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Perra, puta y zorra en el extranjero (1)

Por motivos de trabajo me ausenté del país, dos meses viviendo en el extranjero, me pareció la situación ideal para experimentar y disfrutar de la vida, siguiendo el consejo de una amiga abrí un perfil (falso) en una página para encontrar parejas.

Una vez instalada en un pequeño aparta hotel revisé el perfil, estaba lleno de invitaciones, insinuaciones y propuestas de diversos hombres, jóvenes, adultos y maduros. Sentí miedo, pero me decidí a contestar algunos de los mensajes, elegí en primer lugar a un fotógrafo, nos citamos en una cafetería cercana a mi hospedaje, llegó un hombre joven, de unos 25 a 28 años, pedimos jugos y café y conversamos.

Solo quería tomarme unas fotos, acepté, fui al apart hotel, me puse un traje deportivo, tome varias camisillas de verano y regrese a su encuentro. Mi corazón latía, tenía miedo y ansiedad, no sabía cómo iba a terminar todo esto, caminamos unas cuadras y nos instalamos en un motel, acordamos que ninguno de los dos saldría solo, saldríamos los dos, así se lo manifestamos a la administración.

Comenzó a tomarme las fotos y a elogiar mi cuerpo, con cada minuto me pedía poses más sugestivas, más eróticas, aceptaba, lo complacía, el ambiente era tenso, se erotizaba con los minutos. Después saco de su morral una batica de lencería, eran más minifaldas de lencería, baratas pero insinuantes. En los primeros minutos me trato como una reina, sus palabras eran respetuosas, después me pido que posara en cuatro, me dijo que lo mirara como una perra, como la perra que era. Me empecé a excitar, mucho más cuando me dijo que parecía una puta arrecha y con ganas de verga. El bulto de su pene crecía.

“muéstrame tus tetas, perra”, “muéstrame el culo”, “ponte en cuatro, muéstrame el chocho y el culo”, sus propuestas eran acatadas, “abre tu calzón perra”, lo hice, se acercó tomo la foto, su mano se posó sobre mis glúteos, me estremecí, la bajo y acaricio mi sexo, estas mojada, me metió los dedos sin pedir permiso. Dejo la cámara de lado, y me chupó el culo, me sentí en la gloría, continúo dándome dedo, pronto tenía tres en mi concha y uno en el culo.

Estiré mi mano y le baje su ropa deportiva, una verga mediana emergió, erecta, mojada, busque mamársela, caímos a la alfombra, se la chupe mientras él seguía con sus dedos en el chocho. Dame fue lo único que me atuve a decirle, se incorporó se puso un condón y me clavo en cuatro.

Me la metió sin pedir piedad, su pene se abrió paso sin problemas estaba súper humedad y abierta por los dedos, sin contar la verga que me había comido en Cali antes de viajar. Me tomo de la cadera y me la empujó con fuerza, solo resoplaba y tiraba sus caderas hacia atrás para entrarme con más fuerza, duro unos tres minutos o menos, gimió y su pene se hincho llenándome de leche, se sentó, cerró los ojos, se quitó el condón y fue al baño. Aproveche, tome la cámara y borre las fotos, me vestí, le dije que tenía prisa, acepto, salimos, caminamos, el abordo un taxi y desapareció.

Regrese al apart hotel, mi corazón saltaba, me gusto a pesar de lo corto del coito, abrí el pc y de nuevos mensajes. Escogí uno al azar, le respondí, le dije que quería conocerlo, en dos minutos tenía la respuesta, nos citamos para compartir un helado, me dio las indicaciones para el encuentro. Me puse un vestido ceñido y salí, el corazón palpitaba. Recordé las palabras de mi amiga, flaca tienes que desinhibida, así estos estos tipos pierden la cabeza y se enloquecen.

Llegue cumplida, eran casi las seis de la tarde, hora del regreso a casa, de comidas rápidas, de una cerveza. Me estaba esperando, era un hombre alto, de contextura gruesa, camisa abierta, de pelo en pecho. Fragancia barata, vaqueros. Nos saludamos, estábamos nerviosos, me dijo hace calor, mejor una cerveza, acepte, encontramos un lugar discreto y él escogió una mesa apartada, en un rincón. Comenzamos a conversar, los datos básicos, mentí y él mintió, que importaban nuestras vidas. Llegaron las cervezas, no sabía cómo soltarme, darle una pista para que dejara tan guevonada y actuara.

Tome la botella, tomé un trago lento y con lujuria, eso detono el resto, “te gusta tomar del pico”, me encanta me hace falta, me beso muchas beses, me metió su lengua, le metí la mía, nos chupamos la lengua, me toco las tetas, le toque la polla. Parábamos un poco, tomábamos cerveza y él volvía a la carga, le respondía a sus caricias. Su mano se deslizó a mi entrepierna, abrí mis piernas, toco mi concha húmeda, súper mojada, se arrechó más, me metió los dedos y comenzó a preguntarme si me gustaba mamar, si me gustaba que me dieran por el culo, si era capaz de comerme dos tipos, qué tal puta era, etc., mientras sus dedos entraban y salían de mi concha.

Estaba sentada, pati abierta, tomando cerveza en una de las ciudades más peligrosas del mundo, un desconocido me metía tres dedos a la vagina, me preguntaba por mi sexualidad, mis respuestas lo enloquecían. Le toque el paquete por encima del pantalón, retiró su mano de mi concha y se desabrocho, libero una verga corta pero gruesa, mojada, y olorosa a sudor. Sus dedos regresaron a la chocha, lo empecé a masturbar.

