Javier se colocó encima de mí, su mirada era segura y sus ojos estaban llenos de excitación y deseo. Me besó de
nuevo enérgicamente y succionó mis pezones, me mordía (más que lamerme) entre las tetas y en el vientre a la vez
que yo lo agarraba con fuerza todavía más hacia mí pidiéndole que no me hiciera esperar más. Echó hacia atrás mis
brazos y los sujetó con los suyos haciéndome sentir amarrada, me excitaba mucho sentirme dominada por él . Comenzó
a penetrarme y me arqueé para adoptar la posición más cómoda posible y sentirla mejor. Me mareaba de placer,
disfrutaba al notar cómo iba poco a poco entrando en mí. Mis piernas abrazaban su cuerpo, cada vez con más fuerza
para que sus entradas y salidas fuesen más rápidas y profundas. Nuestros movimientos seguían un mismo ritmo, el
placer aumentaba y aumentaba, cada vez resbalaba mejor y durante el tiempo transcurrido entre cada salida y cada
nueva entrada dentro de mí la echaba en falta y la esperaba con ansias, a pesar de tratarse de cosa de un segundo.
Me la introducía con fuerza, casi con desesperación, como si pretendiera taladrarme.
Su cuerpo acalorado sudaba, casi tanto como el mío, las gotas de sudor se deslizaban por la totalidad de mi cuerpo , y
él me susurraba cuánto le excitaba y le encantaba verme tan empapada en sudor.
Aun seguía presionando mis brazos manteniéndolos inmóviles bajo los suyos, y en un momento de descuido aproveché
para soltarme , girarle, y colocarme yo encima suyo, pillándole así por sorpresa. Se la agarré con la mano, la dirigí
hacia mi sexo, y boté encima suyo como si estuviera poseida, no podía dejar de disfrutar de sus envestidas, necesitaba
seguir sintiéndola dentro de mí sin cesar, él, aun estando debajo, seguía ayudando tambien con sus movimientos, eché
la espalda hacia atrás y me agarró las tetas mientras yo seguía empujando y empujando haciendo entrar y salir su
verga en mi interior. Ya llevábamos una cantidad de tiempo increible sin descansar, me dolían todos los músculos de mi
cuerpo, y ya creía que iíbamos a terminar nuestra.. sesión cuando me cogió y giró dejándome en la cama hacia abajo.
Besó y mordió mi espalda , manoseaba mi culo, y me puso a cuatro patas. Siguió penetrándome, cada vez me sentía
más dominada por él, estaba excitada, mareada, fuera de control, su ritmo era más rápido del que yo podía llevar pero
no me importaba , yo había perdido el control, me dejaba hacer, el placer compensaba a mi cansancio físico. No sabía ni
cómo me estaba sosteniendo a cuatro patas, y una vez, me moví sin querer consiguiendo así que su verga rozara el
orificio de mi culo, ahhh me contraje del placer, y él lo advertió, acababa de darle así otra idea! parecía una máquina, se
dispuso a metémela por detrás, no parecía cansarse nunca,yo no tenía casi fuerzas a esa altura ya de la noche despues
de todo lo que habíamos hecho hasta el momento, me costaba esfuerzo incluso sostenerme, pero él continuó
penetrándome por el culo, notaba cómo me hacía temblar del gusto y parecía no importarle tener que llevar la carga de
su cuerpo y el mío. Estaba fuera de sí, me la metió hasta el fondo sin previa lubricación, pero entró, aunque fue
lentamente, y con dolor por mi parte, pero una vez más no me importaba, sentí placer de nuevo en medio del dolor, una
especie de masoquismo. Estaba completamente extasiada. Cuando terminó de metérmela me dio la vuelta con brío
dejándome boca arriba en la cama, apoyó mi tobillo derecho sobre su hombro y continuó dándome esta vez por delante
de nuevo, yo seguía dejándome hacer, aunque parece que me recuperaba un poco del cansancio y dejé de estar tan
pasiva. Explotó por última vez en mi interior, yo tambien me corrí por última vez, y nos quedamos ambos tumbados
medio muertos encima de la cama, estábamos sedientos y enormemente agotados, no creía lo que había hecho,
aguantar ese ritmo, sentir tanto placer en tantas repetidas y seguidas veces en una misma noche. Sé quedó dormido
antes que yo, si yo estaba para el arrastre, no puedo ni imaginarme cómo estaría él.....Hasta varios días despues llevé
las marcas de sus chupones encima del ombligo y entre mis pechos, sin contener al mirármelas una sonrisa de gusto al
recordar esa noche.