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Pelo Rojo

Pelo Rojo Como ya referí en mi anterior cuento, En la Laguna, les escribo, si les place, este segundo que remontan a mi juventud y recuerdos de quien tuvo y tiene como objetivo, narrar mi activa vida sexual que aún y a mis años sigue pareciéndome después de las mujeres, lo mas bello del mundo. Pues sin ellas no sería posible tanta felicidad y bienestar. Luego de aquel memorable encuentro con mi prima a quien desfloré en la ocasión, no faltaron otros de tanta, igual, o mayor intensidad que esa primera vez – para ella – hecho por el cual vivía para acostarse conmigo en todas las oportunidades, en que ambos considerábamos prudente. Mi amor era esplendoroso tenía a la mujer a quien amaba, además de pasar a ser mi única amante. A la altura de nuestra relación, ya no nos cuidábamos, ni siquiera el condón resultaba apropiado, digo esto porque en otro relataré sobre este tema, solo anhelábamos sentirnos uno dentro del otro, creo yo, y dado el tiempo transcurrido, lo nuestro pasó, estimo, a ser enfermizo. Fue en ese tiempo en que conocí a Elle, era hermana de mi amigo Simón, y como ya supondrán, judíos de religión, argentinos por nacimiento y a quien nombro así para preservar sus nombres. Si me soportan les describiré un poquito a Elle como di en llamarla, era una niña de 15 años, y fue en su cumpleaños donde todo comenzó. Era....... como decirlo... algo muy especial, piel muy blanca, ojos verde mar, y una melena roja, que caía en cascadas casi hasta su cintura, es mis amigos una braza de fuego, porque aún vive y a los 54 años sigue siendo espectacular; algunas pecas adornaban sus mejillas, y parte de su pecho. Mas bien rellenita, con unas tetas definidas y rotundas, piernas muy bien formadas, un poquito regordetas, pero preciosas, para mi gusto, y su estatura cercana al metro sesenta y cinco o sesenta y nueve, pues se alzaba algo de pié cuando nos besábamos. Fue en esa fiesta quien ella me enamoró, mejor dicho me calentó, a tal punto que perdí nuevamente la razón, y mi prima quedó en un segundo plano. Luego del vals que bailó con su hermano ya que padre no tenía, comenzó a bailar conmigo. En aquel entonces se bailaba el bolero, muy apretados y en una baldosa, circunstancia que permitía unir los cuerpos, mezclar los alientos y los olores. Esto hizo durante una buena hora, lo que me permitió arrimar sus pechos, tomar su fina cintura y tratar de sentir el nacimiento de sus caderas pese a la ancha pollera que llevaba puesta. Ella sintió mi erección entre sus piernas, algún beso en su oreja y saber que estaba dispuesto a todo cuando lo quisiera, y así descaradamente se lo hice saber. Solamente me miró, sonrió, y se fue a bailar con otros. Aquel acontecimiento me duró unos días de calentura que aplacaba tirandome a mi prima. Pensé que le había contado algo a Simón, al cual un día encontré en el bar y me dijo ¡!!!!! ehhhhhhhh!!!!! Te has perdido, no vienes por casa, mamá y Elki preguntan por vos, si estarías enfermo o que????? – a lo cual respondí....... no solo estoy ocupado, mi padre me necesita en cosas particulares... claro, mentira criolla para disimular, y mediante la cual me permitió volver a esa casa. Allí llegué una tarde, cuando tomaban un café y degustaban algo dulce muy especial, besé a todas las mujeres que se encontraban, incluida Elle, por supuesto, me detuve algo mas en su mejilla, a lo cual ella se volvió y casi nuestros labios se rozaron, los miré, bien delineados, pequeños, y a un segundo de besarlos me retiré, no obstante me hizo sentar a su lado. Me ofrece una taza de café y se alza levemente mostrando su culo enfundado en vaqueros apretados, esto me enloqueció me la imaginé desnuda, y realmente tenía formas de guitarra, era esplendoroso para calificarlo, sinceramente mi Elle era una maravillosa mujer. Desde ese día solo me tomé un objetivo, llevarla a la cama o donde fuera, pero tenerla. La ocasión se dio como se dan todas las cosas en esta vida. Su madre y Simón viajaron a Buenos Aires, quedando Elle a cargo de una tía solterona, que se babeaba por un viajante de comercio, y que, cuando llegaba no le daba importancia a nada, solo al nombrado. Así consideré esta situación y sabiendo de la presencia del fulano, me tracé un plan, llegar hasta Elle por la noche y ver que podía lograr. En el día señalado y desde la distancia pude ver como su tía se marchaba en el auto del “novio” esto y golpear la puerta fue de una, Elle me atendió envuelta en una bata de baño y no se sorprendió solo me hizo un gesto de que entrara, cerrar la puerta con llave, apagar la luz y abrazarme fue de segundos, yo la tome en mis brazos, acaricié su pelo recién secado, meter mis dedos entre ellos y apretar su cabeza contra mi boca y su boca que ansiosa y caliente me recibieron, comenzamos a chupetear nuestros