Su celular sonó, lo sacó del bolsillo, “puta mi mujer”, “que hago”, no dude y me lance hacia su verga, empecé a mamársela con fuerza, salgamos me dijo, se paró, se abrocho, me paso un billete para la cuenta y salió apresurado. Pague, el mesero nos miró, me miro como diciéndome puta te vi. Estaba en la calle, discutía con ella, le decía que estaba manejando y por eso se orilló que ya la llamaba, camino un poco llegamos a un auto. Abrió la puerta, subí, quería seguir mamando, arranco y de nuevo la llamada tomo una vía lateral, se orilló y contesto, ella lo recriminaba, él se defendía, yo lo acaricié saqué su verga, lo masturbé, me fijé que no viniese nadie, y se la mame mientras él hablaba, no duro mucho, su chorro de leche llego a mi boca, lo recibí, no me la trague, me quede quiete y se le devolví sobre su pene flácido, me baje del auto y regrese al hotel.

Regrese al hotel, me bañe, cene, me sentía arrecha, dos experiencias, pero mi cuerpo necesitaba explotar en un orgasmo. Me conecte, tenía varios mensajes, uno de ellos me hablo de ciber sexo, conteste, me respondió y entre a un gmail ficticio, era un hombre flaco, barbado con una polla enorme; todo un experto, me llevo por el placer de la cam, me masturbe con él anal y vaginalmente, la corrida fue deliciosa, quede exhausta. Me dormí. Desperté en la madrugada, me quedaba un día de descanso antes de ir al trabajo, decidí aprovecharlo. Conteste un par de mensajes y seguí durmiendo, a eso de la noche me levante, desayune, me bañe, decidí ir al zócalo o centro histórico de la ciudad, antes de salir revise el mail, uno de los tipos me había respondido, me daba un celu, le conteste y le dije hacia donde iba, que lo llamaba una vez estuviese en la zona. Tome el metro y a conocer.

Recorrí el zócalo y a eso del medio día lo llamé, me respondió me dijo que estaba llegando que no viéramos acordamos en sitio, nos encontramos, saludo y conversaciones fatuas mientras caminábamos.  Me invito a tomar algo, pedí un jugo, le pregunté si vivía lejos por que tardó en llegar, dijo que no, había venido en su carro, tuvo un inconveniente, le pregunte tu esposa, sonrió, “si, ella salía de visita a una comadre, le pidió”, le dio pena expresarlo, dilo, solamente dijo que cogieran. Sonreí, lastima, le dije, con lo cachonda que estoy, cambio de inmediato, fue por su presa, me acaricio la rodilla, me beso y me invito a caminar de nuevo.

Me tomo del talle, le dije que me contara como fue lo de su esposa, leyó el mail y fue a bañarse para venir al zócalo y esperar la llamada. Fue a la habitación, ella estaba acostad, lo llamo, le cogió el palo se lo mamo, una vez estuvo duro, se sentó en él y chingaron hasta llenarla de leche. Fue una narración rápida, caminamos en silencio, pregunto “por qué estaba cachonda” por falta de sexo, me giro y me beso, le dije que, si quería cogerme, me invito a su carro y a un motel. De nuevo el miedo, pero la sensación era menor, me sentí más segura de manejar la situación.

Manejaba una camioneta, apenas pudo me beso y su mano fue a mi vagina, me toco, me metió los dedos, me mostro su polla, era grande, me fascinan los penes grandes, quería mamársela, pero no puede, entramos a un motel. Me acerque a la ventana, el dejo sus cosas en la mesa, me quiete los tenis, lo sentí detrás, me bajo la sudadera y me chupo el culo, sin miramiento alguno jugaba con mi ano, me daba lengua, lo olía le metió los dedos, lamio mi chocho. Se puso un condón y solo me dijo “ese culito es mío”, cerró los ojos, me relajé un poco, volví en mi con el escupitajo que me metió en el orto.

 Me inclino contra la ventana, la cabeza de su verga choca contra mi ano, presiona, me toma por las caderas, me relajo, hummm entra, dolor y placer combinados, gimo, entra, gimo, entra, sus palabras me enloquecen “como te cabroneas perra, se ve que te gusta la verga en el culo”, empuja, me la como toda. Me clava por el culo, a veces suave otras más duro, me mete sin descaro los dedos al chocho, en el oído me dice obscenidades, me corro analmente.

 Me toma hacia atrás y se sienta, me pone a cabalgar con la verga en mi ano, siento que me saca la mierda, con cada pollazo.  Huele a mierda la habitación a sexo, el olor y sus palabras me arrechan, lo cabalgo más rápido viene otro orgasmo me corro, el me llena de leche. Quede extenuada, va al baño lo sigo nos duchamos. Conversamos un rato, a la media hora se la mamo, se pone dura y otro condón, me penetra vaginalmente, no me deja cabalgarlo, estoy en la cama, el de pie con mis piernas en sus manos y su pene entrando y saliendo de mi vagina, se corrió en mis tetas después de varios orgasmos míos. Salimos del motel, cae la tarde, le pido que me deje en una estación del metro, quiere que se la mame, no puedo hacerlo hay carros y gente, me bajo del carro, y regreso al hotel, tengo varis llamadas perdidas, respondo me avisan a qué horas me recogen al otro día, decido descansar.

Continuará.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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