendo que tarde o temprano uno cae entre mis piernas… Me han comentado que me estoy poniendo muy demandante en la cama, y que voy a tener que buscarme un burro para que me sacie. Madre mía que ignorantes, si supieran que estoy súper follada por mis inseparables mascotas, Duque y mi querido “Cabrón” C.J. de vergas descomunales.
Un día les extraje a mis dos amantes su lefa, y la deposité en un medidor de laboratorio, para cuantificar el volumen de esperma que se tragaba mi coño cada semana…, quedé alucinada comprobando el más de medio litro espermático que se tragaba mi conejo si no iba a mi estómago… Debido a la disposición de de semen, comencé a investigar sobre las propiedades de la lefa en general y la utilidad para mi salud… Descubrí que se trata un líquido que producen las glándulas genitales del macho, que contiene todos los elementos necesarios para la reproducción. El líquido seminal, es uno de los componentes del semen, protege a los espermatozoides que van suspendidos en él, para que su tránsito hasta el aparato reproductor de la hembra no presente riesgos de una disminución en su potencia fecundadora. Los espermatozoides son producidos por los testículos a partir de una célula indeterminada llamada espermogonias, que se dividen y crecen, transformándose primero en espermatozoides primarios y luego en espermatocitos secundarios, los que finalmente dan a lugar a los espermatozoides propiamente dicho. Estos, a su vez, transportados por el líquido seminal, eventualmente llegan a ponerse en contacto con el óvulo para iniciar el proceso de reproducción…, por suerte esta fecundación no es posible entre diferentes especies de mamíferos, pero sí entre distintas razas de estos. Este líquido es producido por tres glándulas diferentes. Poco antes de que los conductos deferentes se unan en la uretra, desembocan en ellos unas glándulas llamadas vesículas seminales, a través de sus respectivos conductos. Más adelante se encuentran las glándulas prostáticas que se sitúan alrededor de la uretra, a la altura de la unión de esta con la vejiga. La próstata segrega una parte del líquido que finalmente formará parte del semen y se vuelve hacia la uretra a través de dos conjuntos de conductos cortos y delgados. Finalmente, en otro tramo de la uretra, en la base del tejido esponjoso del pene, hay un tercer par de pequeñas glándulas, llamadas glándulas de Cowper que proporcionan el último componente del líquido seminal. Este fluido seminal contiene elementos protectores para los espermatozoides, que los aíslan de los ácidos que normalmente se encuentran en la uretra y en aparato reproductor de la hembra…, también contiene glucosa y fructosa, así como otras sustancias que lubrican los pasajes a través de los cuales aquella se deslizan.
Su composición es de diversas sustancias de origen orgánico lo son, como por ejemplo el semen o la placenta, en razón de su contenido proteínico y otros factores. Sin embargo, el semen no ha sido motivo todavía de una utilización industrializada de sus propiedades. Entre los componentes del semen están la glucosa y algunas proteínas…, sin embargo, la ingestión de semen difícilmente pueda producir aumento de peso. Para hacerlo habría que ingerir cantidades muy grandes cotidianamente. De otro modo, las cantidades ingeridas son ínfimas como para advertirse en el metabolismo de una persona. El líquido seminal que transporta los espermatozoides en su viaje hacia los órganos reproductores de la hembra para su contacto con los óvulos se compone básicamente de nitrógeno, ácido úrico, fructosa (el azúcar de las frutas, que le da un sabor y un olor característico)… Esta composición del semen puede variar en cada animal. Por otro lado es imposible dar una tipificaron del gusto del semen, ya que ello depende en gran medida de la dieta y otros factores de índole personal del emisor. A grandes rasgos puede decirse que el semen se presenta como un líquido ligeramente viscoso, de temperatura un par de grados mayor que la temperatura del cuerpo, agridulce, con perfume que en muchos casos recuerdan vagamente a la menta y en otros a distintas savias de plantas frutales menos definidas. Esto se debe a que uno de los componentes del semen es la fructosa, un azúcar que se encuentra en la fruta, y a la presencia en mayor o menor proporción del ácido ascórbico, siempre presente en los cítricos y otras frutas frescas.
Al ser una sustancia inocua para la salud me sublima tener juegos eróticos en los que puede usarse el semen y son todos aquellos que la imaginación de los participantes dicte. Se puede usar el semen como lubricante para masajes eróticos. También se presta a juegos como practicar una felatio hasta producir una eyaculación, y de inmediato ofrecérselo al compañero en un beso cargado de semen, pero en mi caso me lo trago, porque con ellos no me morreo, excepto con Duque, con él me beso sin lengua claro y de ninguna manera puede hablarse de perversión. Son muchas las parejas que completan su satisfacción con juegos eróticos que incluyen la manipulación del semen y aseguran que les resulta sumamente placentero. Suele ocurrir que el orgasmo de mis machos se produce antes que el mío. En todos los casos la descarga seminal la realiza mi semental sobre los pechos, la cara, dentro de mi boca o coño o el abdomen, sirviendo de esta manera como lubricante para un posterior masaje erótico que contribuye sin duda a que llegue satisfactoriamente a mi orgasmo.
También he descubierto que no es malo tragar semen… Hasta el momento no hay indicación científica alguna que señale la peligrosidad de la ingestión del semen equino o canino. Ninguno de sus componentes ofrece peligro alguno para la salud humana. Tampoco se han encontrado razones como para recomendar su consumo cotidiano. Las ventajas o desventajas de la ingestión de semen son en definitiva valoraciones de orden afectivo, psicológico y erótico propiamente dicho. La cantidad promedio de semen que se emite en cada eyaculación esta en el orden de los 20 a 40 centilitros de mi perro y de hasta 110 de C.J. Este promedio está sujeto a variaciones que dependen de factores talen como una prolongada continencia que con toda seguridad hacen que el volumen de lo eyaculado sea mayor. A la inversa, si se trata de una segunda eyaculación, producirá poco tiempo después de una primera emisión, puede verse sensiblemente reducida. La cantidad de líquido eyaculado también sufre variaciones que dependen de la edad y estado de salud. Lo mejor es que Nunca deja de producir leche un semental sano, el semen no desaparece nunca. Puede disminuir la cantidad promedio, pero nunca llegar a la desaparición. El cuerpo continúa produciendo todos los elementos que componen el fluido eyaculatorio a lo largo de toda la vida. Lo que sí puede reducirse hasta desaparecer es la posibilidad de que el semen sea capaz de fecundar, es decir, que no haya espermatozoides fértiles. Otra curiosidad que me llenaba la cabeza de preguntas era si los excesos masturbatorios pueden tener como consecuencia la disminución de la producción de semen. Y lo que encontré es que si hay alguna relación entre la masturbación y la producción de semen, es más bien la contraria a la enunciada en la pregunta, que no hace más que reflejar uno de los tantos antiguos e insostenibles mitos acerca de la sexualidad. Un organismo sano produce semen todo el tiempo, por lo que la descarga del mismo, sin importar su frecuencia, no hace más que dar lugar a la producción de nuevo semen. Esto me animó más que nada a ordeñar a mis bichos casi a diario para obtener mi ración de esperma, bien para hacerme un zumo con ello y empezar la mañana con energía, o como acompañante… mejor que una bebida energética, ya que estas contienen solo una centésima parte de la Taurina que yo me zampo cada día. O sea, ya sea directo de la fuente de servicio de mis amantes animales o diferida…, el más de medio litro espermático nutre mi estómago, coño y piel cada semana.
FIN
invitado-fantasito 16-03-2020 18:46:56
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Querida amiga, eres todo un experta en semen. Estamos seguros que serás muy feliz.