labios y nuestras lenguas en un juego enloquecido y estremecedor, ella ronroneaba como una gata en celo, además de ciertos sonidos guturales que me volvían loco. Salimos disparados a su habitación, donde, y con solo un velador cuya luz era ciertamente opaca, continuamos con este juego. Ya ebrio por la pasión que despertaba en mi, el olor del jabón en su piel y cierta humedad en sus hombros y cuello en donde depositaba mis besos, me excitaban cada vez mas, a tal punto que mi miembro amenazaba con romper el pantalón. Desaté su bata y a la tenue luz pude ver de una su cuerpo; blanco, con una pequeña mata rojiza entre sus piernas, pero sus pechos eran algo increíblemente bellos, bastante desarrollados para su edad, con una aureola sobresaliente y encima de ellas los pezones erguidos, gordos, y duros como chupetes. Comencé tocando esas masas de carnes duras, y luego acariciándolos de frente juguetee con sus picos succionándolos como si fuera a extraerles leche, a todo esto ella solo gemía echando su cabeza para atrás. Elle a través del pantalón tocaba mi miembro, trataba de sacarlo fuera y este trabajo la distraía del goce que esperaba tener, yo me desnudé totalmente, y en un suspiro ella tiró la salida de baño quedando expuesta a mis caricias. Mi deseo era mirar y acariciar su culo, su cintura tan fina hacía que este pareciera más grande y apetecible, su firmeza y tersura ponían este encanto. Todo era en un silencio total, solo se oía el respirar agitado de los dos. Ella intentó acostarse, pero no se lo permití, quería seguir teniendo ese cuerpo de pie para gozar de sus encantos mediante mis caricias, le di la vuelta mientras besaba su nuca y colocando mi pene entre sus nalgas continué prendido de sus tetas, las acariciaba desde abajo hacia arriba, apretaba sus pezones, que parecían reventar y su cara, roja de pasión desprendía un calor que estremecía. Ella alzó una pierna sobre la cama todo lo cual hizo que mi ya desmesurado miembro se deslizara por los labios de su concha, estaba terriblemente mojada, toqué entonces su nido de amor, y sentí como que se estaba orinando, y era un poco así, y otro poco de su flujo, tal era la calentura que tenía. Ella seguía prendida con su manito de mi grueso mortero y lo masturbaba con movimientos muy lentos, corriendo el cuero de la cabeza y pasándole la palma de la mano la cual se llevaba a la boca y lamía. Yo imitando su accionar metía dos dedos en su canal vaginal y sorbía de sus jugos que, realmente tenían gusto a almendras, al menos así me parecían. Al menos diez minutos tuvimos esos juegos, en donde solo gemidos apagados y algún ¡!!!! ayyyyyyyyy¡¡¡¡¡¡¡, se escapaban de nuestros labios, fue entonces cuando se tendió en la cama boca arriba y abrió sus piernas, ¡¡¡ mi Dios que muslos!!!, blancos como leche, firmes y perfectamente torneados, su concha semi abierta, me enloquecieron y me lancé en procura de su clítoris, lamí sus labios externos, luego dediqué cierto tiempo a su pequeño muñequito que de tan duro parecía un pene, y allí tuvo su primer orgasmo, me apretó con fuerzas la cabeza con su piernas casi hasta asfixiarme, en ese momento exhaló su primer quejido..hayyyy que hermoso, que bello me lo hiciste, ahora móntame, mándame ese hierro caliente, hasta el fondo y derrama tu leche bien dentro... fue casi un grito, yo no recordaba que no tenía preservativo, me coloqué en posición entre sus piernas, acomodé unas almohadas bajo sus caderas, puse mis brazos bajo sus piernas y ella se alzó, al primer empujón le entró la mitad, ella abrió desmesuradamente su boca, hizo un gesto de dolor y un bramido de gusto llenó la habitación, quedé como esperando, pero ella se alzó mas y todo el cuerpo de mi verga morada se hundió en esas carnes rosadas y apetecibles. Comencé a realizar el bombeo y mas de tres o cuatro no pasaron que se desató en un nuevo orgasmo esta vez eran gritos y exclamaciones, mi amorrrrrrr... mi vida... que pija terrible.... que delicia.... no me dejes nunca mi vida... haceme un hijo.... haceme un hijo por favorrrrrr... y comenzó ella a mover sus caderas de arriba abajo acompañando mis movimientos disfrutando en toda su extensión y holgura mi verga que estaba estallando. A mi comenzaron a temblarme los brazos por el esfuerzo y mis piernas parecian ya no sostenerme, cuando sentí que una catarata de semen se derramaba dentro de ella, ..!!!!!! ayyyyyyyyyy gritó¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ estoy sintiendo tu leche.......en mi útero........empuja mas, mas, mas ....... mis ronquidos eran de equino montando a una yegua y al concluir juntos en un nuevo orgasmo, quedamos casi desmayados, tal la intensidad del coito. Quedamos abrazados y unidos formando una sola masa, pero ella se tomó de mi instrumento se bajó muy lentamente, y comenzó a lamerlo, luego abriendo su pequeña y rosada boquita