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Categoría: Gays

Penetrado por primera vez

Hola me llamo Jorge y os voy a contar mi primera experiencia gay. Con 35 años y tras varios años de tener novia discutí con ella y al final rompimos la relación que duraba cerca de diez años.



Vivo en un pueblo del Levante español y con mi novia apenas tenía sexo pues era una chica muy puritana que decía quería llegar virgen al altar por lo que solamente había algún roce y alguna pajilla de vez en cuando. Jamás permitió que le hiciese el amor y yo soy bastante caliente por lo que siempre estábamos discutiendo por ello.



Bueno tras romper con ella yo de vez en cuando tenía sexo con una amiga pero tampoco era muy satisfactorio. Empezaron a llamarme la atención los hombres y las pollas y una de mis fantasías era que se sentiría al ser penetrado por uno de tu mismo sexo.



Hice una tarde un viaje a la capital de mi provincia y al llegar a la estación de tren encontré a un chaval de unos 25 años, no muy alto pero si guapo y moreno, tenía aspecto de ser de un país centroamericano y que me llamó la atención porque era muy sensual en su mirada y en sus ojos. Me dijo que se llamaba Félix y que vivía muy cerca de allí.



Llegamos a su inmueble, era un piso bastante coqueto, no muy grande y me invitó a un refresco. Pasamos al comedor y vimos un video porno para ambientarnos, mientras se pasaba la mano por su pantalón vaquero donde se notaba un claro bulto de su verga.



Yo le dije que era virgen porque no me habían penetrado y que tampoco había chupado ningún cipote. El me desnudó y tras quitarme el slip me cogió la polla y empezó a chuparla con gran maestría, se notaba que no era la primera vez que lo hacía. Me llamó la atención que era muy moreno y apenas tenía vello, solo junto a su pene y además tenía un cuerpo atlético sin grasa alguna y una verga bien grande y hermosa que apenas me cabía en mi boca.



Estuvo un rato chupando y después se la chupé a él. Después me penetró, con su enorme cipote, y la verdad es que la primera embestida fue dolorosa pero posteriormente el placer que sentí no se puede describir. Gocé mucho siendo su perrita porque estaba a cuatro patas, en el borde de la cama, y el detrás dándome de forma pausada y yo gozando y pajeándome.



Se vino dentro de mí soltando gran cantidad de lefa y yo enseguida me vacié sobre sus pezones que estaban erectos con una gran corrida de leche que saboreó con su lengua. Yo no pude penetrarlo porque se me hacía tarde pues había quedado en ir a una revisión médica de la vista a un especialista que vivía cerca de su casa.



Nos besamos e intercambiamos el número de móvil y me dijo que cuando volviese al doctor pasase antes por su casa para follarlo, pues se quedó con las ganas de sentir mi polla que mide 14 centímetros dentro de su culo.



Yo por el contrario estuve un par de dias con molestias en el ano por la embestida ya que su polla era aparte de larga bastante ancha de grosor y tuvo que emplearse a fondo y con bastante lubricante, pero el placer que sentí ha valido más que lo que sentía cuando hacia el amor con alguna mujer.



A partir de ahora las mujeres apenas me atraen y solo tengo ojos para las pollas y los tíos y os aseguro que no será la primera ni la última polla en probar con mi boca y sentir el placer en mi culito.


Datos del Relato
  • Categoría: Gays
  • Media: 3
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