se lo introdujo casi hasta la mitad, luego lo sacaba succionaba la cabeza y lo volvía a introducir. Estas acciones hicieron que mi pedazo de entrepiernas colgante y casi flácido, se irguiera nuevamente y entonces yo me di la vuelta la hice sentar sobre mi boca y en un perfecto sesenta y nueve comencé a lamer su almejita, mojada de sus flujos y de mi semen. Esto provocó que en minutos nos corriéramos de nuevo esta vez ella probó el gusto del producto masculino tragándose toda mi acabada. Así quedamos unos instantes, ya que la vista de su trasero, tan redondo, tan firme, y de su agujerito me llevaron a recomenzar metiendo mi lengua en su prieto culito. Este beso negro la hizo gritar, siiiiiiii, por Dios, siiiiiii, continúa es maravilloso......, fue entonces cuando intenté meter mi dedo en su ano. Quería dilatarlo para poder meter mi torno, pues de otra manera no habría forma, a riesgo de lastimarla. Ella comprendió mis deseos, alcanzó de sobre la mesa de luz un potecito con crema para la cara, y comenzó a frotarse su tajo anal, metió uno de sus dedos y luego me frotó el pene con la misma crema. Me dijo... nunca lo hice pero quiero que vos me tomes por atrás, al único que le daré mi culo es a vos!!!!!!!!!!!!! Enséñame estoy desesperada, quiero sentirte dentro mio, ayyyyy... me llenas..... me exitas... me matas alma de mi alma..... inténtalo. Ante este pedido, la acomodé convenientemente, y ya que estaba, boca abajo con su popa alzada comencé a bombearla por su concha abierta y enrojecida, la crema y sus flujos mojaron totalmente mi miembro y comencé la introducción, ella estaba tensa, temerosa del dolor, lo que hacía imposible que tan siquiera un centímetro fuera dentro de su recto...... aflójate, mi vida, no temas, no te haré daño.... a esta altura mi calentura no tenía límites, creí que en estos manipuleos me acabaría de nuevo, fue entonces cuando ella se aflojó, y mi ciruela gorda y morada la enculó, logré meter el hongo casi entero, ella respiraba agitada y murmuraba...me dueeeeeleee.......me dueeeleee, que placer, mi vida , que placer......, ella mordía la almohada y transpiraba, se toma con una mano del barral de la cama y trataba de empujar hacia atrás, cuando la tensión cedió, la mitad de mi tripa estaba dentro de su cuerpo. Le dije movete...movete vos a gusto ... al borde del orgasmo, y con sus suaves movimientos ajustando el tamaño de su culito dilatado a medias, ya que su sello me apretaba y me hacía gozar enormemente, a mis requerimientos y quedándome quieto, Elle comenzó entonces a moverse y a tratar que todo le entrara..... ayyyyyyyyyyy.......me duele... pero que gozo.....jamás imaginé esto.....ayyyyy me estoy yendo .... a esta altura yo me había apoderado de su clítoris colocando mi mano por delante, jugaba con el, metía los dedos en su vagina, primero uno, luego dos, y hasta tres dedos le endilgué en su nido tremendamente mojado y dilatado, de pronto, ella se tensó y con un grito desesperado dándose vuelta y mirándome con su rostro enrojecido y demudado , me dijo:...está, llegué, acabé todo, y vos?.....a lo que respondí apoderándome de sus caderas y tratando salvajemente de introducirme mas, con un bombeo desesperado casi forzado, lo que provocó nuevos gritos de placer y dolor por ambas partes, me derramé en su interior, fue algo que no olvido, la mas maravillosa enculada que pude haber echo, y el mas bello culo que jamás me comí. Salimos de la posición yo saqué mi verga amoratada y chorreante, ella se estiró luego de estar tan arrollada y quedamos extasiados uno frente al otro, ella puso uno de sus maravillosos muslos sobre mi pierna y me besó tiernamente, y me dijo en un murmullo, casi con dolor; aunque los abismos nos separen ya que estoy designada para otro hombre, lo de esta noche no lo olvidaré de por vida, pero prometo que solo a vos, solo para vos, será mi culo, y podrás tenerlo cuando quieras, y a mi por supuesto. Nos besamos tiernamente, nos prodigamos otras caricias, y como el tiempo de retorno de su tía, que también andaría en lo mismo, era el de regresar, me vestí y me fui. No sin antes babear sus tetas en un esfuerzo por retener para siempre la textura y dureza de aquellas montañas de carne. Siempre nos vemos, nos encontramos, nos hacemos el amor como podemos, no con ese ardor porque los años no nos pasaron en vano, pero sigue siendo mi preciosa “llamarada de fuego”, pese a haberse casado con otro hombre, pero la amé y aún la amo desesperadamente. Y a quien deseo por ser la dulzura hecha mujer. Si la religión y los prejuicios no nos hubieran separado hoy, estaría conmigo.

Datos del Relato
  • Autor: alcides
  • Código: 16428
  • Fecha: 17-04-2006
  • Categoría: Varios
  • Media: 5.19
  • Votos: 158
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2437
  • Valoración:
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